Mario Pergolini presenta la segunda temporada de Algo habrán hecho, el exitoso ciclo que divulga detalles desconocidos del pasado nacional

“Hay otra televisión, y esto no lo digo con ánimo de chicaneo, que sale mucho más cara pero que también tiene su repercusión y que, si la podemos vender al exterior como estamos a punto de hacer, entonces vale la pena. Este es el costo de realizar tremendo piloto para el mundo.” Una frase le alcanza a Mario Pergolini para sentar posición en varios temas que hacen del conductor y productor lo que es: un hombre de los medios que hace los programas que quiere, dice lo que piensa y que siempre parece estar pegándole a alguien con sus palabras, aunque ésa no sea su intención. Por eso la aclaración. Porque cuando Pergolini trata de presentar la segunda temporada de Algo habrán hecho, que comienza esta noche por la pantalla de Telefé, será por su tono o será por su sonrisa irónica, se parece demasiado al implacable conductor de Caiga quien caig . Claro que esta vez, una vez más, el hombre cambió el traje y los anteojos negros por los libros de historia. “Al hacer este programa fui viendo que nunca hubo un proyecto de país y que cuando más o menos parecía que había alguno que quería hacer las cosas bien venía otro de atrás y le cortaba la cabeza. ¿Qué mezcla, qué genética tendremos que nunca hubo nadie que parara un poco la mano para pensar el país en serio, hacia adelante?”, se pregunta Pergolini, quien, junto al historiador Felipe Pigna, pasó cinco meses de este año recorriendo los escenarios naturales en los que ocurrieron los acontecimientos que moldearon la Argentina que conocemos. Y esa que desconocemos también. De esos datos curiosos, sorprendentes y muchas veces coherentes con el ser nacional está hecha la segunda temporada de Algo habrán hecho, el programa que en 2005 consiguió lo que parecía imposible: sumar más de 25 puntos de rating y, en su debut, ganarles a Susana Giménez y ShowMatch . Claro que eso ocurrió cuando toda la producción de Cuatro Cabezas todavía se veía por Canal 13. Según Pergolini, a pesar de sus públicas quejas por los horarios de trasnoche que le tocaron en suerte, la mudanza a Telefé fue para bien. “CQC tiene un promedio de rating de casi cuatro puntos más de los que tenía el año pasado. Es el programa con el segundo publicitario más caro, con el público de mayor poder adquisitivo y el más buscado por los anunciantes. Eso es lo que aporta Cuatro Cabezas en términos generales. Teniendo eso en cuenta, estamos mejor que el año pasado. Si me preguntás si tengo roces por el tema de los horarios te contesto que sí, pero también entiendo cuando el tipo me dice: «Si vas a competir contra tal ciclo te va a bajar el rating». Y tiene razón”, explica el productor, sin nombrar a uno de los protagonistas de esta historia: Claudio Villarruel, el director de contenidos de Telefé. Aunque a la hora de dar su punto de vista sobre lo que fue de su casa anterior, Canal 13, lo hará con todas las letras. “A esta altura del año, las cosas están claras: Canal 13 perdió un público que tuvo durante años; en el promedio, Montecristo le ganó a ShowMatch, yla tarde, aunque tiene mejor rating, está bastardeada. Podés entender la TV desde un lado vanidoso y decir que antes esa emisora estaba en seis puntos y ahora está en nueve, pero hay que ver cómo está vendida su tanda con respecto al año pasado, cuáles son sus costos y qué público le ha quedado”, detalla Pergolini, quien admite que en los últimos días de 2005 su relación con los responsables de la programación de Canal 13 se parecía mucho a la de una pareja al borde del divorcio. SANGRE, SUDOR E HISTORIA “Los cuatro capítulos que se van a ver en pantalla a partir de hoy son episodios de sangre y traición. Empezamos en 1852, donde habíamos dejado en la temporada anterior, con Rosas vencido, Urquiza victorioso, un Sarmiento que empieza a crecer y un Mitre que comienza a establecer cómo serán los gobiernos de ahí en más, hasta llegar al último héroe romántico que tenemos: Leandro N. Alem, interpretado por Jorge Marrale, que se termina suicidando. Para el año que viene, nos queda la llegada de Yrigoyen”, detalla el conductor. Pergolini menciona la posibilidad de una tercera temporada de Algo habrán hecho , aunque rápidamente se ocupa de aclarar que nada les cuesta más a él y a su productora que hacer este ciclo. “Económicamente, el programa es un desastre. La primera temporada salió un par de millones de pesos, y de eso recuperamos el setenta por ciento. Esta vez es un poco más caro: un millón de dólares para cuatro horas de televisión. Pero Algo habrán hecho no es una cuestión de dinero, ni para Cuatro Cabezas ni para el canal, que lo está poniendo en un horario en el que necesitaría una hora de tanda para recuperar su inversión. Es una apuesta de parte de los dos”, dice Pergolini, y casi sin querer introduce en la conversación el tema más polémico de la TV de estos tiempos. “Este será mi primer programa en horario central del año, porque hasta ahora siempre empecé minutos antes de que terminara”, dice, con la misma ironía que utiliza en CQC cada vez que el ciclo comienza al filo de la medianoche. Y continúa: “El horario de Algo habrán hecho me sorprendió, porque suponía que iba a verse después de Montecristo, y la verdad es que nos parecía muy tarde, porque la idea es que este programa sea para toda la familia. Que vaya después del noticiero es buenísimo. No creo que le ganemos a Sos mi vida, pero las expectativas con este ciclo no pasan por ahí”. -De todos modos, el año pasado les fue muy bien con el rating… -Sí, fue raro, pero la verdad es que todo lo relacionado con este programa lo es. Cuando me dicen que los colegios muchas veces usan la primera temporada como material educativo no lo puedo creer. Hemos distribuido copias en más de 700 escuelas. Es el programa de la Argentina más bajado de Internet y hasta se vende pirateado el DVD. No es Lost ni los últimos capítulos de Seinfeld, es Algo habrán hecho, de Belgrano a Rosas. Y hecho por mí [se ríe]. UN DIFÍCIL PASADO Aunque ahora Pergolini se ría de los días que pasó en un monte salteño mostrando el lugar exacto de la muerte del general Güemes o del frío que sufrió cuando la insistencia de Pigna lo llevó al sitio preciso en el que Julio A. Roca dio por inaugurada la Campaña del Desierto, lo cierto es que la experiencia de hacer este ciclo, realizado con técnica y calidad cinematográficas y al que este año se le agregaron muchas más escenas jugadas por actores como Darío Grandinetti (Domingo Faustino Sarmiento), Fernán Mirás (Bartolomé Mitre), Boy Olmi (Julio A. Roca), Antonio Grimau (Justo José de Urquiza) y Marcelo de Bellis (Francisco Solano López), entre otros, no le resultó nada sencillo. “No se trata sólo del costo económico, sino también del personal. Pero me encanta hacerlo y cuando lo veo en pantalla y escucho a la gente, mucha de la cual no me soporta, decir cosas como: «Es un imbécil, pero lo felicito por lo último que hizo», está bueno. Pero sigue siendo muy cansador y, a veces, cuando estoy en medio de la nada, me pregunto por qué lo hago. Económicamente no me cierra, estoy lejos de mi familia. En esos momentos me digo que no habrá tercera temporada, que esto se acaba acá”, dramatiza, medio en broma, el conductor. Y continúa: “Tuve que memorizar más de 500 páginas de guión, repetir escena tras escena todos los días, y la verdad es que todo el proceso es muy bravo. Pero si el programa mide 16 puntos está buenísimo. Si mide arriba de 20 vamos a decir: «Mirá lo que hicimos con un ciclo de cultura». Si hace más de 25, lo llamo a Suar y le digo: «¿Viste lo que hicimos?» [lo grita, en realidad]. Y si mide más de 30 puntos no hablo con nadie, voy a dar clases a la facultad. Sí, voy a estar insoportable. Pero además, si hacemos esa cifra, puedo pensar que a lo mejor la gente no quiere ver tanta mierda en la tele y si lo pones algo bueno, lo ve”. Por Natalia Trzenko De la Redacción de LA NACION