La victoria del domingo pasado en el Presbítero Grella había jerarquizado al plantel del Lobo y por eso mucha gente se dio cita al estadio Núñez pese a la calurosa mañana uruguayense y a los 20 pesos de la entrada general a partir de esta fecha

(lacalle-online.com)La ausencia de Matías Padilla era un signo de interrogación acerca de lo que podía dar el equipo pero el ingreso del siempre rendidor Armando Monteverde ofrecían cierta tranquilidad aunque todos apostaban a que “el envión anímico” por el triunfo ante Patronato alcanzaba para tapar cualquier falencia. Bastaron apenas 15 segundos, sí sólo 15 segundos, para ver que la historia iba a ser sumamente complicada. Cristian Núñez movió desde el medio y en cuatro toques el equipo visitante dejó un hombre sólo frente a Kuki Kloster. Fue el propio Núñez a quien el remate se le fue apenas rozando el palo. A partir de ahí fue una sinfonía del mejor fútbol que impuso la visita a partir de presionar mucho cuando Gimnasia tenía la pelota y a partir de ella manejarla con criterio, aprovechar los espacios vacíos y dejar siempre un hombre cerca del gol. No extrañó para nada que, tras otra gran jugada, Pablo Motta sólo tenga que empujarla para marcar la justa diferencia pese a que tan sólo se jugaban dos minutos. Todos apostaban a que allí se terminaría la ambición del equipo de Kudelka y vendría lo mejor del Lobo. Nada que ver. Boca siguió siendo más y las situaciones de riesgo seguían estando en el arco de Kloster. Se lo perdió Gómez con un remate cruzado; Cristian Núñez remató muy débil desde excelente posición marcando el gran predominio visitando. En tanto Gimnasia era mucho entusiasmo, muchas ganas pero le costaba dar dos pases seguidos porque enseguida la pelota pasaba a los visitantes. Parecía sentir más de la cuenta la ausencia de Padilla porque ni Monteverde, primero y Ferrero, después, pudieron suplirlo. Así Ojeda y Quiroga quedaron fuera del circuito del equipo y cuando tenían la pelota era siempre muy lejos del arco rival. Sabíamos de la jerarquía de Núñez y Medina pero Boca mostró un equipo de juego asociado y, de haber tenido mayor contundencia, el resultado del primer tiempo hubiese sido más importante. El segundo llegó tras un gran remate de Víctor Galarza que arrancó desde la mitad de la cancha; nadie atinó a frenarlo y su remate encontró débil respuesta de Kloster que pareció sorprenderse con el recorrido de la pelota. Ahí pareció reaccionar Gimnasia y tras un centro y un empujón contra Del Bono, Marconi marcó penal que Silvio Giovenale lo transformó en el descuento. Esto entusiasmó a Gimnasia pero, como no habíamos visto antes, lo desordenó a tal punto que muchas veces quedó expuesto a la contra de la visita que presionaba bien en mitad de cancha y salía rápidamente de contra. Así y aprovechando una seria duda de Giovenale llegó el tercero justo cuando expiraba el primer tiempo y que después sería fundamental. La agobiante jornada hizo mella en los jugadores y ya el segundo tiempo no tuvo el ritmo del primero. Boca Unidos, conforme con la ventaja, retrasó sus líneas, hizo todo más lento y le regaló, campo y pelota, a Gimnasia. Pero los de Busciglio, con muchas ganas y pocas ideas, fueron una y otra vez sin siquiera crear alguna situación de riesgo. Por el contrario, cuando se animaba, Boca creaba situaciones claras y Cristian Núñez desperdició dos oportunidades claritas para poner cifras contundentes. En el final, Lucas Ojeda puso el descuento tras córner de Alvarez pero ya no había tiempo para más aunque sirvió para ponerle un poco de angustia a un partido en donde Boca fue infinitamente mejor. Gimnasia no jugó bien, fue superado y nada para discutir.