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Opinión

El agro sufre por falta de conocimientos, muchos de ellos elementales y primarios

POLAN LACKI (*)

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Empiezo este texto con las siguientes afirmaciones, aparentemente muy categóricas, relacionadas con el desarrollo agrícola y rural en América Latina: a) La principal causa de los problemas económicos de la gran mayoría de los productores rurales reside en las ineficiencias que están cometiendo en las distintas etapas de su negocio agrícola; causadas por la inadecuación de nuestro sistema de educación rural, formal en los tres niveles y no formal; b) Los gobiernos nos han demostrado en las últimas décadas, y siguen demostrándonos que, a través de la ineficaz vía paternalista, definitivamente no están en condiciones políticas, operativo-institucionales ni financieras de solucionar todos los problemas de todos los agricultores, año tras año. Esta realidad es tan evidente que nos obliga a deponer las ilusiones y utopías del populismo paternalista y cambiar radicalmente de rumbo; c) Necesitamos formar, capacitar y organizar a los productores rurales para que ellos mismos sepan y puedan evitar, corregir y/o eliminar sus ineficiencias. Cumplido este pre requisito educativo-emancipador, los agricultores sabrán qué y cómo hacer para solucionar sus problemas y, al hacerlo, sencillamente prescindirán del retórico paternalismo gubernamental.


Es muy fácil confirmar, directamente en terreno, la ocurrencia de las ineficiencias y la factibilidad de eliminarlas con conocimientos y sin paternalismos

 

Para demostrar que los propios agricultores podrían corregir sus ineficiencias, basta con visitar las fincas, comunidades y mercados rurales. Y en ellas, en primer lugar, encontrar claros y generalizados errores de la forma cómo los agricultores producen, cómo administran sus fincas y cómo comercializan sus excedentes; y, en segundo lugar, constatar que dichas ineficiencias son causadas mucho más por falta de conocimientos adecuados por parte de los productores rurales que por falta de ayudas paternalistas de sus gobiernos (asignación de tierras, otorgamiento de créditos, subsidios, máquinas, insumos, etc.). Las ineficiencias que ocurren con mayor frecuencia en nuestro agro y que confirman lo enunciado en los ítems a, y c del primer párrafo de este artículo, son las siguientes:

 

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-Los productores rurales son víctimas de su propio individualismo el cual los conduce al fracaso económico porque: a) adquieren los insumos siempre en forma individual al por menor, con alto valor agregado y del último eslabón de una larga cadena de intermediación, b) al comercializar sus cosechas hacen exactamente lo contrario; es decir venden al primer eslabón de dicha cadena, al por mayor, sin incorporarles valor agregado y c) suelen hacer inversiones individuales en maquinaria sobredimensionada y de muy alto costo (por ejemplo sembradoras y cosechadoras ) que utilizan pocos días al año.

 

-Aun cuando sus recursos productivos son escasos y no existen severas restricciones climáticas, mantienen la tierra, los animales y la mano de obra con muy baja productividad y subutilizados o improductivos durante largos períodos al año.

 

Los rendimientos que, en promedio, los productores latinoamericanos obtienen por unidad de tierra y de animal son muy inferiores a los que podrían alcanzar aplicando tecnologías de bajo costo; para cuya adopción se requiere sacar más conocimientos de la escuela que sacar créditos abundantes de los bancos. Veamos algunos ejemplos:

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a) Siembran hectáreas en cantidades superiores a la disponibilidad de insumos que serían necesarios para hacerlo con buena tecnología, medida que les permitiría obtener altos rendimientos y reducir costos por kilogramo producido. En América Latina, según datos estadísticos de la FAO, los rendimientos promedio en kilogramos por hectárea son aún muy bajos y podrían ser duplicados, triplicados y en ciertos casos hasta cuadruplicados, si los productores estuvieran debidamente capacitados para saber hacerlo. En el caso del frejol/frijol, uno de los cultivos más tradicionales y más importantes en la dieta de los latinoamericanos, estamos cosechando, en promedio, menos de 900 kilogramos por hectárea. Si dividimos estos 900.000 gramos por las 225.000 matas que normalmente deberíamos sembrar en una hectárea, llegamos a la sorprendente conclusión de que cada mata está produciendo apenas 4 gramos de frijoles lo que corresponden a 10 o 16 granitos , que a su vez corresponden a dos vainas de frejoles por planta. Esto ocurre porque la gran mayoría de los productores de frejol no hace test de germinación, no regula la sembradora, utiliza semillas genéticamente erosionadas y contaminadas con patógenos, no siembra en la época, densidad y profundidad adecuadas, no hace rotación de cultivos y no elimina las malezas antes que estas dañen el cultivo. Si apenas adoptaran de manera correcta estas medidas, en vez de sembrar una hectárea, probablemente podrían sembrar solo un tercio de hectárea y con el ahorro obtenido al reducir la superficie sembrada podrían adquirir semillas mejoradas, fertilizantes y fitosanitarios y en ese tercio cosechar los mismos 900 kilogramos.

 

b) Algo similar ocurre en la producción animal. En promedio, las hembras de nuestros rebaños vacunos tienen su primer parto a los 40 meses de vida, pudiendo tenerlo incluso antes de los 25 meses y las vacas adultas tienen una cría cada 20 meses pudiendo tenerla cada 13 meses. La tasa de extracción/o saca es del 15% pudiendo ser del 25%. Cada novillo requiere una hectárea de pasturas/praderas para producir 70 kilogramos de carne al año; cada vaca ocupa en promedio una hectárea de tierra para producir 4 litros de leche al día. Frente a este bajísimo desempeño zootécnico, si el productor tiene más vacunos que pasturas y raciones para alimentarlos adecuadamente, sería más conveniente vender algunos de sus animales y con el dinero obtenido mejorar el rendimiento y la calidad de las pasturas y dividirlas en piquetes para adoptar el pastoreo rotativo, fertilizarlas, producir sus propias raciones balanceadas, adquirir vacunas, sales minerales y antiparasitarios. Por falta de capacitación muchos ganaderos no se dan cuenta de que, económicamente, es más conveniente tener una vaca con buena genética, desparasitada y bien alimentada en base a buenas pasturas y raciones producidas en la finca para que produzca 20 litros de leche de buena calidad al día, que mantener en la finca 5 de ellas hambrientas, con mastitis y llenas de ecto y endo parásitos, que en conjunto producen los mismos 20 litros de leche pero de mala calidad.

 

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-No diversifican y no escalonan la producción y por esta razón se exponen a riesgos innecesarios de clima, enfermedades/plagas y mercadeo que podrían ser fácilmente evitados o minimizados por ellos mismos. A propósito, como principio básico los agricultores, especialmente los pequeños, deberían reemplazar sus mono o “bicultivos” de granos básicos, que les proporcionan apenas uno o dos ingresos al año, por una canasta de rubros que generen alimentos para sus familias y sus animales, además de pequeños ingresos durante los 365 días del año con lo que, adicionalmente, se emanciparían de la dependencia de los créditos y evitarían el endeudamiento.

 

-Producen bienes/rubros que al ser de baja densidad económica les generan ínfimos ingresos por hectárea (yuca, papa, calabaza, camote, frejol, maíz y otros granos básicos), en vez de producir rubros diferenciados y de mayor densidad económica para venderlos a consumidores de poder adquisitivo más alto. Por ejemplo: frutas y hortalizas más sofisticadas como fresas/frutillas, piñas, chirimoyas, melones, granadillas o higos, champiñones, espárragos y alcachofas, maíz para choclo, frejol y arveja para consumir frescas (como chauchas), miel de abejas, hortalizas, huevos y pollos producidos sin agroquímicos, huevos de codornices, lechones con producción programada para épocas de fiestas, flores y plantas ornamentales, condimentos y plantas medicinales, etc. Debido a que los pequeños agricultores tienen poca superficie de tierra, con mayor razón deberán reemplazar, en forma gradual y prudente, para no exponerse a riesgos innecesarios, los cultivos extensivos, que los consumen los pobres, por otros más intensivos, consumidos por los ricos. Dicho reemplazo podrían hacerlo siguiendo el principio de la gradualidad ya sea horizontal (empezar con una hectárea y en los años siguientes hacerlo con más hectáreas) o vertical (empezar duplicando el rendimiento por hectárea y en el próximo año triplicándolo).

 

-Sufren importantes pérdidas evitables en la cosecha y posteriores a ella (ya sean físicas o de calidad).

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-No adoptan medidas elementales de procesamiento inicial de las cosechas antes de comercializarlas: lavarlas/limpiarlas, clasificarlas, secarlas, fraccionarlas y cuando sea posible envasarlas; podrían hacer algo tan sencillo como lo que hacen los supermercados antes de vender las frutas, hortalizas, frejoles, raíces y tubérculos, etc.

 

-Y finalmente la ineficiencia más dañina a sus propios intereses económicos. Los agricultores se encargan apenas de la etapa más pobre, la que exige más trabajo y la más riesgosa del negocio agrícola, que es la etapa de producción propiamente dicha. Y, por falta de espíritu solidario/asociativo con sus vecinos, “regalan” a otros integrantes de las cadenas agroalimentarias la ejecución de las etapas ricas del negocio agrícola. Es decir, aquellas que ocurren antes de la producción y las que ocurren después de concluida la etapa de producción propiamente dicha. Al dedicarse apenas a la etapa de producción no logran apropiarse de gran parte de las riquezas que generan en sus fincas; y por esta razón quienes se apropian de ellas son los usureros que los financian, los industriales y comerciantes que fabrican y revenden los insumos, los agroindustriales que clasifican, procesan, fraccionan y envasan sus cosechas y las gigantescas redes de supermercados que los comercializan. En resumen, estas siete ineficiencias son las causas más inmediatas de la falta de rentabilidad de los agricultores; porque es debido a ellas que sus costos por kilogramo producido se vuelven innecesariamente altos y los precios por cada kilogramo que ellos venden se vuelven innecesariamente bajos. La factibilidad y eficacia de las medidas correctivas y ”eficientizadoras” recién propuestas están fundamentadas en los textos incluidos en las siguientes páginas web: www.polanlacki.com.br y www.polanlacki.com.br/agroesp

 

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Si los problemas están en la educación las soluciones deben construirse en la educación

 

El diagnóstico recién descrito nos demuestra claramente que los agricultores siguen cometiendo estas ineficiencias, no necesariamente por falta de decisiones políticas de alto nivel, créditos abundantes y maquinaria, sino por las siguientes razones de fondo, ambas causadas por la inadecuación de los contenidos educativos y por la baja/mala calidad de nuestra educación rural: En primerísimo lugar, debido a la insuficiencia, inadecuación y obsolescencia de los conocimientos que poseen, en gran parte los que heredaron de sus padres y abuelos. Con estos saberes de antaño, es evidente que en la actualidad tienen crecientes dificultades para poder sobrevivir económicamente de la agricultura; porque con la globalización de los mercados necesitan competir con los agricultores más eficientes del mundo. En segundo lugar, debido a su ancestral individualismo que no les permite solucionar aquellos problemas que exigen mayor economía de escala, inversiones de costo más elevado y servicios que para ser ejecutados requieren que estén debidamente organizados en grupos solidarios o cooperativos. Estas actitudes individualistas, que deberían haber sido eliminadas de los comportamientos de los niños en las escuelas primarias/fundamentales rurales, son las que, en gran parte, les impiden apropiarse legítimamente de un porcentaje más justo de las riquezas que producen en sus parcelas. Varios estudios indican que, en promedio, los productores rurales de América Latina reciben apenas el 20% de los precios que los consumidores pagan por los alimentos en los supermercados, verdulerías/fruterías, panaderías y carnicerías. Entonces, si el origen de las siete ineficiencias recién analizadas es de carácter educativo y si está instalado en las escuelas, el querer encontrar soluciones fuera de ellas significaría “dar la espalda” a la más prioritaria necesidad de la agricultura y de los agricultores. Es necesario y urgente ampliar y adecuar los conocimientos, aptitudes y actitudes de los agricultores a los desafíos del mundo moderno. Porque su éxito económico dependerá cada vez más del saber y del saber hacer que del tener recursos materiales y financieros para hacerlo; dependerá cada vez más de la capacidad que ellos tengan para adoptar, de manera correcta, las adecuadas decisiones técnico-productivas, gerenciales y comerciales, que de las cada vez más improbables ayudas paternalistas de sus gobiernos.

 

El paternalismo está destruyendo la dignidad de los pobres rurales

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Todo lo anterior nos conduce al siguiente camino de la racionalidad y del sentido común, el que deberíamos haber seguido desde hace muchísimo tiempo pero desafortunadamente no lo hicimos: reemplazar el nefasto paternalismo que desestimula las iniciativas y destruye la dignidad de las familias rurales por una educación que estimule su eficiente y solidario protagonismo en la solución de sus problemas. Una educación que tenga como objetivo desarrollar las potencialidades latentes de las familias rurales y estimular su autodesarrollo y liderazgo como la más eficaz estrategia para emanciparlos de las decrecientes y excluyentes ayudas financieras y materiales de sus gobiernos. Entre otras razones, porque de los debilitados, endeudados y muchas veces corrompidos gobiernos es muy poco o casi nada lo que los agricultores pueden esperar. Aunque los gobiernos quisieran hacerlo, definitivamente no dispondrían de recursos suficientes para beneficiar a todos los agricultores, a través de la vía paternalista. Por razones de honestidad profesional y del respeto que se merecen los agricultores, no podemos seguir engañándolos con ilusiones y utopías. Sin embargo, es evidente que los gobiernos necesitan apoyar a los agricultores. Lo que se propone es que sus apoyos sean emancipadores y no perpetuadores de dependencias del paternalismo. Los gobiernos a través de sus instituciones educativas rurales (que ya existen, pero que no están cumpliendo sus objetivos porque funcionan con profundas disfuncionalidades y debilidades) pueden y deben formar, capacitar, profesionalizar y “empoderar”/fortalecer intelectualmente a los productores rurales. Todo esto con el propósito de que ellos adquieran la capacidad de aplicar, de manera correcta, medidas/soluciones eficaces de producción, de administración rural y de organización comunitaria; y que, gracias a este fortalecimiento, se conviertan en eficientes y emancipados solucionadores de sus problemas. La imprescindible necesidad de profesionalizarlos y organizarlos de forma solidaria es tan evidente que ninguna propuesta seria para promover el desarrollo rural podrá seguir ignorándola y ni siquiera subestimándola. Al contrario, las cuatro instituciones educativas analizadas al final de este artículo, necesitan llevarlas a la práctica con objetividad, determinación y urgencia.

 

Necesitamos teorizar menos y educar más y mejor

 

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Entonces, si la estrategia para lograr un desarrollo más autodependiente es eminentemente educativa, no hay necesidad de seguir teorizando, “filosofando” ni realizando interminables elucubraciones académicas. Concreta y objetivamente necesitamos proporcionar a los productores rurales, a sus empleados y a las familias de ambos, los insumos intelectuales “eficientizadores” de sus actividades generadoras de riquezas y de ingresos familiares. Estos insumos intelectuales, afortunadamente, ya están disponibles pero inexplicablemente “duermen” en los organismos de investigación agrícola y en las universidades. Las instituciones educativas rurales deben difundirlos y adicionalmente levantar el ego y la autoestima de las familias rurales, despertando en ellas una ambición sana y un fuerte deseo de superación a través de su propio y eficiente esfuerzo. Todo ello con el objetivo de demostrarles que ellas mismas pueden hacerse cargo de la solución de sus principales problemas productivos, familiares y comunitarios. Sin embargo, esto exige actualizar y adecuar nuestro disfuncional y anacrónico sistema educativo rural a las necesidades de vida y de trabajo imperantes en el campo. Estas instituciones educativas agrícolas y/o rurales no pueden seguir siendo agrícolas o rurales apenas de nombre; deben serlo en sus contenidos curriculares, en sus métodos pedagógicos y en su identificación con la cultura agrícola y rural.

 

Las reformas educativas anunciadas con amplia difusión “mueren” inmediatamente después del discurso de su lanzamiento

 

El gran obstáculo para concretar dicha adecuación educativa reside en el hecho de que en América Latina, con rarísimas excepciones, el sistema de educación rural y urbano, fuertemente influenciado por los sindicatos de profesores, nos ha demostrado durante décadas y décadas que no está dispuesto a salir de su conservadurismo, e inercia. Los ruidosos anuncios de reformas educativas suelen ”morir” inmediatamente después de sus discursos de lanzamiento. Entre otras razones porque se pierden en los laberintos de las burocracias ministeriales y ni siquiera llegan a las escuelas agrícolas en los tres niveles, ni a las agencias de extensión rural; y cuando llegan no se llevan a la práctica y nadie es sancionado por no haberlas adoptado.

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Estas sucesivas décadas de resistencias corporativistas y de esterilidades reformistas han sido más que suficientes para demostrarnos que una reforma educativa seria, rápida y eficaz muy difícilmente vendrá desde las cúspides y desde adentro de los gigantescos y burocratizados ministerios de educación (para la enseñanza agrícola escolarizada); y tampoco vendrá de los ministerios de agricultura (para la extensión agrícola). Los cambios en la educación: a)- tendrán que conquistarse a través de la reivindicación de los agricultores, porque ellos son las principales víctimas del actual y poco útil sistema educativo rural y b)- deberán originarse desde abajo y desde afuera del sistema oficial de educación. Es decir, las iniciativas y propuestas deberán partir de los demandantes y no de los oferentes de la educación.

 

La presión popular es el único lenguaje que los gobiernos entienden

 

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Es por todas estas razones que los productores rurales deben hacer uso de la alternativa legítima, y probablemente la única realmente eficaz, de organizarse, presionar y, en forma civilizada pero categórica, exigir que las instituciones educativas rurales les ofrezcan conocimientos útiles y aplicables en la solución de sus problemas. Con tal fin, deberán exigir en carácter de prioridad y urgencia las siguientes medidas que aseguren a los habitantes del campo los conocimientos “eficientizadores”, profesionalizadores y emancipadores de los productores rurales y de sus familias, poniendo en práctica como mínimo las siguientes medidas:

 

El agro necesita de extensionistas creativos, ingeniosos y ojalá “con muchos callos en las manos”

 

-En los servicios oficiales de asistencia técnica/extensión rural, cuyos extensionistas, al haber recibido una inadecuada, insuficiente y muy teórica formación en nuestras facultades de ciencias agrarias, deberán recibir un curso de recapacitación para corregir sus debilidades técnicas y metodológicas. Podría ser una capacitación similar a la que hacían con alta eficiencia y excelentes resultados los antiguos servicios de extensión rural, adoptando el método de “enseñar y aprender a hacer haciéndolo”, directamente en el campo. El objetivo de la capacitación sería el de lograr que adquirieran una real capacidad teórico-práctica de enseñarles a los productores rurales a superar las ineficiencias que son evitables, corregibles y/o eliminables por los propios agricultores, por más adversas y restrictivas que sean las condiciones físico-productivas y edafo-climáticas de sus fincas. Adicionalmente es necesario descentralizar y desburocratizar estos servicios de asistencia técnica con el fin de que los extensionistas permanezcan (y si fuera necesario y posible) residan en las comunidades rurales para que puedan dedicarse exclusivamente a capacitar y a organizar a los agricultores. En vez de dedicar gran parte de su tiempo a seguir “burocratizando” en las oficinas, llenando informes irrelevantes y tramitando reiteradas solicitudes de créditos, refinanciamientos y condonaciones de deudas. Deudas que muchos agricultores no logran pagar a los bancos/usureros/intermediarios, fundamentalmente porque el servicio de extensión rural no les proporcionó los conocimientos, muchos de ellos elementales y primarios, para que los agricultores pudieran generar los ingresos suficientes y saldar sus deudas. Si por algún motivo los gobiernos no quieren o no desean adoptar estas medidas “eficientizadoras” de sus propios servicios de extensión rural, tienen la alternativa de delegar la ejecución de las actividades extensionistas a uno o más gremios de productores agropecuarios reconocidamente serios para que ellos las ejecuten bajo rígidos criterios “meritocráticos” y absolutamente apolíticos, y, por supuesto, transfiriéndoles con regularidad los recursos públicos necesarios para tal fin.

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Las facultades de ciencias agrarias necesitan “desurbanizarse” y enfatizar las prácticas de campo

 

-En las facultades de ciencias agrarias que deberán “desurbanizar” su enseñanza con el fin de otorgar a las nuevas generaciones de egresados una formación mucho más práctica y realizada en gran parte donde los problemas ocurren y necesitan resolverse; es decir, directamente en las fincas, comunidades y mercados rurales. Deberán estar aptos para formular creativas e ingeniosas soluciones agronómicas/zootécnicas/veterinarias que les permitan corregir los errores que los productores rurales cometen. Sin embargo, en muchos casos para corregirlos también es necesario que los profesionales sepan demostrarlo a los agricultores y ganaderos, utilizando sus habilidades manuales. Por esta razón, además de títulos académicos es necesario que tengan muchos callos en sus manos. No logro entender cómo un estudiante de agronomía de extracción urbana formado por profesores que en su mayoría también son de origen urbano, pase 5 años en la facultad estudiando, apenas teóricamente en las aulas, laboratorios y power points, cómo mejorar la producción lechera del país si nunca tuvo la oportunidad y mucho menos la obligatoriedad de preparar una ración balanceada ni de hacer un ordeño higiénico de la vaca. ¿Con qué autoridad técnica ese egresado podrá orientar a los agricultores cómo sembrar, cosechar, injertar o podar si nunca reguló una sembradora o cosechadora, nunca injertó y nunca podó un árbol frutal?

 

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Las facultades de educación están formando educadores muy teóricos que se gradúan pero no saben educar

 

-En las facultades de educación/pedagogía/escuelas normales para que otorguen a los futuros maestros de las escuelas fundamentales/primarias una formación más útil, instrumental y práctica. Esto con el propósito de que, a partir de la fecha de su graduación (y no x años después), los maestros sepan: qué y cómo hacer para proporcionarles a los niños de las escuelas fundamentales/primarias rurales los conocimientos útiles, habilidades/aptitudes, principios, valores, actitudes y comportamientos que las familias del campo necesitan adquirir.

 

Los pobres rurales necesitan aprender qué y cómo podrán hacer para erradicar su pobreza. Ellos no están interesados en conocer las biografías de los reyes de Francia

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-En las escuelas primarias/fundamentales rurales, que necesitan “agriculturalizar” y “ruralizar” sus contenidos curriculares para formar una nueva generación de agricultores motivados y capaces de adoptar de manera correcta las innovaciones que requiere la agricultura del mundo moderno y globalizado. Para la gran mayoría de los habitantes rurales el acceso a las escuelas fundamentales es la única oportunidad que tienen para adquirir conocimientos útiles para la vida y el trabajo en el campo. Sin embargo, esta excelente oportunidad en gran parte está siendo desperdiciada porque muchos de sus contenidos curriculares son irrelevantes y de poca utilidad y aplicabilidad en la solución de los problemas existentes en las áreas rurales que ellos enfrentarán después de adultos.

 

A propósito de esta propuesta de “agriculturalizar” y “ruralizar” sus programas educativos, seamos objetivos y realistas: ¿Cuál es la utilidad o aplicabilidad en la vida cotidiana de los niños rurales, quienes probablemente serán los futuros agricultores, del barniz con adornos pseudo-culturales e intelectuales que las referidas escuelas apenas hacen memorizar, como por ejemplo sobre los faraones y las pirámides de Egipto, el Imperio Romano y Bizantino, las biografías de Robespierre, Richelieu y Montesquieu, idem de los reyes de Francia Luis XIV, Luis XV y Luis XVI o las guerras napoleónicas, las altitudes del Everest, del Kilimanjaro y de las Montañas Rocosas de los EEUU, el largo del Río Nilo, la historia de las batallas que ocurrieron en el Coliseo de Roma, etc.

 

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Mientras aburren a los niños con estos conocimientos irrelevantes para sus necesidades de vida y de trabajo en el campo, dejan de enseñarles contenidos mucho más útiles y necesarios para la solución de sus problemas más inmediatos y más frecuentes, como por ejemplo: a) Principios, valores, actitudes y comportamientos para mejorar su desempeño como personas, como padres y madres de familia, como empleados o emprendedores, como miembros honestos y solidarios de sus comunidades; b) Las medidas más elementales para obtener una producción agropecuaria más eficiente, más abundante, más diversificada y más rentable; c) Las medidas de higiene, profilaxis y alimentación que ellos deberían adoptar para evitar las enfermedades que ocurren con mayor frecuencia en las zonas rurales; d)- Qué y cómo deberían hacer para prevenir las intoxicaciones con pesticidas y los accidentes rurales; y cómo aplicar los primeros auxilios, cuando estos accidentes no hayan sido evitados; d) Cómo organizar solidariamente la comunidad para solucionar, en conjunto, aquellos problemas que no pueden o no deben resolverse individualmente, como por ejemplo la adquisición de los insumos y la comercialización de las cosechas; e) Cómo evitar las principales plagas y enfermedades de la agricultura y de la ganadería, cómo identificar y eliminar las plantas que intoxican a sus animales y los insectos que transmiten las enfermedades, cómo identificar víboras venenosas, etc. En otras palabras, en vez de hacerles memorizar la longitud del Río Nilo, sería más constructivo enseñarles qué y cómo deberían hacer para evitar la polución del rio de su propia comunidad. En vez de hacerles memorizar sobre los Jardines Colgantes de la Babilonia, enseñarles qué y cómo deben hacer para que exista un “Jardín” altamente productivo en cada finca de la comunidad, lleno de hortalizas, frutas, cereales, leguminosas, raíces y tubérculos, plantas medicinales, huevos, pollos y conejos o cuyes para mejorar la alimentación y consecuentemente la salud familiar.

 

¿Quién puede empezar la reforma en la educación rural: solo el ministro o también, y principalmente, los alcaldes municipales?

 

Y para finalizar, una sugerencia extremadamente sencilla para romper la antigua inercia instalada en el sistema educativo e iniciar una reforma curricular, inmediata y eficaz, en las escuelas primarias/fundamentales rurales, para que adapten sus programas educativos, volviéndolos más realistas, más pragmáticos y más útiles. Actualmente en todos o en casi todos los países de América Latina las autoridades municipales ya tienen la potestad o autoridad legal para adaptar los contenidos curriculares de las escuelas fundamentales, a las necesidades propias de su área de influencia. Consecuentemente los agricultores interesados en reivindicar la reforma no necesitan esperar semanas o meses para conseguir una audiencia y viajar a la capital de su provincia/estado/departamento y mucho menos a la capital del país para presentar sus reivindicaciones reformistas al secretario provincial o al ministro de educación. Aprovechando las ventajas de la cercanía y de la facilidad de contactar directamente con el alcalde/intendente/presidente municipal, podrán formar una comisión de productores rurales del municipio, solicitar una audiencia con el alcalde, con el director municipal de educación y con el director municipal de agricultura. Concedida la audiencia decirles clara y directamente lo siguiente: Primero: la educación que las escuelas rurales están proporcionando a nuestros hijos no nos sirve; nosotros necesitamos una educación con contenidos curriculares adaptados a las necesidades de vida y de trabajo existentes en el campo. Segundo: solicitamos que ustedes analicen críticamente, los siguientes textos que les entregamos en este momento: a) El fracaso de una educación rural y urbana que ofrece el circo antes del pan; b) La educación y el subdesarrollo rural: ¿Jardines Colgantes de la Babilonia o huertas familiares? ¿Enseñar lo exótico o lo útil y aplicable? y c) Buscando soluciones para la crisis del agro: ¿en la ventanilla del banco o en el pupitre de la escuela? Y decirles que estos tres textos y varios otros artículos relacionados con esta propuesta están disponibles, de forma gratuita, en la siguiente página web: www.PolanLacki.com.br/esp/artigos.html Creo que luego de leer estos tres artículos ellos considerarán la posibilidad y conveniencia de reunir los maestros rurales del municipio y promover una adecuación curricular en sus escuelas fundamentales/primarias rurales.

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Críticas al contenido de este artículo y solicitudes de envíos de textos gratuitos sobre extensión rural y educación agrícola formal en los tres niveles, serán bienvenidas a través del email Polan.Lacki@onda.com.br

 

(*) Recibido por www.corrientesaldia.com.ar de Polan Lacki E-mail Polan.Lacki@onda.com.br Teléfonos: (55-41) 3243-2366 y Móvil: (55-41) 9206-1239 Curitiba – Brasil

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Opinión

Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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