Apenas un gesto angelical y la espalda larga al descubierto le alcanzan para despertar las fantasías de medio país. Lejos de los ataques de pánico con los que arrancó el año, reemplazó con suceso a Mariana Fabbiani en El ojo cítrico y, también, en el corazón de Gastón Portal.

Modelo? En las pasarelas le va muy bien y protagoniza incontables campañas publicitarias gráficas acá y en el exterior. ¿Actriz cómica? Su personaje de la nena, con el que debutó junto a Guillermo Francella, le arrancó admiración hasta a Fidel Castro ¿Conductora? No le fue nada mal en El ojo cítrico, el programa que, por cierto, produjo Gastón Portal, el nuevo amor que la rubia no quiere confesar. Taurina de pura cepa, obviamente quiere ir por más. Siempre dijo que lo que más deseaba era ser escritora, hace dos años que toma clases particulares, tiene en proceso (y con fecha de publicación) dos compilados de poemas y asegura que va a presentar uno en la Feria del Libro 2006. Gesticula, hace ademanes, habla fuerte cuando se emociona con lo que cuenta, se muere de risa fácilmente y, mientras come con apetito un enorme sandwich de jamón y queso (pan con miga y todo), se presta a la charla con soltura y relajación. -¿Qué querías ser de grande? -Hasta los ocho, veterinaria. Después, se me dio por ser kinesióloga: se lo anuncié a mi mamá y todo… ¡Una loca! Pero ya desde los 12, cuando empecé a escribir, quise ser escritora. -¿Te imaginabas que ibas a terminar trabajando de actriz? ¿Actriz? ¡En mi vida! Si nunca estudié teatro, ni nada. Cuando empecé a trabajar con Francella hacía seis meses que era modelo. Cuando quedé en el casting pensé que estaban todos locos. -¿Dónde te ves en 10 años? Obviamente, en la pasarela no. Me veo madre y escritora. Y podría llegar a combinarlo con algún proyecto que me interese en tele, como un infantil, pero nada más. Me puedo imaginar la casa, los hijos y toda la bola… Me veo en el escritorio que da al jardín, escribiendo, y mirando a mis nenes por la ventana, que están jugando. -¿Cómo sería tu casamiento? -Toda la vida soñé con la boda y la fiesta en el Castillo Guerrero, que está camino a Pinamar… (Grita) ¡Lo amo!, ¡quiero casarme ahí! -¿Cómo es el hombre que te va a esperar en ese altar? -No tengo un prototipo de hombre. Y no me los busco bonitos. Me tiene que llamar mucho la atención su manera de pensar. Tiene que tener algo diferente en su personalidad, o que yo encuentre raro, sólo para que me fije en él. Ahí ya hay un punto a favor. Y si encima es sincero, los defectos no me importan. Valoro mucho la honestidad de las personas. -¿Estás de novia? -No, ahora no estoy con nadie (declara inmutable, aunque hasta en el diario Clarín, del mismo grupo editorial que canal 13 -donde ella trabajó hasta ayer- se afirma su romance con Gastón Portal durante una entrevista con su ex, Mariana Fabbiani). -Modelo, actriz, conductora… ¿Con qué te quedás, finalmente? -No sé, porque sigo aprendiendo. Pero viste que sigo dentro de la rama del humor. -¿Es verdad que tenías una cláusula en tu contrato con El ojo… para que no te hicieran bromas sexuales? -¡Noooo! Lo único que puse así alguna vez fue el tema de los besos en No hay 2 sin 3. Pero porque no había necesidad y sabía que si no ponía eso… ¿sabés qué? ¡Iba a estar todo el año a los besos! (Risas). En El Ojo… no me hacían esos chistes, creo, porque consideraban que no pegaban con mi imagen. -¿Qué imagen? -Tengo mucho de niña. Pero todas tenemos. Es una mezcla, en realidad. -¿Y sos una buena niña? -Tengo mi carácter, soy taurina. O sea que soy re tranquila y aguanto, aguanto y aguanto… Ahora, el día que me hiciste una pesada y te pesqué… Ahí soy de temer (risas). -Después de la mala experiencia con Amor en custodia, ¿volverías a intentar en otra novela? -Me sacaron las ganas de trabajar en ese momento, porque estaba enferma y no me respetaron en lo más mínimo. Ni los medios ni la gente de la novela. Pero creo que es un tema pasado y pisado y ni quisiera volver a mencionarlo. Más allá de eso, si tengo una propuesta que me guste, volvería a intentarlo. Yo estaba feliz con el personaje y Romina me salía bárbaro. -¿Y estabas dispuesta a hacer escenas hot? -De besos. No de cama. -¿Por qué? -Como era una novela al medio día no era necesario. -¿Ves la novela? -Sólo vi dos capítulos. -¿Te da pena no haber estado? -No. Les tendría que dar pena a los que me perdieron. -Tenés aspecto de angelito, pero hay muchos conflictos laborales, juicios y rencillas que te rodean… -¡Pero no son problemas míos! Los juicios que tengo, no son hacia mí, sino al revés. Y no tengo tantos, sólo dos. Yo no soy de enojarme. Ahora, si me hacés una jodida, tenés que atenerte a las consecuencias. No me gusta que me manchen el nombre con nada. Yo soy re cuidadosa en todo lo que hago. Y los juicios que tengo son porque utilizaron mal mi imagen. Después, no fue mi culpa haberme enfermado cuando hacía Amor en custodia… Yo presenté un certificado médico que decía que tenía que hacer reposo absoluto y Quique Estevanez me mandó una carta documento despidiéndome… -¿Y vos qué pensas que sucedió en realidad? -No sé cuál fue su razonamiento. Yo hice las cosas bien y hay alguien que está confundido. No es que yo sea una chica conflictiva, lo que pasa es que no tolero que me toquen el culo (risas). -¿Con tus compañeros de trabajo te llevás bien? -Siempre. -¿Qué ambiente preferís más? ¿modelos o actores? -Las modelos. Igual los dos mundos son difíciles. La gente piensa que el mundo de las modelos es más competitivo porque son mujeres y bonitas, pero los actores se matan: por cartel, por cachet, por el orden de aparición en los títulos, por la letra, por la ropa, por todo. Es un ambiente difícil. Y encima, yo ahí juego con algo en contra que es entrar siendo modelo. Y no todos, pero muchos tienen el prejuicio. Y algunos actores detestan que entre una modelo a trabajar, le vaya bien y que encima haga bien su papel. Pero hay que entender que últimamente está todo mucho más fusionado. Hay actrices que hacen comerciales y a veces hasta las ves en la pasarela. Entonces hay que abrir un poco más la cabeza. Pero no quiero crear cizaña. -¿Querés seguir creciendo en lo actoral? -Sí, tengo ganas. Tuve varias propuestas para hacer cine, pero estoy muy ocupada y no quiero que, por abarcar todo, salga algo mal. Y teatro, hace tres años que me ofrecen y todavía no pude decir que sí porque no sentí que tuviera el tiempo… -¿Revista o comedia? -No, comedia. Igual, me ofrecieron varias espectáculos de revista, pero la parte de humor. -¿Y te pondrías las plumas? -No, no. Ni loca con conchero y plumas. Pero con un vestidito, haría un musical, por ejemplo. -¿Te da vergüenza o no te gusta? -Puedo admirar a alguien que lo haga fantástico, pero yo, ahí… No podría ni bajar la escalera… Me muero de vergüenza (risas). -¿Cuál es tu secreto de belleza? -Me cuido mucho la piel. Tengo buena piel, por suerte, eso es genético. En la vida normal no me maquillo y prefiero siempre andar sólo con una buena crema hidratante. También me cuido mucho el pelo. Voy una vez por semana o dos a hacerme baños de crema, porque tanto peinado y color te lo hace bolsa. -¿Te hacés color? ¿No sos rubia natural? -Sí, soy rubia. Me aclaro unos tonos, pero tengo el pelo re claro. Por ejemplo, a veces, vos no te ves la raíz crecida, pero en la tele a la semana ya se nota la sombra: es terrible. -¿Todo eso lo mirás vos o tenés a alguien que te dice? -No, todo yo solita. Soy muy exigente conmigo. Si yo sé que mañana tengo una foto de novias, aunque hoy esté trabajando, en algún momento voy a tener que llamar a la manicura para que me venga a hacer manos y pies. Porque yo tengo que estar siempre perfecta. Pasa que no podés caer, por ejemplo, a una producción de fotos así nomás. Igual, no todas lo hacen… Algunas van con las uñas color bordeaux… Y parecen detalles, pero es como hacer un desfile de trajes de baño con todos los pelos. Por ahí, una chica que no se dedica a esto, se depila cada 20 días y tira… Yo me tengo que depilar todas las semanas. Se te encarnan, después ¡es terrible! Pero es así, hay que estar en cada detalle. -Daniela Pasik