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Un candidato de sangre

RICARDO ALFONSÍN

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“Firme pero no crispado, opositor pero respetuoso, Ricardo Alfonsín demustra que heredó de su padre no sólo el parecido y el apellido. Y que puede superar el estigma radical de no poder gobernar”. Así comienza el artículo sobre Ricardo Alfonsín publicado por la edición argentina de la revista Newsweek.

En una pieza conurbana de San Justo, La Matanza, calurosa de sol y de gente, iluminada por una bombita colgante, el vecino alfonsinista del barrio siempre peronista, de acuerdo al mito territorial del propio PJ, informa a Ricardo Alfonsín: “Ricardito, ¿sabés que el suéter color crema que te pusiste el otro día en el acto de Córdoba es igual a uno que usaba tu viejo en la campaña del “83?”. “¡Otra que igual! ¡Es el mismo! Estaba fenómeno. ¿Lo iba a tirar?”, responde Ricardo y regala una sonrisa gardeliana a los presentes. Una sonrisa familiar y con dientes chiquitos que parecen de leche, pero no lo son.

El candidato a presidente más firme que tiene la UCR resuelve así, bien, con humor y verdad, uno de los tantos ping pongs imaginarios que, cada día, se juega y le hacen jugar con la figura omnipresente de su padre, el ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín, quizás el más querido desde la vuelta de la democracia.

El tour por San Justo es parte de su actual campaña presidencial, un encadenado de actos y caminatas minimalistas y de bajo presupuesto.

“Nada, ni el rating de la TV, reemplaza el contacto personal. Fui educado en esa escuela de la militancia”, resume Alfonsín. Una escuela de franela y amor político en el mano a mano; de mezclarse e intercambiar. Una escuela, también, en la que los votos se cuentan con ábaco.

Lo invito a San Justo, esta tarde de nubes cargadas, un piquetero peronista: Jorge “Huevo” Ceballos, jefe del Movimiento Libres del Sur, una organización de peso en la Provincia de Buenos Aires. Ceballos quiere ser intendente de la Matanza, y si bien está alineado con el Proyecto Sur de Fernando “Pino”  Solanas, no descarta nuevos horizontes.

Entonces, convocó a Ricardo Alfonsín a su local del conurbano y Ricardo, abierto a expandir su alianza electoral –hoy compuesta por la mayoría del universo radical, el socialismo y el partido de Margarita Stolbizer- aceptó la invitación y rumbeó para La Matanza.

“Richard”, así lo llaman los que lo quieren bien, arribó en su Bora full; Con look de correligionario campechano y de clase media. Pantalón azul oscuro de gabardina, marca Legacy; mocasines negros sin medias; y una camisa Kevingston a rayas finitas celestes, símil pijama. El paquete de Derby suaves, en el bolsillo derecho.

Llegó expansivo y afectuoso. Cruzo la calle General Ocampo, capas superpuestas del asfalto barato al sol. Avanzó por el pasto crecido de la vereda; eludió un Peugeot 505 marrón mal estacionado; acarició un perro callejero y, antes de entregarse a su ritual de besitos a mujeres, niños y hombres, se encontró con su padre.

No esperaba a Raúl, esta tarde. Lo vio en una gigantografía, enganchada sobre las rejas del local de los Libres del Sur. El gesto de los piqueteros no lo emocionó. Tampoco lo enojó. En la foto, un Raúl Alfonsín de campaña empuñaba un saludito clásico, ese swing de golf hacia arriba y un costado que le detectó el publicista David Ratto en 1983; y se lo hizo repetir hasta que el eslogan humano prendió.

Los fotógrafos que cubrían el evento le pidieron: “¡Haga el saludo para la foto!”, pero Ricardo Alfonsín se negó. La noche anterior a la salida de la Cámara Empresarial de Vicente López, en otra intervención de campaña y ante la insistencia del movilero del programa humorístico CQC, Alfonsín accedió a la empuñadura. “En joda puede ser, pero en serio no”, discriminó.

En la foto de San Justo, el Raúl Alfonsín congelado en la campaña épica del “83 – la de la transición democrática, la del preámbulo constitucional recitado por el líder y coreado por las masas- tenía 56 años. Tres menos que los actuales 59 de Ricardo.

Sobre el parecido físico de ambos se ha hablado mucho. Aunque, en definitiva, es algo lógico: un hijo panadero se asemeja a su papá panadero; dentistas con iguales genes también se aproximan. La misma lógica se aplica a estos dos abogados radicales nacidos en Chascomús.

Claro que la fórmula familiar padre presidente-hijo presidente es una excepcionalidad histórica que, en la Argentina, sólo se dio en el caso de los Sáenz Peña, hace casi un siglo. Además, lo dicho: de perfil o de tres cuartos, el parecido impresiona. Hay una continuidad kinestésica entre la foto de Raúl del “83 y el Ricardo contemporáneo.

“¡¿Qué quieren que haga?! ¿Qué vaya con actor de teatro para cambiar la manera de comunicarme? ¿Qué me saque los bigotes? ¿Qué estudie una gestualidad diferente? ¡Es la mía, ¿Qué le voy a hacer?!”, protesta un Alfonsín pasional pero sin odio.

Sabe que la comparación, resueltos su aspectos más psicológicos, más dañinos o paralizantes, o el prejuicio de que está donde está por mera portación de apellido, le resultará provechosa en lo electoral. Raúl Alfonsín, asegura Ricardo, “era una buena persona, y eso se vio en su despedida”.

Se refiere a las 100.000 personas que en abril de 2009, en las puertas del Congreso, sobre avenida Callao y rumbo al cementerio de la Recoleta, escenificaron un largo adiós público a Raúl Alfonsín, padre sanguíneo de Ricardo, padre simbólico de la democracia.

La muerte de Alfonsín multiplicó la instalación social de Ricardo; le transfirió la simpatía y el respeto que generaba su padre.

Lo ubicó, por último, en un espacio electoral que no imagino para sí. “Nunca trabajé para esto. Por supuesto que uno, a veces fantasea. La actividad política que fui realizando, más algunas circunstancias que no tienen que ver conmigo, que no controlo, me colocaron aquí. Y ya no me pregunto cuánto hice o no hice para estar acá. Ahora estoy y tengo ganas de pelear”, explica Alfonsín.

La similitud entre los Alfonsín esta en el pelo negro (aunque este Ricardo tiene más entradas que aquél Raúl), en el bigotito y en la cara gallega; pero también en el carácter arrebatado, en el talante bonachón y, sobre todo, en la voz. Los Alfonsín comparten laringe y un placer que les cascó la laringe: el cigarrillo.

“¿Alguien me da fuego? ¿O acá también son todos normales?”, se queja Ricardo, ya dentro de la pieza conurbana de dos por dos, con esa voz tan susurrada propia de los Alfonsín, de su padre pero también de sus dos hermanos abogados que no se dedican a la política, Raúl Felipe y Javier Ignacio.

En el círculo primario de Ricardo Alfonsín, familia y colaboradores, se instaló el clima de que “tiene que dejar, tiene que dejar de fumar”. Un rezo laico que, sin nombrarlo, remite a Raúl y su enfermedad. Y Ricardo, claro, intenta. Pero le cuesta. Hace un par de meses empezó a mascar un chicle de nicotina. Resultado parcial: bajó su promedio a 20 cigarrillos por día.

Una vez, hace casi ya 10 años, consiguió dejar. Pero en 2004, después del tremendo accidente en el murió su hija menor, volvió a fumar. Amparo tenía 15 años cuando se cortó una arteria con una puerta de vidrio en el colegio Jesús María, en Barrio Norte. Más que retomar el cigarrillo, Alfonsín perdió el interés en abandonarlo.

Pero ahora es distinto. Ricardo recuerda que Raúl renunció al hábito un par de años antes de consagrarse presidente. Y ese domingo 5 juró a Luis Majul que había largado después del acto de lanzamiento de su candidatura, el viernes 3. En la entrevista, carraspeó varias veces.

La picardía es otro rasgo alfonsinista. De Ricardo  y de Raúl Ricardo. El fanatismo por Independiente, también. Aunque a Ricardo le “tira” más el box.

Cada sábado, en su departamento de San Fe y Esmeralda, fuma mientras mira la pelea internacional que transmite el canal Space. Y también la local que, por TyC Sports, relata Osvaldo Príncipi con tono juguetón. Si se pierde una pelea que le interesaba, hace un puchero fugaz y se lamenta, por ejemplo, por no haber visto “la de la Mole Moli en la que ganó por knockout al Carnicero Díaz”.

Su otro gran renunciamiento, desde que arrancó fuertemente con la campaña, fue la lectura. Antes trataba de dedicarle tres o cuatro horas por día. Leía, sobre todo, teoría política: al lingüista Noam Chomsky, al italiano Norberto Bobbio y al español Ignacio Ramonet, entre otros autores, de acá y de afuera, ubicados del centro hacia la izquierda ideológica.

Ahora, con suerte, termina un libro al mes. Raúl Alfonsín, en medio de su mandato presidencial, regado de levantamientos militares, hiperinflación y paros cegetistas, por citar los hitos más gruesos y alborotados de la transición democrática, también se apenaba por la falta de lectura.

El ex presidente tenía la capacidad de concentración,  pero no el tiempo. Ricardo, un militante radical treintañero, en aquella época sin cargo pero con acceso a las reuniones de Olivos en las que se cocinaba el poder político, leía por y para Raúl.

Seleccionaba libros de teoría o de coyuntura que le pudieran servir en la gestión; se los subrayaba y le hacía un resumen. Lo mantenía al tanto de los debates del mundo intelectual. Ambos intentaron conjugar lo académico con lo político. Los valores con la responsabilidad.

Y así como Raúl Alfonsín contaba con el asesoramiento del Grupo Esmeralda, encabezado por los sociólogos Carlos Portantiero y Emilio de Ipola, Ricardo armó su propio grupo intelectual.

Cada lunes, de 10 a 13 hs, se reúne con el historiador Luis Alberto Romero y los politólogos Marcelo Cavarozzi y María Matilde Ollier, entre otros. El ex vocero de Raúl Alfonsín, Federico Polak, le organiza las citas en el mítico departamento de Santa Fe 1678, donde atendió su padre desde que dejó la presidencia.

También participa Mario Brodersohn, ex secretario de Hacienda alfonsinista y, a veces, el ex ministro de Salud Aldo Neri o Jorge Lapeña, ex Secretario de Energía.

A los intelectuales y ex funcionarios que los recibe, en el hall de las oficinas de Santa Fe y Rodríguez Peña, la histórica secretaria de su padre, Margarita Ronco. De los viejos alfonsinistas en actividad, la mayoría apoya la postulación de Ricardo.

Los interminables Federico Storani y Leopoldo Moreau, que siguen controlando parte de la estructura radical bonaerense, son enemigos confesos de Ricardo y están con Julio Cobos.

Enrique “Coti” Nosiglia también se jugó por el vicepresidente, sobre todo desde su famoso voto campestre, cuando su consagración nacional parecía un trámite. “Coti” ahora duda, piensa, y quizás se amplíe.

La incorporación más reciente y notoria de la “pata intelectual” fue la del politólogo Guillermo O”Donnell. “Me impresionó que estuviera tan preparado. Ricardo, al igual que su padre, reconoce el valor de las ideas, y si no sabe, pregunta. Además, expresa una tradición republicana con sensibilidad social”, dice O”Donnell.

La presentación de su plataforma presidencial y equipos técnicos, coordinados por Carlos Ulrich (ex Subsecretario de Trabajo de su padre) y Agustín Campero (hijo del ex Secretario de Hacienda del alfonsinismo), fue radical en la forma y en el fondo. Se desarrolló, prolijamente, en el primer piso del hotel Castelar, donde se habló de la República, de acuerdos programáticos, de crecimiento y desarrollo.

Ante la tenacidad movilera para que hablara mal de Julio Cobos o de Elisa Carrió, un Alfonsín de traje azul respondió: “Venimos a presentar propuestas y ustedes preguntan por la interna; y después los internistas somos nosotros”.

En conclusión, los Alfonsín se parecen. Mucho. En lo de afuera y en lo de adentro, como dicen las modelos. “Ricardo tiene los valores de la decencia de su padre”, aporta Julio César Strassera, fiscal en el juicio a las Juntas de la última dictadura, hoy soporte público de la candidatura de Ricardo.

“Ricardo es naturalmente propenso al diálogo, al abuenamiento y al entendimiento. Raúl era un gallego calentón, pero trataba de entenderse con el otro. Ricardo tiene eso”, compara el ex ministro Aldo Neri.

En 1999, Ricardo fue electo diputado de la Provincia de Buenos Aires. Fue su primer cargo público. Tenía 47 años. El mantra de ser el “hijo de” lo venía arrastrando desde que ejercía la abogacía en el estudio de su hermano mayor.

Cuando se dedicó profesionalmente a la política, se volvió más evidente y cotidiano. Para elogiarlo o condicionarlo, se lo recordaron cada día.
Concebida la filiación como un hecho político, como un axioma para convivir, Ricardo se propuso superar la categoría de “hijo de”.

“Tuve que pagar muchísimo, entre mis propios correligionarios, por el hecho de llamarme Alfonsín. Abajo, no me pasaba. A nivel dirigencial, sí. Y todavía me pasa”, confiesa Ricardo Alfonsín, mientras se acaricia la panza, arrumbado sobre un sillón del living del departamento de Santa Fe. Todo un contraste, por lo relajado y lo antideportivo, con la estampa contenida de Cleto Cobos, adversario dentro de la UCR y aficionado a las maratones.

Según las últimas encuestas propias, Alfonsín clasifica segundo, con 19%, en intención de voto presidencial. Todavía lejos del 33% de la presidente, pero encima del 11 % de Mauricio Macri y de Julio Cobos. Y a años luz del senador Ernesto Sanz, quien se anotó de improviso en la lista radical de presidenciables.

Por su perseverante aparición en TN y el buen trato recibido por los diarios nacionales, a Sanz se lo denomina, incluso dentro del ricardismo, “el candidato del establishment”.

Con tales cifras, Alfonsín quiere apurar la elección interna, mientras anuda un acuerdo con el socialismo y el GEN de Stolbizer. Pretende, además, que el gobernador santafesino, Hermes Binner, sea su vice.

Para el sociólogo y analista político Gabriel Puricelli, “las virtudes de Alfonsín son su sencillez  y mensaje directo, crítico, pero respetuoso, firme pero no crispado, de opositor leal, que se atiene a las reglas de juego. Sus defectos son su falta de gestión ejecutiva y una bonhomía que parte de la ciudadanía percibe como potencial debilidad”.

Es que en su plan por la emancipación parcial, por ser “Richard” más que Ricardito, aunque siempre Alfonsín, el diputado eligió un discurso social y progresista que concede algunos méritos a la gestión “K”. Un camino peligroso, dentro del mapa sin matices de la política nacional; muy criticado por el cobismo y el sanzismo.

Si la estampita electoral de su padre fue la democracia, la suya es el desarrollo. Un complemento antes que una rectificación. Un argumento diferente, de otras formas.

“Con el crecimiento no alcanza. La educación, la salud, la seguridad y la desigualdad están igual o peor que cuando el Gobierno llegó al poder. ¡Se necesita desarrollo!”, fraseo a los gritos el viernes pasado, jadeando entre oraciones, dando latigazos imaginarios con el índice, agotado, con el Congreso de fondo y la Casa de Gobierno delante, en el acto de lanzamiento de su ambición presidencial.

Se hizo cargo, además, de dos fantasmas típicamente radicales: la inflación y la crisis de gobernabilidad. “No hay que temerle a la inflación y a la CGT”, aseguró Alfonsín, para quien el estigma de la supuesta incapacidad para gobernar se debe a que, a diferencia del PJ, el radicalismo estuvo al frente del país en contextos desfavorables.

Los organizadores calculan que había en el acto 25.000 manifestantes. Y el “83 revivió en la gente, en las banderas y el canto explícito del “Volveremos, volveremos…”. Un aire retro que, en adelante, se repetirá, porque es inevitable y porque conviene. Y Alfonsín, más allá del temor a quedar opacado por la figura paterna, lo sabe.

“El cumplió con su deber y descansa en paz. Ahora nos toca a nosotros cumplir con el nuestro”, concluyó, ya de noche sobre la Avenida de Mayo, el hijo respetuoso y militante de sangre.

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Cristina firmó acuerdos con China por US$ 18.000 millones

MÁS ENDEUDAMIENTO

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El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.


(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.

 

De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.

 

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Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.

 

Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.

 

En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.

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A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.

 

Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.

 

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La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.

 

Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.

 

La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.

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Nacionales

Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal

CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON

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La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.


(www.perfil.comSegún reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.

 

La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.

 

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Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.

 

Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.

 

Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.

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A 20 años del atentado a la AMIA. Duros discursos contra Timerman y D´Elía

AÚN IMPUNE

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Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.


(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.

 

También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.

 

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Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.

 

“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.

 

“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.

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Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre.  Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.

 

“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.

 

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Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.

 

Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.

 

Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.

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Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.

 

El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.

 

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Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.

 

Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.

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