Opinión
Análisis pos electoral
PERDIERON TODOS (*)
Es difícil comprender tantos festejos y declaraciones de políticos argentinos. Culminada la elección del 28 de junio, algunos insisten en retorcidas interpretaciones que acomoden el resultado electoral a lecturas tan rebuscadas como alejadas de la realidad.
Cierto sector de la clase dirigente se volcó por los discursos exitistas y grandilocuentes, celebrando supuestos éxitos presentes y vaticinando los triunfos que vendrán. Otros, más audaces, pretendieron convertir derrotas en victorias desde una ingeniería argumental y matemática realmente incomprensible. Es paradigmático, pero en esta elección PERDIERON TODOS. Nadie puede seriamente ufanarse del resultado electoral. Para las aspiraciones que tenían muchos dirigentes, lo que hemos presenciado, fue una estrepitosa derrota. Perdieron los aparatos, claramente. Frente a tanta leyenda vinculada al clientelismo y al asistencialismo electoral, pese al obsceno despliegue económico público y privado, los porcentajes obtenidos por determinados partidos y frentes, solo demuestran que el dinero, la publicidad, la logística pesan y mucho……..…pero no alcanzan. De hecho, si esa fuera la fórmula, otros hubieran sido los resultados. Algunos dirán que sin ese ardid, mucho peores hubieran sido algunos desempeños, y también estarían en lo cierto No solo el oficialismo nacional hizo lo suyo, con una catarata de recursos públicos, de la mano de obras de infraestructuras distribuidas con la típica discrecionalidad unitaria de estos tiempos, subsidios por doquier, numerosas prebendas, incontables promesas y lanzamientos e inauguraciones a mansalva. Los gobiernos provinciales y municipales hicieron lo propio. No se quedaron atrás. Apostaron fuerte, y desplegaron todo su arsenal de propaganda oficial, con dineros cuyo origen quedan poco transparentados, amplificando hechos del pasado reciente atribuidos a la gestión propia, mostrando rostros con nombres y asociándolos a la campaña. Muchos ciudadanos estaban seguros que con el soporte gubernamental pulverizarían a cualquier opositor. Se equivocaron. En varios casos, aun así, fueron superados, y en otros lograron triunfos insignificantes frente a rivales mucho menos dotados de recursos para la difusión de sus propuestas. Los encuestadores también se llevaron su merecido en los más de los casos. Quedó en claro, que la inmensa mayoría sumó más errores que aciertos, y que algunos deberán buscarse otra actividad, ante la irrefutable evidencia de que esto no es lo de ellos. Resultó demasiado elocuente que la complejidad de la política, si queremos pensar bien, no les ha permitido proyectar con claridad y mucho menos con la linealidad que estas metodologías sugieren. Unos pocos, mostraron su profesionalismo demostrando que son los únicos que pueden caminar por la calle con la frente alta, al menos en este rubro. Algunos opositores que aparecieron festejando en tribunas, danzando frenéticamente y vociferando encendidos discursos, tampoco tienen demasiado para enorgullecerse. Habría que recuperar un poco de humildad, si es que alguna vez la tuvieron. En todo caso, valdría la pena enfocarse en porque no consiguieron cautivar a mas electores si sus propuestas eran tan claras e interesantes, o si seriamente creen que sus campañas estuvieron plagadas de inteligencia y buena selección de los mensajes y métodos. Algunos demagogos de los medios de comunicación, que también los hay, han preferido caer en la trampa de adular al electorado, intentando meterse a la gente en el bolsillo, con elogios desproporcionados, otorgándoles méritos por supuestos triunfos de “la gente” y erigiéndolos como los grandes triunfadores de este proceso electoral. Habrá que decir que esta sociedad sigue sin involucrarse y que solo se siente motivada por desplazar a los oficialismos de turno, para reemplazarlos por otros nuevos, con idéntico vacío de ideas y propuestas, a lo que se agregan similares modalidades de campaña, parecidas formas de hacer política, a las de los desplazados. Por triste que sea la conclusión, la sociedad también quedó del lado de los perdidosos. Con mucha suerte, y siendo generosos en el análisis, podrá afirmarse que obtuvo un modesto empate. Si hubiera que rescatar un aspecto positivo cabría decir que la sociedad logró ponerle freno, parcialmente, a cierto despliegue impune de muchos dirigentes, pero aún no ha conseguido mostrarles el camino adecuado, tal vez porque tampoco la comunidad lo tiene suficientemente claro. Esta elección dejo un tendal de derrotados. En definitiva, perdieron todos. Cada uno de los protagonistas de esta historia, dirigentes, partidos, gobernantes de todos los niveles, funcionarios públicos, y fundamentalmente la sociedad toda, se deben un profundo replanteo, una contundente autocrítica. Suponer que solo “los demás” perdieron, que existe algún sector que esté recorriendo el camino ideal, sería mucho presumir, y por lo tanto ignorar una parte del problema, tal vez significativa, sin la cual la solución no puede aparecer de modo alguno con claridad. La foto que nos muestra la realidad, lo cotidiano que resulta evidente a los ojos de cualquier observador, está reflejando lo mucho por corregir, y esa misma imagen nos habla de que NADIE se está ocupando de ello. Ni los dirigentes, ni la ciudadanía. La comunidad y la política siguen viviendo el día a día, enfrascados en las urgencias y pretendiendo debatir sobre ello, con la prioridad puesta absolutamente en la coyuntura. De las reformas estructurales no se ocupa nadie, ni la política, ni la sociedad. Por lo que no se pueden pretender soluciones sobre aquello que no nos ocupa en lo más mínimo. La seguridad, la educación, la justicia, la pobreza, la salud, la institucionalidad, casi todos estos aspectos siguen pendientes, esperando que alguien se encargue de ellos, que se discuta a fondo y que se implementen acciones, que todos sabemos, no rendirán sus frutos en el corto plazo. Pero alguna vez habrá que arrancar. Y no iniciará este debate la política, si la sociedad no reacciona, si no hace el quiebre, si no fuerza ese punto de inflexión necesario para cambiar el rumbo de la historia. Por eso, por estas circunstancias, ninguno puede seriamente festejar. Nadie consiguió dar pasos firmes en algún sentido positivo, Nuestro debate sigue siendo superficial. Por lo tanto, no se puede esperar demasiado, sin ese cambio que la sociedad recita pero no ejerce. Los ciudadanos de esta Nación no hemos asumido todavía la necesidad de liderar ese indispensable giro que posibilite obligar a la política a ponerse las barbas en remojo, los pantalones largos para empezar a caminar como no lo ha hecho hasta ahora. No es tiempo de festejos. En todo caso, debiera ser, de serena reflexión. Otro turno electoral ha pasado. La continuidad democrática aprobó otro examen y eso es saludable como valor, pero debe quedar suficientemente claro, que esta vez no tenemos ganadores…. perdieron todos. (*) Recibido por Corrientes al Día de Alberto Medina Méndez- amedinamendez@gmail.com www.albertomedinamendez.com – Skype: amedinamendez – Corrientes – Corrientes – Argentina
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.