La Vendimia sintetiza tradiciones, creencias, mitos y costumbres de Mendoza. Vendimia es nuestra música, nuestra poesía, las comidas, las supersticiones y nuestra fiesta. Vendimia está ligada a la “historia no escrita del pueblo”. El cultivo de la vid y la industrialización de sus frutos, en Mendoza es mucho más que una actividad económica; es una expresión popular del sentimiento de amor y adhesión hacia el trabajo y la riqueza colectiva. Mendoza es vendimia, porque la siembra y la cosecha son una clave secreta de la vida de los mendocinos, esa vida signada por el esfuerzo necesario para ganar la batalla desigual contra el desierto.

En 1936 Mendoza comenzó a crear una fiesta, una celebración que es mucho más que el agradecimiento por el fruto de un año de esfuerzo. Con los años, fuimos construyendo una fiesta que es un poco nosotros mismos. Mendoza es Vendimia, porque la fiesta está realizada por la amalgama de lo que fuimos, lo que somos y lo que soñamos ser. Mendoza es Vendimia y cada uno de los mendocinos es parte de Nuestra Fiesta, porque cada uno de nosotros ha sido moldeado por el paisaje del desierto, por el esfuerzo cotidiano, por el canto lento y pausado de las acequias, por la arboleda y los surcos. La Fiesta Nacional de la Vendimia, a pesar de sus jóvenes 72 años, es una fiesta tan vieja como Mendoza, porque revive una larga historia que es la nuestra. Por eso la fiesta es nuestra carta de presentación al mundo, ella nos pinta de cuerpo entero, pinta nuestro paisaje, canta los sueños que nos hicieron posible como pueblo y los sueños de lo que queremos para nuestros hijos. No cabe duda, Mendoza es Vendimia. LA VENDIMIA 2008 SERÁ “NACIDA DEL RÍO Y DE LA TIERRA” El espectáculo artístico que se representará en el Teatro Griego Frank Romero Day, estará bajo la dirección de Alejandro Conte Las deliberaciones llegaron a su fin y el jurado conformado por 13 miembros dio su veredicto. El espectáculo de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2008 será “Nacida del río y de la tierra”, una propuesta que será dirigida por Alejandro Conte, con guión de Nora Meineri. De acuerdo a los considerandos del jurado, la propuesta ganadora tiene una comunicación clara con el público, tratando de pasar al espectador por distintas emociones, a través de diferentes lenguajes. Respecto de lo literario, la propuesta fue seleccionada por su lenguaje rico y fluido, que integra los íconos patrimoniales e históricos de la región. Su mensaje es ecologista no retrógrado, en defensa del agua y la tierra como recurso para la producción y con factibilidad de realización. Por el lado de los espacios escénicos, se consideraron versátiles con coherencia entre lo temático y la puesta. Desde lo musical, el jurado sostuvo que es la banda sonora es sólida tanto en lo creativo como en los temas tradicionales, con un muy buen planteo de ejecución en vivo. La propuesta ganadora, bajo dirección de Conte, con guión de Meineri contará con un equipo conocido en el ambiente vendimial. La producción ejecutiva estará a cargo de Alberto Carmona, dirección coreográfica será de Claudia Ormeño y Marcela Nadal; en la Dirección Actoral Hugo Marsala; la música estará bajo la batuta de Claudio Brachetta y Roberto Tristán; el jefe técnico Carmelo Milone y la escenografía de Laura Flores. SÍNTESIS ARGUMENTAL Nacida del río y la tierra relata la relación de vida que siempre existió entre el agua y la tierra y como la intervención del hombre fue moldeando el desierto hasta transformarlo en un sitio privilegiado. El relato está planteado en forma cronológica y espiralada, recurriendo al ayer para entender el presente, poniendo el foco en la relación del hombre, la tierra y el agua. El espectáculo creado por Conte y Meineri, a cada momento rescata las tradiciones que hacen a la esencia de nuestro pueblo, sobre todo en lo referido a los valores, que a fuerza de voluntad y coraje, convierten a Mendoza en una provincia de proyección internacional. Asimismo, el guión enfatiza la visión social y la revalorización ecológica, para el mantenimiento de éste hábitat que con tanto esfuerzo logramos construir. La obra va integrando lo imaginario con lo real, el pasado con el presente, lo universal con lo regional, de lo que resulta una dinámica que nos muestra desde otra perspectiva al Ser Mendocino y su relación con el entorno, así como la importancia de cuidar con responsabilidad el equilibrio de nuestro ecosistema. EL ESCENARIO El “Teatro Griego Frank Romero Day”, sirve de escenario desde 1963 para la culminación de los festejos vendimiales. El recinto permite albergar a los 21.686 espectadores cómodamente sentados. El nombre original del Teatro Griego fue Anfiteatro del Cerro de la Gloria o Gran Teatro al aire libre del Cerro de la Gloria. Esta monumental obra fue concebida y realizada por uno de los más destacados arquitectos de Mendoza, don Daniel Ramos Correas, quien en 1940 fue designado director de Bosques y Parques, en la gestión del gobernador Rodolfo Corominas Segura. La obra estaba incluida entre varios proyectos correspondientes al parque Gral. San Martín que abarcaba la remodelación del Cerro de la Gloria, un pequeño teatro al aire libre y la modernización y traslado del Zoológico. El lugar elegido para la construcción del Teatro Griego, según las palabras de Ramos Correas “ya estaba hecho por naturaleza, era el lugar ideal y sólo restaba obras menores por parte del hombre”. Con el cambio de gobierno, asumió en Obras Públicas el ingeniero agrónomo, Frank Romero Day, quien decidió apoyar y continuar las obras. En el año 1950 fue utilizado por primera vez con el motivo de ser declarado en todo el país el año sanmartiniano, se presentó en esa ocasión la Cantata Sanmartiniana. En 1962 se resolvió continuar las obras de edificación y en 1963 quedó oficialmente inaugurado con la realización de la Fiesta de la Vendimia, colocando además una plaqueta con el nombre de Frank Romero Day. El teatro griego es único en la Argentina. Tiene 120 metros de boca escénica y el respaldo de dos kilómetros de cerros. La amplia plataforma que cumple la función de escenario, semeja una gran bandeja y se halla separada de las gradas por una fuente de agua. Los cerros circundantes fueron bautizados por don Abelardo Vázquez como Cabernet, Pinot, Semillón y Vinagre. Múltiples escenarios, que pertenecen a la masa construida, se habilitan simultáneamente con una superficie total de 900 m2 a los que se le agregan escenarios circunstanciales según necesidades. El proscenio central tiene 60 metros. Para dar vida al imponente coliseo, un submundo esceno-técnico se moviliza antes, durante y después de cada espectáculo. El teatro posee 14 camarines con baños individuales y generales; en el subsuelo se encuentran depósitos, talleres de utilería y subestaciones de energía eléctrica con un desarrollo dimensional de 420 metros cuadrados. VENDIMIA, UN FENÓMENO TURÍSTICO Sin lugar a dudas, la Fiesta Nacional de la Vendimia, es un producto turístico consolidado. En la edición 2007, tomando el período de tiempo comprendido entre el miércoles 28 de febrero y el miércoles 7 de marzo, visitaron la provincia unos 68 mil turistas, siendo el Gran Mendoza y su zona de influencia los sitios que registraron los mayores índices de ocupación. Dentro del periodo anteriormente señalado, quedan comprendidos dos recambios de visitantes: los que disfrutaron los actos centrales de Vendimia y los paquetes turísticos Vendimia (desde el 1 al 5 de marzo) y segunda noche (desde el 5 al 9 de marzo). La celebración siempre sorprende agradablemente al turista espectador y en el 2007 logró renovar su propuesta con su federalización de la Bendición de los Frutos, que con la incorporación de la peregrinación de la Virgen de la Carrodilla con destino final en Junín, dotó a la Vendimia 2007 de un evento más de espontánea y sentida adhesión popular. La Vía Blanca y el Carrusel, con intenso colorido, bailes típicos, presencia de las diversas colectividades que residen en la provincia y fundamentalmente con la histórica y masiva participación del pueblo mendocino resultan muy valorados por los visitantes extranjeros, ya que en ambos actos el turista tiene la oportunidad de ver la manifestación espontánea del lugareño y sumarse a ella, con la aceptación natural del mendocino.