Apenas descubrió la ropa seleccionada para la producción fotográfica se le dibujó una sonrisa. Porque las tonalidades encajaban perfectamente con las preferidas de Julieta Prandi (24). “Me encantan los colores tierra, siempre elijo entre marrón, chocolate, dorado, cobre, naranja y hasta algo de colorado. También me maquillo con esos tonos, creo que contrastan perfecto con mi piel, mis ojos y mi pelo.

Si en la televisión me cuesta no repetir vestidos porque siempre elijo dentro de la gama. Y el ochenta por ciento de mi vestuario personal se basa en el chocolate y dorado”. Sensible y más dependiente que nunca de las decisiones de su corazón, Julieta termina de atravesar la transformación interior más valiosa de su vida. Y como para darle la razón a quienes afirman que toda crisis es una gran oportunidad de cambios, el nuevo camino se iluminó después de caer psíquica y emocionalmente hasta un abismo peligroso. “No seleccionaba los trabajos, sólo me importaba trabajar y trabajar. Casi que le decía que sí a todo lo que me ofrecían, hasta que el cuerpo y la mente dijieron basta. Me encerré en mi cuarto y no quería salir ni ver a nadie. Sólo me calmaban las pastillas, y encima escuchaba por televisión las barbaridades que se decían”. El recordado conflicto de la modelo con el productor televisivo Enrique Estevanez se terminó resolviendo en los Tribunales. Pero antes sembró dudas sobre las respuestas profesionales de Prandi, que se refugió en la protección de sus padres y en la ayuda terapeútica: “Ya venía haciendo terapia, y la verdad que te sirve para pensar, analizar y poder detectar lo que uno está haciendo mal. Pero si tengo que encontrar al gran responsable de mi recuperación, desde ya que fueron los medicamentos. Recién cuando logré estabilizarme psicológicamente empecé a encontrar las soluciones. Y empezaron los cambios. Después de tocar fondo pate el tablero y me animé a los cambios”. Cual serpiente que muta de piel, Julieta debió reconstruir su carrera, su imagen y su personalidad. Todavía se sentía indefensa cuando el llamado de Gastón Portal (37) para incorporarse al programa “El ojo cítrico” le devolvió la estima. Además de significar su regreso a la televisión, donde supo ganarse un lugar en “Poné a Francella”, la convocatoria le demostró que aún había gente que creía en ella. “En el peor momento de mi vida Gastón fue el único que confió en mí. Con todas las ganas que tenía de volver a la tele, y encima como conductora, más no podía pedir. El me transmitió confianza y estaba convencido de que yo era la más indicada para esa función”. El devenir del programa le fue dando la razón a Portal, y hoy Julieta celebra la consolidación suya y del ciclo. Incluso, “Ojo con el ojo”, su nombre actual, pasó a emitirse dos veces por semana. “Las cosas venían tan bien que a fines de febrero nos expandimos, ahora estamos los martes y los sábados. Con Ronnie (Arias) tenemos una relación bárbara delante y detrás de las cámaras, siempre quisimos trabajar juntos y se nos dio. Lástima que se va a fin de mes por una oferta que le confirmaron desde España, pero igual viene Luis Rubio, con quien ya trabajé y nos matamos de risa. Lo bueno es que el programa está en constante renovación. Van a verme interpretando nuevos personajes, y eso me gusta”. Además de significar un paso adelante en su carrera, Prandi encontró en la televisión un bálsamo para su vida afectiva. Sin una pareja estable desde hacía tiempo, la modelo de Multitalent Agency fue descubriendo que Gastón Portal no era sólo su productor. “Yo no empecé a trabajar con Gastón porque había algo entre nosotros. Nada que ver. Durante los primeros meses la relación de él conmigo era absolutamente normal, como la que tenía con cualquier otro integrante del elenco. El me llamó en marzo, y recién en julio empezamos a salir. Todo se gestó de a poquito, fue un paulatino acercamiento como consecuencia de algo que comenzamos a sentir los dos. Vamos a cumplir ocho meses, y estamos muy bien así”. —¿Qué cosas le atrajeron tanto de él? —Sobre todo, Gastón me parece un hombre muy inteligente y brillante. Tiene las cosas claras y una gran dosis de sensibilidad. En el amor yo siempre escucho más a mi corazón que a la mente. Y él encuadró perfectamente en la clase de persona que necesito a mi lado. —En el programa justo le tocó reemplazar a Mariana Fabbiani (30), la ex esposa de su novio. ¿Se cruzó alguna vez cara a cara con ella? —No, jamás. —¿Me va a decir que nunca se la encontró en algún lado? —Absolutamente. Yo no tengo ningún problema con Mariana, ni creo que ella lo tenga conmigo. Es más, me merece el mayor de los respetos por haber sido la mujer que estuvo tanto tiempo al lado de mi novio. —¿Y cómo es trabajar casi todos los días con su pareja? —Una de las premisas que nos propusimos es separar absolutamente el trabajo de la relación. Dentro del estudio no hay favoritismos ni tratos especiales. Lo importante es que el programa crezca, para nosotros tenemos tiempo después de las grabaciones. —¿Cuanto tiempo le dedican a estar juntos? —El espacio para la pareja siempre está. Tratamos de vernos todos los días, y por lo general podemos cumplirlo. —Con ocho meses de relación, ¿es prematuro hablar de convivencia? —Yo, personalmente, considero que todavía es muy pronto. Por ahora estamos bien así. Antes de encarar una convivencia primero quiero probar vivir un tiempo sola. Necesito probar esa experiencia, después veremos. —Y de tanto desfilar trajes de novia, ¿no le agarran ganas de ir pensando en el propio…? —Los trajes de novia son un carma en mi vida, siempre me eligen para ponérmelos. Debe ser por la carita angelical que me ven, no sé, dicen que doy perfecto con el prototipo de novia ideal. Toda mujer sueña con ese momento, pero falta. No es el momento para hablar de eso. —Pero alguna idea de cómo va a ser el suyo debe tener. —Sí, todas tenemos nuestros gustos y detalles que vas modificando con el paso del tiempo. En mi caso, de acuerdo con la persona con la que estás te vas imaginando algo distinto. Así que cuando me llegue el momento, lo voy a idear adecuado a lo que me inspire mi pareja. —¿Y qué le inspira Gastón Portal? —(Risas)… Tiempo al tiempo. No me puse a pensar en eso todavía. —¿Usted sigue viviendo con sus padres en Olivos? —Sí, estoy en búsqueda de vivienda propia, y si antes no lo hice fue por falta de tiempo. Una opción es mudarme con mi hermana, Natalia (27), que se volvió de Chile y está en casa con mis padres y conmigo. Ella vivió cuatro años sola y extraña su independencia, así que por ahí me la llevo un tiempito conmigo. —¿Le agrada que su hermana sea también modelo? —Ella estuvo en Chile, hizo muchas promociones y desfiles, pero extrañaba. Y ahora le estoy dando una mano porque no conoce mucho el medio. Estamos juntas en Multitalent, y a mí me cae muy bien que sea modelo. A pesar de que ella es más grande, siempre me sentí como su madre protectora. Siempre fui la más seria, la más madura de las dos, la que tenía los pies sobree la tierra. Ella es una nena permanente, la salidora. Nati es el bochinche y yo la serenidad. —¿No teme que puedan terminar distanciadas por trabajar juntas, como ocurrió con Nicole y Geraldine (Neumann)? —No, para nada, todo lo contrario. No quiero entrar en comparaciones, pero nada que ver. Entre nosotras no hay celos, simplemente quiero ayudarla porque necesita trabajar para bancarse la facultad. —A comienzos de año, usted dejó la agencia de Ricardo Piñeiro y se pasó a Multitalent. ¿Le costó tomar la decisión? —A Ricardo lo conozco mucho, empecé con él y estuve cinco años en su agencia. Todo lo que pudieron hacer por mí lo hicieron, pero tal vez llegué a una instancia en la que yo demandaba algo más. Necesitaba un cambio, como dije al principio, y creo que en la agencia se había cumplido un ciclo. De mi parte no quedaron rencores, pero necesitaba cambiar. —¿Habrá que acostumbrarse a una Julieta Prandi más conductora que modelo? —Sí, un poco sí. En mi caso, las dos carreras siempre se fueron complementando y fundiendo en una sola. Sé que en algún momernto voy a dejar las pasarelas, ya sea porque quiera formar una familia o porque no lo sienta más. El día que deje de emocionarme o de sentir esa adrenalina que hoy sigo sintiendo, me bajo. Sé que en la televisión me falta aprender millones de cosas, pero también que hay un camino más largo y más rico por delante. —¿Qué sintió cuando se difundió la noticia de que estaba embarazada? —Es muy feo cuando se dicen cosas que no son. No puede ser que cada vez que me agarran náuseas o que me descompongo por tomar un avión, se piense que estoy embarazada. Pero me tendré que ir acostumbrando. —Y el día que sea verdad, ¿lo contaría? —Sí, por supuesto, lo contaría. ¿Cómo podría negar que estoy esperando un hijo?. Yo siempre conté lo que me pasó, incluso cuando hubo situaciones dolorosas como la de mi enfermedad. Siempre asumí la realidad, y tener un hijo sería una noticia absolutamente maravillosa. Carlos Cervetto (producción: Romina Cordo) (desde Punta del Este) Fotos:MARTIN RODRIGUEZ GAMBARO