Opinión
Fiebre del oro negro
ÁFRICA (*)
La noticia de que los países más ricos van a cancelar la deuda de 40 mil millones de dólares de los 18 países más pobres, de los cuales 14 se encuentran en África, forma parte de un montaje mediático y político ante la reunión del G8 en Escocia, del 6 al 8 de julio. ¿Se trata de un milagro, producto de una repentina conversión a la justicia y a la solidaridad, o encierra una parte de espejismo con trampa?.
A este preámbulo de los Ministros de Economía del G8 el 14 de junio, se añade la cruzada dirigida por el Tony Blair de que Gran Bretaña se ocupe en un nuevo Plan Marshall de la ayuda a los países más pobres de África. Esta decisión se presentó con una presión orquestada en su visita al Presidente de EEUU para que incrementase la ridícula ayuda de 3 centavos por cada 100 dólares de su PIB. En realidad, fue a informar del avance en la estrategia anglo-norteamericana de deshacer el eje franco-alemán y construir una nueva Europa más dócil que la vieja, como la denominó Rumsfeld. Tony Blair quiere aprovechar el error de Francia y su pérdida de liderazgo en la UE para suplantarla en el África francófona, sobre todo en aquellos países en los que se han descubierto fuertes reservas de hidrocarburos. Con la subida del precio del petróleo y las nuevas tecnologías, se perforan pozos en países subsaharianos consumidos por la pobreza y la enfermedad. Guinea Ecuatorial se encuentra en ese caso pero ya está bien “protegida” por EEUU mediante ExxonMobil y por Chevron que controlan sus explotaciones; y por los Bancos de EEUU en donde reposan ingentes cuentas opacas producto del petróleo en la antigua colonia española dirigida con mano de hierro por un dictador desde hace treinta años. ¿Se trata de una auténtica ayuda o más bien de una operación de imagen? El dinero es necesario para el desarrollo, pero no olvidemos que decenas de millones de dólares para la ayuda en los últimos 20 años alimentaron la corrupción en países ricos en materias primas como el antiguo Zaire de Mobutu, Guinea, Tanzania, Costa de Marfil, Angola… en donde se alentaron y mantienen guerras inhumanas: en esos países, cuanta más ayuda recibieron menos evolucionaron. El dinero no basta para un desarrollo sostenible y para un régimen democrático que respete los derechos humanos fundamentales. Veamos los ejemplos de Nigeria, Libia, Gabón, Angola, Iraq, Irán, Arabia Saudita, Kuwait, Venezuela, Emiratos del Golfo, y tantos otros del Caspio en los que el oro negro sólo sirvió para enriquecer a las mafias y a políticos corrompidos. El nuevo Abogado de África, Tony Blair, se propone duplicar la ayuda de su país al desarrollo de 25.000 millones de dólares a 50.000 millones, ¡por año! hasta 2010. No puede ser ingenua tanta maravilla. Bush ya dejó claro su pensamiento: “Eso no entra en nuestros hábitos presupuestarios”, y puso el acento en “el comercio como prioridad a la ayuda humanitaria”. No hay más que leer el documento oficial del Millenium Challenge Corporation para comprender la estrategia lanzada por Bush en enero 2004 para 17 países, 8 de ellos en África subsahariana. Condiciones: “buena administración pública, erradicación de la corrupción, defensa de los derechos del hombre, prioridad a la educación y a la salud, y promoción de la libre empresa y apertura de los mercados”. Algunas condiciones sobre derechos asombrarán a dirigentes que no podrán más que someterse al poder hegemónico de EEUU que desplaza a las antiguas metrópolis europeas. Bush agasaja en la Casa Blanca a los dirigentes de países africanos ricos en un petróleo, cuya existencia no conocían muchos de ellos pero sí los servicios de Inteligencia de EEUU para ponerlos en servicio en caso de necesidad, como ahora ante los fracasos en Iraq, Afganistán, y en todo el mundo árabe sacudido por una conmoción desde el fatídico 11 de septiembre 2001. The Institute for Advanced Strategic and Political Studies (IASPS), un lobby tejano neoconservador, llevaba años promoviendo el desenganche progresivo de Medio Oriente para proyectarse en la explotación de las reservas petrolíferas africanas. Hasta que llegó el oportuno desastre de las Torres Gemelas. Muchas casualidades sin explicación. El Gobierno de Washington se ha lanzado a la implantación de los gigantes petroleros americanos ExxonMobil, Chevron y las eficaces Maratón Oil, Amerada Hess o Ocean Energy en el riquísimo golfo de Guinea. África se ha convertido en una prioridad para EEUU, no por razones humanitarias, sino por sus inmensas reservas en petróleo y gas. El subsuelo africano tiene cerca del 9% de las reservas mundiales, unos cien mil millones de barriles. Y aunque el coste de extracción es más elevado que en Oriente Medio por encontrarse algunos yacimientos en el mar, la calidad es excelente y con un débil contenido en azufre. Las características geológicas de África y el clima permiten reducir los plazos entre los descubrimientos y su puesta en valor con lo que los inversores recuperan sus inversiones rápidamente. Además, los índices de éxito en las perforaciones es un 50 % superior en África del Oeste contra un 10% en el resto del mundo. Los duros regímenes políticos de la región ofrecen una estabilidad controlable muy conveniente que se une al ahorro en los costes de transporte pues el Golfo de Guinea está mucho más próximo de EEUU y Europa que el explosivo Golfo arábigo. Ahora bien, las ONG y otras instituciones humanitarias no se oponen a esta nueva fuente de recursos que pueden mejorar la suerte de millones de africanos con tal de que se ejerza un control supranacional para evitar que, una vez más, la corrupción y los egoísmos suicidas no desvíen la parte del león hacia las nuevas metrópolis del poder. Hasta que estalle la bomba social incapaz de soportar por más tiempo la inhumana situación de los pobres de la tierra. (*) Recibido por Corrientes al Día del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) de la Universidad Complutense de Madrid, por José Carlos García Fajardo, Profesor de Pensamiento Político y Social (UCM) y Director del CCS
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.