Ella dice que hace cuatro meses que comenzó su romance con Diego Torres (35). Sin embargo, quienes habitualmente están junto al cantante responden con una sonrisa pícara frente a las palabras de Débora Bello (27). Y si bien no se atreven a arriesgar un número exacto, sugieren que la historia entre ellos comenzó un poco antes de lo que ellos declaran

Por ese entonces, Torres estaba viviendo los últimos meses de relación con la actriz colombiana Angie Cepeda. Con ella había mantenido una historia de amor que duró siete años y que estuvo signada por las distancias que, entre otras cosas, poco a poco fueron debilitando la relación hasta verla desaparecer. El cantante no dejó pasar demasiado tiempo antes de volver a encontrar una nueva compañera. Porque cuando conoció a Débora no dudó en iniciar una apasionada historia de amor con la modelo quien, recién ahora, se atreve a hablar del romance que hoy los mantiene unidos: “No quería decir demasiado porque se trataba de una relación que recién estaba comenzando”, dice. “Y si bien para mí siempre se trató de algo serio no me parecía adecuado estar dando explicaciones acerca de mis sentimientos. Lo que sí me interesó es que todos supieran que yo no estaba jugando, que no buscaba ninguna otra cosa más allá de disfrutar de esta relación. Y quería que lo supieran para que me entendieran y pudieran respetarme a mí y a mi historia. Ahora, siento que todo se calmó un poco. Ya todos saben que nuestra relación existe, pero al principio fue difícil. Por eso, me costó tanto dar una primera entrevista. Por eso es que recién ahora me atrevo a hablar”. A la hora de presentarse Débora Bello no duda en definirse como una mujer independiente. “Siempre viví adelantada a mi edad”, cuenta. “Por ejemplo, cuando mis compañeras de colegio se fueron de viaje de egresadas yo no quise ir con ellas. Para mí, había pasado el momento”. Tal vez el hecho de que su padre muriera en un accidente de auto cuando ella tenía 15 años la obligó a madurar a otro ritmo. “Igual, siempre busqué ser independiente. Creo que es algo que llevo en mi temperamento. Cuando estaba en el secundario me empleé como asistente de un contador. Mi trabajo era cargarle unos datos en su computadora. Ahí aprendí a manejar mi dinero y empecé a armar mi vida. Ese fue mi primer trabajo. Y no lo hice porque en mi casa necesitaran que yo colaborara económicamente. Lo hice porque quería”. Así, fue transitando los últimos años de su adolescencia en el departamento de Barrio Norte en el que vivía con su mamá, Adriana, y sus dos hermanas mayores, Marlene y Carolina. A los 18 años, terminó el secundario y decidió que había llegado el momento de vivir sola. Entonces, se alquiló un departamento en Belgrano y aprendió a vivir en soledad. “Soy muy solitaria”, dice. “Disfruto de mi soledad. Pero eso no significa que sea fóbica. También pasé por la experiencia de vivir con amigas y de convivir con dos de mis parejas. Y no por poco tiempo. En una oportunidad fueron dos años, en otra cuatro. Creo que el haber sido tan solitaria hace que hoy no le tenga miedo a la convivencia en pareja y que la disfrute tanto”. ¿Convive con Diego Torres? No. Vivo sola en mi departamento. Me gusta la convivencia pero aprendí que lo mejor es ir de a poco. ¿Le gusta convivir? Me encanta. Convivir con amigas es buenísimo: llegar a la noche y ponerte a charlar de todo lo que te pasó en el día. Y convivir con una pareja es increíble. ¿No cree que pueda poner en riesgo el amor? Para nada. No creo que mate el amor, ni que sea la tumba del amor, como a veces se dice. Claro, siempre y cuando uno se vaya a vivir por decisión propia y en el momento adecuado. Cuando sabés que en la pareja existe una buena comunicación, cuando todo está bien. Entonces sí es increíble. Antes, tiene que haber una base sólida. ¿No le tiene miedo a la rutina? No. A mí me parece genial compartir el día a día con alguien. No me molesta que me dejen el baño mojado ni que me dejen la tapa del inodoro levantada. Me parece bárbaro compartir, dormir acompañada y que al despertarte encuentres a quien querés a tu lado. Ya aprendí a vivir conmigo y el peor enemigo que uno tiene no está afuera, es uno mismo. ¿Y por qué toma tantos recaudos antes de iniciar una convivencia? Es que aprendí que las cosas son así. Primero, está el famoso período en el que vas y venís con el bolsito. Y después, recién después, las cosas te pueden ir llevando a la convivencia. Todo se va dando. No vale la pena apurarlo. ¿En su relación con Diego, usted está en la etapa de ir y venir con el bolsito? Todavía no. Sólo llevo esta cartera chiquita donde apenas entra la llave de mi casa y los documentos. La convivencia me parece un paso importante. Antes de que eso suceda hay que estar muy seguro de un montón de cosas. Porque de otro modo se destaca todo lo que no está muy bien y lo que te molesta del otro. ¿Y cómo vivió estos meses en que los fotógrafos y los periodistas la buscaban para conocer a “la nueva novia de Diego Torres”? Fue fuerte porque me gusta separar mi vida privada de mi trabajo que me exige tanta exposición. Es muy difícil tratar de mantener en privado lo privado siendo que los dos somos personas públicas. Así que fue difícil pero con el tiempo lo estamos logrando. Al principio me angustiaba, quería mantener todo puertas adentro para ver realmente qué pasaba en esa relación. ¿Diego la aconsejaba, la contenía desde su experiencia? Sí y yo lo escuchaba. El trataba de contenerme, de calmarme. Porque el artista es él, yo siempre lo digo. Hicimos todo lo posible por manejar las cosas de la manera más privada posible. Por respeto hacia mí, hacia él y hacia una relación que recién comienza La verdad es que me costó mucho dar una nota. Porque sé que a todos les va a interesar que hable de mi relación con Diego. Soy consciente de que yo gané popularidad a partir de mi relación con él. ¿Y eso no minó su autoestima? ¿No hubiera preferido hacerse conocida por su trabajo como modelo? No, para nada. Hace mucho que trabajo y conozco las reglas del juego. ¿Está enamorada? Esa es una palabra demasiado fuerte. Y si así fuera me gustaría que sólo lo escuchara la persona que está conmigo. ¿Es posible enamorarse en cuatro meses? Creo que uno puede enamorarse más de una vez en la vida y creo en las energías que se manejan en un primer encuentro, en las primeras impresiones. Uno sabe cuándo pasa algo especial. ¿Lo admiraba como artista desde antes de estar con él? ¿Tenía sus discos? No era mi ídolo porque no tengo ídolos. Pero sí tenía discos suyos. Creo que es un músico buenísimo y que sus canciones tienen letras que a todos nos llegan en algún momento. Diego viaja mucho y usted también. ¿No tiene miedo que la distancia atente contra el amor? No creo . Uno se la puede rebuscar para mantener una relación a la distancia. Es más, la distancia ayuda a poner orden. Siempre que sea una distancia razonable, claro. Yo creo que hasta es un buen medidor porque pone más a flor de piel todo. Las únicas veces que dijo algo de su relación hizo hincapié en que se trataba de una relación “seria”. ¿Qué quiso decir? Lo que quise decirse decir es que esto no es un juego para mí. Y que no estoy buscando ninguna otra cosa. Lo que quiero decir es que pido que me respeten. ¿Le gustaría casarse y formar una familia? Sí, claro. Yo soy chapada a la antigua. Puedo aceptar la convivencia y disfrutarla, pero creo en el casamiento. Me parece que es mucho más que firmar un papel. Es el máximo compromiso que puede asumir una pareja. Yo me imagino con hijos, chacra, huerta y perra. De hecho mis sueños pasan más por ahí que por lo profesional. Hace seis años, estaba disfrutando de una exposición de Casa FOA. Un integrante de la agencia de modelos Ford la vio y le prepuso trabajar como modelo. “Jamás se me había cruzado por la cabeza”, dice Débora, actual modelo del staff de Leandro Rud. “Pero cuando me dieron la tarjeta, fui. Me pareció un a buena forma de ganarme la vida manteniendo cierta libertad de horarios. Pensá que entonces yo estaba estudiando Administración de Empresas en la facultad. Siendo modelo viví en México y en Chile. Cada vez que llegaba a un lugar nuevo armaba mi nidito. Clavaba mi mariposa”. ¿Su mariposa? Me gustan mucho y me siento identificada con ellas. Tengo mi casa llena de mariposas. Para mí una mariposa es la imagen de un bichito que sale del capullo. Un bichito por el cual uno no apuesta nada y que finalmente se transforma en una mariposa tan linda. Me siento identificada porque yo también soy de meterme en el capullo, de meterme para adentro. Y recién cuando me siento bien, me despliego y me dejo ver. Podría decirte que con los míos soy mariposa y en otros ámbitos me convierto en crisálida. Tengo stickers de mariposas en el celular, anillos con forma de mariposa, colgantes, remeras con mariposas, bombachas con mariposas. Pero también amo al hipopótamo. No los tengo repartidos por mi casa porque resulta un poco más complicado ubicarlos. ¿Qué es lo que le gusta de los hipopótamos? Me parecen sexies. Sé que vas a pensar que es una locura lo que digo pero veo al hipopótamo tan redondo y tan torpe que me gusta. Para mí son sexies porque entiendo que la sensualidad está en lo relajado y en la torpeza más que en una pose típicamente seductora. Una torpeza cotidiana me hace reír y me erotiza más que un ramo de rosas. ¿La torpeza es su estrategia de seducción? No sé cuál es mi estrategia, pero las poses de mujer fatal las dejo para mi trabajo. En mi vida cotidiana soy relajada, soy de reírme mucho. ¿Así es como conquistó a su príncipe azul? Hace rato que había dejado de esperar que el príncipe azul viniera a rescatarme en un caballo blanco. Aprendí que con el tiempo el príncipe azul, destiñe. Es como el dicho “Contigo pan y cebolla”. Finalmente uno se da cuenta de que el pan engorda y la cebolla deja mal olor. Por eso, ahora humanizo más a la persona que está conmigo. Siempre busqué al príncipe azul; ahora prefiero tener a un hombre. La experiencia me enseñó a ser más realista. Entonces, ¿ya no cree en el amor para toda la vida? Cuando me voy a vivir con alguien no pienso en la posibilidad de separarme. Creo que es para siempre. En eso soy un poco soy Cenicienta. Cuando uno es más chica, piensa que el amor es para siempre, pero después aprende que la vida no es como en los cuentos. Igual llevo a mi Cenicienta guardada en algún lugar. Eso es lo que preserva la magia. Y para eso, trato de ir más lento y de humanizarlo todo. ¿Eso quiere decir que hoy le gustaría ir con el bolsito a la casa de Diego pero se controla? No, no me dan ganas. Si aparecieran, no las controlaría. Las ganas de hacer el bolso es un síntoma de que uno ya sabe que todo va a estar bien. Pero mi relación con Diego recién está empezando. Tenemos tiempo. ¿Es cerebral a la hora de enamorarse? Sí, soy cerebral pero cuando el corazón tira no hay manera de pararlo. Cuando el corazón manda sólo te queda entregarte. No creo que sea posible controlar nada ni tratar de mantener los sentimientos en algún lugar en especial. A mí el corazón siempre me traiciona. Cuando me enamoro pierdo la cabeza. Y la verdad es que me encanta que sea así.