Opinión
Cristina Fernández: Un gobierno sin salida
EMILIO NAZAR KASBO
El Gobierno se encuentra embretado y sin salida por su propia acción. La mayoría en el Congreso es oficialista, y por ello está en su poder retrotraer el problema de las retenciones al mes de marzo de 2008 o insistir con las medidas adoptadas.
(Agencia NOVA) O sea: a la responsabilidad de la autoridad ejecutiva, se sumará la legislativa en complicidad. Y cuando confirmen las retenciones, podrán acudir a la Corte Suprema de la Nación, con idénticos previsibles resultados. Así es “el sistema”. ENTRE LA ESPADA Y LA PARED Sólo existen dos supuestos: eliminar las retenciones o continuar con ellas. Insoluble. Los “idealistas” de la década de 1970 deberían declararse incompetentes para gobernar, ya que han provocado esta actual situación. En el primer caso, ya no habría más justificativos para las medidas de fuerza del campo. Pero surgen dos graves problemas: pagar la deuda externa, y la inflación. 1- El Gobierno de Néstor Kirchner difundió a los cuatro vientos que había cancelado toda la deuda externa, cuando sólo abonó el 8 por ciento de su valor, no mencionó siquiera su ilegitimidad, y contrajo nueva deuda con Venezuela por un porcentaje mucho mayor al de una refinanciación habitual, dejando impagos en el mismo estado el 92 por ciento restante. ¿Quién explica esto ahora a la población? Vencen servicios de la deuda externa, y el Gobierno no tiene un dólar partido al medio. ¿De dónde saldrán recursos para pagar la posible deuda legítima más la deuda ilegítima del Estado que no ha sido revisada? 2- El otro problema es la tan pregonada “estabilidad” y “prosperidad” económica, ya que el presupuesto nacional se elabora con los índices oficiales que no responden a la realidad inflacionaria actual. Por ello, el presupuesto se verá resentido en poco tiempo, ya que las adquisiciones por el Estado alcanzarán cifras superiores a las estimadas, y necesitan nuevos recursos para que las cuentas cierren. ¿Quién será el generoso sector que las abonará? ¿Solamente el campo? ¿Por qué no la Industria, el Transporte o el Comercio? Pronto habrá un “rojo” deficitario. LOS RESPONSABLES Pero esta situación que describimos no la produjo el campo, sino la politiquería gubernamental. El gobierno está “embretado” y “sin salida”, y si no aprueba el Congreso las Retenciones que fijó el Gobierno, se va a ver en serios inconvenientes. No para “asistencia social”, sino para la propia subsistencia del gobierno. Que si tenemos una economía excelente, entonces que paguen buenos sueldos a los docentes, a los médicos y estatales. No se produce genuina riqueza en nuestro país, no hay inversiones nacionales en grado suficiente debido a la falta de previsibilidad y desaliento a la expectativa de legítima y justa ganancia empresaria, motor de la actividad privada. Y si no se produce, no se recauda, y esto ya lo afirmaba el principal antimaquiavelista Pedro de Ribadeneyra (1527-1611) en su libro “El Príncipe Cristiano”. En sus recientes discursos, los Fernández (Aníbal, Alberto y Cristina) rechazaron de modo explícito un gobierno corporativo. Es decir, el verdadero enfrentamiento es hoy entre los “corporativistas” y los “partidocráticos”. Esto es lo que subyace en el fondo del discurso de Cristina. Lo cual acaba por ser absolutamente cierto. ¿SETENTISMO O INCOMPETENCIA? Ya no vivimos tiempos de bombas, tiros y secuestros: la década de 1970 se ha quedado casi 40 años en el tiempo. Los subversivos buscaban una crisis institucional para copar el poder, desde el supuesto de la dialéctica marxista que fracasó en todo el mundo. Y desde el inicio del gobierno de Néstor Kirchner se habla de “transversalismo”, como forma de mezclar (o síntesis) entre el marxismo y el liberalismo. La Argentina no es subversiva, ni es marxista, pero tampoco es liberal: sigue aun levantando las banderas de la Fe de los caudillos Federales: “Religión o muerte” (referida a la única Religión de la Patria, la Católica). Pero hoy no existe una crisis institucional, porque tanto el campo como el gobierno afirman defender las instituciones y la Constitución Nacional vigente. HAMBRE MÁS IMPACIENCIA El Gobierno dice que defiende las instituciones y su funcionamiento, pues por ellas han llegado al poder, y quien quiere disentir tiene que aguardar todo el tiempo legal hasta una renovación del Poder Ejecutivo, y en su caso cambiar un tercio de senadores y la mitad de los diputados solamente pero a su turno. A su vez, las voces del campo sostienen las mismas instituciones que el Gobierno dice defender, y es más: ambos las defienden con el mismo énfasis. Si las instituciones no están en discusión, ¡de qué crisis “institucional” están hablando! ¿de qué golpe de Estado hablan, si no hay nadie para hacerlo en medio de tantos reclamos anárquicos? Por tanto, si las instituciones no están en discusión, lo que está en tela de juicio son las personas que ocupan los cargos institucionales. A eso apunta el “que se vayan todos”. Osvaldo Mércuri escribió hace unos años un libro que abordaba el tema de cuánta hambre puede soportar la democracia. Sólo que hay un problema: “el hambre no espera”. ¿INSTITUCIONALIDAD? Como el reclamo del campo es “sectorial”, no se busca cambiar el Estado, sino concretar un reclamo de tipo económico por las excesivas arbitrariedades y abusos adoptadas por el Gobierno en materia de retenciones. Por eso, al no pretender cambiar el Estado (ni para bien ni para mal), no hay crisis institucional. El Estado actual, es deplorable ¿El problema son las personas que ocupan cargos, o las instituciones que los llevan a ese puesto? En este caso particular, el problema son ambos. Si se pretende cambiar el Estado para mal, obtendremos una profundización del estado anárquico que hoy se vive, consecuencia de la falta de autoridad. O tendremos un régimen más autoritario que el actual, que tendrá la arbitrariedad como Norma y Ley. Para encauzar el Estado, el mismo debe reconstituirse jurídicamente según la Patria y su identidad, algo que desde 1853 no poseemos, y que resulta además contradictorio con los “Pactos Preexistentes” del Preámbulo, y que tienen mucho que ver con la separación de la Provincia de Buenos Aires del Estado Nacional, inventado en 1853 en el laboratorio de la Constitución de EEUU y sus enmiendas, cuyo propietario era Juan Bautista Alberdi. Así, la Provincia de Buenos Aires hizo sus reservas al incorporarse en 1860. Allí sí el problema era institucional, pero al parecer la base y punto de partida constitucional no sirvió jamás, porque nunca hubo estabilidad jurídica, ni con Roca, ni con Irigoyen, ni con Perón, ni con Menem y Kirchner juntos. Los sucesivos golpes de Estado, ya fueran institucionales o no, son la mejor demostración de que la Constitución no funcionó jamás, que no funciona en la actualidad, y que si esto se proyecta al futuro, el resultado es previsible. Por lo tanto, según lo que vemos, no existe una crisis institucional, ni el Estado actual con su estructura jurídica es cuestionado. Sólo los funcionarios en ejercicio del poder, y algunas medidas sectoriales dispuestas por ellos. LA SALIDA NO ES EZEIZA Si queremos una salida al problema argentino, sí se trata de una cuestión institucional, pero debemos reformular los presupuestos, logrando la Restauración de la Identidad Patria, según los principios de los patriotas fundadores. La pregunta es: ¿cuántos verdaderamente conocen tales principios? El colapso actual (“institucional” o “coyuntural”), no tiene solución, es pura confrontación, y si adquiere virulencia alguno puede salir herido. Y no es el deseo de nadie. Nadie quiere violencia, ni muertos ni heridos. “No pinta quien tiene la gana, sino quien sabe pintar”, y “es pecado cometido el decir cierta verdad”, dice el Martín Fierro. Por eso, “no gobierna quien tiene ganas, sino quien sabe gobernar”, es decir, el prudente. Hoy se requiere de un interlocutor en medio del conflicto, que es son ninguno de los actuales protagonistas mediáticos, ni del lado del gobierno ni del lado del agro. CORPORATIVISMO Por eso, ninguno de los actores que han estado hasta el momento tiene la capacidad de aunar las voluntades, porque son sólo referentes sectoriales. Incluso el mismo Gobierno se ha transformado en un sector, con sus propios partidarios. A eso en realidad es lo que se llama “partido”, porque se toma partido por algo. El país está partido, dividido. Y ese es el sistema de “partidos”. Y quien termina partido, es el pueblo. No permitamos esto, porque los partidos contradicen la UNIÓN a que se refiere el Preámbulo de la Constitución. ¿Cómo podemos alcanzar la UNIÓN si tenemos “partidos” que nos “parten”? Quienes conocen saben que solamente hay un modelo: el corporativo que une, sólo que la Argentina necesita una causa eficiente para desarrollarlo conforme la Doctrina Social de la Iglesia. Y citando al celebérrimo filósofo y pensador mexicano Gómez Bolaños: “¿y ahora, quién podrá ayudarnos?”
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.