Opinión
Cámaras patronales preocupadas por reclamos gremiales
EMILIO MARÍN (*)
Una parte de las cámaras empresarias se la agarra con Hugo Moyano y otra con el presidente Kirchner, sindicados como responsables de la conflictividad laboral. En rigor no es uno ni otro el factótum del fenómeno: los asalariados quieren recomponer sus ingresos.
Hay un tándem que registra la conflictividad laboral y la hace circular, debidamente amplificada entre los empresarios y las capas medias bobaliconas. Está constituida por Nueva Mayoría y “La Nación”. La consultora dirigida por Rosendo Fraga, ex asesor del dictador Roberto E. Viola, y el diario que representa a la Sociedad Rural, Idea y la Bolsa de Comercio, están dando manija a un dato laboral. En marzo último hubo 83 medidas de fuerza de diversos gremios, lo que implicó un crecimiento notable respecto al mes inmediato anterior, cuando habían sido 38. Esos síntomas de disconformismo social no están inventados por nadie. El contrabando político e ideológico de los voceros del establishment pasa por dar falsas explicaciones sobre el origen de ese fenómeno social y desnaturalizar sus fines. Allí está la trampa. Efectivamente hay reclamos de los asalariados, que quieren recomponer sus haberes tan castigados por el vendaval de la crisis de 2001, suplicio que les llegó tras la pérdida de su valor adquisitivo en los años de la convertibilidad, cuando fueron colocados en el freezer. La consultora Idesa –dirigida por Osvaldo Giordano, ex funcionario de Domingo Cavallo- sostiene que quienes se desempeñan en blanco pueden llegar a los niveles salariales de cinco años atrás… si logran una mejora del 20 por ciento durante el año en curso. Y esto es lo que está en juego. Pero esos pronósticos más o menos optimistas sobre la evolución salarial no pueden ocultar el drama mayor de los empleados informales o en negro, que son el 47 por ciento del universo laboral. En este renglón el atraso es mucho mayor. Los salarios no solamente venían perdiendo la carrera con la convertibilidad, el congelamiento, los planes de ajuste y la híper desocupación que empujó a la baja las remuneraciones de los sobrevivientes de la masacre de planes de empleo. Siguieron perdiéndola frente a la devaluación, que disparó los precios de los alimentos y bienes transables, a precio dólar, en tanto los salarios continuaron pagándose en pesos. Y en la actualidad los salarios siguen remando de atrás, frente a las pérdidas mencionadas y la erosión que les significa una inflación anual de más del 12 por ciento en los papeles del Indec y en mayor grado en los hechos. Sin ir más lejos, en marzo último el registro inflacionario marcó 1,2 por ciento, un dato que no fue ajeno a la disparada de los reclamos gremiales. Queda claro que los paros no se producen por decisión del secretario general de la CGT, entidad que hasta ahora no organizó ni una medida nacional antigubernamental. “Crecen desde el pie”, diría Alfredo Zitarrosa. Y algunos gremialistas se hacen eco, temerosos de perder definitivamente el tren ante sus propios afiliados. LA INTOXICACIÓN En vez de observar el fenómeno en forma objetiva, “Gaceta Ganadera” y otros medios que comulgan con el neoliberalismo, desnaturalizan la conflictividad y la adjudican a Moyano y Kirchner. Del secretario de los camioneros lo más leve que dicen es “mafioso” que sigue la huella de James “Jimmy” Hoffa, el desaparecido dirigente de los camioneros estadounidenses hasta mediados de los años ´70. El personaje fue acusado de diversos delitos e incluso pasó algunos años en prisión. Como supuesto ícono de la corrupción fue tema de la película donde lo interpretaba Jack Nicholson. Nadie dice que Moyano sea trigo limpio. Pero una cosa es criticar sus manejos burocráticos en la CGT de Azopardo 802 y su falta de convocatoria a un plan de lucha a nivel nacional en los últimos cuatro años. Y otra es cuestionarlo porque su gremio hace trabajo a reglamento y consigue un 19 por ciento de aumento de haberes. Esa última es la crítica que hacen las cámaras monopolistas, quejosas de que los camioneros lograran una mejora que roza el 20 por ciento (y la supera si se contabilizan sumas no remunerativas que se blanquean). El ex director de El Cronista Comercial y actual columnista de “La Nación”, Néstor O. Scibona, destila veneno todas las semanas contra la presunta permisibilidad oficial ante las huelgas y deplora las concesiones que se hacen a éstas. Según él, nada bueno se puede esperar de la “gran paritaria Kirchner-Moyano”, que implica “un retroceso hacia una legislación laboral más rígida y costosa” para las empresas. En consecuencia, considera que la agenda oficial “atrasa dos décadas”. Se desprende que lo moderno sería lo que se vendió aquí y en la región en los ´90 como modelo neoliberal y el Consenso de Washington. El establishment estaba acostumbrado a un sindicalismo que aceptaba sin chistar los despidos y cierres de fuentes de trabajo o privatizaciones a cambio del Programa de Propiedad Participada o las indemnizaciones de ley, con la consiguiente “mordida” de sindicalistas símil Luis Barrionuevo. Esos intereses empresarios son tan voraces que no toleran ni siquiera a un gremialista bastante moderado como Moyano, que pide algunas mejoras para su gremio y deja en banda al resto de los sindicatos. El titular de OCA, que negocia con él por el transporte de caudales, es uno de los pocos ejecutivos que reconoce su moderación. El resto de la fauna monopolista habla de “patria camionera” como si fuera émula o continuadora del sindicalismo clasista de los años ´70. Así intoxican a la opinión pública y crean un clima adverso a los pedidos salariales. Ya lo hicieron en los últimos tres años contra los desocupados o piqueteros, demonizados como violentos, vagos y mal entretenidos. APUNTAN MÁS ARRIBA Los embates de la derecha sirven a las multinacionales y no se agotan en criticar al “Hoffa argentino” sino que apuntan al propio Néstor Kirchner. El acople con los intereses foráneos se pudo ver en la manera consecuente con que los medios aludidos dieron la razón al Grupo Suez-Aguas Argentinas y demás privatizadas en sus demandas contra el país. Cada una de esos juicios importa mucho dinero en juego: sólo el de la compañía gala, planteado ante el tribunal arbitral del Banco Mundial, es por 1.700 millones de dólares. Al final del camino llegó la reestatización del servicio de agua potable y cloacas de la Capital Federal y 17 partidos del conurbano bonaerense, creándose AySA. Tal proceder alimentó los recelos de la Unión Industrial, Sociedad Rural, Asociación de Bancos, Bolsa de Comercio, Cámara Argentina de Comercio y fundaciones como Fiel e Idea, contra lo que juzgan “tendencia reestatizante” del gobierno. Ese supuesto matiz político, sumado a las que consideran concesiones gubernamentales a Moyano y demás sindicalistas, le dan gas a la campaña mediática conservadora. El último domingo, en forma concertada, la editorial de La Nación se tituló “La ley de la calle” y la columna de Mariano Grondona “¿Es el nuestro ´un reino sin justicia´? En la primera se asegura que “una minoría de alborotadores, con el apoyo expreso o tácito de las autoridades, se otorga a sí misma el derecho de derogar la lógica de la democracia y, asombrosamente, en muchos casos la consigue”. En la segunda, se dice que ese fenómeno de los aprietes tiene a la cabeza a Kirchner pues habría una “jerarquía de vetos en cuya cima figura nada menos que el poder presidencial”. El telón de fondo de esta campaña política es que los poderosos intereses empresarios están alarmados por un par de leyes con sentido obrero aprobadas por el Congreso y algunos dictámenes de comisiones para cambiar la ley de ART, eliminar el tope indemnizatorio para despidos sin causa y ampliar el plazo de prescripción para realizar una demanda laboral. El miedo de esta gente no es zonzo. (*) Recibido por Corrientes al Día
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.