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“La ignorancia de valores, es una pérdida de humanidad casi irreparable”

MONSEÑOR ANDRÉS STANOVNIK

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La Solemnidad de la Santísima Cruz de los Milagros nos remite inmediatamente a la cruz de Jesús. No existe cruz santa ni milagrosa si la separamos de él. La cruz que veneramos los católicos es aquella en la estuvo suspendido el Salvador del mundo. Esa cruz nos descubre el amor de Dios hasta el extremo (cf. Jn 13, 1). En este amor llevado hasta el fin, se nos revela el sentido profundo del milagro de la Cruz.


La Cruz de los Milagros, nos conduce también a los primeros tiempos de la evangelización de nuestra región, cuando todavía no éramos pueblo y no teníamos patria. El extraordinario acontecimiento que rodeó aquella cruz de madera de urunday, plantada en el paraje denominado Arazatay, hace más de cuatro siglos, se ilumina sólo si la contemplamos con Jesús clavado en ella, llevando hasta el extremo su amor por todos. Fuimos fundados sobre una cruz en la que fue clavado el Amor. Ésa es la llave que nos abre la puerta al verdadero significado de aquel acontecimiento originario, y evita que nos perdamos en aspectos anecdóticos y parciales. Sin embargo, la investigación histórica y la ciencia tienen la misión de estudiar cómo ocurrieron los hechos y darnos una versión científica y objetiva de aquellos sucesos. Nosotros queremos recordar agradecidos el portento de la cruz, que nos dio vida como pueblo y una patria donde crecer. De esa bendita memoria, nos viene la luz para ver con claridad las dificultades que amenazan hoy nuestra convivencia ciudadana y, al mismo tiempo, la fortaleza para asumir el compromiso que nos corresponde como discípulos y misioneros de ese Amor. La Cruz de los Milagros es, ante todo, el signo del amor de Dios que nos amó hasta el fin. Contemplarla, produce una profunda conmoción interior: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna” (cf. Jn 3, 16). La única respuesta que cabe ante la inmensidad de este amor, es amar a Dios como él nos ama: con todo el corazón, con toda el alma y sobre todas las cosas. En esto consiste precisamente el primer mandamiento. Preguntémonos si el deseo de vivir este mandamiento está en el centro de nuestra vida y si lo vivimos en coherencia con la fe que decimos profesar. Esa coherencia es fácil de examinar, basta con repasar los mandamientos. Por ejemplo: no robar, no mentir, no levantar falso testimonio. Si me quedo con dinero ajeno y no soy justo y equitativo con el salario, si miento y levanto falso testimonio, y así con los demás mandamientos, excluyo a Dios de mi vida y me aparto del camino del amor, de la verdad y del bien. Las consecuencias de esa incoherencia se ven en el deterioro de las relaciones con nuestros semejantes. Así, allí donde tendría que haber amor hay odio; donde debería habitar la verdad, se aloja la mentira; donde tendría que reinar la justicia y bondad, se amontona toda clase de corrupción. La violencia individual y social en sus más variadas expresiones, es consecuencia del pecado y del olvido de Dios. La realidad se torna irrespirable cuando la persona pierde su referencia vital y amorosa con su Creador. Jesús nos invita a hacer con él el camino que nos lleva a Dios: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mc 8, 34). Aceptar su invitación es abrazar la cruz y en ese abrazo comprender que sólo entregando la propia vida en servicio a los demás, nos salvamos de la desintegración familiar, social y aun política. El camino para construir la amistad social, la solidaridad con los pobres y sufrientes, una vida digna y plena para todos, fue abierto por la cruz de Jesús: cruz portentosa e inclusiva, porque desde sus orígenes nos enseña que el fuego del amor, allí clavado, purifica los ánimos, esclarece la mente y orienta las voluntades hacia el encuentro de pueblos muy diversos y hostiles entre sí. ¡Bendita Cruz de los Milagros, plantada en el corazón de nuestra Ciudad, alta escuela de humanidad, fuente continua de vida y de valores! Allí está, para inspirar nuestros programas políticos, sociales, educacionales, económicos y culturales. Jesús nos elige y nos llama a seguir sus pasos en el discipulado y la misión. En la escuela de Jesús, ser discípulo suyo es, ante todo, aceptar su amistad y aprender a mirar la realidad como él la ve y siente, como él la piensa, y como él desea transformarla. Cuando nuestra amistad con él es verdadera, aumenta en nosotros el deseo de conocerlo más y de parecernos más a él. Esto es lo que nos hemos propuesto para el segundo año de preparación al Centenario de nuestra Diócesis. Con el impulso del Espíritu Santo, queremos conocer más a Jesús, descubrir que es hermoso estar con él, sentir que su amistad nos anima a ser buenos con todos, misericordiosos con los que nos ofenden y generosos con los más abandonados. Este año queremos ir con más frecuencia a los lugares donde estar con Jesús. ¿Cuáles son esos lugares? Ante todo, la Iglesia, comunidad viva, donde recibimos la fe, donde la celebramos y alimentamos. Tal vez hayamos dejado de frecuentar este lugar y nos va quedando una fe débil y e insuficiente, que no sirve para afrontar los grandes retos que nos presenta hoy nuestra sociedad. Cuando se debilita la fe, se oscurece también la razón. En cambio, una fe sólida y madura ilumina la mente. Eso lo sabe nuestro pueblo humilde, arraigado profundamente en la fe, aun en medio de muchas privaciones y sufrimientos, con frecuencia carente de instrucción, sin embargo cree en el amor, educa a sus hijos, es solidario con sus vecinos, sensible a los valores evangélicos de la verdad y de la justicia, del perdón y de la reconciliación. La ignorancia de información se resuelve socializándola mediante programas de instrucción. Para eso está la escuela. En cambio, la ignorancia de valores, es una pérdida de humanidad casi irreparable, que sólo se recupera con una profunda conversión del corazón. Para eso, es fundamental la familia y la Iglesia. Es bueno recordar que “debe el gaucho tener casa, escuela, iglesia y derechos”, como se advierte en el Martín Fierro. En la Iglesia, casa y escuela de comunión, donde aprendemos a convivir bajo el signo de la Cruz, la Palabra de Dios y la Eucaristía son lugares indispensables que nos reúnen para nutrir la fe, fortalecer la esperanza, y animar la caridad. Allí, en la Iglesia, que es nuestra familia espiritual, tenemos el sacramento de la Reconciliación, que es el lugar donde nos sentimos perdonados y amados por Dios, experiencia fundamental para aprender a ser justos y misericordiosos con los demás. Finalmente, los pobres, los afligidos, los enfermos son “lugares” privilegiados de encuentro con Jesús. El nivel de humanidad se mide, sobre todo, por el trato que damos a los niños, a los enfermos, a los ancianos y a los pobres. Ir con más frecuencia a los lugares de encuentro con Jesús, cambia radicalmente la orientación de nuestra vida y nos abre a los demás. La Providencia de Dios plantó la Cruz de los Milagros en nuestra tierra, para que no olvidemos nunca que la auténtica comunión y amistad con Dios, se transita y madura con la cruz a cuestas, como hizo Jesús, que se humilló a sí mismo, asumiendo la condición de servidor (cf. Flp 2, 6-11). La vida digna y plena que Dios sueña para todos, se alcanza por el camino de la humildad y del servicio, y se la pierde con la soberbia y el arrebato. Por eso, el auténtico encuentro con Jesús, que llena de gozo y de sentido nuestra vida, es intrínsecamente misionero. Jesucristo nos elige y llama a vivir en amistad con él y nos hace discípulos y misioneros del milagro de la Cruz. La memoria de nuestros orígenes está llena de sabiduría. Cada generación debe releer con fidelidad creativa su memoria y sus tradiciones. Esa Cruz se transformó en signo y misión hace más de cuatrocientos años, cuando dos pueblos enfrentados, empezaron a gestar un solo pueblo. Irreductibles ambos: uno indómito, conquistador el otro, se dejaron conmover por el misterio que representaba aquella cruz de urunday, plantada en la puerta del campamento. Profundamente impresionados, fijos sus ojos en ese misterio, sintieron que había algo muy hondo entre ellos que los unía. Empezaron a mirarse de otro modo. Poco a poco, los ataques se convertían en encuentro y la conquista en un proyecto común. El milagro de la cruz, donde está clavado el Amor, se fue haciendo pueblo. Hoy somos nosotros, discípulos y discípulas de Jesucristo, los que estamos convocados a ser misioneros de ese milagro en nuestras comunidades y con ellas, en misión, llevarlo a los demás. La preparación al Centenario de la creación de nuestra Diócesis es una ocasión providencial para que profundicemos los signos característicos de la primera evangelización. Aprovecho para anunciar el lema que nos acompañará en esa tarea: “Discípulos y misioneros de Jesús, con María de Itatí, junto a la Cruz”. Con la colaboración de muchos de ustedes, quisimos que en el lema del Centenario no faltaran nuestra Madre de Itatí ni la Cruz de los Milagros. La presencia maternal de María, fiel discípula al pie de la Cruz de su Hijo, nos quita el temor de la cruz, nos anima a abrazarla, y nos enseña a ser misioneros del amor y de la vida que brotan de ese signo. En comunión con todas las Iglesias de nuestro continente latinoamericano, y con todas las diócesis de nuestro país, queremos convertirnos en una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora, ser de nuevo evangelizados y fieles discípulos (cf. Aparecida, 549); queremos conocer más a Jesús y decirles a todos que conocerlo a él es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabras y obras es nuestro gozo (cf. ídem, 29). A María, la Limpia y Pura Concepción de Itatí, fiel discípula junto a la Cruz de su Hijo, encomendamos nuestro pueblo correntino y a sus gobernantes, para que nos conceda a todos “un gran amor a su Divino Hijo Jesús, un corazón puro, humilde y prudente, paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones”, y grandeza de corazón para seguir construyendo juntos una patria de hermanos.

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Canteros entregó distinción a los autores de la Marcha a Belgrano

“HACEDORES DEL BIEN COMÚN”

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El vicegobernador, Gustavo Canteros hizo entrega del reconocimiento “Hacedores del Bien Común” a Thierry Calderón de la Barca y Silvia Beatriz Romero, autores de la marcha al General Manuel Belgrano llamada “Forjado en bronce y macerado en plata”.


“Es loable el trabajo que desempeñaron estos docentes al destacar la figura de uno de nuestros próceres, un hombre inmenso como fue el General Manuel Belgrano, que en 1810 durante la campaña hacia el Paraguay pasó por Corrientes y fundó dos pueblos: Curuzú Cuatiá, Concepción de Yaguareté Corá”, expresó Canteros y destacó “la creatividad y el compromiso de Thierry Calderón de la Barca y Silvia Romero, de crear una marcha para homenajearlo”.

 

Durante el acto de entrega de la distinción los autores intercambiaron sus experiencias y anécdotas del proceso creativo y la repercusión que ha tenido. También se refirieron a las experiencias y desafíos en el ámbito educativo durante este año y las dificultades por las que atravesaron los alumnos y sus familias en momentos de pandemia.

 

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Vale recordar que la marcha “Forjado en bronce y macerado en plata”, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados, se encuentra en la Cámara de Senadores para su tratamiento. La aprobación permitirá que la misma se incorpore al Himnario Oficial.

 

Thierry Calderón de la Barca es dramaturgo, poeta, narrador y pedagogo de teatro. Es docente de la Escuela Nº 1 "Juana Manso" y en el Colegio Polimodal "Presidente Hipólito Irigoyen". Tiene en su haber premios nacionales e internacionales y diversas publicaciones, siempre referidas a la temática regional y sus personajes. Y fue el autor de la letra de la marcha.

 

Silvia Romero es bachiller con orientación docente, Profesora de Música en Enseñanza Primaria, Profesora Secundaria en especialización de piano y Post-título en Educación Musical, títulos docentes obtenidos dentro y fuera de la provincia. Es la compositora de esta esta canción patria en honor a Manuel Belgrano. Ejerce en las Escuelas Técnicas Nº 1 "Juana Manso" y Nº 2 "Bernardino Rivadavia", como así también en San Luis del Palmar.

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Valdés firmó un acuerdo con el intendente de Ituzaingó por regalías de Yacyretá

“HACEDORES DEL BIEN COMÚN”

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El gobernador Gustavo Valdés firmó un acuerdo con el intendente de Ituzaingó, Eduardo Burna. El mandatario provincial informó que la rúbrica se vincula a "una deuda histórica de la Nación" por las regalías de Yacyretá. De este modo, "finalizamos con 10 años de gestiones para que reconozcan un derecho de Corrientes", sostuvo luego, indicando que también hará lo propio con Isla Apipé y Villa Olivari.


“Es loable el trabajo que desempeñaron estos docentes al destacar la figura de uno de nuestros próceres, un hombre inmenso como fue el General Manuel Belgrano, que en 1810 durante la campaña hacia el Paraguay pasó por Corrientes y fundó dos pueblos: Curuzú Cuatiá, Concepción de Yaguareté Corá”, expresó Canteros y destacó “la creatividad y el compromiso de Thierry Calderón de la Barca y Silvia Romero, de crear una marcha para homenajearlo”.

 

Durante el acto de entrega de la distinción los autores intercambiaron sus experiencias y anécdotas del proceso creativo y la repercusión que ha tenido. También se refirieron a las experiencias y desafíos en el ámbito educativo durante este año y las dificultades por las que atravesaron los alumnos y sus familias en momentos de pandemia.

 

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Thierry Calderón de la Barca es dramaturgo, poeta, narrador y pedagogo de teatro. Es docente de la Escuela Nº 1 "Juana Manso" y en el Colegio Polimodal "Presidente Hipólito Irigoyen". Tiene en su haber premios nacionales e internacionales y diversas publicaciones, siempre referidas a la temática regional y sus personajes. Y fue el autor de la letra de la marcha.

 

Silvia Romero es bachiller con orientación docente, Profesora de Música en Enseñanza Primaria, Profesora Secundaria en especialización de piano y Post-título en Educación Musical, títulos docentes obtenidos dentro y fuera de la provincia. Es la compositora de esta esta canción patria en honor a Manuel Belgrano. Ejerce en las Escuelas Técnicas Nº 1 "Juana Manso" y Nº 2 "Bernardino Rivadavia", como así también en San Luis del Palmar.

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Sociedad

El Consejo Hídrico Federal prorrogó la elección de autoridades

“HACEDORES DEL BIEN COMÚN”

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Se realizó de manera virtual, la Asamblea Ordinaria N° 36 del Consejo Hídrico Federal (COHIFE) donde se aprobó la propuesta de prorrogar la elección de autoridades 2020-2021 hasta la próxima Asamblea Ordinaria de mayo de 2021, donde la provincia de Corrientes integra el Comité Ejecutivo.


“Es loable el trabajo que desempeñaron estos docentes al destacar la figura de uno de nuestros próceres, un hombre inmenso como fue el General Manuel Belgrano, que en 1810 durante la campaña hacia el Paraguay pasó por Corrientes y fundó dos pueblos: Curuzú Cuatiá, Concepción de Yaguareté Corá”, expresó Canteros y destacó “la creatividad y el compromiso de Thierry Calderón de la Barca y Silvia Romero, de crear una marcha para homenajearlo”.

 

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