La gravidez de su estado no le resta sensualidad. Todo lo contrario, luce como una mujer luminosa y sexy, dueña de un soñado embarazo, más graciosa que nunca…, y rebelde. Florencia Peña (33) sabe que no representa el modelo light y ejemplar que aconsejan los libros de autoayuda especializados en “la dulce espera”.

(Por Fabián Cataldo; www.revista-caras.com.ar) Ella apuesta todas sus fichas a la espontaneidad y se resiste a convertirse en algo que no siente. En su panza está gestando, desde hace ocho meses, al segundo heredero de su alocada maternidad. Con su primera experiencia se reconoce completamente exitosa. Su hijo, Tomás (5), asegura, es un niño criado con amor incondicional. “No soy de las mujeres que piensan que la maternidad lo es todo —explica la actriz, en exclusiva a CARAS—. Me encanta ser mamá, con mi hijo ‘Toto’ tengo una relación muy especial, pero me gusta criarlo con mucha libertad. Para mí el embarazo no es una limitación, aunque este es muy distinto al primero, porque decidí parar de trabajar. Durante el embarazo de mi primer hijo laburé muchísimo. Ahora disfruto ver crecer mi panza y, después de cinco años, que es la edad de ‘Toto’, no te digo que soy primeriza de nuevo, pero hay muchas cosas que me olvidé. Entonces, volví a experimentar como una nueva vivencia…, ¡es emocionante!”, dice. Florencia Peña mamá combina a la perfección la naturalidad con las decisiones pensadas estratégicamente. “Estuvo bueno haber pasado estos cinco años con ‘Toto’, porque, por los padres atípicos que tiene, un papá músico y una madre actriz, muy apasionados en lo que hacen y que le dedican muchas horas a sus profesiones, siento que si a Tomás le hubiera dado un hermano ‘al toque’, él hubiera tenido ‘menos mamá y papá’. Esta chance que me di de parar estos meses, también fue un regalo para ‘Toto’, que se despidió de su ‘soltería’ como único hijo, y yo de ser madre de uno solo. Fue hermoso, por todo lo que pudimos compartir”, completa la mujer que recuerda emocionada el momento en el que vio por primera vez a su hijo a través de la ecografía. “Observar cómo ese ‘poroto’ ya tiene un corazón que late, es mágico. Pienso que los hijos nos eligen a nosotros, y no a la inversa. Sé que mi segundo hijo nos eligió en el momento en que con Mariano (Otero) estábamos listos para recibirlo”, explica la actriz, que con su marido se pusieron rápidamente de acuerdo en el nombre que le pondrán al bebé. “Ahora yo quería una nena, para formar la parejita. Nos sentamos a hablar con Mariano y decidimos que, si era una beba, parábamos de tener hijos. Y si era un varón, nos dábamos una chance más para buscar a la nena. Cuando fuimos a la ecografía, en el tercer mes, nos enteramos que es un nene. Yo estaba feliz, pero por otro lado pensaba: ‘Después tenemos que ir por la nena, y buscar un tercer hijo’. Aunque es un compromiso que siempre se puede romper… (risas). Necesito alguien a quien ponerle un moño rosa, creo que es una necesidad femenina. Pero igual me encanta tener otro varón. Con mi marido, enseguida nos gustó el nombre Juan, y así se llamará”, afirma Florencia. Los tres primeros meses de embarazo no sintió antojos, aunque Florencia confiesa que se le ocurría ingerir alimentos que jamás comió en su vida. A la hora de explicar cómo hace para verse tan bien y contar sus secretos, aparece la mujer anticonvencional. “Nunca se me dio por practicar yoga. Es algo que me recomendaron hasta el hartazgo para el embarazo, pero con la elongación y la respiración ‘no engancho’, me aburro como una ostra. No hago ninguna cosa de embarazadas. Por ejemplo, no sé lo que es un curso de preparto. Con mi primer embarazo tampoco lo viví, por suerte después me hicieron cesárea. Estaba ‘chocha’ porque no iba a parto natural, no tenía ninguna necesidad de pujar. Ahora, ya tengo una cesárea programada. Yo levanto la bandera de la cesárea. Le dije a los médicos que, si era necesario, ‘me abrieran en cuatro’, pero no quiero llegar con contracciones… Tampoco hice gimnasia para embarazadas, ni me reuní con otras madres para hablar de lo que significa el embarazo en la vida de una mujer”, esgrime con desenfado, aunque reconoce que tiene en cuenta algunas medidas para la salud. “Lo que sigo desde hace mucho tiempo es una dieta de proteínas e hidratos de carbono, que me pone muy fuerte y previene enfermedades. Gracias a eso, los análisis me dan bárbaros. También voy a un spa donde me hacen drenaje linfático, tratamientos con cremas, y después de parir iré para intentar bajar el abdomen. Con mi primer embarazo no tuve dificultad en perder peso, terminé con diez kilos de más y los bajé enseguida. Pero a ‘Toto’ lo tuve a los 27, ahora tengo 33 años. Después de los 30 es más difícil recuperar la línea, aunque no imposible. Serán unos meses más de abdominales, ¡qué se va a hacer! Además, tampoco soy una obsesiva con eso”, agrega Florencia. La actriz se tomó un “embarazo sabático” —como ella dice—, pero ya tiene proyectos para después de dar a luz. Aunque para hacer televisión tuvo muchas propuestas, aún no evaluó cuál va a aceptar. Lo que sí tiene en claro es que el año que viene personificará a Roxie Hart, el célebre personaje del mítico musical “Chicago”, que se presentará en Buenos Aires, entre marzo y abril. “La obra se hizo acá hace ocho años. Cuando surgió la posibilidad de volverla a hacer, Daniel Grinbank, compró los derechos y me llamó para decirme que el personaje de Roxie Hart, que es el que interpretan todas las celebrities en Broadway, era ideal para que lo interpretara yo. Viajamos a Nueva York, tuvimos una entrevista con el director de la obra y el director musical, y le acercamos un material de ‘Sweet Charity’. Ellos tenían muy buenas referencias de mi trabajo, me dijeron que acostumbran a realizar castings para encontrar los personajes, pero que como habían recibido tan buenos comentarios sobre mi trabajo en ‘Charity’, más el hecho de que soy una celebrity en la Argentina, decidieron que sería la única actriz confirmada, sin tener que hacer una prueba. En octubre se inicia el casting con la idea de ensayar durante el verano y debutar en marzo o abril. Empecé a tomar clases de nuevo, con tranquilidad, porque estoy entrando en el octavo mes de embarazo. La idea es que después del parto, me vean con la persona que tienen que elegir para interpretar el otro personaje célebre, el de Velma Nelly. Quieren ensayar el número final de la obra, así es que no deseo llegar sin un mínimo entrenamiento”, explica la comediante, entusiasmada. —Florencia, ¿“Toto” está celoso por la llegada de su hermanito? —Al principio, después de comunicárselo, no le dio mucha importancia, porque en la escuela todavía no lo había charlado. Pero ahora ya cayó y está ‘recopado’. No sé a quién salió (risas), pero Tomás es muy chistoso, y al hermanito lo llama Juan Carlos… Me mira la panza y me dice: ‘¿Cómo está Juan Carlos?’. Le habla, y le dice: ‘Juan Carlos, tenés una madre muy gordita…’. Mi hijo asegura que tengo las lolas muy gordas, y me pregunta cuándo se me van a ir. El es un pisciano muy celoso, pero no lo manifiesta porque su hermanito aún es un ser que no existe, y no lo puede ver. Fuimos con ‘Toto’ a observar la ecografía 4D, al principio se ‘recopó’, pero después no entendía nada de lo que veía y me dijo: ‘Mamá, mi hermanito es horrible’. Claro, la imagen que veía era amorfa. De repente le dan ataques de amor y besa la panza. Al principio creía que Juan comía por el ombligo, desde afuera hacia adentro, entonces me preguntaba: ‘¿Si yo quiero darle un pedazo de torta, y te la pongo en el ombligo, Juan la chupa?’. ¿No es divino? Florencia Peña esté casada con Mariano Otero (32), un admirado músico de jazz. El dato no es casual, ya que en la remodelada casa de Palermo la música es una integrante más de la familia. Por eso, la futura mamá explica, con vehemencia: “Al bebé que está por llegar le ponemos música clásica y jazz. Eso sí, hablarle a la panza, nooo.., porque me siento una tarada. La única vez que le hablé fue cuando fuimos a hacer la ecografía 4D y le dije a Juan que más le valía que se hiciera ver, porque ese estudio salía mucha plata. Y ¿qué hizo?: ¡se tapó todo! Cada vez ponía más cosas delante de la cara: el brazo, el codo, la mano… Le dije: ‘¡Está bien, hacé lo que quieras! ¡Sé libre!’. Pero el médico se apiadó de mí y me dijo que volviera otro día. Y entonces ahí, se dejó ver”, dice la actriz. —¿El embarazo le provoca angustia por su propia estética? —Con el embarazo no me veo fea, al contrario, es el momento donde más sexy me siento. Es una sensación interna. Es verdad que hay embarazos que te deforman más que otros. Dicen que el embarazo de los nenes te ponen más linda… Pero la belleza es un estado subjetivo, tiene que ver con lo que te pasa internamente. Si estás segura, podés ser Claudia Schiffer o sentirte espantosa. En los embarazos me siento hermosa, más allá de que pueda tener un día en el que me levante y diga: ‘Ahhh, ¡soy un escracho!’. Lo que sí me sucede es que no me dan tantas ganas de arreglarme y producirme. Igual, mi marido me hace sentir muy bella, entonces me siento hermosa y plena. —¿La vida íntima de la pareja se vio afectada? —A mí el embarazo no me quita el deseo sexual. Sé que hay mujeres a las que les pasa, pero Mariano está contentísimo. Para nosotros, ser padres es una situación hermosa, pero no es lo único en nuestras vidas. Hacemos especial hincapié en preservar nuestros espacios y tiempos. Ser padres no nos resta intensidad como hombre y mujer. Solemos ir de viaje solos, tratando de no extrañar tanto a “Toto”… Por ahí sólo una semana. Y así, la pareja siempre está floreciendo. Todo el tiempo quiero estar linda para él, y él se cuida de estar lindo para mí. —¿Ser madre es una forma de autorrealización? —Nooo… Puedo pasarla ‘bomba’ siendo mamá, amar la vida que tengo con mi familia. Amo a mi marido y a mi hijo, pero… no quiero que se malinterprete, no nací para ser solamente madre. Puedo ser una gran mamá si primero me siento una gran mujer. —¿Con qué cree que se va a encontrar Juan cuando nazca? —Con un mundo, una madre y un padre totalmente locos. Y lo mejor que le puede pasar a Juan es que se haga cargo de los padres que tiene y nosotros, de los padres que somos. No intento ser la madre perfecta, no me interesa. A Juan lo estamos esperando los cuatro, incluso “Mingus”, el nuevo perrito que trajo mi marido a casa. Es un hermoso “Boyero de Berna” que, como es cachorro, necesita afilar sus dientes. ¡Un bebé le va a venir como anillo al dedo! (Risas).