Rural
El clima puso a la actividad agropecuaria en situación de riesgo
CAMPAÑA AGRÍCOLA 2005/2006
Un estudio realizado por la Bolsa de Cereales, al cual tuvo acceso Corrientes al Día, puso en evidencia que la evolución climática de la campaña 2005/2006 estuvo afectada por un patrón de comportamiento sumamente irregular causado por el enfriamiento de los mares que rodean al Cono Sur.
En el Océano Pacífico, se produjo un avance hacia el norte de la corriente marina fría de Humboldt que hizo descender la temperatura sobre la costa occidental de Sudamérica, haciendo sentir su influencia hasta el centro del Océano Pacífico Ecuatorial, al punto de llegar a configura un estado de “La Niña”. Dicho fenómeno, que constituye el opuesto de “El Niño” se encuentra asociado a la ocurrencia de lluvias por debajo de lo normal en el área agrícola del centro y este de La Argentina, Paraguay, gran parte del Brasil y el Uruguay. Los últimos episodios intensos de “La Niña”, ocurridos en las campañas 1988/1989 y 1995/1996, produjeron fuertes impactos sobre la producción agropecuaria de los países mencionados. Contrariamente, durante los episodios de “La Niña”, Bolivia y el Noroeste Argentino, registran precipitaciones superiores a lo normal. Aunque el episodio observado en esta temporada fue tardío y débil, sus efectos produjeron una marcha muy irregular de las lluvias. Otra consecuencia del marcado enfriamiento del Pacífico Sur fueron las sucesivas irrupciones de aire polar que alcanzaron al área agrícola hasta casi el comienzo del verano, provocando heladas en el sur de Buenos Aires hasta mediados de Diciembre. Por su parte, la Costa Atlántica fue afectada por un avance hacia el norte de la corriente fría de Malvinas, que hizo retroceder a la corriente cálida del Brasil hasta el centro del Brasil, causando un enfriamiento similar al observado del lado del Pacífico. Como consecuencia del enfriamiento de ambos océanos, las lluvias primaverales tuvieron poca continuidad y resultaron inferiores a lo normal, afectando a la actividad agropecuaria sudamericana a nivel casi continental: La Región Amazónica del Brasil recibió en promedio un 50 % de las precipitaciones normales para la época, poniendo en marcha un mecanismo de sequía de dimensiones continentales, ya que gran parte de la humedad que produce lluvias en Sudamérica proviene de la evaporación que tiene lugar en esta importante Región. Como consecuencia, la mayor parte del Brasil y el Uruguay observaron entre un 25 y un 50 % menos de lluvia que lo normal, y sólo algunas áreas costeras registraron valores normales gracias a la humedad aportada por los vientos marítimos. Un intenso foco de sequía se ubicó sobre el sur de Bolivia, la mayor parte del Paraguay, el Noroeste Argentino, la Región del Chaco, el norte de la Mesopotamia y el norte de la Región Pampeana, provocando un descenso de las reservas hídricas, y causando un fuerte impacto sobre la actividad agropecuaria. La zona núcleo maicera-sojera (Este de Córdoba, centro y sur de Santa Fe, La Pampa y norte de Buenos Aires) recibió valores algo más generosos, por lo que su situación se mantuvo relativamente estable, pero por debajo de los valores normales. Por su parte, el margen occidental de la Región Pampeana (Oeste de Córdoba, La Pampa y sudoeste de Buenos Aires) experimentó una prolongada sequía, que redujo sus reservas hídricas y causó un fuerte impacto sobre la actividad agropecuaria. La falta de lluvias se vio agravada por frecuentes olas de calor provocadas por el calentamiento de los suelos secos de gran parte del Continente, las que acentuaron el consumo de las reservas hídricas de los suelos, y contribuyeron a generar un clima térmico sumamente variable al alternarse con las irrupciones de aire polar provenientes de la Patagonia. Sólo la zona agrícola del este de Salta, Jujuy y el norte de Tucumán pudo entrar en el verano en buenas condiciones gracias a las lluvias que la beneficiaron. Aunque el comienzo de la estación lluviosa se retardó hasta mediados de Diciembre debido a la sequía en la Amazonia Brasileña, finalmente se impuso la acción positiva que tiene “La Niña” sobre esta Región, y las lluvias llegaron con gran intensidad, haciendo que se pasara en pocos días de un panorama de falta de humedad, a uno de excesos. DEBIDO AL PROCESO DESCRIPTO, EL SISTEMA PRODUCTIVO AGRÍCOLA NACIONAL SE VIO SERIAMENTE PERTURBADO: TRIGO: La siembra de trigo se vio muy dificultada por la falta de humedad en la importante zona productiva del sur de Buenos Aires, haciendo que se abandonara la intención de sembrar cerca de un millón de Has. De los 5,1 millones de Has implantados, 300.000 Has adicionales se perdieron debido a la sequía, dando un total cosechable de 4,8 millones de Has. Aunque los rendimientos fueron relativamente buenos, estimándose un promedio nacional de 2.500 Kg/Ha, moderadamente inferior a los 2.630 Kg/Ha obtenidos en la campaña anterior, la producción del orden de los 12 millones de Tm que se espera, será un 25 % inferior a los casi 16 millones de Tm obtenidos en la campaña anterior. GIRASOL: Gracias a su notable resistencia a la sequía, la superficie sembrada con girasol logró alcanzar la cifra de 2,2 millones de Tm, significativamente superior a los 1,93 millones de Has implantadas en la temporada anterior. A pesar de la irregular marcha del clima, el cultivo logró mantener casi intacto su potencial de rendimiento, pudiendo esperarse una cosecha superior a los 4 millones de Tm. MAÍZ: El maíz fue posiblemente el cultivo más afectado por la marcha del clima. Las siembras debieron hacerse en un ambiente desfavorable que hizo disminuir la intención de siembra en 400.000 Has con respecto a la temporada anterior. Las adversas condiciones que afectaron a la etapa vegetativa y a gran parte de la etapa reproductiva de los lotes, hicieron perder buena parte del potencial de rendimiento. SOJA: Por su época de siembra más tardía, la soja fue poco afectada por la sequía primaveral, y su intención de siembra se vio favorecida por el abandono de superficie en trigo y maíz, al punto que pudo alcanzarse un nuevo record histórico con 15,5 millones de Has. CLIMA ESTIVAL: LLUVIAS OPORTUNAS CONTUVIERON EL DESASTRE La evolución hídrica de la primera parte del verano resultó muy particular. Lo normal hubiera sido que se produjeran lluvias abundantes en Diciembre, con lo cual el área agrícola hubiera entrado en Enero con reservas suficientes para soportar la ola de calor y sequía, que se esperaba para ese mes, sin mayores sobresaltos. Además, las temperaturas se elevaron por encima de lo normal a causa de la fuerte sequía que viene afectando al sur del Brasil. La extensa superficie con suelos secos que se extiende sobre esa enorme región se ha convertido en una fuente generadora de masas de aire caliente y seco, que los vientos del norte empujaron hacia el territorio argentino. En cambio, en esta temporada no se produjeron lluvias significativas en Diciembre, y la combinación de escasas lluvias y altas temperaturas provocó un gran consumo de la humedad del suelo, por lo que, hacia el 5 de Enero, la situación estaba al borde de un desastre generalizado. El oeste del área agrícola sufrió un fuerte impacto que produjo daños que difícilmente se puedan recuperar. El centro del área agrícola, incluyendo la importante zona núcleo sojera-maicera llegó a estar al borde de un fuerte impacto. El este del área agrícola comenzó a entrar en un estado de sequía avanzado, y se produjo un fuerte riesgo de incendios. Sólo la zona agrícola del este de Salta, Jujuy y el norte de Tucumán pudo mantenerse en buenas condiciones gracias a las lluvias que la beneficiaron durante Diciembre. Afortunadamente, la más que oportuna llegada de las lluvias sobre el final de la primera semana del año, evitó una verdadera catástrofe. Cuando parecía haberse llegado al borde de un fuerte impacto generalizado, la racha de lluvias iniciada a final de la primera semana de Enero se prolongó, aunque con algunas interrupciones, a lo largo de casi tres semanas, mejorando la situación hídrica de la mayor parte del área agrícola. No obstante, la distribución de las precipitaciones no fue del todo regular, pudiendo distinguirse cuatro áreas bien diferenciadas: ÁREA NOROESTE (CENTRO Y ESTE DEL NOROESTE ARGENTINO): La misma venía recibiendo lluvias abundantes desde Diciembre, y volvió a registrar valores intensos, de manera que su porción norte pasó a observar excesos, mientras que el centro y el sur quedaron en condiciones buenas a óptimas, salvo el sudoeste de Santiago del Estero que continuó registrando déficits. ÁREA NORDESTE (LA MAYOR PARTE DE LA REGIÓN DEL CHACO, EL EXTREMO NORDESTE DE SANTA FE, MISIONES Y LA MAYOR PARTE DE CORRIENTES): Las lluvias llegaron en forma tardía, y recién tomaron cierta entidad en la segunda semana de la racha. Por esta causa, el área siguió necesitando lluvias a fin de que su estado no sufra un deterioro irreversible. ÁREA CENTRAL (CÓRDOBA, EXTREMO NORTE DE LA PAMPA, LA MAYOR PARTE DE SANTA FE, SUR DE CORRIENTES, ENTRE RÍOS Y LA MAYOR PARTE DE BUENOS AIRES): Se recibieron lluvias abundantes, que en muchos casos superaron los 100 mm, por lo que la recarga de humedad de los suelos fue completa en su mayor parte, registrándose focos de exceso en el centro de Buenos Aires, el este de Córdoba y el oeste de Santa Fe. ÁREA OCCIDENTAL (OESTE DEL NOROESTE ARGENTINO, CUYO, LA MAYOR PARTE DE LA PAMPA Y EL SUDOESTE DE BUENOS AIRES): Se recibieron lluvias dispersas que brindaron un alivio insuficiente, por lo que su situación continuó en estado precario. La oportuna llegada de las lluvias permitió evitar un desastre, pero no logró revertir los daños ya producidos, de manera que la potencialidad de producción de los principales cultivos estivales quedó establecida aproximadamente en lo siguientes niveles: TRIGO: Las lluvias llegaron tarde para mejorar la situación del trigo, que estaba en plena etapa de maduración y cosecha, por lo que su producción quedó establecida en el orden de los 12 millones de Tm, o sea un 25 % inferior a los casi 16 millones de Tm obtenidos en la campaña anterior. GIRASOL: Aunque las lluvias llegaron tarde para los cultivos de girasol situados en el norte y centro del área agrícola, que ya estaban en plena maduración y comienzo de cosecha, resultaron beneficiosos, los ubicados en el sur, que aún se encontraban en la última parte de su etapa reproductiva. El grado de avance del ciclo de la mayoría de los lotes está tan adelantado que ya no necesita nuevas lluvias y su cosecha se vería beneficiada por tiempo seco y cálido. Puede estimarse que la especie logró mantener casi intacto su potencial de rendimiento, pudiendo esperarse una cosecha superior a lo 4 millones de Tm. MAÍZ: En general, las lluvias no lograron revertir el daño sufrido por el maíz durante la primera parte de su etapa reproductiva. Puede estimarse que la superficie cosechable se redujo a 2,2 millones de Has que, con un rinde medio de 6.500 Kg/Ha arrojaría una producción de 14,3 millones de Tm, un 28 % inferior a la de la temporada anterior. SOJA: La soja fue el cultivo más beneficiado por las lluvias, que llegaron justo a tiempo para apuntalar su intención de siembra de 15,5 millones de Tm. Aunque el cultivo conserva la mayor parte de su potencial de rendimiento, aún es muy temprano para tratar de estimar un volumen de producción, ya que el mismo dependerá mucho de las lluvias que se produzcan a comienzos de Febrero. Aunque las lluvias descriptas evitaron un desastre, para que la situación se estabilice completamente será necesario que, durante Febrero, se regularice su aporte. Caso contrario, es posible que se produzca un nuevo brote de sequía, que volvería a poner en peligro la producción agropecuaria. Desafortunadamente, la probabilidad de que el clima siga produciendo impactos es elevada. La racha de lluvias de mediados de Enero fue provocada por un debilitamiento temporario de “La Niña” que coincidió con un avance hacia el sur de la corriente cálida del Brasil, lo cual destrabó los mecanismos de producción de precipitaciones. Posteriormente, “La Niña” volvió a fortificarse y la corriente del Brasil retrocedió levemente hacia el norte, determinando una disminución de la probabilidad de precipitaciones. Por estas causas, la evolución prevista para la primera quincena de Febrero, indica un descenso de las reservas hídricas que afectará a las zonas donde las mismas no fueron totalmente repuestas por las lluvias de principios y mediados de mes, pudiendo preverse el siguiente panorama: ÁREA NOROESTE (CENTRO Y ESTE DEL NOROESTE ARGENTINO): Seguirá recibiendo lluvias suficientes por lo que su situación se mantendrá estable. ÁREA NORDESTE (LA MAYOR PARTE DE LA REGIÓN DEL CHACO, EL EXTREMO NORDESTE DE SANTA FE, MISIONES Y LA MAYOR PARTE DE CORRIENTES): Es probable que registre precipitaciones escasas y elevadas temperaturas, por lo que se prevé que su situación podría sufrir un rápido deterioro. ÁREA CENTRAL (CÓRDOBA, EXTREMO NORTE DE LA PAMPA, LA MAYOR PARTE DE SANTA FE, SUR DE CORRIENTES, ENTRE RÍOS Y LA MAYOR PARTE DE BUENOS AIRES): Sólo la Provincia de Buenos Aires aparece con probabilidad de recibir lluvias de entidad que traerán alivio a la situación, aunque existe el riesgo de que el sur de la misma sea afectado por descensos térmicos tempranos. Gracias a la reposición de las reservas hídricas provocada por las lluvias de mediados de Enero, el resto del área dispone de reservas para mantenerse en condiciones adecuadas hasta mediados de Febrero pero, de mantenerse la actual tendencia después de esa fecha podría producirse una reactivación general de la sequía. ÁREA OCCIDENTAL (OESTE DEL NOROESTE ARGENTINO, CUYO, LA MAYOR PARTE DE LA PAMPA Y EL SUDOESTE DE BUENOS AIRES): Sólo el sudoeste de Buenos Aires tiene probabilidades de recibir lluvias adecuadas. En el resto área se prevé la aparición de nuevos focos de sequía en el este de Santiago del Estero, el oeste del Chaco, el norte de Santa Fe, el norte de Córdoba, así como la intensificación de los déficits ya existentes en el sur de Córdoba, el sur de San Luis y gran parte de La Pampa. Lo expuesto indica que será de primordial importancia que se produzcan lluvias abundantes a más tardar el 15 de Febrero. Por el momento, la probabilidad de que las mismas puedan alcanzar al grueso del área agrícola parece baja, por lo que no puede descartarse que vuelva a presentarse un período con fuerte estrés termo hídrico capaz de incrementar el impacto productivo. PERSPECTIVA OTOÑAL: UN PANORAMA INCIERTO El desarrollo climático del otoño próximo aparece muy condicionado por el crecimiento de “La Niña” y la evolución de la temperatura de la Costa Atlántica. Si ambos fenómenos siguen su actual tendencia y continúan enfriando ambas costas del Continente Sudamericano, se correrá el riesgo de que las precipitaciones otoñales alcancen una intensidad inferior a lo normal. En lo que hace a la presente campaña agrícola esto no tendría consecuencias negativas, ya que el destino de la misma dependerá, ante todo, de la evolución climática de Febrero. Inclusive, un otoño seco podría evitar que la roya asiática de la soja produzca un brote capaz de hacer perder rendimiento y, además, favorecerá el avance de las labores de cosecha. Contrariamente, una sequía otoñal tendría graves consecuencias sobre la próxima campaña agrícola, ya que provocaría que por segunda temporada consecutiva el inicio del nuevo ciclo se produzca a partir de reservas insuficientes. Volvería a limitar las reservas hídricas para la siembra de los cultivos de invierno, produciendo el riesgo de una segunda cosecha triguera inferior a lo normal y haría vulnerables a los cultivos estivales frente a un posible atraso de la llegada de las lluvias primaverales. Por lo tanto, la ocurrencia de lluvias abundantes durante la primera parte del otoño será de gran significación para el desarrollo de la campaña agrícola 2006/2007. Es probable que, hacia comienzos de Mayo, el enfriamiento del continente ponga fin a la posibilidad de lluvias, brindando condiciones secas y frías, y eliminando toda perspectiva de recuperación de las reservas hídricas. PREOCUPACIÓN EN EL MEDIANO Y LARGO PLAZO Lo expuesto genera una seria preocupación en lo que hace a la perspectiva a mediano y largo plazo. Durante el último cuarto del siglo pasado, un incremento del régimen de lluvias favoreció el avance hacia el oeste de la frontera agropecuaria. Salta, Tucumán, Santiago del Estero, el oeste del Chaco, San Luis, el oeste de Córdoba, La Pampa y el oeste de Buenos Aires, incorporaron a la agricultura tierras que, durante las décadas precedentes, habían sido consideradas marginales. Este proceso benefició también al este de Bolivia, al Paraguay y al oeste de Brasil y Uruguay. Sin embargo, existen fuertes indicios de que este cambio estaría comenzando a revertirse. Muchos investigadores coinciden en señalar que las Regiones Noroeste, Chaqueña y Pampeana de Argentina, el este de Bolivia, la mayor parte de Paraguay, el sur de Brasil y la mayor parte de Uruguay, presentan un ciclo de precipitaciones de larga duración, que observa fases húmedas y secas, separadas por fases de transición, cuya sucesión sería aproximadamente la siguiente: Entre 1875 y 1900 tuvo lugar una fase húmeda: Las inundaciones ocurridas en este período fueron descriptas por Florentino Ameghino en su obra “Las Inundaciones y las secas en la Provincia de Buenos Aires” publicada en 1886. De 1901 a 1925 se observó una fase de transición durante la cual las lluvias fueron disminuyendo gradualmente. El período 1926/1950 registró una fase seca, que incluyó las fuertes sequías acompañadas por voladuras de campos ocurridas desde fines de la década de 1920 hasta bien entrada la década de 1940. Entre 1951 y 1975 se produjo una fase de transición, durante la cual las lluvias fueron en aumento, mejorando paulatinamente las condiciones para la agricultura. A partir de 1976 se instaló una fase húmeda. La frontera de la agricultura se corrió hacia el Oeste y volvieron a registrarse inundaciones en los terrenos bajos de la región. Entre 2001 y 2025 se desarrollaría una fase de transición durante la cual las precipitaciones irán en disminución. Entre 2026 y 2050 se desarrollará una fase seca, similar a la registrada entre 1926 y 1950. Los hechos parecen favorecer la veracidad de esta teoría. Durante las últimas campañas agrícolas, una creciente falta de humedad fue adueñándose del margen occidental del área agrícola, causando crecientes daños. Asimismo, los extensos anegamientos que afectaban a los terrenos bajos se redujeron en una notable medida, lo cual contrasta fuertemente con la situación existente hasta hace unos pocos años. Estos indicios se ven reforzados por el hecho de que La Patagonia parece estar entrando en una fase de aumento de las precipitaciones. Durante los últimos meses, la Cordillera Austral registró intensas tormentas, que provocaron inundaciones en Bariloche y otras zonas de la Región. Inicialmente, este proceso está causando problemas debido al proceso de adaptación necesario para adaptarse a un ambiente húmedo, después de muchos años de condiciones secas. No obstante, en el largo plazo se presentará una cantidad de ventajas. Después de muchos años de retroceso, los campos de nieve cordilleranos, desde Tierra del Fuego hasta Mendoza se están realimentando, dando una buena perspectiva en lo referente a la disponibilidad de agua para riego y para la generación de energía hidroeléctrica. Hace ya tres o cuatro años que la productividad de las pasturas de la estepa patagónica viene mejorando, lo cual podría ser aprovechado para un programa de recuperación de la cría de ovinos. El peligro de incendios forestales se reducirá, y los planes de forestación se beneficiarán con la mayor disponibilidad hídrica. Esto último resulta muy coherente con la teoría del ciclo de lluvias de Sudamérica, dado que La Patagonia y el resto del país se encuentran en oposición. Las fases húmedas al norte del paralelo de 42° Sur coinciden con fases secas al sur del mismo, y viceversa.
Rural
Pobreza intelectual en la sanción de la modificación de la ley de Manejo del Fuego
COMUNICADO DE CARBAP
La reciente sanción en el Senado Nacional de las modificaciones a la Ley de Manejo del Fuego 26.816, las cuales prohíben por el término de treinta (30) años desde la extinción del fuego cualquier actividad agropecuaria que sea distinta al uso y destino que la superficie tuviera previo al momento del incendio, independientemente si el incendio fuera provocado o accidental, claramente atenta contra el productor agropecuario y su seguridad jurídica.
Esta nueva prohibición, además, se aplica a las superficies con bosques implantados o nativos, sumando nuevas restricciones a las ya existentes en la ley de bosques por hasta sesenta (60) años.
Es de destacar que estas restricciones afectan profundamente el derecho de propiedad, además de ser aplicadas incluso a aquellos individuos que no son culpables de estos incendios en el caso de situaciones naturales, provocados por terceros o accidentales, tan comunes en el sur de nuestras provincias de Bs As y La Pampa en campos lindantes a vías del ferrocarril en tiempos de seca. Se trata de una situación insólita e inconstitucional, porque se impide disponer del inmueble alterando el derecho a la propiedad.
Del mismo modo los propietarios deben soportar las consecuencias de la ineficiencia de un Estado que no es capaz ni de prevenir incendios tanto accidentales o como consecuencia de actos de vandalismo como así tampoco de aprehender y someter a la justicia a quienes lo hubieran originado.
Estas modificaciones a la ley, que limitan el uso privado y comercial de tierras incendiadas, plantean una mirada prejuiciosa y muy injusta sobre el productor agropecuario, en quien recae la culpabilidad del hecho aun no siendo responsable, afectando la garantía constitucional de presunción de inocencia, quien además de haber perdido su capital de trabajo o sus inmuebles por estos hechos debe enfrentar una condena por un evento sobre el cual no tiene responsabilidad alguna y restricciones por décadas.
Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), entendemos que esta nueva ley es el resultado de la incapacidad intelectual de los legisladores en la búsqueda de herramientas lógicas, inteligentes y realistas para atender una problemática seria y compleja, ante la fácil y sencilla receta de aplicar políticas partidarias en temas legislativos nacionales, actitudes revanchistas y castigos en lugar de reales soluciones autosaboteando al país al condenar previamente al productor impulsando normas que promueven incertidumbre sectorial .
Rural
Elaboran mapa de aptitud de tierras para el cultivo de mandioca en Corrientes
Departamento de Comunicación Institucional del Rectorado de la Universidad Nacional del Nordeste
Un proyecto conjunto entre investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y de INTA avanza en la elaboración de un mapa de tierras aptas para el cultivo de mandioca en la provincia de Corrientes. Recientemente se relevó un área de 915 mil hectáreas al norte de la Provincia de Corrientes, y se identificó que bajo el sistema de manejo tradicional solamente el 3 % de esa zona posee tierras muy aptas y el 18 % de aptitud moderada, pero con manejo tecnificado el área de tierras muy aptas podría ampliarse al 13%.
La superficie cultivada con mandioca en Argentina ha decrecido los últimos años. La reducción del área cultivada puede estar ligada al desconocimiento de la distribución de las tierras aptas para su cultivo, base estructural de la productividad de este cultivo.
La provincia de Corrientes posee clima subtropical homogéneo pero una gran diversidad de suelos. Si bien Corrientes ha sido tradicionalmente productora de mandioca, sin embargo también el área ha disminuido considerablemente a nivel provincial.
En ese contexto, investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y del "Grupo Recursos Naturales" del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), consideraron pertinente evaluar la aptitud de las tierras para el cultivo de mandioca en la provincia.
En una reciente publicación, presentada en el “XXVII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo”, dieron a conocer los resultados de aptitud para el cultivo de mandioca en un área de 914.195 hectáreas ubicadas al norte de la Provincia de Corrientes.
Este relevamiento, se suma uno anterior en el cual los investigadores ya habían identificado las tierras de aptitud para la mandioca en una zona de 913 mil hectáreas en el noroeste de la provincia, desde Bella Vista y San Roque hacia el norte.
"La información generada representa un aporte disponible para los actores involucrados en el territorio" destacó la Ing. Agr. (Mgter) Ángela Burgos, investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y referente del proyecto en el que además participaron la Ing. Agr. Silvia Perucca (INTA), el Dr. Ricardo Medina (UNNE), el Licenciado Raúl Barrios (INTA) y el Dr. Ditmar Kurtz (INTA y UNNE).
En el caso del relevamiento del área de 914.195 hectáreas ubicadas al norte de la Provincia, de acuerdo a lo observado, bajo el sistema de manejo tradicional solamente el 3% del área posee tierras muy aptas y el 18% de aptitud moderada.
Pero haciendo camellones el área de tierras muy aptas se amplía al 5 % y con manejo tecnificado pasa al 13 %, 120.536,57 hectáreas que podrían ser muy aptas para el cultivo, cuadriplicándose la superficie muy apta al dejar el manejo tradicional.
DETALLES DEL ESTUDIO
Para la evaluación de aptitud de tierras, los investigadores de la UNNE e INTA utilizaron un modelo que confronta los requerimientos del tipo de uso (demanda) con la información edafo climática (oferta).
Los resultados se categorizaron en tierras de clase "Muy Apta" (sin limitaciones o leves, que no afectan el uso sostenido, ni los rendimientos; "Moderada" limitaciones moderadas con rendimientos entre el 75-50% por debajo del esperado; "Marginal" con importantes limitaciones con reducción de rendimientos esperados entre 50-25% del potencial; y "No Apta" cuyo uso no es recomendable con la tecnología descripta.
Se evaluaron tres Tipos de Utilización de la Tierra: "Manejo Tradicional", "Manejo Tradicional y plantación en lomos" y "Manejo Tecnológico adecuado para la zona, bajo labranza reducida". Los Requisitos de Utilización de la Tierra (RUT) se seleccionaron de bibliografía existente y los datos de suelos a escala 1:50.000 se tomaron de trabajos anteriores.
Para elaborar los árboles de decisión se usaron textura del horizonte superficial, riesgo de exceso hídrico, riesgo de erosión, profundidad efectiva, drenaje, índice de encostramiento, contenido de materia orgánica, fósforo, pH, conductividad eléctrica y sodio intercambiable.
Los resultados de la evaluación se volcaron en un Sistema de Información Geográfica.
RELEVANCIA DEL TRABAJO
La Ing. Burgos explicó que las principales limitaciones que se presentan en el área corresponden a riesgos de excesos hídricos por inundaciones, encharcamientos y/o anegamientos.
Remarcó que la realización del Mapa de Suelos con aptitud puede transformarse en una herramienta clave para los productores en la selección de los sitios para el cultivo, así como de las estrategias de manejo del cultivo.
Señaló que el modelo desarrollado está disponible para ser utilizado en otras áreas, incluso en provincias vecinas, según destacaron los investigadores de UNNE e INTA.
Los resultados del proyecto de aptitud de tierras para el cultivo de mandioca en Corrientes fueron presentados en el marco del XXVII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo, organizado por la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE en formato virtual del 13 al 16 de octubre.
El trabajo de investigación se enmarca dentro del Proyecto de Investigación denominado “Sistemas de Producción y Agregación de Valor en Cultivos Industriales Regionales” incentivado por la Secretaría General de Ciencia Técnica de la UNNE (PI 18A/001) que se lleva adelante bajo la dirección de la Ing. Agr. (Mgter) Ángela Ma. Burgos.
Un proyecto conjunto entre investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y de INTA avanza en la elaboración de un mapa de tierras aptas para el cultivo de mandioca en la provincia de Corrientes. Recientemente se relevó un área de 915 mil hectáreas al norte de la Provincia de Corrientes, y se identificó que bajo el sistema de manejo tradicional solamente el 3 % de esa zona posee tierras muy aptas y el 18 % de aptitud moderada, pero con manejo tecnificado el área de tierras muy aptas podría ampliarse al 13%.
La superficie cultivada con mandioca en Argentina ha decrecido los últimos años. La reducción del área cultivada puede estar ligada al desconocimiento de la distribución de las tierras aptas para su cultivo, base estructural de la productividad de este cultivo.
La provincia de Corrientes posee clima subtropical homogéneo pero una gran diversidad de suelos. Si bien Corrientes ha sido tradicionalmente productora de mandioca, sin embargo también el área ha disminuido considerablemente a nivel provincial.
En ese contexto, investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y del "Grupo Recursos Naturales" del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), consideraron pertinente evaluar la aptitud de las tierras para el cultivo de mandioca en la provincia.
En una reciente publicación, presentada en el “XXVII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo”, dieron a conocer los resultados de aptitud para el cultivo de mandioca en un área de 914.195 hectáreas ubicadas al norte de la Provincia de Corrientes.
Este relevamiento, se suma uno anterior en el cual los investigadores ya habían identificado las tierras de aptitud para la mandioca en una zona de 913 mil hectáreas en el noroeste de la provincia, desde Bella Vista y San Roque hacia el norte.
"La información generada representa un aporte disponible para los actores involucrados en el territorio" destacó la Ing. Agr. (Mgter) Ángela Burgos, investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y referente del proyecto en el que además participaron la Ing. Agr. Silvia Perucca (INTA), el Dr. Ricardo Medina (UNNE), el Licenciado Raúl Barrios (INTA) y el Dr. Ditmar Kurtz (INTA y UNNE).
En el caso del relevamiento del área de 914.195 hectáreas ubicadas al norte de la Provincia, de acuerdo a lo observado, bajo el sistema de manejo tradicional solamente el 3% del área posee tierras muy aptas y el 18% de aptitud moderada.
Pero haciendo camellones el área de tierras muy aptas se amplía al 5 % y con manejo tecnificado pasa al 13 %, 120.536,57 hectáreas que podrían ser muy aptas para el cultivo, cuadriplicándose la superficie muy apta al dejar el manejo tradicional.
DETALLES DEL ESTUDIO
Para la evaluación de aptitud de tierras, los investigadores de la UNNE e INTA utilizaron un modelo que confronta los requerimientos del tipo de uso (demanda) con la información edafo climática (oferta).
Los resultados se categorizaron en tierras de clase "Muy Apta" (sin limitaciones o leves, que no afectan el uso sostenido, ni los rendimientos; "Moderada" limitaciones moderadas con rendimientos entre el 75-50% por debajo del esperado; "Marginal" con importantes limitaciones con reducción de rendimientos esperados entre 50-25% del potencial; y "No Apta" cuyo uso no es recomendable con la tecnología descripta.
Se evaluaron tres Tipos de Utilización de la Tierra: "Manejo Tradicional", "Manejo Tradicional y plantación en lomos" y "Manejo Tecnológico adecuado para la zona, bajo labranza reducida". Los Requisitos de Utilización de la Tierra (RUT) se seleccionaron de bibliografía existente y los datos de suelos a escala 1:50.000 se tomaron de trabajos anteriores.
Para elaborar los árboles de decisión se usaron textura del horizonte superficial, riesgo de exceso hídrico, riesgo de erosión, profundidad efectiva, drenaje, índice de encostramiento, contenido de materia orgánica, fósforo, pH, conductividad eléctrica y sodio intercambiable.
Los resultados de la evaluación se volcaron en un Sistema de Información Geográfica.
RELEVANCIA DEL TRABAJO
La Ing. Burgos explicó que las principales limitaciones que se presentan en el área corresponden a riesgos de excesos hídricos por inundaciones, encharcamientos y/o anegamientos.
Remarcó que la realización del Mapa de Suelos con aptitud puede transformarse en una herramienta clave para los productores en la selección de los sitios para el cultivo, así como de las estrategias de manejo del cultivo.
Señaló que el modelo desarrollado está disponible para ser utilizado en otras áreas, incluso en provincias vecinas, según destacaron los investigadores de UNNE e INTA.
Los resultados del proyecto de aptitud de tierras para el cultivo de mandioca en Corrientes fueron presentados en el marco del XXVII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo, organizado por la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE en formato virtual del 13 al 16 de octubre.
El trabajo de investigación se enmarca dentro del Proyecto de Investigación denominado “Sistemas de Producción y Agregación de Valor en Cultivos Industriales Regionales” incentivado por la Secretaría General de Ciencia Técnica de la UNNE (PI 18A/001) que se lleva adelante bajo la dirección de la Ing. Agr. (Mgter) Ángela Ma. Burgos.