Nacionales
Análisis histórico de Rodolfo Teragno sobre un tema actual
ROSAS, KIRCHNER Y LA DEUDA
Autócrata brutal, se ganó el odio de sus enemigos contemporáneos y el desprestigio histórico. Sin embargo, en el manejo de la deuda y el “default”, problemas de la Argentina, hace 169 años como ahora, Rosas mostró su eficacia. Como Kirchner, se negó a pagar a costa del hambre de los argentinos. A diferencia de Kirchner, usó a los bonistas (o “bonoleros”, como se los llamaba entonces) para presionar a Inglaterra y crear contradicciones en el imperio. No hizo lo del actual Presidente, que ataca a los “bonoleros” y convierte a los organismos internacionales en acreedores privilegiados, expresa el análisis recibido por Corrientes al Día, desde la oficina de prensa de Rodolfo Terragno.
El gobierno “nunca olvida el pago de la deuda extranjera, pero es manifiesto que al presente nada se puede hacer por ella, y espera el tiempo del arreglo de la deuda interior del país para hacerle seguir la misma suerte [a la deuda extranjera], bien entendido que cualquier medida que se tome tendrá por base el honor, la buena fe y la verdad de las cosas”. El párrafo precedente está tomado de un discurso que tiene 169 años. Lo pronunció Juan Manuel de Rosas —gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina— al inaugurar las sesiones de la Legislatura en 1835. En el fondo, el caudillo estaba diciendo lo mismo que el actual Presidente de la República: – “No somos el gobierno del default.” – Tenemos, sin embargo, un límite: “No pagaremos a costa del hambre y la exclusión de millones de argentinos.” – “El país sólo pagará lo que pueda.” Los dos discursos parecen idénticos. No obstante, tienen una diferencia: el rústico Rosas —“un hombre de extraordinario carácter”, según escribió Charles Darwin en su diario— no usaba una retórica inflamada. Hacía gala de un estilo casi florentino. No pagaba la deuda pero, en vez de agredir a los acreedores, intentaba calmarlos. Durante años, cantó la misma canción: “Queremos pagar, pero no podemos”. Aquella deuda tenía su origen en una decisión de Bernardino Rivadavia, ministro del gobernador Martín Rodríguez. En 1824, la Provincia de Buenos Aires había emitido títulos, y contratado a la Baring Brothers para que los colocara en Londres. Merced a esa operación, Buenos Aires había recibido 560.000 libras —para construir obras sanitarias e instalaciones portuarias que no construyó— y se había endeudado por 1.000.000 de libras, dando en garantía las tierras, los bienes y las rentas provinciales. Rosas (como Néstor Kirchner) no declaró que la deuda fuera ilegítima. Le pareció suficiente no pagarla o dilatar el pago. En 1838, los franceses le darían una nueva excusa (o motivo) para proseguir en default. Rosas había aumentado 25 % los derechos de importación, alegando que eso permitiría pagar la deuda. El aumento, aplicable sólo para productos que hubieran sido transbordados en Montevideo, perjudicaba a Francia, que centralizaba operaciones rioplatenses en ese puerto. Como represalia, la armada francesa bloqueó, invocando otras razones, Buenos Aires y todo el litoral argentino del Río de la Plata. Los tenedores de bonos (bondholders en Londres; “bonoleros” en Buenos Aires) debían entender que, si antes el gobierno no podía pagarles, ahora menos. Ellos tenían que saber, además, que la culpa de tal imposibilidad era de Francia, rival del Reino Unido. Manuel Moreno fue designado (por segunda vez) embajador en Londres; y allá fue con la orden que Rosas le dio el 21 de noviembre: hacer lo imposible por congraciarse con los “bonoleros”, decirles que los pagos se reanudaría apenas se levantara el bloqueo francés, y hasta sugerirles que la solución definitiva al problema de la deuda estaba en sus manos. Lo que debían hacer era explorar “si en el gobierno de Su Majestad habría disposición a una transacción pecuniaria para cancelar la deuda pendiente del empréstito con el reclamo respecto de la ocupación de las islas Malvinas”. La propuesta era sencilla: la Corona le pagaba a los “bonoleros” y la Argentina renunciaba a las Malvinas. Muchos creen que, con esa sugerencia, Rosas manchó el historial de reclamos argentinos, abierto cuando, en 1833, el Reino Unido ocupó las islas. El británico John Lynch, un estudioso de las relaciones anglo-argentinas, tiene otra interpretación: cree que la de Rosas fue una hábil maniobra dilatoria. El gobierno británico, razona Lynch, no tenía por qué asumir la deuda de la Confederación Argentina con sus acreedores privados. Además, la compensación ofrecida era inaceptable: según la Corona, las Malvinas le pertenecían. No sólo eso: las tenía en su poder, y la Confederación no tenía posibilidad alguna de quitárselas por la fuerza El Foreign Office ni quiso oír la oferta de canje. En cambio, los “bonoleros” —agrupados en el Committee of Buenos Aires Bondholders— lograron que la cancillería británica intermediase en el conflicto franco-argentino. Algo tuvo que ver Lord Palmerston en el acuerdo que, en 1840, dejó libre el puerto de Buenos Aires, permitió la reanudación del comercio exterior, y creó las condiciones para que —con los derechos de aduana— Rosas cumpliera su promesa de reiniciar el pago de la deuda. Sin embargo, ahora había que reparar los daños causados por el bloqueo. Es lo que decía el gobierno a los “bonoleros”, que empezaron a mostrar su impaciencia. El Committee envió en 1842 a Frank de Pallacieu Falconnet a Buenos Aires. Debía obtener la reanudación de los pagos y, si chocaba con la negativa de Rosas, ejecutar la garantía. A su llegada, Falconnet fue recibido por el ministro de Hacienda, Manuel Insiarte. Fue entonces cuando las Malvinas aparecieron otra vez sobre la mesa. Insiarte argumentó ante su visitante: “La Confederación Buenos Aires no puede hacer pagos con destino a Inglaterra mientras no se la indemnice por el desapoderamiento de las islas”. Le sugirió entonces un esfuerzo común: el comité de tenedores de bonos debía avalar una gestión, que Moreno haría en Londres, para compensar créditos entre ambos países. Si el Reino Unido aceptaba, los “bonoleros” cobrarían 100% de sus créditos. Como era de esperar, el Foreign Office volvió a negarse. En 1844, Rosas —que ya presentía una intervención del Reino Unido en el Plata— trató de poner a los ahorristas británicos de su lado. Llegó, entonces, a un acuerdo con Falconnet: la Confederación volvería a pagar los intereses de la deuda, con una quita de 80 por ciento. No obstante el descuento, los ahorristas —temerosos a esa altura de no cobrar jamás— celebraron el acuerdo. Al año siguiente, el puerto de Buenos Aires volvió a quedar bloqueado, ahora por el Reino Unido y Francia de consuno. La deuda nada tenía que ver. Las potencias europeas querían abrir los ríos interiores, demoler las barreras aduaneras y entrar con sus productos a estos mercados. Rosas volvió a declarar el default, y les hizo saber a los tenedores de bonos que, si el bloqueo se levantaba, el acuerdo de 1844 recobraría vigencia. En Londres, el Times, vocero de los pequeños ahorristas con bonos de Buenos Aires, se convirtió en crítico pertinaz del bloqueo. El Reino Unido lo levantó en 1849 y Francia en 1850. Rosas, entonces, volvió a pagar intereses, con la quita de 80 por ciento, y seguía haciéndolo en 1852, cuando se produjo su caída. Criado en una estancia bonaerense, sin educación formal ni conocimiento del mundo exterior, Rosas parecía carecer de todo refinamiento. Autócrata brutal, se ganó el odio de sus enemigos contemporáneos y el desprestigio histórico. No obstante, sabía cuándo pialar y cuándo retener el lazo. Además, había aprendido, en la lucha contra el indio, que el enemigo nunca es uno solo. Que tiene muchas tribus, y que hay contradicciones aun en el interior de cada tribu. Se había ejercitado en el arte de fomentar las contradicciones ajenas. Había aprendido, también, que allí donde la sagacidad no da fruto, menos lo dan las bravatas. Alberdi, uno de sus críticos más feroces, lo vio en el exilio y escribió en 1857: “Tiene la fácil y suelta expresión del hombre acostumbrado a ver desde lo alto del mundo. Y sin embargo no es fanfarrón, ni arrogante…Habla con moderación de sus adversarios”. En la administración del default, una combinación de paciencia y astucia le permitió lograr, en la práctica, quitas y esperas que ningún gobierno habría soñado. Saber qué habría hecho Rosas hoy, es harto difícil. La Argentina y el mundo actuales ya no son lo que eran en su época. Sin embargo, los antecedentes habilitan la conjetura. Rosas habría hecho lo mismo que Kirchner en un aspecto, y lo contrario en otro. Como Kirchner, se habría negado a pagar a costa del hambre y la exclusión. A diferencia de Kirchner, se habría valido de esos bonistas para presionar sobre los organismos internacionales, en vez de convertir a los organismos en acreedores privilegiados y a los bonistas en blanco de ofensas.
El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.