Opinión
Hacia una política de seguridad pública
NERIZ ALBERTO HERNANDEZ (*)
Hablar de Política de Seguridad Pública, en el contexto histórico, social, cultural y político del devenir de nuestra provincia pareciera ser un tema de difícil abordaje, máxime teniendo en cuenta por la escasez de tratados, estudios, investigaciones, bibliografías producida por aquellos que se consideran expertos o sabedores de este universo de conocimiento.
Por lo tanto seguidamente se intentará hacer una aproximación desde la óptica de mi experiencia y de algunos especialistas analizados que pertenecen a éste ámbito o entorno intelectual; como consecuencia de tales carencias, muy pocos son los que se ocupan de esta problemática. Hecho real que nos impone también, la tarea de embarcarnos en el esfuerzo de construir tales conocimientos, de tal forma de otorgarle contenidos a nuestras instituciones encargadas de la seguridad, basados en una nueva concepción política democrática actual. En mi opinión están dadas las condiciones, de someterse a un análisis profundo, abierto, y participativo, en la búsqueda de soluciones a este problema de carácter social, propiciando que la misma sea instalada decididamente en la “agenda pública”, a fin de realizarse un diagnóstico serio, responsable y superador de las actuales condiciones. Establecer en el menor tiempo posible una adecuada Política de Seguridad Pública, es prioritario, conforme lo reclama la sociedad toda. Tengamos en claro que la provisión de elementos nuevos y modernos a los encargados de la función coactiva del Estado, o la incorporación de mayor cantidad de hombres, es un ínfimo aporte a la solución y no significa una verdadera inversión a la Seguridad Pública. Muy por el contrario, esto por sí mismo, en nada mejora el cuadro de situación de las condiciones sociales de tan compleja problemática, a menos que se diseñe un verdadero frente capaz de brindar una auténtica Seguridad Pública, apta para destrabar el conflicto social relacionado con la delincuencia y sus efectos. Se debe asegurar una mayor y mejor prevención real, en todos los niveles sociales e institucionales de la provincia. Ya hemos visto en estos últimos años, que sigue creciendo el índice de los delitos contra la vida, la propiedad, etc. Es necesario, aunque sea muy complejo, realizar un abordaje holístico de la problemática social de por qué estamos como estamos, en materia de seguridad. Como profesional de las Ciencias Criminalística y Criminología y Catedrático del Nivel Superior, debo recalcar que coexisten factores relacionados, entre una especie de apatía en aquellos que poseen los poderes decisorios, tal como lo sostiene el investigador y catedrático Marcelo F. Saín, un cierto desgobierno o indiferencia hacia las agencias de coacción, por un lado. Y un exceso de autogestión de la seguridad de estas agencias, por el otro; todo ello con infinidad de matices en interferencias con tales extremos. En el centro del problema se ubica la ciudadanía que clama cada vez más fuerte por una SEGURIDAD para todos, y no para algunos pocos privilegiados. Esto lo vemos todos los días a través de los medios de comunicación, en forma individual o en forma colectiva pidiendo ante las autoridades gubernamentales una mayor seguridad. Los que entendemos de tales problemas sabemos que verdaderamente es complejo, porque involucra la realización de diagnósticos, encuestas de victimización, relación de las fuerzas policiales con la ciudadanía, profesionalización de los uniformados, y también de una dirección técnica capacitada de aquellos funcionarios del gobierno, inversión en actualización de ambos niveles (policía y gobierno) con ayuda de expertos nacionales e internacionales si así fuere necesario. Todo ello pareciera oscurecer aún más el panorama, haciendo inviable que las fuerzas del orden puedan abarcarlo todo, y a decir verdad, éstas han sido totalmente desbordadas en su capacidad operativa, en armamentos, en preparación de personal, presupuesto, etc. Me estoy refiriendo a aquellos delitos complejos, detrás de los cuales existen verdaderas organizaciones delictivas que sin embargo aparecen “blanqueados” o tienen “apariencias” de ser totalmente legales. Es decir estar en regla, porque se ocultan detrás de fachadas de negocios o empresas exitosas habilitadas legalmente (trata de personas, que con engaño u otro ardid, secuestro, etc. trafican con la libertad, ya sea esclavizándolas en trabajos forzosos o sometiéndolas a explotación sexual, tráfico de órganos, u otros casos, como financieras que ofrecen buenos intereses que luego se alzan con todo el capital invertido por la gente y se marchan “sin dejar rastros”; traficantes de armas; etc.). Todo esto por un lado, lo que desde ya es un panorama muy desalentador, pero por otra parte tenemos reiterados hechos de violencias contra las personas, en cualquier lugar y a cualquier hora, en los espacios públicos y privados, los que generan en el ánimo de la gente, es decir el ciudadano común, la sensación de “inseguridad”, que en pocas palabras, es un estado de temor permanente de ser víctima de ilícitos. Ahora bien, podemos seguir describiendo una serie de hechos que nos demuestran sin mucho análisis que las cosas en materia de seguridad no están bien. Pero, quién tiene la responsabilidad de evitar y prevenir que ocurran estos hechos. Algunos dirán, la policía, otros que son las mismas víctimas que no toman precauciones, algunos pocos que son los políticos, y tal vez alguien, que es el Estado; y así, cada quien se forma una opinión, siempre buscando a alguien a quien echarle la culpa. Más allá de estas opiniones, respecto de quien tiene la culpa, es necesario poner en claro que la cuestión de la SEGURIDAD PÚBLICA es una responsabilidad irrenunciable, ineludible, impostergable y fundamental del Estado y no puede ser delegado en nadie; pues es el propio Estado el que debe arbitrar las estrategias, mecanismos y medios para lograr una sociedad con estándares normales de seguridad. Esto solo sería posible con una adecuada Política de Seguridad Pública, articulada con las demás políticas de Estado (Política Social, Económica, Educativa, etc.); que involucre además a los organismos privados (Cámara de Comercio, Asociaciones, Sindicatos, Confesiones religiosas, etc.). Para que se entienda, es el Estado, a través de sus legítimos representantes elegidos por el pueblo quienes deberán reflexionar, debatir, redefinir y/o crear nuevos organismos, y leyes que sean necesarias; como así también articular las existentes del Estado(Policía, Justicia, Servicio Penitenciario, Legislatura, etc.), haciéndolos participar a todos, incluso a los organismos no gubernamentales, para que coadyuven en la construcción de una Política de Seguridad Pública integral, que sea favorable y beneficie a la sociedad toda. La nueva concepción respecto de la Seguridad Pública indica que es un bien común y por lo tanto un derecho de todos, inscrito en lo que hoy llamamos derechos humanos de tercera generación. Por lo tanto, vale repetir: es una responsabilidad del Estado, quien debe velar por este bien jurídico. Dijimos antes que se requiere un diagnóstico previo de la realidad, para ver de qué manera se halla implicada nuestro territorio con la problemática nacional e internacional, en cuanto a delitos que no respetan fronteras, como lo es el narcotráfico, la trata de personas, contrabando de armas, secuestros extorsivos, sustracción de automotores, etc. Aquí mismo nos encontramos con serias dificultades para obtener y sistematizar la información, en razón de que la que existe es escasa, poco confiable, heterogénea y no está sistematizada ni centralizada. Ello hace surgir inmediatamente la necesidad de crear un sistema de información criminal que abarque todo el ámbito provincial y que se garantice a la comunidad el acceso a la información de forma transparente y actualizada, con lo cual será posible la confección de mapas del delito, de fundamental importancia para las investigaciones encaradas por la Justicia. LAS AGENCIAS DE SEGURIDAD ESTATALES Otro detalle de singular importancia, es la referida a la necesidad de la modernización de las instituciones de seguridad y policiales, las que requieren una urgente reestructuración de todo su sistema; adecuándolo desde su organización interna a su legislación y reglamentación. Ello significa reformular sus estructuras de mando, los sistemas de funcionamiento y organización policial, las estructuras orgánico funcionales de las mismas, como así también las estructuras profesionales. De investigaciones realizadas por el suscripto, en diversos documentos, declaraciones, bibliografías y de consultas a diversos profesionales de la seguridad del país, y de la propia experiencia respecto de las policías latinoamericanas y su quehacer cotidiano, pueden detectarse que reina hacia el interior de las mismas, una gran fragilidad: traducida en enfrentamientos internos, rupturas de lazos, profunda desconfianza entre mandos superiores, subordinados y colegas en general. Altos índices de estrés laboral, apatía hacia las obligaciones de ciertos servicios, etc. (MENDOZA).- “… 350 uniformados se encuentran desafectados del servicio de calle debido a que se les prohibió portar el arma reglamentaria por padecer estrés y trastornos psicológicos”. (Diario La Nación 15/07/08). “Es posible ver que muchas policías latinoamericanas desde la década de los 90 han venido haciendo estas reformas, para adecuarse a una democracia más justa con iguales oportunidades para todos y los Estados provinciales, como Misiones, La Pampa, Buenos Aires, entre otros ya han puesto en vigencia sus respectivas Leyes de Seguridad Pública” En cuanto al estrés se genera, entre otras cosas, no por falta de capacidad o por carecer de condiciones para dedicarse a tan difícil tarea, sino que existen presiones externas (política, social y económica), y también es generado por una cultura interna de poco apego a la ética profesional, haciendo que muchas veces se vean obligados a aceptar y callar ciertas irregularidades éticas. Así, por ejemplo existen dependencias que no cuentan con reglamentaciones internas o son ajenas a la propia orgánica institucional; los mecanismos de ascensos, en casi todas las policías del país y de Latinoamérica, están determinados por una “selección” basados supuestamente en la capacidad e idoneidad profesional (obtenida mediante la realización de cursos, jornadas, seminarios, talleres, carreras universitarias, etc.) del que es propuesto para el ascenso. Pero la realidad es que nada de esto se tienen en cuenta, la mayor parte de las promociones al grado inmediato superior, se basa en al “amiguismo” (Argentina), “compadrazgo” (México), “alcahuete”, o “genuflexo”, (otros países de Latinoamérica), entre otros “créditos”, a quienes se los recompensa con el ascenso y otros “favores”. Para evitar estos actos y procesos que desfiguran y generan mayor desaliento y malestar dentro de las agencias del orden, urge la creación de un ÓRGANO DE CONTROL EXTERNO, además del interno (ya lo ha hecho Córdoba y Bs. As.), que garantice la transparencia de estos y otros procesos en las que se afecta gravemente los derechos subjetivos de muchos policías buenos y entregados a su servicio en bien de la comunidad. Basta saber que todo esto produce en el policía (que trabaja día a día en pro de su comunidad a quien dirige sus esfuerzos y su mejor formación), una enorme preocupación cuando no su contradicción, pues de ser juramentados de la ley, por la vía de un supuesto “disciplinamiento” en muchas circunstancias son obligados a aceptar y callar muchas desprolijidades institucionales carentes de ética. También podemos agregar, falta de reconocimiento por su labor, exceso de horas de trabajo y una remuneración que por ser tan baja, los obliga a realizar “servicio adicional”, así como otras tareas accesorias, que muchas veces se convierte en la principal. Esto lentamente va generando malestar y generalmente lo conduce al estrés laboral (Síndrome del Quemado Laboral), con consecuencias personales e institucionales; por lo que es necesario también contar con equipo de profesionales que brinden una adecuada contención psicológica permanente. Especialmente después de cada intervención de tipo traumática (por ej.: toda vez que se recurra al uso de la fuerza para reducir a los que desobedecen las órdenes de la autoridad, o después de un enfrentamiento con armas de fuego, con delincuentes, etc.). Es necesario, dadas estas dificultades internas con las que debe lidiar todo policía, además de la externa de trabajar por una permanente prevención y vigilancia favoreciendo el orden y la tranquilidad social, desarrollar nuevas concepciones axiológicas, solo posibles mediante una deontología policial que desde los nuevos paradigmas, construyan marcos teóricos basados en el respeto por el hombre, su dignidad, su libertad y demás derechos humanos, lo que ya no es posible soslayar en una democracia real, del Siglo XXI. Para finalizar, en resumen, la élite política con poderes de decisión, los que fueron elegidos por sus conciudadanos, para que sus actos sean dirigidos hacia el bien común, deben convocar a un gran debate y búsqueda del consenso con toda la sociedad para construir una Ley de Seguridad Pública Provincial acorde con las democracias más avanzadas y ajustadas a la Constitución Nacional, a los Tratados y Acuerdos Internacionales (Art. 75, inc. 22 C.N.), en que se garantizan fundamentalmente los derechos humanos. Y en base a ello también estructurar una policía moderna, democrática, humanizada, y desmilitarizada, de tal manera que cada uno de sus integrantes dirijan sus esfuerzos hacia la protección de toda la ciudadanía, en el marco del respeto a la ley y ajustado al Código de Conducta de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley (Adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas, en su resolución 34/169, 17 de diciembre de 1979). (*) Recibido por Corrientes al Día de Neriz Alberto Hernández Licenciado en Ciencias Criminalística y Criminología. E- Mail: nerizhernandez@gmail.com Corrientes (Argentina).
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.