Opinión
La herencia “maldita” de Kirchner
LUIS MAJUL (*)
Eduardo Duhalde, uno de los adversarios que más detestaba Néstor Kirchner, solía repetir la anécdota del productor agropecuario que un día lo encaró para decirle: “Usted puso al loco. Ahora tiene que sacarlo”. Días antes de su muerte -aunque ahora parecen años- el propio Duhalde había considerado a Kirchner un adicto al dinero y también al poder.
(Para LA NACION) Pero ahora que Néstor ya no está, no sólo el peronismo sino buena parte de la sociedad se preguntan si después de la muerte de ese presunto “loco” se acabará “la locura”, de la noche a la mañana. O si, por el contrario, la semilla del odio y del resentimiento no crecerá con más fuerza que nunca. Y también se preguntan si el legado incluirá, entre otras cosas, su particular modo de ejercer el poder. El esperado primer discurso de la Presidenta no ofreció pistas al respecto. Fue conmovedor, personal y sirvió para prolongar las características épicas y de supuesto sacrificio que envolvió la sorpresiva desaparición física de su marido. La referencia a esas decenas de miles de jóvenes que pasaron ante el féretro -algunos más de una vez- bajo la consigna “Por siempre Néstor. Fuerza Cristina” no puede tomarse más que como una señal de sincero agradecimiento por parte de una mujer que perdió a su compañero y que se sintió así contenida y arropada por la multitud. Las primeras declaraciones de Máximo Kirchner, publicadas por el periodista Horacio Verbitsky, al afirmar que a su padre lo mataron los mismos que dispararon contra el militante del Partido Obrero (PO), Mariano Ferreyra, y que deberían ir todos presos, apunta en la misma dirección: presentar la muerte de Kirchner como una suerte de inmolación histórica a favor de la justicia y contra los poderosos y las mafias. Sin embargo, cuando a las frases grandilocuentes se las confronta con los sencillos datos de la realidad aparecen enseguida las miserias de la vida política cotidiana. El propio asesinato de Ferreyra sirve de ejemplo reciente. Porque días antes del infarto que acabó con su vida, el propio Kirchner y dirigentes de su confianza habían convalidado la versión trucha que presentó al ex presidente Duhalde como supuesto ideólogo del ataque al militante del PO. La versión, vale la pena recordarlo, se basó en una información falsa emitida por uno de sus soldados twitteros que no tienen nada que ver con la juventud maravillosa que durante los años 70 se jugaba la vida por sus ideales y contra una dictadura armada. Muchos de estos soldados de Facebook disparan su odio porque están convencidos y punto. Pero otros lo hacen porque reciben dinero, puestos de trabajo o reconocimiento tardío. ¿Qué pasará ahora con los ultrakirchneristas que percibían los beneficios de su compromiso militante? ¿Qué pasará, por ejemplo, con los periodistas y la enorme cantidad de medios oficiales y paraoficiales que hasta ahora eran solventados con la expresa autorización de Kirchner? ¿La Presidenta firmará, a libro cerrado, todos los compromisos, acuerdos y contratos no escritos que Kirchner mantenía con empresarios, sindicalistas, dueños de medios, gobernadores e intendentes?. Anteayer por la noche, después del discurso de la Presidenta, el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Grey, cometió un acto de sinceridad brutal. Grey, quien durante el gobierno de Kirchner fue asesor de prensa de la ministra Alicia Kirchner, puso negro sobre blanco la preocupación de los intendentes del conurbano. “Yo hablaba con Néstor por lo menos tres veces por semana. El llamaba para saber si llegaban los fondos y para estar al tanto del ritmo de las obras públicas. Ahora tendremos que apoyar a la Presidenta, pero sin este hombre fundamental”, se lamentó, sin darse cuenta de que estaba revelando la increíble concentración de poder que ostentó Kirchner hasta su fallecimiento. Grey es uno de los cientos de dirigentes de primera, segunda y tercera línea que utilizaron los micrófonos de la radio y la televisión para hacer declaraciones a favor de la memoria de Kirchner y el compromiso con Cristina Fernández. Pero semejante dispersión de voces tampoco hubiera sucedido con Kirchner en el poder, porque el ex presidente no habría permitido que quedara tan expuesta la patética carrera por acomodarse a esta nueva situación. ¿Quién llamará ahora a los ministros para decirles que no vayan a tal o cual programa? ¿Qué tipo de información recibirá la Presidenta de la Secretaría de Inteligencia? ¿Será la misma con la que se nutría Kirchner para anticiparse a la próxima traición? La temprana reacción de Hugo Moyano es otro de los datos que pueden servir para comprender quiénes serán, a partir de ahora, los beneficiados y los perjudicados de esta herencia “maldita”. Los acuerdos económicos del jefe de la CGT no eran ni con el ministro de Trabajo ni con el de Salud ni con el jefe de Gabinete ni con el ministro de Planificación. Moyano los hacía, de palabra, directamente con Kirchner. Había, y hay, cientos de millones de pesos en juego. La ex ministra de Salud Graciela Ocaña puso en evidencia esos asuntos frente a Cristina Fernández, antes de su renuncia. Ocaña tomó nota, entonces, de un dato fundamental: la Presidenta no estaba al tanto de los detalles de tan compleja negociación; sin embargo, la terminó avalando con su silencio y con su desconocimiento. ¿Qué hará ahora la jefa del Estado? ¿Elegirá saber y decidir, de acuerdo con sus principios y convicciones? ¿O dejará que hombres más curtidos en la política real, como Carlos Zannini y Julio De Vido, hagan el trabajo insalubre que antes hacía su compañero? Al responder la pregunta de un periodista, el analista de Poliarquía Alejandro Catterberg interpretó que una de las consecuencias de la muerte de Kirchner bien podría ser la desaparición de la “locura” y la tensión que irradiaba el ex presidente con sus dichos y sus acciones en el resto de la sociedad. Agregó que, en los últimos sondeos, él tenía más rechazo que ella, porque era percibido como el principal factor de la discordia. Ahora los resultados de las encuestas dicen que el apoyo a la Presidenta crecerá, y que incluso le alcanzará para ser candidata a su propia reelección. Lo que todavía no dicen es que ella es más radical e ideológica que Kirchner y que, desde que empezó a gobernar, contribuyó a plantear las diferencias políticas como un asunto personal, de vida o muerte. Desde su pelea con Clarín hasta la elección del lugar del velatorio y de quienes podían acercarse a ella para ofrecer las condolencias. Ojalá que el dolor personal haya servido para aplacar el rencor y el resentimiento. Ojalá que la muerte de Kirchner haya contribuido a bajar el nivel de locura y de odio. Todavía no hay datos que lo sugieran. Sólo las últimas imágenes de un duelo que acaba de terminar.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.