Opinión
“Comentarios constructivos” (para que nadie se enoje)
Gustavo Lazzari (*)
El discurso del Presidente Kirchner con motivo de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación resultó demostrativo de sus convicciones y logros de gestión.
No obstante, algunas apreciaciones merecen ser algunos comentarios a efectos de sincerar la realidad y contribuir al mejoramiento. Dijo el Presidente Kirchner: “La economía argentina está transitando su 5° año consecutivo de crecimiento a un fuerte ritmo que ronda entre el 8 y el 9 por ciento anual, sin mostrar signos de desaceleración y con firmes expectativas de que en el año 2007 continuará el proceso de crecimiento a una tasa todavía elevada. (APLAUSOS)” La realidad es que el mundo crece a tasas extraordinarias. Un relevamiento [1] señala que de 213 países solo cinco tuvieron recesión en 2006 ( Monserrat, Seychelles, Maldivas, Zimbawe y Líbano). Tres de esos países sufrieron un tsunami devastador, guerras civiles e invasiones externas. Otros 46 países tuvieron tasas positivas entre 0 y 3%. Incluyendo en este segmento a los países mas ricos del mundo donde los parámetros son diferentes. Un grupo de cien países crecieron a tasas importantes entre el 3% y 6%, incluyendo en este renglón a casi todos los países africanos, la región mas pobre del mundo creció en promedio un 5% ( Rwanda, 5,8% Tanzania 5,8%, Ghana 5,7%). El promedio mundial es 5,1% Por último un pelotón de nada menos que 62 países crecieron a “tasas chinas” superiores al 6%. Azerbaijan 32%, Mauritania 19%, Guinea Ecuatorial 18%, Angola 14%, China 10,5%, Mozambique 9,8%, Sudan 9,6%, Letonia 9,3%, Estonia 9,2%, Venezuela 8,8% y Argentina 8,5% Estos números dejan bien en claro que hay un componente internacional extraordinario que explica buena parte del crecimiento. En otras palabras, los méritos del crecimiento no son 100% patrimonio de la actual administración. Adjudicar al actual modelo económico todo el mérito del crecimiento es un error conceptual. El modelo económico no es empobrecedor pero tampoco es un decálogo de recomendaciones santas e incuestionables. Dijo el Presidente Kirchner “En el 2006 se redujo la tasa de inflación respecto a lo ocurrido en el 2005. El IPC registró un aumento del 9,8; 2,5 puntos menos que lo ocurrido durante el 2005. De esta manera se logró quebrar la tendencia creciente observada durante el 2004 y el 2005 cuando el IPC exhibía año a año una duplicación de su tasa; 3,7 en el 2003, 6,1 en el 2004 y 12,3 en el 2205…. gracias a Dios los argentinos tuvimos un 9,8 por ciento y vamos a seguir trabajando. Porque en un país que crece, un país donde hay inversión, en un país que hay consumo, es natural que ciertas variables tengan determinada movilidad. Durante la década del ´90 tuvimos deflación pero teníamos 60 por ciento de pobreza.” El dato de inflación, suponiendo como cierto el 9,8% del 2006 no es para alegrarse. De un relevamiento de 223 países, solo 31 tienen una inflación mas alta que la Argentina. Nuestro país comparte este podio inflacionario con países como Etiopía, Kenya, Nigeria, Burundi, Tonga, Botswana. En América la tasa de inflación argentina solo es superada por Costa Rica (12,1%) y Venezuela (15,4%). En ese ranking hay 191 países que tienen inflación mas baja que la Argentina. Es de notar que el 9,8% se logró con dos características letales. Distorsión y dibujo. El índice de precios está distorsionado por controles, aprietes, retenciones, congelamientos tarifarios y otras medidas heterodoxas que el Presidente aseguró no abandonar. El dato de pobreza es alentador. La pobreza se redujo de un máximo del 54% en 2003 al 31% en el primer semestre del 2006. No obstante es de destacar dos cuestiones. La pobreza surge como resultado del índice de precios. Indica la cantidad de personas y hogares cuyos ingresos no alcanzan una canasta básica de aproximadamente $860 en la actualidad. Ese valor está sesgado por los precios que releva el INDEC. Si estos precios están dibujados o reprimidos, el dato sobre pobreza es también dudoso. Es un tema estrictamente matemático. Esto es fundamental. Si la inflación del 2006 no fue en rigor de verdad del 9,8% sino mayor, entonces la pobreza no sería menor al 30% como estimó el Presidente. Este dato es vital para evaluar y justipreciar la bondad del actual modelo. A la hora de evaluar la tasa de pobreza, es importante recurrir a la verdad histórica. Según el INDEC la tasa de pobreza en 1989 alcanzó al 47,3% de las personas en el Gran Buenos Aires (GBA). Al disminuir la tasa de inflación cae hasta un piso del 16,1% en mayo de 1994. El punto mas bajo de los años noventa. A partir de allí, y con el aumento del desempleo la pobreza aumenta hasta alcanzar el 27% en mayo de 1999. La agudización de la recesión lleva la pobreza al 35% en octubre del 2001. La pobreza se espiraliza con la devaluación de enero del 2002 alcanzando ese año un máximo del 54% de las personas del GBA. No es cierto que la pobreza fue del 60% durante los años noventa. No hay evidencia estadística en ese sentido. La realidad indica que la devaluación generó 20% de pobres en un plumazo. La pobreza pasó del 35% al 54% entre octubre 2001 y octubre 2002. Por último, Tampoco es del todo cierto que “en un país que crece algunas variables deben tener cierta movilidad”. China crece desde 1980 y solo en cinco de los veintiséis años hubo tasas de inflación superiores al 10%. En el resto del período las tasas fueron muy bajas y hasta deflacionarias. El promedio de crecimiento es 9,7% anual, en tanto que el promedio inflacionario apenas llega al 6%. En los últimos diez años, China creció 135% en tanto que la inflación acumulada desde 1996 es de solo 13%. Es posible crecimiento sin inflación. Muchos países del mundo lo están demostrando. Sin ir tan lejos, la Argentina de los inmigrantes creció 50 años con tasas de inflación cercanas a cero. [1] www.cia.gov (*) Recibido por Corrientes al Día de www.atlas.org.ar
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.