Opinión
La debacle de los falsos profetas
SONIA LOPEZ (*)
Las Elecciones del Chaco ponen sobre la mesa el rol político errático que vienen jugando las empresas encuestadoras no solo en la región sino en toda la República. Por dar un ejemplo paradigmático pensemos en Zuleta Puceiro, consultado como “el experto” conocedor de la más intima vocación del Soberano: En Tierra del Fuego dio perdedora insalvable a la Gobernadora Electa Fabiana Ríos del ARI, en Santa Fe otro tanto al Gobernador Electo Binner del Partido Socialista, ahora en el Chaco dio perdedor por 10 puntos, debajo de Rozas al virtual ganador de las Elecciones del Chaco Senador Capitanich del Partido Justicialista.
Sin ir más lejos el mismo “consultor político” junto a Rabosi del Chaco no le daba ni 1% a nuestro Partido en las últimas elecciones de febrero en Corrientes resultando, la que escribe esta carta, Convencional Constituyente junto con otros sectores de la oposición que no figuraban siquiera en estos sesudos sondeos. ¿Qué está pasando con los profetas del poder? Ante la perplejidad indisimulable se ensayan respuestas indecorosas. Como el analista que salió al aire por una radio local indicando que el problema radica en que el ciudadano miente su voto al encuestador porque se trata de un voto vergonzante. ¿Voto vergonzante? ¿La culpa la tiene el mentiroso Soberano? ¿Ahora resulta que es el pueblo el mentiroso aquí? Lo que ocurre en realidad es bien distinto. Hace tiempo que las encuestas y sondeos de opinión dejaron de ser un estudio con rigor científico para pasar a ser descaradas operaciones políticas sobre la conciencia media social. Ejemplo de campo: Se presentan los números de las encuestas ante los grandes medios de comunicación como lo que inexorablemente ocurrirá, por ende, el sujeto de la elección deja de serlo, para pasar a ser objeto de la operación “científica”. Con estos números “inexorables” se busca disipar en el “objeto de la operación” (la persona) las esperanzas en aquello que no figura en la grilla de opciones exhibidas. Ante el desencanto, se busca dirigir al “objeto” hacia la conservadora sensación de “sensatez” que lleva a pensar: -si voto de este modo pierdo mi voto, porque quedará por el camino, mejor lo pongo en juego y opto por el famoso “voto útil”, dejando atrás mis sueños, mis esperanzas y mi corazón, que de nada servirán porque todos votarán eso que dice la encuesta- El voto ganador, para festejar enajenado la alegría ajena. Voto enajenado, alegría enajenada, soberano sin soberanía, profecía autocumplida de los profetas del poder, contratados para eso, para mentir, para inducir, para aniquilar las esperanzas y los sueños. ¿Se entiende? Profecía autocumplida: como si una persona realizara la siguiente predicción: “el pasto amanecerá cortado” y sencillamente lo manda a cortar de noche para que así amanezca. Sencillo. Se informa que pasará algo inexorablemente, situación que determina que en realidad pase eso que se anunció. Manipulación de conciencia social que no tiene escrúpulos ni principios éticos. Pero… ¿Y ahora qué pasó? Ahora pasó que el “objeto de operaciones” vuelve a ser “sujeto”, vuelve a ser persona. Indeterminado ser con libre albedrío, con capacidad de elegir, de equivocarse, tropezar y levantarse. Con capacidad de hacer lo que quiere y desea de verdad sin tener que “confesarle” lo que está en su corazón a los que destruyen esfuerzos y amenazan conciencias. Extraordinario. Nadie sabe lo que pasará el 30 de septiembre. Maravilloso. ¿O acaso los candidatos no se tienen fe? Porque cualquiera es candidato sobre “seguro”, pero cuando a seguro lo llevan preso queremos ponerle un Abogado, y acusamos al electorado de mentirle al encuestador. ¡Que impertinentes, quieren hacer lo que se les plazca en el cuarto oscuro, que ocurrencia! ¿Perdón? ¿De eso no se trataba la Democracia? El fenómeno social que se está desplegando progresivamente es que se comienza a mover el piso en el cual se paraban las encuestadoras para manipular y operar. El piso consistía en la verdad real de la intención del electorado sobre lo cual trabajaban encuestador y contratante. Entonces el Político X contratante (siempre gobernante o con niveles altos de poder político) con la encuesta en la mano, manejando y conociendo la verdad real encontrada en el trabajo de campo, le comunica al encuestador que tal porcentaje hay que bajar, que el suyo propio hay que subir, y que tal otro no hay que mencionar y dejarlo inexistente. Paso siguiente el encuestador hace la segunda parte de su trabajo, difundir ante los medios de comunicación los números ya “arreglados” de su trabajo, para que esa mentira construida sobre una verdad, pueda ser verdad en un tiempo de sobresaturación sobre el “objeto de operaciones” el elector. El problema que se presenta hoy es que ese piso de verdad sobre lo cual se construía la mentira, viene comportándose de manera inesperada. El piso se mueve. El elector, en cantidad de casos, decide no decirle al encuestador la verdad sobre a quien realmente votará, no porque sea vergonzante como lo indicaba un analista despechado, sino porque de esa manera mantiene segura su decisión, libre de las presiones políticas y de la extorsión del hambre. -“Jugamos callados”- se escucha mucho, el voto de este modo vuelve a ser lo que nunca debió dejar de ser: secreto, intimo, personal, y al fin nuevamente soberano. Una mentira, construida sobre un piso así, no puede resultar más que un desastre de predicción. Porque no se puede mentirle desde los medios a quien ya ha decidido ocultar lo que piensa hacer a esa encuestadora que difunde los números resultantes, porque ese sujeto se sabe tal, y confía que otros habrán hecho lo mismo, entonces ya no funciona la mentira del poder como antes. Más bien el Poder se encuentra probando de su propia medicina, la mentira, y lo más indecoroso es que además se queja. ¿Será por ello que tantos millones en publicidad no da el resultado de antes? ¿Será por ello también que el aparato de gobierno al servicio de los candidatos oficialistas ya no garantiza el voto seguro como antes? Estupendo. En estos días, estas mismas empresas Zuleta y Rabossi, que no cobran barato a quienes los contratan (en general los que gobiernan y son oficialistas en el juego electoral), anuncian con pompa de profecía que el gobernante Frente de Todos (su contratante) ganará cómodo el próximo 30 de septiembre, sin mayores sobresaltos, y que buena parte de los Partidos de la oposición sencillamente no existimos. ¿Alguien puede creerles hoy día a los profetas del poder? Después de Córdoba, Tierra del Fuego, Santa Fe, Chaco, y aquí mismo lo de Febrero ¿No deberían dedicarse a otra cosa? ¿Acaso tienen la esperanza los poderosos que este piso, el correntino, no se les mueva? Conclusión: ¡Que la Democracia resurja de sus cenizas! Que vuelva la incertidumbre, los nervios de los candidatos, el ajetreo. Que los candidatos vuelvan a recopilar sus propuestas para intentar interesar y conmover al electorado. Que digan para qué quieren el poder. Que vuelvan a golpear las puertas de las casas de los que mandan, ellos, los sencillos trabajadores para suplicarles el voto. Que vuelvan a tener que abrazar a viejitas enfermas y a chicos moquientos, aunque sea con cara de asco, como lo hacían, pero que al menos se tomen el trabajo de disfrazarse de populares, para divertirnos al menos. Que salgan a construir debate público verdadero, al fin que se discutan los problemas de la Provincia, de los que viven del sudor de su frente, ellos, los imprescindibles, los que sostienen el erario público que tanto saquean para hacer negocios los políticos del poder. Que los candidatos todos, seamos del signo político que seamos, no sepamos qué pasará en absoluto, que solo lo sepa cada quien cuando esté en la cola ese Domingo. Que triunfe el secreto, ese voto callado, el que está bien guardado en el corazón. Y que al final de la jornada todos tomemos el lugar que nos corresponda, sea cual fuere. Que así sea, por el bien de todos. (*) Recibido por Corrientes al Día de Sonia López, Convencional Constituyente (MC). Candidata a Diputada Provincial por el Partido Comunista. DNI 20.939.286
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.