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El regreso de los cínicos

GABRIELA POUSA (*)

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Inútil es pretender un análisis netamente político cuando lo que está en juego pasa por un vértice distinto. Creer que la situación del Vicepresidente, más la ausencia del Estado en las zonas perjudicadas por temporales, amén de los atropellos del Secretario de Comercio, o las vacaciones arbitrarias de la mandataria, deviene de una crisis política es poner el carro delante del caballo.


En todo caso, tales conductas llevarán luego a una crisis de ese tipo, pero su origen radica en un mal peor que abarca al grueso de los dirigentes y somete al pueblo totalmente. Las evidencias son claras. Hay pruebas fácticas y elípticas, no hay juez capaz de absolverlos, porque a la vista saltan las manos ensangrentadas. Los valores, principios, la ética y la moral yacen a la vera del camino. Inertes, muertos, pisoteados y masacrados por el divismo. 
A partir de esa premisa, todo cuanto acontece esta signado por el delito en sus múltiples variantes. No hace falta andar armado, asesinando gente por la calle para tener comportamientos delictivos. Cambian las formas, recrudece o disminuye la violencia según quién y cómo se protagonice la escena, pero en el fondo, no hay más que quebranto del sistema. 
No será mi métier hoy, adentrarme en el monólogo al que nos sometió impúdicamente el vicepresidente. Ya se ha marcado la desesperación de un hombre cercado, la falta de credibilidad, los daños colaterales, etc. Es necesario dar un giro de tuerca, y analizar qué es lo que sustenta esta cultura del patoterismo a la cual el kirchnerismo nos ha sometido y acostumbrado. La concepción política del oficialismo se enmarca de manera asombrosa en una vertiente filosófica que fue mutando con los años: el cinismo vulgar. 
No hay forma de negar la existencia de una camada de dirigentes que hallan su correlato en los filósofos cínicos, que derivaron de aquellos surgidos al amparo de Sócrates en el siglo IV antes de Cristo. Es más, hay un renacer en la Argentina de la filosofía cínica en su faz más ladina. Un cinismo vulgar donde la altanería, la hipocresía y el engaño son los motores de lo real. 
Como tales, potencian y dan forma a la política. La esencia de esta retórica engañosa estriba en subordinar la acción a la eficacia, al éxito del objetivo personal, sin dar lugar a ninguna otra consideración. Esa especie de pragmatismo funciona como una garantía seudo-filosófica: lo verdadero se confunde con lo eficaz, con lo que surte efecto. Esta lógica se concentra en la fórmula según la cual el fin justifica los medios. 
Cómo anécdota cabe recordar a Diógenes, uno de los cínicos originales a quién se llamara « monedero falso » por dedicarse a hacer tabla rasa de la moneda de curso legal; un método de acabar con todo valor para reemplazarlo por otro de dudosa moralidad. «La falsificación o impresión de la moneda implica poner en marcha una empresa destinada a producir nuevos valores, nuevos imperativos » sostenía Juliano, el Apóstata. 
A veces las casualidades no son tales aunque Ciccone no existía por ese entonces. Pero más allá de la leyenda, si recordamos las palabras de Amado Boudou se verá su afán de resguardarse de los hechos imputados, involucrando a otros, y mandando una advertencia: «si yo caigo, a ustedes también los arrastro» No hay intermediación ética entre el resultado y el método. El cínico vulgar se manifiesta ante todo en virtud del sacrificio en favor del objetivo perseguido. «Pongo la cara, pero ustedes no se salvan ». 
El cínico esconde, enmascara y falsea. Escondió su presunta amistad con Alejandro Vandenbroele, enmascaró situaciones comprometidas, y falseo el contexto de los hechos. En la hipótesis de máxima anunció lo que hará, pero reservó información para sí o para unos pocos de su confianza. El discurso fue ficticio, hipócrita, la teoría demagógica, y la práctica, insolente. Tales no son sino las características intrínsecas del antiguo cinismo estudiado por un sinfín de eruditos. La sofisticación actúa como un arma temible pues se apoya en la parálisis de los interlocutores. A los que estaban presentes se les negó el derecho a preguntar. 
Y hablamos de «derecho» por cuanto la convocatoria se hizo en el marco de una «conferencia de prensa» que implica el intercambio de preguntas y respuestas. Y por otra parte, los ausentes mencionados no tenían modo de defenderse. Tampoco es un dato menor que se haya presentado ante cámaras un feriado, víspera de fin de semana largo. 
LA MORAL CINICA 
El cinismo político enuncia sus subterfugios bajo el argumento de la necesidad histórica o del cuidado institucional. Pero tal necesidad y tal cuidado son falsos, sólo impera la obsesión por tener acceso al poder y mantener las cosas como están. ¿Qué hizo Boudou? Apeló a la necesidad de resguardar la institucionalidad aún cuando ésta no es hoy la panacea universal. La escatología política es cuasi religiosa, apunta a la realización de un Edén (que en este caso adoptaría la forma del modelo nacional y popular legado por « EL »). 
El juego consiste entonces, en desmerecer la vulgaridad del presente en nombre de un hipotético futuro. « Todo lo que se está diciendo carece de trascendencia cuando lo que está en juego es un destino de grandeza al cuál nos quiere llevar la Presidenta » Apeló, como los cínicos, a exaltar la moralidad del mañana para disimular la inmoralidad de hoy. David Hume sostenía que «hay un sistema de moral particular para los gobernantes mucho más libre que el sistema que debe gobernar a las personas privadas» A esto parecen aferrarse muchos de nuestros dirigentes actuales. 
“A mí me pueden ensuciar pero no me van a dejar solo en medio del lodo”, es la síntesis cínica del ex titular de Economía. Michel Onfray sostiene que los cínicos son atemporales. La mejor manera de perdurar para ellos es no aceptar su edad. Se comportarán siempre como jóvenes púberes y adoptarán sus códigos, su música, sus vicios. Los cínicos se preocupan por las cosas cercanas, y desacreditan todo aquello que involucra un espíritu de seriedad. Ríen incluso ante situaciones límites. Si esta no es una descripción cabal del Vicepresidente, se le parece bastante. 
¿De qué se reía el otro día mientras hablaba de esbirros, mafias y estafas? También Montaigne hizo referencia a la necesidad que tienen de mostrarse joviales, y señalar a los demás como carcamanes frustrados que bregan por la permanencia de lo peor del pasado. Allí entraría a jugar el CEO del multimedios. ¿Cuál sería el pecado de Héctor Magnetto en este caso? Ser un empresario que, más allá de su historial -el cual no cabe aquí analizar-, tiene años en el mercado de los medios. Algo similar ocurre con el titular de la Bolsa de Comercio. 
A los años se los hace pesar como lajas frente al desparpajo de la jovialidad cínica. Imploran la renovación de la dirigencia como si la juventud fuera garantía de lo eficaz. De algún modo, Boudou trató de demostrar que su irrupción en la política generó malestar en los viejos dirigentes, salpicados de corrupción estructural. Una falacia que, en medio del reclamo mancomunado de una renovación política, adquiriría cierta legitimidad. 
El monólogo del Vicepresidente no fue improvisado. Cada palabra tenia un orden determinado para lograr el fin buscado. ¿Hasta qué punto surgió efecto? Hasta el punto en que la Presidente ordenó respaldarlo. En fila salieron funcionarios, ministros y secretarios a defender la probidad del hombre electo para secundar a la jefe de Estado. 
¿Hasta cuándo? La disyuntiva de Cristina no es fácil si se tiene en cuenta su naturaleza: dar el brazo a torcer no es común en ella, reconocer su error y entregar al hombre que eligió a su enemigo, implica un acto de arrojo que no figura en su protocolo. El cínico no admite debilidades de ese tenor. Es un ser insolente para quién el cinismo es un antídoto contra la verdad que le es hostil. Los cínicos estaban determinados a hacer lo que está prohibido, o nada estaba prohibido. 
Trastocaban los valores, las costumbres y tradiciones a punto tal que se recuerda la fiesta del asno, conmemoración en la cual este animal era disfrazado de sacerdote y entrado al altar. Esta visto, que a ese punto aún no se ha llegado, ¿pero quién faltaría a la verdad si asegurara haber visto un burro entrando a presidir un tribunal? Quizás todo se trate de recusar a un juez para que otro tome su lugar. Boudou parte de la base de la existencia de una crítica social hacia el Poder Judicial. 
Pretende un cambio siempre y cuando éste le sea favorable. Por ejemplo, en trance de sorteos sin moral, que termine siendo el Juez conocido ya como el “señor de los anillos” quién firme la absolución, o al menos el acta que de “legitimidad” al regreso de los cínicos al gobierno nacional. 
(*) Recibido por Corrientes al Día de Gabriela Pousa desde www.perspectivaspoliticas.info.
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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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