Nacionales
A medio siglo de una semana que cambió la historia argentina
50 AÑOS DEL GOLPE
El 16 de setiembre de 1955 fue el principio del fin para el gobierno del general Juan D. Perón luego de casi una década en el poder, durante la que gozó de la simpatía de las capas populares de la población, que en su gestión consiguieron niveles de vida y participación política jamás alcanzados.
El gobierno peronista estaba desgastado por el agotamiento de un modelo económico de crecimiento autosostenido, pleno empleo y altos salarios, distanciado con Estados Unidos, peleado con la Iglesia y acorralado por una intransigente (y silenciada) oposición, que no dudó en conspirar cuando consideró que había llegado su hora. Perón, en realidad, había empezó a tambalear tres meses antes con el sangriento bombardeo a Plaza de Mayo en el que murieron cientos de civiles y la imprudente quema de las iglesias, perpetrada por bandas oficialistas la misma noche de la matanza. En Radio 10, el escritor José Ignacio García Hamilton recordó que a las 2 de la madrugada del 16 se produjeron los primeros levantamientos en distintos puntos del país -el más importante fue del de Córdoba-, cuyo principal cabecilla era un austero y oscuro general del Ejército, Eduardo Lonardi, quien recibió rápidamente el apoyo de la Armada, cuyo peso fue determinante para el triunfo de la llamada “Revolución Libertadora”. La flota de mar, al mando del joven almirante Isaac Rojas, a poco estuvo de bombardear la destilería de Mar del Plata, cuando llegó la noticia de la “renuncia” de Perón. La CGT, que durante los bombardeos de junio había pedido a Perón armas para resistir el golpe, dejó esta vez librado a su suerte a un líder que, según sus propias manifestaciones posteriores, prefirió evitar un derramamiento de sangre que podría derivar en una guerra civil. Aislado y debilitado, Perón dejó el poder en manos de una junta de comandantes e intentó una infructuosa negociación a través de su ministro de Guerra, Franklyn Lucero, mientras buscaba refugio en una cañonera paraguaya apostada en el Río de la Plata. Al cabo de varios días de conversaciones con los militares alzados a bordo del buque “La Argentina”, Perón ordenó la rendición total, aunque evitó mencionar la palabra “renuncia”. García Hamilton destacó el llamativo silencio de Perón, que tampoco usó los medios de comunicación. El 3 de octubre, con sus adversarios ya consolidados en el poder, el líder logró salir del país gracias a los oficios del canciller Mario Amadeo. Un hidroavión se elevó por entre las tormentosas aguas del Río de la Plata y lo depositó en Asunción, la tierra del dictador Alfredo Stroessner, quien le brindó asilo político hasta que las circunstancias aconsejaron un sitio más alejado y seguro. Tras pasar por diversos lugares de América, entre ellos Panamá donde conocería a su futura esposa, María Estela Martínez de Perón, Perón recaló finalmente en Puerta de Hierro, un barrio de las afueras de Madrid. Quizás haya sido su destino, la suerte o, tal vez, circunstancias menos oscuras. Lo cierto es que Perón pudo salvar su vida, ya que entre los marinos no eran pocos los que querían hundir la cañonera con Perón a bordo. Algunos habían intentado, incluso, persuadir al embajador paraguayo para que les entregara al “tirano”. Siete días después de estallado el golpe, asume la Presidencia con una Plaza de Mayo colmada de ciudadanos, la mayoría de clase media, el general Eduardo Lonardi, un integrista católico con objetivos muy distintos a los del sector “liberal” del Ejército y la Marina, que mayoritariamente estaba detrás de la asonada. Bajo el lema “ni vencedores ni vencidos” Lonardi pretendió llevar adelante un gobierno de conciliación, corporativo, respetando ciertas conquistas básicas de la década peronista, especialmente aquellas referidas a los derechos sociales, pero sus intenciones chocaron con el revanchismo y la intransigencia de los “gorilas”, como la ocurrencia popular ya los había bautizado a partir de una canción muy en boga por entonces. Cincuenta días después de haber jurado como Presidente, Lonardi fue destituido de la Casa Rosada, cuatro meses antes de morir de cáncer. En su reemplazo fue nombrado el general Pedro Eugenio Aramburu, quien en un principio se había negado a encabezar la rebelión contra Perón. Entre otras medidas de represión antiperonista, Aramburu -junto al vicepresidente Rojas- firmaría la orden de ejecución de varios cabecillas del fallido levantamiento de 1956, entre ellos el general Juan José Valle, hecho que, para muchos, inauguró un período de violencia política en el país, que, entre muchas otras, se cobró su propia vida a manos de un comando montonero que lo “ajustició” con un certero balazo en la cabeza en una “cárcel del pueblo” de la localidad bonaerense de Timote, tras ser secuestrado en un audaz operativo. Pero en el plano económico fue tal vez donde hayan tenido lugar los cambios más dramáticos. Con Raúl Prebish como asesor, el gobierno revolucionario devaluó la moneda para ganar competitividad externa, medida aplaudida por la Sociedad Rural, que aportó varios hombres al nuevo elenco gubernamental. Los sectores agroganaderos, que habían resignado posiciones en la década anterior a favor del proceso industrializador, alcanzaron posiciones clave. La CGT, primero intervenida, fue clausurada y sus principales dirigentes encarcelados. A grandes rasgos, el nuevo esquema económico puso énfasis en la estabilización -pronto llegaría Alvaro Alsogaray al Palacio de Hacienda- y en un regreso al modelo exportador y de promoción de las inversiones extranjeras. En materia política, los pretendidos objetivos de “democratización” estuvieron lejos de concretarse. El peronismo fue proscripto y sus dirigentes y militantes duramente reprimidos; la mera enunciación de su líder estaba prohibida por ley. Algunos partidos opositores del viejo régimen ocuparon espacios en la Junta Consultiva, creada en reemplazo del Congreso. Pero lo peor fue lo que siguió a ese gobierno autoproclamado “de transición”: un largo período de inestabilidad política y económica, un progresivo descenso a los infiernos que desembocaría en el derrumbe final de 2001.

El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.