Opinión
Síntesis del desastre energético nacional
LA LUZ MALA EN CORRIENTES (*)
“El sentido común” –según la regla de chicana política- “es el menos común de los sentidos”, y la pretensión de ahorro de energía o su conservación es algo tan improbable en esta provincia que seria un símil comparar el ahorro de energía cinética de un elefante versus una hormiga. Veamos un ejemplo ilustrativo parodiando a La Fontaine.
Un día en el bosque el rey León decide que se debe ahorrar energía cinética, esto es quedarse quietos. Así dada la escasez de proteínas de todo tipo pero especialmente las vegetales, no se terminaría consumiendo las únicas existentes al momento: las de origen animal. Todos se quedan quietos por igual obedeciendo la orden real. Y el chambelán del reino presenta su informe INDEC del momento con un bando público, para lo cual debió gritar mucho y fuerte movilizando a todos los animalitos del reino a la plaza rosada de la capital. “Conciudadanos, se ha ahorrado 157 millones de kilojoules, equivalentes a un puntillón de proteínas de variopinto origen animal. El premio al ahorro se lo lleva la hormiga que se ha quedado quieta 24 horas sin cesar, y el peor índice fue del elefante que apenas se contuvo 30 minutos” Las conclusiones obvias es que la hormiga ahorro mucho y el elefante nada. Por lo menos en apariencia sin embargo la realidad Claro esta sin que se tengan en cuenta los verdaderos parámetros de estos ahorros, la cosa seria algo distinto en estos índices absolutos. Algo del mismo calibre sucede con este manoseado ahorro energético que se nos impone a costa del martirio innecesario de personas sometidas a calores inclementes y en donde un aire acondicionado no es un lujo sino una necesidad. Para mas datos el hormiguero se llama Corrientes y posee todos los dones de la naturaleza, menos corrientes, paradójicamente. Sin embargo esto no impide que se desarrolle una campaña de “ahorro”, el ahorro de la hormiga en un sitio que por lo paupérrimo de su consumo, es exactamente igual a la metáfora antes mencionada. Las razones porque el Estado Nacional es una peste de jardín, y el gobierno provincial una enfermedad zoonotica junto a los legisladores, en “ver mas” como es usual. Corrientes es una hormiga en el sentido de su pequeñez en cuanto al atraso industrial y de desarrollo en general. Con tasas ampliamente conocidas de pobreza, concentración de tierras en pocas manos, y una larga serie de ítems que lo colocan en posición muy desfavorable ahora se suma esta desgracia bíblica: el ahorro mal concebido de la energía que no usamos pero si generamos abundantemente para todos menos para nosotros. Porque Corrientes genera mucha y abundante corriente en forma de energía hidroeléctrica pero aquí no se disfruta. La energía va a los estamentos centralistas del país (Ciudad de Bs As y cordón suburbano) y regresa “redistribuida” cara, escasa y de mala calidad. La que se toma aquí directamente de Yacyreta sin que medien los pulpos transportadores de electricidad (TRASNEA) también es de la misma condición. Mala. Propiamente una “luz mala”. Una ley no escrita dice que la producción es inversamente proporcional a la energía como insumo. Por eso que la industrialización aquí es imposible cuando ni siquiera el uso domiciliario es fiable. Por cuanto se genera y no nos pertenece, al revés de las demás provincias que contando con recursos energéticos tales como el petróleo, el gas y aun la misma hidroelectricidad se les ha devuelto y son ellas quienes las administran. Nuestra energía no nos pertenece por convenientes argucias de bufete que establecen la intangibilidad del recurso más esencial: la cinética. El estado nacional se ha apropiado de nuestra energía basado en el recurso leguleyo que establece que como la cinesis es intangible esta pertenece al estado y no a la provincia que es dueña de la masa de agua que precisamente genera esta potencial forma de almacenamiento energético. Claro esta que el Estado Nacional apoya su necesidad en convenientes dictámenes jurídicos, que en su momento cuando la reforma Constitucional revisamos, dan la razón y avalan esta tropelía que nos deja en el peor lugar de todos: en el atraso permanente. Un dislate curioso por cuanto sin agua. El elemento físico, no habría acumulación de energía cinética. Sino que prueben arrojando expedientes o acordadas desde la Suprema Corte de la Nación a ver si mueven las paletas de Yacyreta. Aquí se ha intentado crear polos tecnológicos y fabriles pero ¿Con que? La sola mano de obra explotada no es suficiente. Hacen falta comunicaciones y energía. Esa palabra mágica que padecemos. Los tremendos cortes de más de 24 horas en algunas localidades, y los otros en todos lados son perjudiciales. Se perturba y se molesta innecesariamente a una provincia castigada con tremendos calores subtropicales mientras que en los grandes centros urbanos se arma una batahola y es motivo de media hora de noticiero televiso cuando tres viejas gordas quedan un rato sin luz. Si, en Buenos Aires la falta de luz es terrible, como aquí. Pero obligarnos a los correntinos a pasar las de Caín es lo mismo que la fabula del ahorro de la hormiga versus el del elefante. Aquí nada significativo se ahorra; de hecho el famoso cambio de horario nos ha terminado perjudicando de mil formas pues la latitud de estas tierras difiere de la de donde se han tomado estas determinaciones. En mi criterio que existen dos países y dos clases de ciudadanos. Los de allá y el resto, es decir esa entelequia llamada país, los que deben aguantarse las políticas “federales” que usualmente solo convienen a los centralistas porteños y nunca a nosotros. Prueba de estas políticas desacertadas fue la era Menemista en la que se rifaron los recursos energéticos, comunicaciones e infraestructura del país dejándonos huérfanos de todo a los argentinos, verdaderos dueños de este país. Tal es así que a escasos 200 kms de esta capital correntina se esta venteado gas en Formosa, mientras que aquí no existe salvo el envasado que lógicamente es mas caro; tampoco el GNC que aliviaría las economías del transporte. Eso es debido a que las empresas privadas buscan lucro mientras que el Estado debe buscar las conveniencias de sus habitantes aunque esto no deje ganancia. Pero al estar privatizado ¿Qué puede exigirse? Lo mismo pasa con la prospección petrolera. Las privadas casi no han hecho inversión alguna, YPF las hacia. Las eléctricas y las transportadoras de energía tampoco se han destacado en esta década de “privacidad” de mejorar y expandir la infraestructura. El Estado construyo el sistema eléctrico. La misma analogía es aplicable a las rutas, que pagaron nuestros abuelos y padres con sus impuestos; y que hoy privatizadas seguimos pagando –a un particular- nosotros. Estas nefastas políticas de abandono en pos de una hipotética ganancia o beneficio por parte del Estado ya han demostrado que fueron solo conveniencias para el centralismo capitalino y para nadie más. La afirmación que el gobierno nacional es una plaga halla su fundamento en esto y en lo siguiente: Todos los recursos convergen, como las rutas y las comunicaciones, el poder político y las conveniencias, hacia allá. Muy pocas veces hacia las provincias. El poder político ha hallado su sustento y razón de ser en la satisfacción de Buenos Aires a expensas del resto del país. Nuestro modelo “federal” es la apariencia en algún medio porteño de emitir un programa de pseudos folklore con gauchos de utilería bailoteando payasescamente alguna “danza nativa”. Los mismos medios nacionales son solo noticiarios de barrios porteños, las políticas al igual que las comunicaciones y rutas también convergen en esa tela de araña bonaerense. Y la principal falta de esto es el poco patriotismo de nuestros dirigentes políticos que rara vez dan la nota para bien. Hablar de patria es hablar de Argentina no de Capital federal y sus conveniencias, y en el caso de los legisladores y ejecutivo correntino se agrega esta patria chica de la que también se han olvidado. Por ello Yacyreta no es nuestra y debemos conformarnos con algún “canon” cuando debería pensarse seriamente en recuperar la fuente de energía y compartirla, eso si, porque los demás habitantes también tienen derecho a disfrutar de nuestra energía eléctrica; pero no como lo es ahora a costa nuestra. A su vez el gobierno local y sus legisladores son otra zoonosis, es decir una enfermedad local que debe ser controlarse, en este caso por el contralor del ciudadano común. Sumada a la voracidad centralista de los porteños o de quienes detentan el poder federal, se agrega como ya dijimos la falta de patriotismo local y la fuerte desinversión en el sector eléctrico. Pese y mas allá de los últimos anuncios, hay una desidia histórica. Un olvido largo y siestero que cada tanto da un respingo ante las eventuales circunstancias y luego se sumen en el sueño nuevamente, como en esta oportunidad que bruscamente se descubre que el material es obsoleto y que son necesarias obras urgentes. Los expertos no están clamando desde ayer esta necesidad; sus alertas vienen desde hace una década pero recién ahora –cuando el voto se apaga junto con el aire acondicionado- es cuando apura. Algunas obras se están haciendo y el gobernador y su aparato de prensa dan cuenta prolija de los afanes de su administración, sin embargo todo parece una política de circunstancias y no un plan determinado. Esperemos que después que pasen los cortes se siga pensando igual y obrando en consecuencia. El pueblo posee escasa memoria pero en una de esas alguno se aviva y en las próximas elecciones salta la liebre nuevamente. EN CONCLUSIÓN Si nuestros legisladores y gobernadores obraran por la independencia energética o al menos un concepto más justo y federal, otro cantar seria. Esperemos que este verano canicular sirva al menos para esta toma de consciencia, que por una vez antepongan a nuestra provincia a las conveniencias centralistas del Congreso y Ejecutivo Nacional, que básicamente no terminen siendo levantamanos compulsivos en detrimento de quienes los han puesto en esos sillones. Que sin dejar de ser solidarios con el resto del país Corrientes este primero- Esperemos que la política sea una vez por todas de largo plazo y ajena a que signo o circunstancia nos administre. Es hora de construir para adelante y en serio, porque digámoslo de una vez, la crisis energética posee causas políticas y efectos sociales. Finalmente también es deseable que la sociedad no sea tan negligente, autista y mezquina en su esencia y haga uso de la memoria más seguido y aprenda a ser contralor de sus elegidos, que no solo salten “los tapones” cuando alguno le meta mano en el bolsillo como en el 1989, 2001, etc (*) Recibido por Corrientes al Día de un lector que pidió anonimato
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.