Opinión
“Es necesario pasar de la reactivación al crecimiento”
AACREA (*)
Según Roberto Cachanosky, la política del Gobierno de mantener un tipo de cambio alto para sustituir importaciones y recaudar más acarrea riesgos difíciles de sostener en el mediano plazo.
La inflación alcanza una proyección de dos dígitos para todo año y se espera que continúe en aumento en el corto plazo, impulsada por la política monetaria y cambiaria que lleva adelante el Banco Central. Mientras tanto, la actividad económica seguiría en alza, aunque comenzaría a disminuir debido a la falta de inversiones que afecta a la industria. Las elecciones de octubre complican el escenario a los empresarios agropecuarios, quienes no deberían esperar una baja en la presión fiscal debido a que, en los últimos meses, el Gobierno utilizó el aumento registrado en la recaudación para incrementar el gasto público. Así lo consideró el economista Roberto Cachanosky al participar del Congreso Regional organizado recientemente en Corrientes por la zona Litoral Norte de Aacrea. PRESIÓN FISCAL SOSTENIDA En la actualidad, el Gobierno hace grandes esfuerzos por sostener el tipo de cambio en valores cercanos a los tres pesos por dólar. Esto se debe a dos razones: en primer lugar, porque busca mantener un esquema de sustitución de importaciones, para el cual necesita un tipo de cambio alto. La segunda razón tiene que ver con la recaudación impositiva: “No es lo mismo aplicar una retención de 20% sobre una exportación valuada en tres pesos por dólar que en valores inferiores”, apuntó Cachanosky. “El Gobierno es una especie de socio compulsivo del sector agroexportador, y le conviene tener derechos de exportación altos pero, sobre todo, un tipo de cambio elevado porque así cobra más”, aseguró. El Estado nacional recauda unos 100.000 millones de pesos por año. De ese total, un 10% proviene de los derechos de exportación y un 8% del impuesto a las transacciones bancarias. Esos 18.000 millones de pesos que el Gobierno recauda por año con sólo dos tributos equivalen al total del superávit fiscal primario. “Por eso es muy difícil que se elimine o se reduzca la presión fiscal que hoy pesa sobre los empresarios agropecuarios, sobre todo frente a un año de elecciones”, indicó Cachanosky, y agregó que “si se compara enero-mayo de este año contra el mismo período de 2004, la recaudación impositiva aumentó en 6523 millones de pesos y el gasto público se incrementó en 6520 millones de pesos. Esto quiere decir que todo aumento de recaudación no fue a parar a una reducción de impuestos, sino a un aumento del gasto”. INFLACIÓN EN ALZA Según el economista, la inflación no sería un problema que surge del aumento de los lácteos o de la carne, sino que se relaciona con la cantidad de pesos que hoy está emitiendo el Banco Central para sostener el tipo de cambio. “La política económica es un modelo de sustitución de importaciones y la diferencia que resulte de la balanza comercial determina la sobreoferta del mercado cambiario. Esa diferencia es demandada por el Gobierno a través del Banco Central, que emite pesos y compra los dólares en el mercado. Pero, como la emisión es muy grande, vuelve a sacar el dinero de circulación colocando bonos”, explicó Cachanosky. El problema es que, si bien una parte de la emisión de moneda se neutraliza con endeudamiento, otra parte se está transformando en inflación. En enero de 2004, la cantidad de pesos en circulación aumentó un 54% respecto del mismo mes de 2003. Este año la diferencia es aún mayor, ya que el circulante fue un 25% más alto que enero de 2004. “Entonces no nos debería sorprender que existan problemas de inflación”, dijo Cachanosky. Según el Índice de Precios al Consumidor, en enero de 2004 la tasa de inflación se ubicó en 2,7% anual. En enero de 2005, la inflación llegó a un 7,2% anual y creció hasta ubicarse en el 9% en junio. Julio arrojaría una tasa de 10% anual. “Es claro que existe una tendencia creciente en la tasa de inflación. Además, estos índices no están un escalón más alto porque faltaría que se aplique un ajuste en las tarifas de los servicios públicos”, resaltó. MENOS CRÉDITOS AL SECTOR PRIVADO En los últimos meses, el Gobierno rescató parte del dinero emitido con la colocación de bonos ajustables por el CER (que equivale a la tasa de inflación, según el Índice de Precios al Consumidor), con lo cual empezaron a entrar capitales de corto plazo en la economía. “Esta situación desplaza al sector privado del mercado crediticio porque los bancos obtienen mayores tasas de interés con los bonos”, afirmó el economista, y añadió que, “por esa razón, el Gobierno tuvo que eliminar el ajuste por el CER y ahora trata de colocar bonos en dólares o a tasas fijas”. El problema será ver quién le prestará al Gobierno en esas condiciones. Cachanosky advirtió, además, que esta política de tener un tipo de cambio alto para sustituir importaciones y recaudar tiene dos costos que son difíciles de sostener en el largo plazo. Por un lado, el Gobierno se endeuda permanentemente a tasas más altas, desplazando al sector privado del mercado crediticio. Hoy la deuda del corto plazo del Banco Central está en el orden de los 10.000 millones de dólares y creció en gran medida durante el último año. “Esto no es sostenible como política de largo plazo y demanda una reforma estructural”, dijo el orador. El segundo problema es la tasa de inflación. “La pregunta es saber qué tasa de inflación está dispuesta a pagar la sociedad para sostener el tipo de cambio, que tiene, como contrapartida, la caída del salario real”, indicó. REACTIVACIÓN VS CRECIMIENTO “Hasta ahora, el aumento de la actividad económica estuvo relacionado más con la reactivación que con el crecimiento”, consideró Cachanosky. En enero del 2002 la industria utilizaba, en promedio, el 48% de su capacidad instalada. Después de la devaluación se comenzó a usar la capacidad ociosa. Sin embargo, hacia el futuro, esa reactivación del sector industrial deberá transformarse en crecimiento y para eso será necesario aumentar el nivel de inversión. “La reactivación es relativamente fácil de llevar a cabo, en la medida que existe un mercado interno que funciona por el modelo de sustitución de importaciones. No obstante, invertir en un país que tiene la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza es más difícil”, subrayó. Además, la historia muestra que la Argentina cae en una gran crisis económica cada cinco años, con importantes cambios de precios relativos. Por eso, más allá del corto plazo, que tiene que ver con la sustentabilidad del esquema cambiario vigente, habrá que ver si se puede alcanzar una tasa de crecimiento sostenida con fuertes inversiones en el sector real de la economía, dada la volatilidad que muestran la reglas de juego. “Todo negocio, por definición, tiene cierta incertidumbre. No obstante, el drama en la Argentina es el riesgo que le transfiere el sector público al privado por los permanentes cambios en las reglas de juego. Esto hace que se frene el proceso de inversión”, dijo Cachanosky. “En la actualidad –apuntó– la tasa de inversión real, en términos de bienes y equipos de producción, se ubica en el 6,5% del PBI. Esto quiere decir que se encuentra en los mismos niveles de la década de 1980, cuando no alcanzaba siquiera para amortizar el stock de capital existente”. CONCLUSIONES “En el corto plazo hay que esperar que la tasa de inflación crezca, impulsada por la política monetaria y cambiaria del Banco Central. El nivel de actividad económica seguiría en aumento, pero a tasas cada vez más moderadas hasta que se agote la capacidad instalada de la industria”, dijo Cachanosky. “Si no cambia el contexto político y económico, imagino una Argentina con ingresos de 4000 dólares por habitante y por año. A menos que se registre una fuerte inversión, no puedo proyectar una Argentina con un ingreso per cápita de 20.000 dólares anuales como España o de 38.000 como Irlanda. Como requisito previo se necesita estabilidad en las reglas de juego y eso viene dado por el comportamiento de la dirigencia política en general”, concluyó. (*) Recibido por Corrientes al Día
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.