Opinión
Tropelías y descalabros de la hegemonía norteamericana
FRANCISCO VALDERRAMA MUTIS
En los últimos tres meses hemos presenciado el rápido deterioro del gobierno de Bush. La comprobación de que había mentido sobre la existencia de armas de destrucción masiva (ADM) en Irak y los supuestos vínculos con Al Qaeda, lo tenían ya en un predicamento. La revelación de las torturas sistemáticas realizadas por miembros de las fuerzas armadas y mercenarios en la prisión de Abu Ghraib en Bagdad, rompió el consentimiento pasivo de los medios de comunicación y los periodistas se han lanzado a revelar la burda manipulación a la que recurrió Bush para desatar su guerra de agresión colonialista contra Irak. El reciente informe del comité del Senado sobre las mentiras de los informes de inteligencia, así como el reporte Butler sobre los errores de los servicios de inteligencia británicos, acabaron por hundir las pretensiones oficiales de Washington de mantener el engaño.
Bush y su secretario de Defensa Rumsfeld adujeron que las torturas, exhibidas en fotografías y videos por televisión y periódicos, se debían al mal comportamiento de unas cuantas «manzanas podridas» en el ejército norteamericano. Pero se ha confirmado que desde Guantánamo a Abu Ghraib, el gobierno estadounidense montó un sistema secreto de prisiones donde se tortura con la excusa de conseguir información para la lucha contra el terrorismo. Bush mismo se jactó de que a través de este sistema y de cárceles de países subordinados a sus dictámenes, tenía fuera de actividad 3.000 terroristas y que «otros muchos han conocido un destino diferente (…) ellos ya no son más un problema para EU o nuestros aliados», lo cual es sinónimo de que fueron asesinados. Las personas que caen en las redadas masivas en Afganistán, Irak y otras partes del mundo, son clasificadas como «combatientes ilegales» y encerradas en prisiones militares fuera del territorio estadounidense, no tienen derecho a asistencia legal, ni a saber de qué se los acusa, mientras permanecen indefinidamente sometidos a vejaciones y suplicios. Washington tuvo que revelar memorandos en los cuales se redefinía la tortura y las facultades del presidente de Estados Unidos para ordenarla. Uno de éstos, de los Departamentos de Defensa y de Justicia, sugería que la «autoridad constitucional inherente» de Bush para dirigir una campaña militar lo colocaba por encima de cualquier convención internacional o ley interna que prohibiera el uso de la tortura. Esta es redefinida como «equivalente en intensidad al dolor que produce una herida grave, tal como la rotura de un órgano, el deterioro de la función corporal o aun la muerte». Es decir, que clavar agujas bajo las uñas o sumergir la cabeza de un prisionero en un tanque de agua hasta casi el ahogamiento, no son considerados como torturas. Ni qué hablar de mantener a los prisioneros encapuchados, o privados del sueño y la alimentación, o arrastrarlos por el piso con un dogal de perro atado a sus cuellos, o violarlos. Una joven mujer que publica un boletín electrónico desde Bagdad, conocida como Riverbend, plantea la visión iraquí: «No violen, no torturen, no maten y váyanse mientras puedan –mientras todavía lo puedan mostrar como si ustedes lo hubieran decidido… ¿Caos? ¿Guerra civil? Nosotros asumiremos los riesgos. Solamente cojan sus títeres, sus tanques, sus armas inteligentes, sus políticos estúpidos, sus mentiras, sus falsas promesas, sus violadores, sus sádicos torturadores y váyanse». Como consecuencia de este escándalo, el gobierno norteamericano tuvo que postergar el informe del Departamento de Estado sobre los derechos humanos en el mundo, en el cual ellos, los torturadores, califican cada año a los otros gobiernos según el grado de respeto a los mismos. Igualmente, tuvo que retirar un proyecto de resolución presentado al Consejo de Seguridad de la ONU mediante el cual pretendía que se extendiera por tercer año consecutivo la inmunidad para los soldados norteamericanos que participan en misiones de esta institución. Y solamente pudo obtener de los países de la OTAN la promesa de ayudar a entrenar las nuevas fuerzas militares iraquíes, mas no su participación directa en la ocupación. La situación en Irak sigue empeorando para las fuerzas colonialistas. Las bajas estadounidenses se incrementan semana a semana; en julio 9 llegaron a 1.002 muertos y 5.400 heridos; y el funcionamiento de las instalaciones petroleras se ve interrumpido continuamente por los ataques de la Resistencia, que realiza acciones cada vez más coordinadas. La ciudad de Faluja resiste a pesar de los bombardeos indiscriminados sobre la población civil. Fuerzas chiítas se rearman y reentrenan con la ayuda de amigos iraníes. La transferencia de la «soberanía plena» al gobierno espurio de Iyad Alawi, agente de la CIA designado por los colonialistas, y cuya autoridad se fundamenta en las fuerzas agresoras que permanecen bajo el único comando de Washington, realizada apresuradamente y a las escondidas, ha sido desenmascarada en todo el mundo, a pesar de la sumisa Resolución 1546 del Consejo de Seguridad de la ONU, que le da un viso legal a la permanencia indefinida de las fuerzas de ocupación. En suma, lejos de avizorarse un alivio en la situación, ésta tiende a deteriorarse y la pretensión de instalar una «democracia de mercado» en Irak es cada vez más utópica. La bravuconada de Rumsfeld de que podían librar dos o más guerras simultáneas ha quedado en entredicho. El empantanamiento en Irak, el más debilitado de los tres países clasificados por el maniqueísmo de Bush dentro del llamado «eje del mal», ha mostrado las falencias de las fuerzas militares norteamericanas, su dependencia de mercenarios para misiones importantes, la incompetencia de sus servicios de inteligencia, la sobreutilización de las tropas de reserva, la extensión ilegal del período de servicio de los soldados en activo, y su incapacidad para controlar el territorio y neutralizar movimientos insurgentes apoyados por la población. De ahí que aminorara sus amenazas a Siria e Irán y que haya propuesto a Corea del Norte un acuerdo para el desmonte de su programa nuclear a cambio de seguridad y un «generoso» programa de ayuda económica, en casi los mismos términos que el que propusieron los coreanos hace más de un año y que fue rechazado con altanería. La revista Newsweek califica el gobierno de Bush como «el más irreflexivo de la historia moderna de EU». Para los intelectuales y la prensa es incapaz y estúpido. Se burlan diciendo que no debería invadir otro país hasta que no sepa pronunciar bien su nombre. El laureado escritor y director de cine, Michael Moore, lo muestra en su documental Fahrenheit 9/11 totalmente atolondrado cuando le comunican el ataque a las Torres Gemelas, como ocurrió en realidad. Un creciente número de norteamericanos, el 62% en la última encuesta, considera que la guerra fue una equivocación. Los familiares de los soldados muertos cada vez hablan más duro e invitan a la prensa a fotografiar los ataúdes, a pesar de la expresa prohibición del gobierno. Si bien las encuestas para la presidencia no muestran diferencias sustanciales, las de Congreso le dan una ventaja de 19% a los demócratas. Ex funcionarios, militares activos y retirados, y hasta un agente de la CIA en funciones, publican libros revelando las falencias y delirios de un equipo de gobierno completamente fanatizado. En este escenario tiene que afrontar Bush la campaña electoral. Toda la estantería se le está derrumbando. La intervención de Al Gore en mayo 26 le ha dado el tono a la justa electoral. El dirigente demócrata hace una crítica severa de todos los embustes de Bush y de su equipo y plantea que hoy EU y el mundo están más expuestos que antes de la guerra de Irak. Cuestiona su capacidad para dirigir el país y rechaza el asalto a las libertades democráticas por medio de la Ley Patriótica. Mientras tanto, Kerry propone aumentar las tropas en Irak para «cumplir la misión», darle un golpe de Estado a Fidel Castro con el apoyo de Latinoamérica y desestabilizar a Chávez en Venezuela. Así Al Gore confiese, al calor del debate electoral, que «nuestro mundo es inconquistable porque el espíritu humano es inexpugnable; y cualquier estrategia nacional basada en obtener la hegemonía mundial está condenada a fracasar porque genera su propia oposición y, en el proceso, crea los enemigos para el futuro dominador», la lógica inflexible de la supervivencia del imperialismo, bajo la dirección de cualquiera de los partidos, los llevará a continuar por el camino emprendido de recolonizar a las naciones pobres del Tercer Mundo y enfrentar a las potencias que pongan en peligro su supremacía mundial. Sin embargo, como ya lo estamos viendo, los pueblos han comenzado a levantarse y combatirán hasta derrotar la arrogancia imperialista.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.