Desde hace un par de semanas, vientos tórridos y conflictivos soplan en la zona de los Esteros del Iberá. Los productores del área de la reserva natural más importante de la Argentina empezaron a manifestar su descontento porque consideran que Plan de Manejo elaborado por la Fundación Ecos expropiará sus tierras.

La Fundación Ecos, una organización no gubernamental que trabaja en pro del medio ambiente, de un tiempo a esta parte se encuentra trabajando en la difusión del Plan de Manejo de los Esteros del Iberá que desde el año 2001 viene elaborando con el fin de articular estrategias que permitan el desarrollo turístico y productivo de la zona pero en forma sustentable. Este proyecto comenzó a desandar la etapa de la validación, es decir la instancia en que se informa a todos los sectores directamente involucrados, y a la sociedad en general, cuáles son las principales características del mismo. La puesta en consideración de este proyecto provocó una serie de reacciones en cadena por parte de los productores de la zona, quienes a través de distintas declaraciones públicas manifestaron su desacuerdo con esta propuesta. Con el fin de esclarecer algunos aspectos fundamentales que originaron esta polémica, en dialogo con Miguel Reynal, quien es director del Proyecto Conservación y Manejo del Iberá. El hombre se arrellanó en su sillón y comenzó a desgranar su versión de la historia, comentó que en 1999, el por entonces ministro de la Producción de la Provincia (Intervención Federal), Elvio Molardo, se comunicó con ellos con el fin de solicitarles la elaboración de este proyecto. El pedido, a posteriori, fue ratificado por quienes ocuparon esa cartera: Marcelo Moreno y Estela Robaina (ambos, funcionarios del actual gobierno provincial). “Una vez que hemos cumplimentado todos los requisitos, hemos presentado el proyecto al Fondo Mundial para el Medio Ambiente, perteneciente al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para que apruebe y financie la elaboración del mismo”, aseveró Reynal. Según el director del Proyecto, el Plan de Manejo “sería como un proyecto de edificación elaborado por un arquitecto, el cual después es presentado al dueño de la propiedad y es él quien en definitiva analiza si le convence el bosquejo o si querría introducir cambios, es decir es el que tiene la última palabra y dice si se construye o no”, indicó; a lo que añadió, “en otras palabras significa que una vez que nosotros concluyamos el Plan, se lo entregamos a las autoridades gubernamentales y después nos vamos de Corrientes, nuestra labor habrá concluido”. En otras palabras, esto significa que una vez que la Fundación entregue al Gobierno el plan, ya es su decisión si lo pone en práctica o no, “una vez que se lo entreguemos pueden decirnos “muchas gracias, mucho gusto” y armar un montículo de papeles y prenderle fuego, es así de sencillo”. A pesar de lo terrible que puede resultar esta posibilidad, Reynal indicó que “obviamente para nosotros esto sería lamentable, porque proponemos llevar a cabo un proyecto de desarrollo turístico y agrícola que sea sustentable para todos”. Precisamente en este punto Reynal hizo un alto para explicar qué significa “sustentable”. “Es la posibilidad de desarrollar distintas actividades económicamente rentables para el hombre pero sin perjudicar el medio ambiente en el que se lleva a cabo, o cuanto menos que los mismos impacten lo menos posible”. Por lo tanto, la Fundación propone en su Plan de Manejo –entre otros puntos- que existan las infraestructuras necesarias que permitan explotar y vender turísticamente los más diversos atractivos naturales que ofrecen los Esteros del Iberá; pero además aquellos propietarios que así lo decidan, puedan utilizar sus tierras en diversos cultivos como también sus pasturas para la cría de animales. “En el Plan están contemplados todos y cada uno de estos aspectos porque consideramos que no podemos desconocer que el hombre necesita generar recursos económicos para su bienestar, pero también contemplamos la necesidad de respetar y cuidar la naturaleza”, aseveró el referente de Ecos. EL PUNTO DE LA DISCORDIA Al preguntársele a Reynal cuál era realmente el punto y la zona del conflicto, el ambientalista extendió un mapa de Corrientes sobre la mesa y explicó que en el Plan de Manejo no sólo se contempla la preservación ecológica y explotación sustentable del Parque Provincial Iberá, sino que además se han incorporado unas 80.000 hectáreas de tierras privadas; “pero en su mayoría los dueños comprendieron la importancia de los fundamentos esgrimidos y dijeron estar de acuerdo con el proyecto”, indicó. Según la zonificación para el manejo de la reserva llevada a cabo por los estudiosos de Ecos, esa área de propiedad privada se encuentra ubicada dentro de la zona 2 denominada de Conservación de “Ganadería sustentable”. Para esta zona, el Plan propone que no se debe sustituir o reemplazar el paisaje natural; no se pueden llevar a cabo obras de infraestructura, canalización o drenaje; emprendimientos de ganadería intensiva; introducción de especies vegetales y animales exóticas; emprendimientos urbanísticos que excedan la escala “complejo casco de estancia”; entre otros requisitos. Ecos esgrime como fundamentos la necesidad de traspasar las fronteras territoriales del parque “en ese ámbito habitan dos especies en extinción como los Venados de las Pampas y unas aves llamadas Tordo Amarillo”, indicó Reynal. Según los trabajos realizados por la Fundación, ambos exponentes en peligro de la fauna silvestre se encuentran en su mayoría en la zona de la intersección de las rutas 40 y 41, además en un punto del Paraguay; por otra parte, en esa área se encuentra una especie de pastizales que también son únicos en el país. En cuanto a si existen impedimentos legales para ponerlo en práctica, el director del Plan dijo “de ninguna manera, porque las tierras quedarían en manos de sus propietarios como corresponde, no es necesario llevar a cabo ningún tipo de expropiación, solo el compromiso de que no desarrollarán las actividades no permitidas”. ECOS Y EL GOBIERNO En medio de esta “balacera” mediática, el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (ICAA) dio a conocer un comunicado de prensa en el cual se aclara que ese organismo no tuvo una participación directa en la elaboración del Plan como tampoco existe un compromiso asumido de ponerlo en marcha una vez concluido. No obstante indicó que “le cabe como Autoridad provincial en materia de Recursos Hídricos y de protección del Ambiente -y como integrante de la Comisión de Seguimiento creada en el marco del Convenio firmado oportunamente-, realizar las observaciones tendientes al análisis del documento en su avance”. En tanto que el pasado miércoles, un grupo de productores de la región de la Reserva mantuvo un encuentro con el gobernador Ricardo Colombi y a posteriori con la presidenta de la Cámara de Diputados. Cada reunión tuvo como eje principal poner en conocimiento tanto del primer mandatario como de la titular de la Cámara Baja, su descontento con distintos aspectos del Plan. Sobre estos acontecimientos, Reynal dijo estar muy conforme por la seriedad con que el Gobierno, en especial, ha manejado el tema. “Considero que es acertada la postura adoptada, porque no sólo escucharon las inquietudes de los productores sino que además les clarificaron su posición lo cual, de alguna manera, descomprime la tensión en torno a este tema”. ECOS Y TOMPKINS Formular la pregunta era ineludible. ¿Qué tienen en común Reynal y Tompkins?. El multimillonario norteamericano, ¿tiene alguna relación con la Fundación? Reynal sonrió, se acomodó y como en secreto dijo “no nos parecemos en nada, no tenemos nada en común y no existe ninguna vinculación con Ecos”. “Es más –prosiguió- nuestras posturas son diametralmente opuestas que puedo afirmar que él es un fanático de la preservación de la ecología y el medio ambiente, tanto que por ejemplo no concibe utilidad de Internet o de la televisión, es más, él considera que estos aportes de la tecnología contribuyen a la destrucción del hombre”. “He tenido la oportunidad de conversar en varias oportunidades con Tompkins, las suficientes como para comprender que es una persona preocupada por el medio ambiente, más allá de que ese punto podemos llegar a coincidir, desde Ecos creemos que es mucho más válido, e inclusive viable, lograr el desarrollo económico que le permita al hombre tener un buen estilo de vida pero de una forma armónica con la naturaleza”, dijo el referente de la Fundación. Finalmente, quizás sea válido recordar aquel viejo adagio que dice “Todos los extremos son malos”; quizás sea el momento de que cada uno de los habitantes del Taragüí ocupen con responsabilidad su lugar para buscar el punto equidistante entre los extremos; quizás hoy sea ese momento porque, también quizás, después la luz ya no sea necesaria.