Opinión
Lo patético, visto en directo
MARIO WAINFELD (*)
Es difícil elegir una sola escena como la más patética de las de ayer. Puesto en ese brete, el cronista se inclina por los abrazos de los organizadores del acto en torno del féretro, después de las tres recidivas de violencia futbolera, como si nada hubiera pasado. Eran guionistas e intérpretes de ese libreto y se aferraron a él como autómatas, como si nada hubiera pasado, como si nadie hubiera visto.
También fue notable el desfase entre los discursos de Hugo Moyano y de Gerónimo “Momo” Venegas en medio de la refriega, con una carencia de reflejos que revivió la de Lorenzo Miguel en la cancha de Vélez, en la campaña electoral del “83, cuando se empacó en seguir hablando, tapado por los chiflidos de miles de peronistas. En un plano menor se ganaron el bronce de la machietta las declaraciones de Antonio Cafiero, quien comedido a explicar el escándalo retrucó con un arcaísmo, evocando el asesinato de Darwin Pasaponti. Pasaponti murió en las calles porteñas, otro 17 de octubre hace 61 años. Es un tiempito, más que los 32 años largos que lleva muerto Juan Domingo Perón, sobre quien algunos vivos alegan que sigue vivo. “Es el conductor de los argentinos”, sintetizó José Luis Lingeri, cuya praxis en las últimas décadas lo hizo plegarse a otras conducciones tácticas, las del presidente peronista de turno. La discordancia entre el discurso y los hechos fue anterior a los incidentes. El anacronismo integraba el código genético de la convocatoria, que pretendía vampirizar la memoria de quien fuera elegido tres veces presidente por el voto popular, un honor superior al de haber revistado como general. Dicen en Palacio que el Presidente siempre cuestionó la movida y que advirtió desde el vamos a Moyano que era un error. Lo disuadió sólo en parte, evitando que el ataúd fuera trasladado a pulso, una sobreactuación que hubiera insumido tres días. Agregan allegados a Néstor Kirchner que se trataba de una jugada que también buscaba incordiarlo, forzarlo a ponerse sin más la camiseta peronista, desbaratando el ejercicio de complejizarla y resignificarla que ensaya el Presidente. Esa versión, más que verosímil, no excusa al Presidente por aceptar el envite. Y mucho menos lo despega de quienes son sus aliados: Moyano, Lingeri, Andrés Rodríguez, algunos de los que se abrazaban en el mausoleo, mientras afuera volaban los palos…, frase que suena a chicana pero es pura descripción. En la excitación de la transmisión en vivo, la señal TN tuvo un acierto de edición, que fue callar las voces en off mientras la cámara mostraba la batalla campal y el Himno Nacional resonaba por encima de la refriega. El efecto rememoraba la escena de Good Morning Vietnam, que amenizaba escenas bélicas con el tema “A Wonderful World” en la voz de Louis Armstrong. El resultado era similar, un subrayado de la irrealidad que se estaba viviendo, por tevé, en directo porque estamos en el siglo XXI, detalle que muchos protagonistas parecen desdeñar. LA PRIMERA PREGUNTA: Dos preguntas se reiteraban en la Casa de Gobierno. La primera era por qué Kirchner –cuyos radares siempre están encendidos para detectar lo “que quiere la gente” y lo que la aleja– “compró” un evento que apestaba a naftalina, a mala fe, a apropiación del pasado. Y por qué, desconfiado como es, lo compró llave en mano. Las hipótesis más sensatas se hacían cargo de la cuerda floja que pisa el Presidente con el peronismo real, que es la base de su coalición de gobierno. La segunda, que nadie dice en voz alta, es que tal vez Kirchner se engolosinó con lo que podría haber sido el acto, con la imagen congelada ayer a las tres de la tarde: un día de solcito, miles de personas en la calle, el fervor popular, la leyenda que continúa. Por lo que fuera, el Presidente se equivocó, emparentado con aliados cuya imagen pública poco puede deteriorarse porque ya es bajísima. No es el caso de Kirchner, lo que duplica el desagio que sufrió ayer, originado desde sus propias filas. LA SEGUNDA PREGUNTA: La segunda pregunta que se formulaba, con distintos énfasis, en la primera línea del oficialismo es si el desmadre de la movilización era doloso o culposo. Esto es, si las golpizas y los tiros fueron consecuencia de la brutalidad de algunos concurrentes o de un designio de sus organizadores, una cama armada para el Presidente. El diputado Carlos Kunkel fue el primero en argumentar que “volvió el matrimonio Duhalde”, imputándole una acción deliberada. No se puede dar por desbaratada una sospecha cuando recién se han producido los hechos, pero la impresión primera de este cronista (con la que concuerdan funcionarios nacionales y provinciales de alto nivel) es que la violencia fue consecuencia de una serie de factores imputables a sus organizadores, pero no de su voluntad de armarle un escenario nefasto al Presidente. La carencia de intención no exime de responsabilidad. Tampoco propone que los enfrentamientos fueron hijos del azar, sino que derivan del modo y de las gentes que suelen movilizar los jefes sindicales involucrados. “Ya casi no llevan afiliados o laburantes comunes. Salen con puro aparato, puro barrabrava, puros matones”, dice un integrante del gabinete nacional, conocedor del paño. Muy cerca de Felipe Solá y de León Arslanian, un funcionario bonaerense disecciona el fenómeno: “La experiencia de estos años comprueba que las máquinas sindicales no pueden garantizar la seguridad de los actos. Las organizaciones sociales armaron miles de cortes de ruta. ¿Cuántos incidentes, cuántos heridos hubo? Los actos sindicales, en cambio, casi siempre terminan con goma. Los que manejaban ayer la organización eran improvisados totales. Y los dirigentes fueron irresponsables, se ne fregaron de lo que pasaba, cerraron sus celulares durante la caravana, no atendían llamadas de la gobernación”. Furioso, el confidente agrega desde La Plata: “Arslanian les pidió a Moyano y al Momo que suspendieran el acto o que, al menos, evitaran los discursos, pero los tipos siguieron adelante”. GOLES EN CONTRA: “Ojo con Arcuri, que jugaba su propio partido. Ojo con Graciela Giannettasio, que quiso convencer a Felipe de ir al palco cuando todo era un desastre”. En algunos pasillos de la Rosada, la hipótesis del complot paga unos boletos a ganador. Otros oficialistas optan por ver la viga en el ojo propio. “Pasamos la huelga del Garrahan, la de los subtes, las marchas piqueteras sin reprimir, las elecciones del año pasado sin escándalos. Y en una semana nos hacemos dos goles en contra, en el Hospital Francés y en San Vicente”, meneaba la cabeza una prominente figura del Gobierno. Los goles en contra valen lo mismo que los otros y, en algún sentido, deberían enseñar más. Las teorías conspirativas, que sobrevivían al cierre de esta edición, son confortantes pero usualmente engañosas. REMEMBRANZAS: Cualquier diálogo de estas horas incluye la remembranza de Ezeiza y rescata aquello que la historia se repite, la primera vez como tragedia, la segunda como parodia. La asociación es ineludible, aunque para ser certera no debería extremarse. En Ezeiza la violencia fue una herramienta utilizada para dirimir un conflicto político. Las lecturas de época son controversiales y ahora pueden parecer delirantes, pero lo cierto es que los bandos estaban claros y la apelación a la pólvora era un recurso. Una primera ojeada sobre San Vicente sugiere que la escena habla más de la situación cultural y social de la Argentina que de su lógica política. Miles de movilizaciones se realizan en este suelo, con objetivos precisos y en muchos casos desafiantes, sin que brote la violencia patoteril, de cancha, que se vio por la tele. Más allá del visible tirador filmado en detalle, los que pelearon (por suerte cabría añadir) lo hacían a puño limpio o con piedras o palos. No portaban armas, no daban la sensación de estar pertrechados para la pelea. Seguramente un primer sesgo del debate cargará en la mochila del peronismo, tout court, lo patético y lo brutal que se vio en la quinta-museo. Lo patético le concierne en un ciento por ciento. Lo brutal se repite todas las semanas en casi cualquier cancha, no en nombre de la patria peronista o la socialista sino de Claypole o Villa San Carlos. O en cualquier esquina donde un colectivo roce a un motoquero. Una violencia transida, incontenible y acumulada forma parte de la realidad cotidiana, en especial cuando convergen ciertos núcleos de marginales. Un acto político masivo la congrega, la exacerba, posiblemente no la explica. Volviendo a la política, valdría la pena agregar que la instalación de los restos de Perón en un lugar histórico debió ser una tarea del Estado y no de una central gremial, mucho menos de una ONG de imprecisa tipificación como son las 62 Organizaciones. Prendarse de la frase “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino” y luego privatizar el homenaje es otra de tantas incongruencias patéticas puestas en evidencia en un 17 de octubre que será memorable por sus peores contingencias. (*) Pagina /12
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.