Jules Dassin era conocido en Grecia más que por su carrera de director cinematográfico por ser el viudo de la famosa actriz y ministra de Cultura del socialista Papandreu. Dassin nació en Estados Unidos en 1911, en Middletown (Connecticut).

(abc.es) Miembro de la familia numerosa de un barbero judío, comenzó su carrera como actor yiddish con el ARTEF (Yiddish Proletarian Theatre) en Nueva York. Enseguida se dio a conocer con sus películas «Fuerza Bruta» (1947) y «La ciudad desnuda» (1948), que tuvieron gran reconocimiento como ejemplos estilizados del mejor cine negro. Al ser perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas, siendo judío y de izquierdas, huyó a Europa, donde siguió trabajando. En 1949 dirigió «Mercado de Ladrones» y en 1950 realizó «Noche en la ciudad». En 1955 llegaría una película policiaca de gran éxito, «Rififí», y en 1957 «El que debe morir». Una de sus cintas más populares fue «Nunca en domingo», rodada en 1960 y protagonizada por la que luego sería su esposa, Melina Mercuri. En este musical el propio Dassin interpretaba el papel principal masculino de un inocente americano, mientras que Melina daba vida a una prostituta del Pireo llena de personalidad. Por este título fue nominado para el Oscar al mejor director y por el mejor guión. Asimismo, creó la adaptación de la película al teatro, «Ylya Darling», que fue un éxito en Broadway en 1967. Después de «Fedra» (1962) y «Topkapi» (1964), Dassin y Mercuri se casaron en 1966. Siempre con Melina, su protagonista favorita, Dassin siguió rodando películas, como «Promesas al amanecer» (1970) y «Gritos de pasión» (1978). En total dirigió 25 filmes entre 1941 y 1980. Ambos siguieron juntos hasta la muerte de la actriz en 1994, de cáncer de pulmón. Dassin acompañó y apoyó a Melina en sus actividades políticas contra la Junta de los Coroneles y en su exilio. Cuando se restauró la democracia en Grecia, ambos volvieron a Atenas. Melina fue ministra de Cultura con los distintos gobiernos socialistas (desde 1981 hasta 1989, y de nuevo desde 1993 hasta su fallecimiento). Él fue un compañero discreto y siempre en segundo plano. Desde la muerte de su mujer, se dedicó a luchar por el proyecto que había apasionado a Melina, conseguir el regreso de los denominados «Mármoles de Elgin», las esculturas y frisos esculpidos del Partenón que se encuentran en el Museo Británico. De hecho, cedió hace años los derechos de sus películas a la Fundación Melina Mercuri para apoyar la labor por la que tanto luchó su mujer.