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Cristina Fernández de Kirchner:

EL CAMBIO QUE NO FUE

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A seis meses de inaugurado el nuevo gobierno, si algo caracterizó la gestión de la Presidenta es su dificultad para definir un perfil propio, el prometido golpe de timón que marcaría la diferencia con el mandato de su marido.


(Carlos Pagni – lanacion.com.ar) Salvador Dalí afirmaba que, “de profesar alguna idea política, sería monárquico, ya que la monarquía resuelve el problema más complejo que ofrece la política: la sucesión”. La experiencia de Cristina Kirchner podría ilustrar aquella exageración de Dalí. La dificultad para consumar la transmisión del mando entre ella y su esposo representa la dificultad más delicada del gobierno que comenzó hace seis meses. Más aún: la simbiosis de la actual administración con la de Néstor Kirchner es tan intensa que plantea dudas acerca de que el último 10 de diciembre en la Argentina se haya inaugurado, en verdad, una nueva gestión. El resultado más inquietante de cualquier balance sobre el desempeño de la administración es la imposibilidad de encontrarle rasgos propios. Para decirlo de otro modo: su nota central es que no ha logrado todavía constituirse a sí misma. Cuesta imaginar cómo cicatrizará, si es que alguna vez lo hace, esa herida en la autoridad presidencial. Si se indaga en esta rareza, tal vez se encuentren las razones de una segunda peculiaridad del Gobierno: desde su nacimiento no protagonizó nada que no fuera una crisis. Cristina Kirchner había prometido, con gestos y palabras, ensayar un giro respecto del desempeño de su esposo. Se inauguraría “un tiempo de diálogo, donde hay que escuchar más que hablar”, adelantaba él a interlocutores de confianza. Se pondría énfasis en las reformas institucionales pendientes. Se regresaría de posiciones internacionales en las que Kirchner había llegado demasiado lejos. Se extendería una mano amigable hacia el mercado para que la iniciativa privada fuera sustituyendo en su rol preponderante a un superávit fiscal con signos de agotamiento. En síntesis, se emprendería el regreso del populismo al progresismo, para recuperar el impulso originario de una regeneración política. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, fue el mentor de esta reorientación. Con la señora de Kirchner llegaría al poder la versión más lograda de la transversalidad, entendida como una fuerza de centro izquierda a la que el PJ sólo aportaría “los fierros” de la “gobernanza”. Las víctimas que debían ser sacrificadas en el altar de esta reconversión eran, para esa visión, Julio De Vido, Ricardo Jaime y, sobre todo, Guillermo Moreno. Lo que viene ocurriendo hasta ahora es la negación de todo cambio. Es curioso, pero el orden político-institucional es el que menos novedades alumbró. Al contrario, la administración de Cristina Kirchner superó a la de su esposo para empeorarla. Produjo una foto de la que cualquier administración pluralista debería avergonzarse: un par de dirigentes políticas con los dedos pintados por la policía por haberse sumado al conflicto rural en contra del gobierno. El Congreso está sumido en el letargo de un oficialismo tan extenso como gris, garantizado por la delegación de facultades de una Ley de Emergencia Económica que la senadora Kirchner se negaba a votar pero que la presidenta Kirchner utiliza para sí. Las Cámaras ya no cuentan siquiera con aquella animación que la Presidenta les imprimía cuando ocupaba una banca. La única iniciativa parlamentaria nacida en el Ejecutivo que alcanzó, en lo que va del mandato, alguna resonancia, fue el proyecto de Ley de Radiodifusión. Pero se trató de un arma apuntada hacia la prensa para forzar una negociación. No de un impulso de reforma. EL MUNDO EXTERIOR En la orientación externa las innovaciones profundizan la tendencia preexistente. El gobierno de la señora de Kirchner vio la luz en medio de una crisis con los Estados Unidos, originada en las investigaciones del caso Antonini Wilson. De la irritación inicial se llegó, mediante trabajosas gestiones diplomáticas, a una entrevista de Cristina Kirchner con el número tres del Departamento de Estado, Thomas Shannon, presentada como el encuentro de Napoleón y Wellington. Pero Condoleezza Rice, que visitó el Cono Sur en marzo, no pasó por Buenos Aires. La relación con el gobierno de Hugo Chávez se ha vuelto incondicional. Venezuela es la costosa salida a cualquier atolladero, financiero o energético. Esa dependencia obligó al gobierno argentino a morderse la lengua antes de protestar por la estatización de Sidor, una empresa de capitales nacionales (Techint). Con España, en cambio, el trato empeoró. José Luis Rodríguez Zapatero manifestó durante su última entrevista con la Presidenta, en Lima, la incomodidad de su gobierno por las presiones sobre empresas españolas para “argentinizarlas”, siempre a favor de amigos del gobierno. La prensa madrileña criticó a la señora de Kirchner con creciente rigor. Cuando el canciller Jorge Taiana le pidió una explicación del fenómeno al hombre más idóneo para ofrecérsela, escuchó desde el otro lado del Atlántico: “Lo que dicen los diarios es la posición del PSOE y del empresariado español y sería bueno que se lo transmitas a Cristina”. En la relación con Uruguay se pasó de la gresca a la indiferencia, lo que no deja de ser una evolución. Sin embargo es en el terreno de la economía y la infraestructura donde más evidente resulta la dificultad de la gestión actual para encontrar un perfil propio. Es lógico: en esos dos campos la continuidad con la administración anterior es literal. Allí sigue administrando Néstor Kirchner. La expansión irracional de la demanda, que acelera la inflación y vuelve cada día más onerosa la aplicación de subsidios, se sacralizó del mismo modo en que, durante los años 90, se rindió culto a la convertibilidad. Tampoco sobre la política energética hubo corrección alguna. El programa es cada vez menos financiable y, por eso, los Kirchner vienen descargando sobre la sociedad un impuestazo progresivo que terminó con las retenciones móviles a la exportación de granos. El conflicto agropecuario fue la demostración dramática de que el consenso social del que había disfrutado el modelo económico se agotó. De paso, impidió que la Presidenta realizara el sueño de encabezar un pacto económico-social al que le dedicó varios discursos. El mismo conservadurismo dominó la política de personal. Aquel cambio de gabinete que prometía Alberto Fernández no llegó nunca. En lugar de De Vido, Moreno o Jaime, se fueron Alberto Abad de la AFIP y Martín Lousteau del Ministerio de Economía. Dos aliados de Fernández en la lucha por provocar aquel quimérico giro. La rigidez de esta administración tiene raíces más profundas que la mera tozudez. Es la respuesta de los Kirchner al resultado de las elecciones presidenciales del 28 de octubre. Ese día los sectores medios urbanos rechazaron en las urnas la propuesta que el gobierno había elaborado para ellos. La clase media de las grandes ciudades votó en contra de la Presidenta. En cambio, ella obtuvo un caudal más voluminoso de adhesiones allí donde más agudas son las necesidades básicas insatisfechas. A la señora de Kirchner, que concurrió a los comicios con el talante de una Ségolène Royal -hasta convocó a Ségolène Royal para festejar la victoria-, el espejo electoral le devolvió el rostro de “Chiche” Duhalde. El nuevo gobierno anclaría, en adelante, en los segmentos más arcaicos del peronismo. Sobre todo en el segundo cordón del conurbano y en las provincias del Norte. Dos geografías subsidio-intensivas. En otras palabras: Julio De Vido se impuso, en silencio, sobre Alberto Fernández. Néstor Kirchner leyó este fenómeno con perspicacia y se lanzó a organizar al PJ, cuya dirigencia sería la organizadora de aquellos votos. La transversalidad fue sepultada y dos de sus sumos sacerdotes, Carlos “Chacho” Alvarez y Aníbal Ibarra, le rezaron el responso en sendos reportajes. Fieles a la tradición progresista, se despidieron de los Kirchner por los diarios. ¿Por qué, en vez de ensayar una operación de reconquista de los sectores que se alejaron el 28 de octubre, el matrimonio presidencial optó por replegarse en su base electoral más primigenia? Después de todo, ¿no era para producir esa recuperación que se postuló a Cristina en vez de Néstor Kirchner? Al cabo de seis meses de gestión, podría esbozarse una respuesta: el cambio de orientación que se auspiciaba en la campaña y que, acaso, reclamaron las urnas, cobijaba una disidencia frente a Kirchner. Y el ex presidente no estaba dispuesto a tolerarla. En pleno proselitismo, Alberto Fernández, confesó: “Vamos con Cristina y no con Néstor porque, de lo contrario, nuestro proyecto enfrentaría zozobras”. Acaso la demolición a la que el jefe de Gabinete está siendo sometido durante todo el conflicto con el campo sea la contestación tardía a esa involuntaria irreverencia. Desde que su esposa llegó al poder, Néstor Kirchner viene haciendo un esfuerzo metódico para demostrar que es el verdadero titular del poder. Es decir, el garante de un orden político para el cual el rol de su sucesora debe reducirse a unas operaciones retóricas, protocolares, a lo sumo administrativa. Nada ilustra mejor esta situación que la frase pronunciada por Kirchner en medio del conflicto con Estados Unidos: “Que esté tranquila Cristina porque los argentinos no queremos retroceder”. Esa admonición fue el lapsus público de una reiterativa instrucción privada: “No le lleven problemas a Cristina”. El conflicto con el campo sinceró de manera definitiva esta distribución matrimonial del poder. Desde la jefatura del PJ, convertido en el politburó del oficialismo, el ex Presidente comanda una batalla interminable para resistir lo que él interpreta no como una revuelta de contribuyentes indignados sino como el golpe político de la oligarquía contra un gobierno popular. Esa estrategia tuvo un efecto paradójico: da la impresión de que el único boicot del que hasta ahora fue víctima la Presidenta es el de su esposo. En el conflicto agropecuario el oficialismo comenzó a socavar su base electoral, basada sobre todo en las localidades rurales del interior. La popularidad de la señora de Kirchner se derrumbó con una velocidad inédita en la experiencia democrática reciente. Y el PJ, que iba a ser la viga maestra del nuevo gobierno, comenzó a elaborar proyectos presidenciales alternativos a partir de la hipótesis de que la vitalidad del actual proyecto político está agotada. SIN CAMBIOS A LA VISTA ¿Está en condiciones Cristina Kirchner de sacudirse el yugo de quien la llevó al gobierno, como su esposo se emancipó de Eduardo Duhalde en 2005? El nepotismo complica la intelección de este problema al contaminar el orden público con factores emocionales que, por definición, son privados. La pregunta podría ser otra: ¿Está en condiciones Cristina Kirchner de poner en tela de juicio la autoridad de su esposo hasta removerlo del lugar imaginario que ocupa en su ecuación psíquica? Como es obvio, este interrogante excede las posibilidades del análisis político. Conviene no atravesar esa frontera. Basta con advertir que, salvo un giro que no está a la vista, la experiencia del gobierno actual se parece cada vez menos a ese vuelo hacia la calidad institucional que se había prometido. Al contrario, luce como la remoción del último límite para que en la Argentina el poder omnímodo de un Presidente sea reemplazado por la voluntad de un sujeto privado, un caudillo, Néstor Kirchner.

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Cristina firmó acuerdos con China por US$ 18.000 millones

MÁS ENDEUDAMIENTO

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El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.


(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.

 

De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.

 

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Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.

 

Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.

 

En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.

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A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.

 

Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.

 

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La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.

 

Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.

 

La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.

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Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal

CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON

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La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.


(www.perfil.comSegún reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.

 

La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.

 

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Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.

 

Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.

 

Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.

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A 20 años del atentado a la AMIA. Duros discursos contra Timerman y D´Elía

AÚN IMPUNE

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Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.


(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.

 

También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.

 

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Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.

 

“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.

 

“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.

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Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre.  Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.

 

“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.

 

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Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.

 

Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.

 

Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.

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Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.

 

El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.

 

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Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.

 

Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.

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