Opinión
La justicia incoherente
OPINIÓN (*)
Manipular la Ley, para amordazar las ideas, la transformación del palo policial para abollar ideologías de Mafalda al uso de la ley como medio coercitivo.
La política Argentina ha producido en los últimos años resultados contrarios a los que debería apuntar la misma. Esto es, el fortalecimiento de las instituciones. Por las “viejas” prácticas, el hacer política y la militancia en la misma se fueron desvirtuando, y los puestos de dirigente y de conducción fueron ocupados por ambiciosos ciudadanos completando los espacios con distintos profesionales, en su mayoría abogados. La militancia pasó a las clases baja y media. Esta nueva estructura política repetida en los distintos partidos, fue actuando sobre diferentes sectores de la sociedad y sembrando propios en los otros poderes del Estado, se designaron jueces y fiscales por afinidad ideológica o política sin importar la experiencia o la capacidad, bastaba un título, saber sonreír y decir gracias. Hoy me voy a ocupar del sector judicial, ese otro poder que en teoría debería resguardar la Ley y hacer respetar la Constitución Nacional, en especial contra los avances del Poder Ejecutivo respecto del cumplimiento de las normas. Cualquiera que alguna vez leyó un texto sobre ciencias políticas sabe que quien detenta el poder sea el sistema político que sea, intenta avanzar sobre los derechos de los demás para imponer sus intereses, por ello el derecho penal ha ido evolucionando en la historia y se han creado limitaciones al uso indiscriminado del derecho penal como medio de coerción. Con esa línea de coherencia jurídica la Argentina se ha transformado en Estado Parte de diferentes Tratados Internacionales he incluso ha incorporado en la reforma constitucional de 1994 a los mismos con jerarquía constitucional. Así las cosas, algunas actitudes de miembros del Poder Judicial parecen carecer de esa coherencia al aplicar la teoría en la práctica diaria. Esto podría definirse como una dicotomía entre lo que es y lo que debe parecer, muchas acciones judiciales ocultan en su génesis otros contenidos no escritos, que en la orfandad probatoria revelan de forma tácita otros intereses, intereses que van desde el apriete legal hasta la defensa o la obediencia política. En este sentido hemos experimentado en los últimos años un incremento alarmante de causas “armadas”, donde una critica periodística o una investigación sobre funcionarios y su desempeño pasan a ser una cuestión de Estado. Ningún Juez que se precie de inteligente puede negar que los medios de prensa constituyen un poder no reconocido legalmente pero sí son formadores de opinión, y la opinión es difícil de manejar y costosa. Por eso los medios que no son afectos al oficialismo suelen quedarse fuera de las pautas publicitarias. De esta forma varios funcionarios han apelado a la querella por calumnias contra distintos periodistas y medios, en esto seguramente el Ministro del Interior encabeza la terna de funcionarios querellantes. Nadie puede negarle el derecho que como todo ciudadano posee de acceso a la Justicia, pero sí es llamativa la diferencia de un ciudadano X en lo que al tratamiento de las querellas respecta, y que estás tengan una celeridad diferente y una persecución judicial implacable, tampoco me quedan claro los fines de las querellas ante una nota periodística incómoda. Uno debe entiendo, saber ocupar el lugar en el que se desempeña, y si es funcionario público, brindar todas las explicaciones del caso ante denuncias o sospechas sobre delitos o vinculaciones con delincuentes. Generalmente cuando alguien molesta como periodista la gran máquina burocrática se pone en marcha y se actúa con tareas de inteligencia sobre el grupo familiar y allegados íntimos. Y si se da la oportunidad generan o aprovechan cualquier incidente para accionar de forma implacable sobre el ingenuo redactor o medio. A veces las imputaciones son tan vagas y genéricas como los daños reclamados. Se apela a delitos como la calumnia, o la investigación de posibles delitos de acción pública. Estos procesos que basta leerlos, sentimos vergüenza ajena o hasta risa, si no fuera por el hecho de con las falencias de garantías procesales uno puede llegar a terminar procesado y condenado como medio intimidatorio o de escarnio. Así, políticos y funcionarios con poder que responden a un sistema corrupto que debe auto sostenerse, van por sus detractores. Testigos claves, periodistas críticos, o simples disidentes son atacados con diferentes técnicas pero con un único fin, demostrar quien manda, así primero se persigue a la persona, se la acosa, se la asecha, se le trata de cortar los recursos, se lo desacredita, se lo amenaza, se la intimida , se lo arremete, se lo trata de vincular a alguna investigación judicial y si todo esto no funciona se intenta encontrar el método para eliminarlo, desde llevarlo al suicidio hasta la espera que un “accidente” los libre de “eso” que no se puede comprar o controlar. Estas practicas no son algo privativas de nuestras tierras, son comunes en el mundo, pero en nuestro país se practican de forma habitual y en exceso. Ante algunos informes periodísticos, son muchos los colegas querellados, y en esto la Justicia a veces parece abstraerse del sentido común, no siempre la prudencia es sinónimo de verdad, ¿cómo es esto?, que a veces una palabra mal interpretada o mal utilizada, puede poner en problemas al comunicador social, aún cuando el contenido tenga seriedad investigativa y periodística, pero carezca de prudencia. Este abusivo recurso de los que no suelen tener la razón, ha generado un Poder Judicial cómplice de las mentiras pretendiendo defender un supuesto “honor” de individuos que poco saben lo que esto significa. Mientras la doctrina jurídica de las facultades de derecho enseña la teoría ideal, la práctica profesional va por otros caminos, que se bifurcan, y que se cruzan según el momento político. La aplicación de determinadas leyes y su interpretación, son tan discrecionales como oportunistas. Para concluir voy a citar un extracto de un interesante informe de la redcom: John Stuart Mill, (Filósofo Inglés) en su ensayo “Sobre la libertad” dice: Si toda la especie humana no tuviera más que una opinión y solamente una persona fuera de la opinión contraria, no sería más justo que la humanidad impusiera silencio a ésta sola persona; y que si ésta misma persona, tuviese poder suficiente para hacerlo, lo ejerciera para imponer silencio al resto de la humanidad. La información es poder y desde siempre el poder político intentó controlar el acceso a la información. Como una fórmula matemática surge la teoría de que a cada nuevo medio de comunicación, se inventan nuevas formas de controlarlo; y a cada nueva forma de censura, aparecen nuevas maneras de enfrentarse a ella. Con esto uno solo puede concluir en la necesidad de que los periodistas además de informar reclamen se respete la LIBERTAD DE PRENSA, que se cumpla la opinión consultiva de la CIDH respecto a la no persecución penal de los periodistas en cuanto al ejercicio de su profesión proponiendo que el ofendido accione civilmente por el daño presunto ocasionado. Cito el inciso 10 de la Declaración de la CIDH al respecto, aunque es muy importante la declaración en su totalidad: 10. Las leyes de privacidad no deben inhibir ni restringir la investigación y difusión de información de interés público. La protección a la reputación debe estar garantizada sólo a través de sanciones civiles, en los casos en que la persona ofendida sea un funcionario público o persona pública o particular que se haya involucrado voluntariamente en asuntos de interés público. Además, en estos casos, debe probarse que en la difusión de las noticias el comunicador tuvo intención de infligir daño o pleno conocimiento de que se estaba difundiendo noticias falsas o se condujo con manifiesta negligencia en la búsqueda de la verdad o falsedad de las mismas. Como reflexión final, es irónico que los políticos asuman roles de víctimas frente a un particular o un periodista ante una critica, pero que ellos no puedan ser juzgados por los actos de gobierno. Como vemos un funcionario puede querellarnos por su honor, a pesar de que muchos de ellos con sus actos nos despojen del honor y la dignidad, sin que sean punibles o al menos renuncien por una cuestión ética, entonces, ¿de qué honor hablamos? (*) Recibido por Corrientes al Dóa de Marcelo Ricardo Hawrylciw; Editor Diario El Sindical; FELAP N° 496; www.elsindical.com.ar
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.