En la previa, no se trataba de una primera fecha común y corriente para River ni para su flamante técnico, Néstor Gorosito, quien sin haber debutado oficialmente ya debía afrontar la presión que vive hoy el club de Núñez.

(esparavos.infobae.com) El insólito último puesto que obtuvo River el campeonato pasado y el pésimo torneo de verano, con dos dolorosas derrotas ante Boca incluidas, generaron un clima previo muy complicado para el equipo de Gorosito, que salió a la cancha sin Cristian Fabbiani ni Marcelo Gallardo, sus recientes incorporaciones. El inicio del partido mostró un trámite parejo y sin demasiadas emociones. River intentó hacerse de la pelota, pero se mostró impreciso en el manejo y nunca terminó de efectuar un dominio sobre su rival, que se mostraba expectante para asestar un contragolpe. Apenas un par de ocasiones aisladas mostraron cierta preeminencia de River en los minutos iniciales. A los 10, Mauro Rosales conectó un tiro libre desde la izquierda pero su remate se fue por encima del travesaño. Y poco después, el arquero Diego Pozo debió salir atorar a Augusto Fernández evitando el mano a mano. A los 18 minutos, Colón respondió y tuvo la primera a través de un juvenil debutante. El pibe Fabián Castillo recibió el balón entre los centrales de River, se acomodó y sacó un buen remate rasante que Daniel Vega contuvo sin dar rebote. Por su parte, River mostraba su habitual carencia de ideas de mitad de cancha para adelante, aunque la presencia de Radamel Falcao generaba peligro en el área sabalera. El colombiano no llegó a conectar un cabezazo en una jugada dudosa donde sus compañeros pidieron un penal que no existió. Luego, a los 28, conectó de tijera un centro de Rosales que rebotó en Pablo Aguilar. Sin embargo, el equipo de Gorosito seguía sin lograr la profundidad en tres cuartos de cancha que le permitiera desnivelar, mientras que Colón –que mostró orden y solidez para recuperar la pelota en su campo- desaprovechó un par de contragolpes que lo encontraron con ventaja numérica. A los 44 ocurrió el hecho más importante del primer tiempo. Diego Buonanotte recibió la pelota sobre la banda derecha y le tiró un fenomenal caño a Aguilar, quien lo levantó por el aire con una violencia inexplicable y recibió la roja directa de Sabino. River se quedó con un hombre más y, en esos minutos finales, contó con dos chances claras para irse al vestuario en ventaja. Primero, con un remate desde lejos de Nico Sánchez, y luego con un cabezazo en el área de Diego Villagra. En ambas respondió muy bien el arquero Pozo, logrando que el primer tiempo finalizara sin goles. El arranque del complemento no modificó el escenario general de la primera parte. River manejaba más la pelota, pero la entrega de Colón disimulaba el hombre de más, y el partido parecía hundirse en la mediocridad. Sin embargo, River encontró en una pelota parada lo que no pudo hallar en el juego asociado. A los 12 del segundo, Gustavo Cabral cabeceó en soledad un tiro de esquina y puso el 1-0 que llevó tranquilidad a un equipo que estaba cada vez más nervioso. Con la ventaja, el conjunto de Núñez se vio envalentonado y dispuso de dos situaciones para aumentar, en ambas con remates de Buonanotte. Pero fue Falcao, a los 24, el que la empujó tras un pase de Rosales luego de una buena jugada colectiva, sellando el 2-0 que pareció liquidar el partido. A partir de allí, River encontró su mejor pasaje del partido y generó varias situaciones para anotar el tercero, a través de un Buonanotte que mostró su mejor nivel en meses y una dupla ofensiva movediza como Falcao y Rosales. Sin embargo, a los 32, Capurro sorprendió a propios y ajenos con un tremendo remate desde afuera que se metió en un ángulo de Vega y puso suspenso a los últimos minutos del partido. Aún así, el equipo de Antonio Mohamed no mostraba audacia para jugársela sobre el final, y hasta River desaprovechó otras ocasiones para liquidar el partido. Pero cuando todo indicaba que el equipo de Gorosito se iba a llevar una victoria en su debut, la racha maldita de River se hizo presente otra vez de forma insólita. Luciano Prediger -que había entrado en el primer tiempo por el juvenil Mansilla- sacó otro zapatazo tremendo y puso, en el último suspiro, el 2-2 definitivo que desató la ira de los hinchas de River. Fue un desenlace inesperado que premió inmerecidamente la mezquindad de Colón, pero que ratificó que los fantasmas de River todavía merodean el Monumental, y quién sabe por cuánto.