Más linda que nunca, Dolores Barreiro espera su tercer hijo y luce sus seis meses de embarazo en la Isla de Caras

Tan delicada, tan solitaria, tan exigente y difícil de hacer florecer. Así es la orquídea que Dolores Barreiro (30) desprendió de una rama desafiando a la naturaleza de la isla de CARAS. La colocó en su pelo como si hubiese reconocido en ella sus propias características y se fundieron en un mismo concepto: la irreverente belleza que no mide la elegancia. Emergió del mar y el agua salada descubrió la panza de una mamá que por tercera vez atraviesa el sexto mes de embarazo. Período del movimiento, de hormonas que se inquietan y de los miedos e incertidumbres que no respetan la experiencia y a pesar de los cuales cualquier mamá elegiría pasar por ese momento una y mil veces más. Entre los nombres que se barajan, Milo seria el preferido hasta el momento, aunque Barreiro opte por el misterio. “Será varón, pero aún no hemos decidido su nombre”, confesó Dolores, “solemos hacerlo a último momento, aunque como dicen que la tercera es la vencida, quién dice no lo definamos en cualquier momento”. —Y la tercera es la vencida o ¿vendrá un cuarto hijo? —Siempre quisimos tener tres hijos, pero creo que es un número justo. Tres es un montón, pero a la vez, dos es muy poco. Barreiro cree que un embarazo es de por sí una gran experiencia pero sostiene que la primera siempre es la más intensa. “Disfruté mucho de la espera de cada uno de mis dos hijos”, relata, “pero me arrepiento de haber dejado pasar tanto tiempo entre uno y otro. Por eso ahora nos apuramos. Uno tiende a perder la cancha”. —¿Qué le ha enseñado la experiencia? —Que cada vez que llore no debo darle la teta. Eso me ha costado mucho con mis otros dos hijos. Aunque mi familia no me crea, esta vez será así. Es que saben que finalmente termino siendo demasiado flexible. Me resultó difícil despegarlos de mí, por ejemplo, al menor le cuesta dormir si no hay nadie a su lado. Salvador (1), acaba de volver de un paseo con una de sus tías alrededor de la isla. Su hermano Valentino (4) se ha quedado en Buenos Aires con su papá, el modelo y músico Matias Camisani ( ). “Hola Salvita, ¿viste los pavos?”, pregunta mamá. “Salvador tiene una personalidad súper avasalladora”, dice sin dejar de sonreírle a su hijo. “Al principio, Valentino quiso recortarle el poder a los golpes, hasta que Salvador tomó consciencia de cómo era el negocio y tomó revancha”, continua, “es muy comprador y se ríe todo el día”. —¿Hubiese querido tener una niña? —Todo el mundo me insiste con lo de tener la nena, pero a mí me gusta que sean tres varones. Tampoco corresponde que yo piense cómo quiero que sean. Ellos serán como serán, al fin y al cabo cuando uno es padre se siente tan baboso que cualquier cosa que sean viene bien. A pesar de haber estado conectada a la cultura oriental durante las cinco veces que ha visitado la India, Dolores ha descubierto el yoga hace muy poco tiempo, práctica de la que toma clases en su casa junto a su marido. —¿Hace yoga para embarazadas? —El yoga es un descubrimiento fantástico en mi vida, me gusta cuidar mi salud física y espiritual pero no caigo en el fanatismo. Igualmente sé que es muy bueno para las embarazadas, su organismo y circulación, aunque se limite desde el punto de vista técnico, porque hay posturas que se deben obviar. Antes de continuar la conversación, Dolores se adelanta: “Seguramente ahora viene la pregunta de cómo se hace para tener este cuerpo después de dos embarazos”. —Y ¿cuál sería su respuesta? —Mi secreto es la genética y el yoga. También me he recuperado de los otros dos embarazos con gimnasia exigente. Trataba de cruel a mi personal trainner, pero comprendí que era el precio que debía pagar. Después de todo, cuidarme nunca fue tan ajeno a mí, soy una chica muy sana. —¿Puede hacer una breve autocrítica maternal? —Como mamá soy muy obsesiva y detallista con todo. Pero por otro lado soy muy alegre y jocosa, sin dejar de ser exigente. Finalmente siempre termino cediendo. Mis hijos son muy caprichosos y me pueden. Si Salvita se despierta a las 3 de la mañana y me dice ‘por favor mami, dame otra memi’, no puedo castigarlo. —¿Como mamá vive en contradicción? —Bueno, soy exigente conmigo, no con los chicos. Es que como trabajo tanto, me tengo que encargar de muchas cosas. Dolores nuevamente se adelanta y dice: “Basta. Si, tengo mucha ayuda”. —Y la familia, ¿cómo acompaña el embarazo? —Matías lo disfruta bastante, es muy compañero, hasta presenció los dos partos. Los chicos se fueron familiarizando con el proceso porque una chica que trabaja en casa estuvo embarazada y ellos vivieron la llegada del bebé. La familia, en general, me sigue de cerca. En la última ecografía éramos quince personas en el consultorio y el médico tuvo que armar tandas. Mis cuñados me llamaban para disculparse porque no podían venir y yo respiraba, era un papelón. —¿Le hablan a la panza? —No, pero le ponemos música. Me acuerdo que a Valentino le hacíamos escuchar Living Colors y la panza se movía. Hoy es fanático de la banda, fue a los recitales con su papá y de camino al jardín, no deja de escuchar a Living Colors y a Los Ramones, es un ‘sacadito’. —¿El nuevo bebé ya tiene su espacio en la casa? —No armé nada. Heredará el moisés y la cuna de ‘Salva’. Al tercero le toca todo ‘repe’. La modelo y conductora sostiene que el matrimonio trata de hacer su mejor papel como educador “aunque luego lleguen los tiempos de recriminaciones y más que nada en la época de la adolescencia”, agrega. “Es la etapa de sus vidas que más me preocupa, pero trato de seguir mi instinto”, concluye. —Para ser mamá ¿hay que ser valiente? —Desde parir hasta ejercer el trabajo diario, una mamá debe ser valiente. —¿Cómo era Ud. de niña? —Dicen que tremenda, parece que me portaba muy mal. Pero como todo primer hijo de madre joven. Es una pregunta muy general y no me voy a poner a acordarme de mi infancia. No estoy en lo del psicólogo, pasemos a la que sigue. En 2005, Dolores Barreiro condujo el segundo ciclo de “Conectados” por la misma pantalla de Canal 13 pero con menos rating que el anterior. El año se termina y llegan los tiempos de balance. “Tanto personal como profesionalmente ha sido un buen año”, comenta. “Cumplir los 30 genera un balance casi obligatorio y los resultados son positivos. Pude formar una familia, conducir mi programa y ser la imagen de una gran marca internacional que cree en mi fuerte compromiso. Y todo me sale bien.” —¿El rating la ha desanimado o volvería a la televisión? —En principio, la gente me quiere y me tira buena onda. El público siempre me quiso y hablo de un amplio sector de la población, desde los adolescentes hasta el difícil target de las señoras mayores. Por lo menos eso es lo que dicen los estudios de mercado, porque las grandes marcas como la que represento en este momento, suelen hacer esa clase se investigaciones. Me gustaría viajar a la India y hacer un programa como el que hizo Narda Lepes en El Gourmet, viajes y entrevistas. A Dolores Barreiro no le gusta vestir con ropa de futura mamá durante sus embarazos. Tampoco hace cursos de preparto y admite que su obstetra la reta demasiado.Viajó a la India con una panza de ocho meses firmando una claúsula de propia responsabilidad ante la línea aérea e insiste en tomar sesiones de masajes prohibidas para mujeres en su estado. “Es complicado ponerme boca abajo, pero me las ingenio para poner muchos almohadones”, confiesa. La modelo del staff de Pancho Dotto, admite su rebeldía y lleva la tercera de sus panzas con valerosa frente alta: “Suelo tener embarazos divinos durante los cuales me siento muy bien. No perder la calma y ser sano, esas son mis claves”. Sebastián Soldano (desde Angra dos Reis) | Fotos: C.Welcomme-R.Schoijett/PERFIL