El único complejo que padeció alguna vez fue el de ser muy flaca. Lo tuvo en su infancia, cuando era una niña de piernas largas y delgadas como escarbadientes. Por el resto, Andrea Frigerio (43) siempre se supo una mujer hermosa, a la que la belleza le llegó como un premio antes que como un mérito.

Más de una vez juró que no usaba cremas, ni era muy amiga del gimnasio, que por su cara jamás había pasado un bisturí y que las únicas veces que hizo dieta fue para subir de peso. Envidiable. Pero a pesar de todo, nunca antes se había sentido completamente cómoda con su cuerpo, nunca había estado tan relajada con su físico como ahora. Y no es una cuestión de talles, porque nada cambió demasiado en su figura en los últimos veinte años. La ex modelo, ex conductora, promisoria cantante y actual actriz protagónica del programa con más rating, “Los Roldán”, recién ahora se pudo despojar de los prejuicios que antes le impidieron gozar plenamente de una anatomía casi perfecta. Se siente libre, se muestra distendida, destila sensualidad. La trillada frase hecha encaja de maravillas: está más linda que nunca. Y esta vez hay argumentos concretos para justificarlo. “Me siento más saludable explica hace unos años dejé de fumar, estoy haciendo Pilates, como sano, recurro a quiroprácticos para descomprimir las vértebras… Me cuido. Me parece que una mujer es linda si es saludable. Yo transité el camino de la estética puramente y aprendí que cuando una persona lleva una rutina saludable y practica una filosofía de la salud es linda; sin importar sus rasgos, irradia luz. Una vida armoniosa funciona mejor que las cirugías. Comprender esto me llevó a sentirme más bella y también me siento más libre para mostrar mi cuerpo”. —¿Solamente esta filosofía la ayudó a desinhibirse? —No. También puedo mostrarme más ahora porque mi hijo Tomás (22) es grande. Cuando él era chico yo cuidaba mucho cómo me mostraba y elegía minuciosamente los trabajos que hacía. Ahora tengo otra libertad, siento que él ya tiene más defensas frente a esto. Hay códigos que ya entendió. Por ahí para otros es más complicado que su mamá salga con poca ropa, pero para Tomi no. —Con su hija, ¿qué le pasa en este punto? —Como es mujer, es más relajado. Además, Fini (Josefina, 7) tiene una personalidad muy parecida a la mía. Ella lo toma con mucha naturalidad. Es más, tampoco ni se detiene a ver mis fotos en una revista, lo vive como un hecho común. —¿Ella mira “Los Roldán”? —Sí, le encanta. Pero pregunta mucho, se la pasa hablando todo el programa. —¿Le preguntó por el personaje de “Laisa” (Florencia de la V), el travesti de la familia? —Sí. Todos los chicos preguntan. —¿Y qué le respondió? —Que era un señor que estaba vestido de mujer. No le hablo de sentimientos. Supongo que si le dijera que es un hombre que se siente mujer, tendría que explicar mucho más. Y yo contesto sólo lo que me pregunta. —¿Fini hace preguntas también cuando la ve besarse con “Tito Roldán”? —Trato de que no vea esas cosas. Cuando sé que viene una escena que no me gustaría que quedara registrada en su cabeza, apago la tele o la distraigo. Pero igual en el colegio le comentan y ella contesta que no son besos de verdad. De pronto lo carga a Lucas (Bocchino, 37). Cuando Roldán me propuso matrimonio se dio vuelta y le dijo: “Papá, ahora tengo otro papá”. Nos reímos mucho. Andrea se entrega a los pedidos de los fotógrafos dando cátedra de la libertad corporal que enuncia. Durante la producción confirma que ya no le importa preservar los rincones de su anatomía, excepto aquellos más íntimos. Y en la entrevista, confiesa que ya puede mostrarse sin temores también en lo personal. “Antes tenía miedo a que me preguntaran esto o aquello. Ahora no. Hace un tiempo no sentía que las notas que me hacían hablaban de mí. Tal vez me expresaba poco o había algún prejuicio, no sé. Y desde hace un par de años empecé a verme reflejada en las notas. Supongo que yo estoy mucho más abierta, ahora no me estoy cuidando ni tengo miedo. Antes por mi sensibilidad ponía barreras pero ya me relajé y me encanta que el otro me pinte como me ve. Ya no me importa si me ve linda, fea, mala o buena. Porque me siento querida de verdad.” —¿Antes sentía que no la querían? —Sí. Sentía que había muchos prejuicios y que yo los tenía que derribar. Recién ahora siento que ya me aceptan, puede ser que tenga que ver con la popularidad o con haberme volcado a la actuación. Me doy cuenta por cómo me miran y cómo me hablan. Es conmovedor. Ser conocida para ser amada es lo que yo siempre quise, es para lo que trabajé. (Alejandro) Dolina dice que labura para levantarse minas. Yo laburo para que me quieran. Siempre. —¿Que las mujeres la tomen de modelo y los hombres la deseen es parte del cariño? —Es una forma, es un juego. —¿Cambió su estilo en los últimos años? —Soy bastante clásica pero fui incorporando algunas tendencias que me gustaron. Nunca fui una fashion victim, no voy a desfiles ni vivo pendiente de las revistas. Básicamente porque no tengo tiempo. Creo que una sola vez fui a ver vidrieras a Palermo Viejo y fue hace mucho, no tengo ni idea qué hay hoy. Pero yo soy muy instintiva con la ropa y lo que me quedó de mi época de modelo es que cuando me visten para trabajar yo puedo ponerme cualquier cosa sin ningún problema. —¿Y cuando elige para su vida personal? —Cuando elijo me inclino por conjuntos que no llamen demasiado la atención. Soy tranquila para vestirme y prefiero tener poca ropa pero buena. Yo soy muy decidida y segura, tengo muy claro mi estilo. Creo que para ser elegante una tiene que tener un perfil definido, saber qué le queda mejor y no andar copiando. Eso es tener clase. —Lleva doce años junto a su marido, ¿cómo se logra eso? —No sé cómo se hace. Es o no es. Igual, mañana puede irse todo al demonio, qué se yo. Se trata de reírse, pasarla bien, no aburrirse. Yo lo que trato de hacer es ser compañeros y no callar. Digo todo lo que pienso sin miedo a que Lucas me mande a la miércoles. No le tengo miedo a las peleas. Tuve, tengo y tendré discusiones con mi marido pero siempre son para mejorar, te ayudan conocer más a la otra persona. —¿Qué pasa en el terreno de la seducción? —Empiezan a tallar otras cosas. Eso del enamoramiento me parece que ya no está después de tantos años. Hay otras cosas. Y no hay que tenerle miedo. Viene esto de conocerse. Hay que soltar, dejar que venga lo que toca. Yo estuve diez años casada con mi primer marido, la remé y saqué unos bíceps tremendos y la verdad es que fue al cuete. Porque hubiese sido lo mismo un año o seis meses. —¿Ya no rige el mandato del amor eterno? —¡Pero no! Eso lo inventaron cuando la vida duraba 25 años y la gente estaba diez casada. Ahora que vivimos cien años, el amor eterno sería estar 80 años con la misma persona, es una locura. —¿Cómo hace su marido para retenerla? —Es un tipo como muy seguro. Está muy pendiente de mí todo el tiempo. Pero deberías preguntárselo a él porque a mí también me intriga saber cómo cree que hace. —¿Es celoso? —No lo sé. —¿Cómo que no sabe si su marido es celoso? —Nunca me hizo una escena de celos ni me pidió explicaciones de nada. —¿Nunca le dio motivos para hacerlo? —No sé si yo no le di motivos para hacerlo, pero él no lo hizo. Me intriga, yo le pregunto todo el tiempo. Ahora que tengo un personaje más romántico él me dice que no se pone celoso. Eso sí, prefiere no verlo. El no mira las escenas de besos. —Ni su hija ni su marido ven sus escenas de besos, ¿a usted le da pudor cuando las ve? —A mí me encanta verlas y hacerlas. Me toca hacerlas con un amigo, que lo amo y lo admiro. Yo no lo vivo mal, no me da pudor. —¿Tiene ganas de tener otro hijo? —Ganas, tengo muchas. No sé si me animo. Me encantan los niños y soy buena mamá. Tal vez me gustaría tener un poco más de paciencia, la fui perdiendo con los años. Estoy cansada, si un bebé me despierta hoy a las tres de la mañana me muero. —Es decir que hasta aquí llegó con los hijos… —Todavía tengo tiempo para decidirlo, hasta los 45. Me quedan dos años para tener otro hijo, pero no lo vivo con stress. Lucas sí insiste. —Fue mamá a los 19, ¿cómo reaccionaría si Tomi hoy le dice que él y su novia tendrán un bebé? —Me encanta, es la vida. Si él es feliz, me fascinaría. —¿Está preparada para ser abuela? —Sí. ¿Por qué no? Yo supongo que sí, por mi forma de ser. Yo estoy preparada para todo. Uno se espera cualquier cosa… Aunque igual yo todavía estoy pensando si tengo o no otro hijo. —Es raro pensar en ser madre y en ser abuela al mismo tiempo, ¿no? —Bueno, mis hermanas más chicas tienen la misma edad que Tomi o sea que mi papá fue padre y abuelo simultáneamente. Se podría repetir la historia. Yo fui muy mimada por mis abuelos porque durante mucho tiempo fui la única nieta. Esa relación de abuelo nieto es única. —¿Qué tipo de abuela le gustaría ser? —Y… no sé, no me imagino con un nieto acá en el medio de las filmaciones de “Los Roldán”. Sería raro. Hoy, desde el afecto y el cariño, me encantaría tener un nieto. Pero en la puesta en práctica me parecería muy raro ser la “abuela Andrea”.