Ha alcanzado la popularidad superlativa gracias a Raúl, el divertido personaje de la serie “Los Serrano” que empezó como secundario y gracias al desparpajo del actor y al favor del público se convirtió en figura juvenil emblemática del “barrio de Santa Justa”. Ahora, casi con fanfarrias, se desvela como refulgente estrella de la comedia española en “Bienvenido a casa”, la última película de David Trueba.

El mundo del cine, entre sus debilidades alberga una obsesión psicopática por el etiquetado: “La generación de..”, “el Fulanito”s pack”, “el nuevo Brando”,”el Paul Newman islandés”… De Alejo Sauras, tras su espectacular presentación, podríamos afirmar que es el Hugh Grant español, con un deje de tristeza a lo James Dean en su armonioso rostro de aparente descaro, a lo Matt Dillon, imperturbable como Keanu Reeves e incesante como Michael J. Fox… Pero no hace ninguna falta.Un talento nuevo para el cine, que no desconocido al público, ha irrumpido con la potencia de una locomotora. En 26 comprimidos años, este brillante mallorquín ha desarrollado una carrera veloz, aunque metódica, que arrancó casi sin proponérselo. “Yo hice electrónica, estudiaba idiomas y siempre montaba obras de teatro allá donde podía…, pero nunca me planteé que se pudiera vivir de esto, o por lo menos que yo pudiera vivir de esto. ” Ha podido. Hace ya seis años, desde la serie “Al salir de clase”, que no sólo vive de ello, sino que además no tiene más remedio que estar prevenido ante la incesante avalancha de las fans. Por si acaso este periodista tenía alguna duda de ello, durante la entrevista al actor fue testigo de una de esas persecuciones: decenas de jóvenes gargantas femeninas al grito de “iRaúl, Raúl!”, su personaje de “Los Serrano”. Frenadas en su entusiasta carrera por las puertas de un restaurante, allí permanecieron, pegadas a la cristalera, casi como en “Los pájaros”, de Hitchcock. “Ya he aprendido a aceptarlo -afirma Alejo-. Las cosas son así, hay ciertos sitios a los que no voy, porque me vuelvo loco… Aunque me voy acostumbrando y ya me atrevo a ir a algunos actos públicos. Soy fallero, en la falla de Ferros, y todos los años voy a Valencia. El primer dia pasé muchos nervios porque todo el mundo venía a saludarme, pero ahora en mi falla soy uno más”. Hasta tal punto llega en ocasiones el delirio que, para escapar al “cariñoso” pero firme asedio de unos miles de fans, tras un partido en favor de las víctimas del tsunami, tuvieron que arrojar al aire las prendas interiores del equipo de baloncesto que le acababan de obsequiar para poder huir, aprovechando la confusión. “Ser actor de televisión no tiene menos valor que serlo en el cine, aunque a menudo se transmita esa idea. Tengo ganas de demostrar que la televisión no ensucia el trabajo de los actores” Tras pequeños trabajos para la gran pantalla, Alejo acaba de protagonizar “Bienvenido a casa”, de David Trueba, una comedia dramática sobre un chaval que debe afrontar su etapa adulta. Un papel que ha llegado de la manera más adecuada: con un director de prestigio y como protagonista absoluto en un reparto de tronío. Lejos de sus primeras figuraciones, a las que acudía por diversión y que comenzaron en la serie del Fari “iMenudo es mi padre!”, Alejo se confiesa “un actor en formación, un alumno que sigue estudiando”: se había preparado con Juan Llaneras en la Fundación Shakespeare y en la escuela de Cristina Rota. Pero cuando recibió el guión de David Trueba sintió miedo. “Yo lo miraba y decía, ¡qué bonito!, pero yo aquí ¿qué hago? Lo más dificil de Samuel, el personaje, es que es totalmente distinto a mí. Raúl también es diferente, pero es algo que yo puedo trabajar. En cambio Samuel es tranquilo, reflexivo… un montón de cosas que yo no soy. Es un personaje que está observando durante toda la película, y ahí he de reconocer que me puse en manos de David.” Trabajar con Concha Velasco, Ariadna Gil, Pilar López de Ayala, Jorge Sanz o Juan Echanove le infundió confianza. “Algo me decía que ellos mismos se iban a encargar de que no me diluyese.” Muy atrás quedaba ya el momento en que hubo de decidir si rechazaba definitivamente la plaza de técnico en Iberia. Perdió la aeronave, pero no se malogró una afición, a la espera ahora de obtener la licencia de vuelo y pleno de ilusión con este solemne debut protagónico.”Esta película habla de cómo hacerte un hombre. Nos cuenta que muchas de las cosas que buscamos en la vida están dentro de nosotros y que sólo hemos de recurrir a nosotros mismos para encontrarlas.” Se considera un actor dramático, no se encuentra la vena humorística y relata, aún con horror, el episodio de “Los Serrano” (que batió récords de audiencia) donde hubo de recitar a Neruda con la voz del Risitas: “Desde aquí (la cabeza) puedes interpretar a Hitler si hace falta y rodar “El hundimiento”, como Bruno Ganz, que será una persona estupenda pero a la hora de rodar una secuencia donde se caga en el mundo resulta creíble, porque es un actor dramático. Pero al interpretar una comedia, como no creas en lo que estás haciendo, estás perdido”. Sobre la acusada tendencia audiovisual a desnudar a los chicos, Alejo tiene su teoría: “El desnudo femenino está más asociado el erotismo, y el masculino, a la comedia. En “Los Serrano” se hacen más desnudos de los que querríamos, pero están concebidos desde un plano más cómico. Yo tuve problemas, por timidez, pero no por desnudarme ante mi equipo, sino porque luego lo vieran mi abuela, mi familia, la gente…”. No obstante, es partidario del sexo explícito si el voltaje de la historia así lo requiere. Y le molesta, sobre todo, una injusticia que, con “Bienvenido a casa”, cree haber restañado en parte: “Soy actor de televisión y he crecido en esta profesión escuchando constantemente que eso tiene menos valor que trabajar en el cine, pero yo juraría que, de niños, todos jugamos en el mismo parque. Si tuve la buena o mala suerte de que me escogieran en un casting para televisión, en lugar de los muchos que hice para cine, no creo que sea motivo para valorar a otro actor más que a mí. Quisiera contarle al mundo que ser actor es algo independiente del medio en el que se trabaja y me gustaría que se valorara mi trabajo en esta película, no sólo por mi satisfacción, sino también por demostrar que la televisión no ensucia el trabajo de los actores” (*) Texto de Juan Ignacio Francia