El miércoles 31 en el estadio de Huracán Corrientes la victoria para el “negro” fue por 3 a 2. Eduardo Sosa y Juan Gómez, en dos oportunidades, convirtieron para la visita, mientras que Ojeda y Girón lo hicieron para el “albo”.

(Diario Época) Mucha agua corrió por el río Paraná para que se vuelva a dar un triunfo de For Ever sobre Mandiyú aquí en Corrientes. Pasaron 33 años de aquella vez cuando ambos equipos se enfrentaron en la cancha de Alvear por los entonces torneos regionales. Ayer, por el novel torneo Argentino B, el “albinegro” volvió a festejar y vaya sino lo hicieron, ya que por varios minutos jugadores y hinchas se “juntaron”, alambrado de por medio, para dar rienda suelta a la alegría que produce vencer al rival de siempre. Para For Ever este triunfo significó su primera alegría en el torneo Clausura, ya que venía de dos empates y una derrota. Pero ayer el elenco chaqueño contó con un handicap inesperado: Antonio Medina, un jugador que fue decisivo en todas las jugadas de gol. Como contrapartida, Mandiyú sufrió su segundo revés consecutivo, con el agravante esta vez de que el equipo estuvo muy por debajo del rendimiento expuesto unos días atrás cuando cayó en Formosa ante Sol de América. A favor suyo puede quedar el hecho de los pocos días que tuvieron los jugadores como para recuperarse del desgaste que significó jugar ante los formoseños en un terreno bastante pesado a raíz de la lluvia que se desató sobre esa ciudad durante la madrugada y hasta el mediodía. Ello, sumada la alta temperatura, casi inhumana como la que padecieron ayer, no caben dudas de que hicieron estragos en el físico de casi la totalidad de los jugadores “albo”, que alcanzaron un rendimiento durante los 45 minutos iniciales, y otro, totalmente distinto, en la segunda parte. Ello es un atenuante a la hora de encontrar explicaciones a ésta derrota de Mandiyú. Pero a la par de ello, que es comprensible, está lo inentendible de la involución que experimentó la defensa del elenco de la “Pepona” Reinaldi, que tuvo su punto más débil por el lado de Jorge Solís, y a la pobre perfomance de él, se sumó la inseguridad que muestra Diego Benítez, máxime cuando tiene que enfrentar a un jugador con las condiciones técnicas de Antonio Medina. Medina fue el jugador desequilibrante de For Ever, y de sus pies nacieron los tres goles del elenco chaqueño. En el primero, cuando tan sólo habían transcurrido 6 minutos y ni uno ni otro insinuaba nada, Medina dejó en el camino a Benítez y sacó el centro bajo para que Eduardo Sosa –aquel ex Mandiyú- definiera con un remate que dejó sin reacción a Ramírez. El segundo, fue a los 22’, y otra vez fue Medina, en esta oportunidad de tiro libre, el que le puso el balón a Juan Gómez para que de cabeza marcara. Una fórmula que se repitió en el tercer gol que llegó sobre los 15 minutos de la segunda etapa. En medio de ello, estuvo la notable reacción que experimentó Mandiyú en los últimos 15 minutos de la primera parte, cuando logró empatar en dos. Y si For Ever lo tenía a Medina, Mandiyú contaba con Luis Núñez, gestor de las dos jugadas que desembocaron en los goles correntinos. El primero, a los 30’, nació en un pase de Núñez para Daniel Ojeda que entrando por la izquierda remató cruzado, lejos de la mano de Sebastián Andersen. El segundo, que daba el transitorio empate, fue a los 37 minutos, y otra vez Núñez fue el gestor al ponerle casi desde mitad de cancha un pelotazo en comba para el pique de Mendoza Sosa que de primera remató y el arquero volando con su mano izquierda alcanzó a desviar pero la el balón terminó cayendo en los pies de Girón que llegaba por la derecha. En ese momento el empate era justo, hasta se podría decir que Mandiyú merecía algo más para ir al descanso, pero de todas maneras la igualdad hacia justicia. La segunda parte ya desde su inicio comenzó a mostrar que ambos equipos sentían el trajín de jugar apenas 72 horas después uno de otro. Y en consecuencia las situaciones frente a los arcos no aparecían, el partido se desarrollaba en mitad de cancha, con muchas piernas fuertes y una que otra jugada con mala intención que el árbitro Leonardo Neivert las conjuró con algunas amarillas o bien con el clásico “siga, siga”. Así todo parecía encaminarse el empate, pero el que no se conformaba con el reparto de puntos era Antonio Medina, que volvió a dejar desairado a Solís y sacó un centro que se coló por detrás de Ramírez y encontró sólo a Juan Gómez, para definir de cabeza. Mandiyú en desventaja buscó la hazaña, como lo hizo ante Guaraní, pero esta vez no tuvo resto como para lograrla y así los chaqueños volvieron después de tres décadas volvieron a cantar victoria en suelo correntino.