Opinión
Antes de tu muerte
OPINIÓN (*)
Te escribo pensando que aquellas parcas, a las que odas, pensamientos y ausencias le dedicaste, pueden cometer el acto de justicia de llevarte con ellas, para que muchos evitemos tener que continuar soportándote. O incluso más, pensando que hasta puedan arribar a mi puerta, y caerme encima, para dar fin, a esto tan efímero y atractivo a la vez, a lo que tan mañosa y puerilmente intentamos aferrarnos.
Sí a vos te hablo, que jugaste las cartas del intelectual, por esa debilidad psicológica de tu estructura, por no hacerte cargo de tu sexualidad, por ser incapaz de realizar un trabajo normal, con horarios y jefes. A vos también, que el poder hoy te hace ver la realidad desde una cima, que infantilmente pensas que acunará tus sueños megalómanos por siempre. Incluso a vos, que te encanta hacerte el pobrecito, la víctima, el zaherido por la cruel y espantosa sociedad que te golpea o por el egoísmo de los que más tienen y te dejan afuera de todo. Y porque no a vos, que ni siquiera tenes idea de quien soy, pero que te detenes, por alguna razón en este texto. La muerte, es un instante más, por más que nos provoque revulsión pensar que ya no estaremos, que sólo seremos un vano recuerdo entre tantos otros, una nimia coma en la enciclopedia de la humanidad, más allá de nuestros familiares, de nuestras acciones sociales, políticas e intelectuales, de tanta energía, de tanto voluntarismo, de tanto amor, o incluso de tanta nada. No es negativo pensar así, al contrario es sumamente positivo, pensar en lo que no es, cuando se es, es decir, cuando muchos se sienten inmortales y dueños de la vida de los demás, creyendo vanamente que quedarán en el bronce, mientras sólo son una anécdota, en muchos casos, símil a una pesadilla para las mayorías. Pretendo nada más que te pongas a pensar, en como discurrís tu tiempo, haciéndote el importante, dejando de lado lo que sentís, no animándote a enfrentar lo que a diario te envenena, escondiéndote en esa pose de intelectual que no confronta con nadie, en ese atril de poderoso que sólo recibe a sus pares, en esa falsa conciencia de clase que te lleva al ridículo de hacer cosas que no van con tus deseos. No estoy hablando de emborracharte hasta el vómito o endrogarte con cualquier pasta, por más que te parezca que cada tanto esta bueno, eso es vano escapismo, o sí queres un deporte, te hablo de la actitud de todos los días, de ese desayuno amargo que compartís con quién no queres, de ese laburo enfermizo con el gordo o el calvo que te mandonean, de ese almuerzo por compromiso que te llevan a platicar con el tarado de turno que tenes que bancar por cortesía, de ese café o esa visita que haces por conveniencia, creyendo que usas, para que después, en el mejor de los casos, insultando al de la bicicleta que se te cruzo mal, al colectivero, o la vecina que hace orinar a su perro en tu puerta, creas que te descargas, que cumpliste con el recetario oriental de dejar fluir la mala sangre. No te engañes, si tu psicólogo te lo dijo, o ese amigo o familiar que oficia, malsanamente de tal, de eso no se trata, se trata de no bancar más las estúpidas cosas que a diario te inoculan un veneno, mucho más peligroso que la nicotina que te fumas o la mala sangre que te haces y que, en un tiempo derivan en un galopante cáncer, o sorpresivamente en un accidente, que algunos dirán que fue la vida, pero que otros sabrán que fue tu inconsciente. Que necesidad de seguir sosteniendo, a ese periodista, que hace radio, televisión, tiene su página en internet, que presenta las notas, las hace él y además sale en los diarios, que barbaridad, a cuantos de sus colegas le está cagando laburo, a cuantos de nuevos profesionales tapona en oportunidad, cuál es la vara para medir que sólo el puede hacer tantas cosas a la vez, que dice el gremio, o acaso no escudaremos en el darwinismo social, para justificar sus apariciones hasta el hartazgo, acaso no es una señal de mediocridad, y donde esta la redistribución, en este caso de oportunidades, porque no una reacción ciudadana, de profesionales de la comunicación y estudiantes, a las diferentes patronales para que contraten a otro tipo y no más laburo al mismo. Que necesidad de seguir escuchando esas mismas voces que desde siempre nos vienen diciendo lo mismo, prometiendo lo irrealizable, dándole espacio, sólo por el vil metal, a quiénes no convocan a nadie, más allá de los recursos donde se sientan, sin siquiera saber como hacerlos llega ni a sus parientes. Que necesidad de continuar por mero estoicismo, por inercia en este estado de cosas, donde los beneficiados son los que están, porque no ingresar, pateando tal vez, con bronca, porque no, donde nos pertenece, y un grupo de vivos se consideran los dueños. Y no me pidas más nada, arréglatelas como puedas, como hago yo y tantos otros, la salida a lo que te oprime esta a la vuelta de la esquina, en ese tipo que te saluda mal y que no sé porque demonios seguis saludando, en ese comerciante que no te da la factura, en ese mozo que te atiende mal y no lo ubicas, en esa escoria que te hace sentir inferior, en vos mismo que te crees el rey de la banana con leche y sos un triste pelagatos. Seguro que vivirás menos de 100 años, entonces porque al abrir tu casilla de correo, tenes que eliminar el mail que no te interesa, y no mandarlo al carajo al que te lo envío, podes hacerlo conmigo, yo pienso hacerlo con varios, que escriben tantas estupideces juntas y encima son publicados, es decir que los tengo que bancar doblemente, y lo hago en silencio, para ellos también este “yo acuso”, al mejo estilo Zola, y sí no lo conoces, te lo perdes vos y sí leíste todas sus obras, tampoco sos el intelectual de Sudamérica. La vida misma es ese instante, que incluye la muerte, el mismo quizá, que se presenta ahora, y que me impulsa a plantear de manera contundente, no sólo lo que pienso, sino más que nada lo que siento. Sentimiento que me impulsa al cambio, porque sigo siendo el mismo, que aceptando la muerte, no como inevitable, sino como reponso, hará lo imposible para modificar, las tonterías escritas en este texto, y todas las demás cosas que sabes, y tantas más que desconoces, porque viviendo todos los días como sí fuera el último y prefiriendo pocos con sumo vértigo, antes que muchos en el ostracismo de la nada, obtengo el placer incalculable de hacer y pretender que todos hagamos lo que queramos, sin sentir culpas y sin molestarlos, la única forma tal vez, de trabajar en pos de una sociedad realizada, más allá de esos discursos y de esas teorías económicas, que tanto aburren, y que sí no te movilizan el espíritu, no sirven para nada. Hasta tu muerte o la mía, total da igual, sí en el mientras tanto no lo entendiste. (*) Francisco Tomás González Cabañas/ www.franciscotgc.com.ar
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.