Durante cuatro meses, mientras se mantuvo vivo el romance que unió a la modelo Natalia Fassi (27) y al futbolista Carlos Tévez (20), su nombre estuvo en boca de todos. Las razones fueron varias. Algunos se sorprendían frente a una relación que a primera vista parecía unir dos mundos tan diferentes: el de la estrella del fútbol, educada en el barrio de Fuerte Apache, con el de una modelo que no sólo se dedicaba a hacer desfiles y campañas publicitarias sino que, también, empezaba a incursionar en el mundo de la televisión y del teatro.

Otros, más desconfiados, veían en ese amor segundas intenciones por parte de Natalia, como la búsqueda de promoción y hasta un cierto interés en estar cerca de un deportista que actualmente acaba de ser vendido al Corinthians de Brasil en 18 millones de dólares. A pesar de todo lo que se dijo, Natalia Fassi nunca quiso hablar de su historia de amor y, simplemente, se dedicó a disfrutarla. Sin embargo, la semana pasada aparecieron publicadas unas fotos del futbolista con una escultural joven en un local nocturno y, junto con esas fotos, las versiones de que al salir de ese lugar Tévez había protagonizado otro episodio de agresión con un joven con el que se encontró a la salida. Entonces, los fotógrafos empezaron a seguir a Natalia día y noche y el periodismo buscó sin éxito la confirmación de la supuesta ruptura del noviazgo. Hasta ahora Natalia guardó silencio. Pero, habituada a trabajar con los medios de comunicación, finalmente aceptó hablar con CARAS para contar toda su verdad y cerrar el último capítulo de esta historia. “Sí, es cierto: ya no estamos más juntos”, dice Natalia Fassi al comenzar una entrevista en la que, por primera vez, hablará de todo. —¿Cuánto hace que está separada? —Fue hace unos diez días, después de aquel fin de semana en el que saltaron los últimos escándalos. Ese sábado y domingo yo había estado con mucho trabajo y apenas me había comunicado con él por teléfono. Hablamos varias veces al día, como siempre. Con total naturalidad. Pero cuando el martes me enteré por los medios de todo el escándalo por esas fotos que se publicaron, cuando supe que había agredido a un chico en un estacionamiento, tomé la decisión de alejarme de él. A mí los escándalos nunca me gustaron y este era uno más entre otros tantos. Entonces, decidí cortar. —¿Habían hablado de este tema? —No. A mí la gente me decía, me decían cosas como ‘Natalia, cómo podes estar con él’. ‘No tienen nada que ver’. Pero yo consideraba que no tenía que escuchar a los demás, que tenía que guiarme por lo que sentía. —¿Y ese martes lo conversó por primera vez? —No. Simplemente no le atendí más el teléfono. —Le molestaron los escándalos. ¿Tenía miedo de que afectaran su imagen pública? —Me molestaban porque me preocupaba mi imagen pública y me molestaban en lo personal. —¿Pero qué pensó cuando vio la foto de su novio con otra chica? —Me dolió porque mucha gente me había anticipado lo que podía pasar. Y cuando pasó, me dio vergüenza decirles ‘tenían razón’. Todos me lo habían anticipado y yo no lo quería ver porque estaba bien, creía en él y porque hacía pasar todo por mis sentimientos. Yo te puedo decir que cuando estuve con Carlitos fui la persona más feliz. Pero a mí estas cosas me duelen. Y me alejan. —¿Le duele pensar que pudo haberle sido infiel? —No, no pienso en eso. Soy muy segura de mí. Además, la foto no era tan comprometedora. No lo dejé por celos. Ni me puse a pensar si me había sido infiel. Lo que no me gustó fue el escándalo. Yo soy transparente, tengo códigos y considero que la gente que esté al lado mío tiene que ser como yo. Códigos de cuidar al otro, de honestidad. —¿Estaba enamorada? —Sí. Siempre que me puse de novia fue porque consideré que estaba enamorada. Y fueron pocas veces en mi vida. Pero todo lo que pasó me hizo abrir los ojos. Uno quizás idealiza a las personas. Y yo lo pensé de una forma que no era y eso es lo que hoy me hace sentir desilusionada. Carlitos es una persona buenísima, pero no la persona con la cual estaría el resto de mi vida. —¿Sigue enamorada de él? —No. Cuando una persona te desilusiona, el amor se termina. —¿El hecho de pertenecer a distintos ambientes dificultó la relación? —Sí, puede ser. Aunque en su momento no lo vi. O pensé que se iba a solucionar. Yo tenía mis desfiles y aunque él me acompañaba, no sé si se sentía cómodo en ese mundo. —Y usted, ¿se sentía cómoda en el mundo de Tévez? —Me parecía algo distinto, diferente. Por ejemplo, cuando fui a la cancha me pareció una experiencia muy rara, muy loca. —¿Tenía buena relación con los hinchas de Boca? —Muy buena. —¿Y con la familia de Tévez? —Divina. Todos eran muy buenos conmigo y me querían mucho. Me sentí muy cómoda con ellos. —Usted le lleva 7 años a Tévez. ¿Se notaba la diferencia de edad? —No. Pero hoy en día pienso que si él hubiera tenido otra edad, tal vez se hubiera comportado de otra forma. En estos últimos episodios se notó. —¿Se arrepiente de algo? —Nunca me arrepiento de nada. Aprendo de lo que me pasa. Esta vez aprendí que tengo que escuchar a la gente que está alrededor mío. —¿Tiene algo que perdonarle? —No, nada. No creo que él me tenga que pedir perdón por nada. Lo que hizo, lo hizo. Y actuó por él. Se mostró como es. Lo que pasa es que cuando vi cómo era, no me gustó. Porque él tendría que haber pensado en mí, tendría que haberme cuidado un poco más. Yo lo cuidé, porque yo también iba a un montón de lugares donde había gente, fotógrafos. Yo también estoy expuesta y si se me acercaba alguien, me corría. Porque no quiero quedar mal parada ni quería perjudicar la relación que teníamos. —-¿Y no le gustaría hablar estas cosas con él? —No es el momento. Estoy dolida. Estoy desilusionada, esa es la palabra. De todos modos, pienso en hoy. —¿Tévez la sigue llamando? —Prefiero no entrar en esos detalles. —¿Cómo se sentía usted cuando la hacían responsable de las indisciplinas y la mal desempeño deportivo de su novio? —Eso me dolía mucho. Porque yo todo el tiempo le daba buenos consejos. Lo que quería para él era lo mejor: que jugara bien, que le fuera bárbaro. Mientras yo trataba de cuidarlo, todos me culpaban a mí de algo que no era responsabilidad mía. —¿Cree que él también estaba enamorado o sólo se deslumbró con usted? —No creo que haya sido deslumbramiento. —¿Qué la enamoró de él? —Su simpleza. Además, era algo muy distinto a lo que pude haber conocido hasta el momento. Mis otros novios eran universitarios, trabajaban en empresas. El era algo diferente. —¿La atrajo su aspecto físico? —Ay…. qué mala sos. Me da cosa hablar de esto. Porque fue una de las cosas que más me dolieron. Que cuando empezamos a salir decían que él no era… Bueno, decían ‘La bella y la bestia’, y eso me dolía mucho. —Pero a usted, ¿le importaba o no su aspecto físico? —En esta relación miré otras cosas. —¿El hecho de que tuviera dinero y fama la sedujo? —No, para nada. Siempre vi a la persona. Sé que decían que estaba con él por interés y eso me dolía. Pero yo nunca necesité nada de él ni de nadie. Siempre fui autosuficiente. Lo que tengo me lo gané con mi trabajo o me lo dio mi familia, porque tengo una familia bien que nunca me hizo faltar nada. Algunos deberían fijarse bien antes de hablar. —¿Le hizo regalos? —No —¿Ni un muñequito de peluche ni un Audi? —No, pero tampoco me interesaba que me los hiciera. A lo largo de sus ocho años de trayectoria como modelo, Natalia Fassi fue construyendo una carrera que hoy es su motivo de orgullo. Hace un tiempo decidió dejar de ser parte del staff de las agencias de modelos para manejarse en forma independiente a través de su página www.nataliafassimodel.com. “Soy mi propia empresa”, dice. “Me manejo sin agencia, me siento una marca registrada. Desde que empecé a trabajar jamás paré. Creo que el secreto es que hago lo que me gusta y me manejo con gran profesionalismo. Soy puntual, cumplidora, y en este ambiente no es algo común. Retribuyo el saludo de la gente porque soy agradecida y me gusta el reconocimiento”. Hoy tiene un booker propio y su hermano Gastón la orienta y la asiste en cuestiones profesionales. Así es como ella cuenta que actualmente ya tiene pautadas ocho campañas publicitarias para la Argentina y los Estados Unidos, varios proyectos para hacer televisión que aún sigue analizando. Además, este verano ocupará el lugar que dejó vacante Moria Casán en la obra teatral “Qué más querés”, producida por Darío Arellano, en Villa Carlos Paz, junto a Miguel del Sel y Emilio Dissi. “Voy a hacer un musical, a cantar. Tengo las mejores expectativas respecto de este trabajo. Pienso dar de mí lo mejor”, dice. Sin embargo, asegura que su mayor orgullo es haber sido elegida madrina de la Fundación Argencord, dedicada a conseguir fondos para realizar transplantes de médula en chicos con cáncer. —¿Siente que su carrera se benefició con este romance? —Mi carrera siempre fue igual. No cambió ni en la cantidad de desfiles ni en mi cachet. Siempre estuve muy expuesta pero quizás a partir de esto tuve más exposición, es cierto. Pero mi trabajo siempre fue el mismo. —¿No disfrutaba al sentirse asediada por la prensa? —No, nunca. Esto me sobrepaso. —¿Usted perjudicó su carrera al estar cerca de él? —Me muero si es así. Porque de hecho no hice nada para perjudicarlo. —Pero se dice que el Atlético de Madrid dejó de estar interesado en él a partir de todo lo que pasó. —Habrá sido por los escándalos, no por mí. Y yo no fui parte de eso. —Finalmente, ¿existe alguna posibilidad de reconciliación? —No, ninguna. No volvería con él.