Opinión
Carta Abierta a la señora Presidente de la Nación
DEUDA EXTERNA O NACIONAL (*)
Me dirijo a la Señora Presidente de la Nación en mi carácter de Director del periódico mensual Patria Argentina, basado en el “derecho de peticionar a las autoridades” (Art. 14 de la C.N.) y en la esencia misma de la “forma republicana de gobierno” (Art. 1 de la C.N.), consistente en la difusión o publicidad de los actos de gobierno.
En este sentido, a casi a cinco años de haber remitido la misma solicitud a su esposo, entonces Presidente de la Nación, vengo a reiterar lo anteriormente solicitado con fecha 11 de mayo de 2005. Motiva mi insistencia, el hecho de que estamos próximos a la celebración del Bicentenario y por haber recibido como única respuesta, la comunicación de que la misma había sido derivada para su consideración a la “Jefatura de Gabinete del Ministerio de Desarrollo Social” (Expediente Nro 110371-05-1-3 del 30 de mayo de 2005; firmado por Elizabeth Miriam Quiroga, Directora de Documentación Presidencial). Debo confesarle que mi primera reacción ante tal decisión fue de estupor, porque el Ministerio de Desarrollo Social no tenía competencia alguna con el tratamiento de la “deuda externa o nacional”. Con el correr del tiempo y ante el silencio del señor Presidente, no tuve otra alternativa que pensar que no se trataba de un error, sino de un acto dirigido de ex profeso a mostrar, con una ironía inaceptable, nada más que desprecio y burla hacia la actitud del suscripto. En la convicción de que nuestro país ha sido esclavizado por la usura internacional y el “imperialismo internacional del dinero” (Pío XI; Encíclica Quadragesimo Anno; 1931), a través del perverso instrumento de la llamada “deuda externa o nacional”, cuya legitimidad y legalidad lamentablemente no ha sido cuestionada por su gobierno ni por los que le precedieron. Reitero lo anteriormente solicitado, en este caso ante la actual Señora Presidente de la Nación, a fin de que quiera contemplar la posibilidad de adoptar las medidas necesarias para informar en forma oficial, ya sea personalmente o lo que sería mucho mejor a la totalidad del pueblo argentino, en el lapso comprendido entre el 24 de marzo de 1976 y el 31 de diciembre de 2010, lo siguiente: El monto de los préstamos recibidos anualmente por el país – discriminando el capital o principal y los correspondientes intereses y plazos de pagos. Las amortizaciones que se efectuaron anualmente para cancelar las mismas; Los correspondientes saldos anuales de las deudas impagas y, finalmente, cuál fue el total de los préstamos recibidos y de las amortizaciones realizadas, así como el total de las deudas pendientes de pago. Fundamento la presente solicitud en las siguientes consideraciones: Tanto la toma de un préstamo, como las amortizaciones efectuadas para su cancelación por parte del Estado Argentino, constituyen actos o instrumentos públicos administrativos del gobierno que deben ser conocidos por el pueblo argentino. Si bien es probable, que dichos actos administrativos hayan sido publicados parcialmente en el Boletín Oficial, sería de alta utilidad pública y docente para los argentinos, que se conociera oficialmente y en forma reunida, en una única tabla, las cifras correspondientes al endeudamiento del Estado Nacional durante los últimos 34 años y que, a partir de ese esclarecimiento, comenzando por el año en curso, se continúe su actualización mensual bajo la forma de un registro público, con la condición de que sea de fácil acceso a cualquier ciudadano medianamente instruido. Al día de la fecha, aparentemente, no existiría ni habría existido un instrumento público oficial con las características solicitadas. A lo sumo, solo existen algunos pocos cálculos privados y de organismos financieros y consultoras privadas internacionales, en los que normalmente se hace la salvedad de que no todas son cifras oficiales y que, además, están confeccionados con datos incompletos y recogidos de diversas fuentes. El conocimiento exhaustivo de los montos de los préstamos tomados y de las sumas que se pagaron para su cancelación, considerados anualmente, más lo que se adeuda hacia el futuro, expresados en una simple tabla de cuatro columnas (año; cuánto se recibió en préstamo; cuánto se amortizó y cuál es el saldo deudor), con sus respectivos gráficos, representa un invalorable medio educativo, para demostrar la perversidad del endeudamiento y de la usura como instrumentos de dominación y de poder. Señora Presidente: hasta ahora, los argentinos siempre hemos sabido, más o menos, lo que debemos, es tiempo de que conozcamos lo que hemos pagado durante un período determinado (evidencia el esfuerzo realizado) y lo que se deberá pagar a futuro (esfuerzo que deberán hacer las próximas generaciones) . El colapso económico-financiero del país en diciembre de 2001 – juntamente con las numerosas y desgraciadas consecuencias que ello implica en todos los órdenes para la vida de la sociedad nacional y las cuales usted bien conoce, por lo que no es necesario detallarlas- no fue provocado por un accidente de la naturaleza ni es obra de la casualidad, sino que es consecuencia y responsabilidad directa e intransferible de los argentinos y de las estructuras políticas que ejercieron el Gobierno de la Nación. En este punto, a la “deuda externa o nacional” le cupo, precisamente, un rol no menor o secundario, sino que fue y sigue siendo el mayor y más grave problema nacional. Las crisis periódicas y recurrentes de la deuda, como la que atraviesa el país en la actualidad, no tienen solución y se repetirán cada vez en lapsos más cortos, en la medida que se pague la deuda con más deuda, porque realmente se trata de un “esquema Ponzi”. La consecuencia de esta situación, es la falta absoluta de conciencia sobre las causas reales que originaron el colapso generalizado antes referido, el más grave de toda la Historia Argentina, a pesar de lo cual hasta el momento no hay ni un solo responsable de tremenda desgracia y, por lo tanto, ni siquiera un condenado en 30 años. Paradójicamente, pareciera como si en la Argentina no hubiese pasado nada. Es así como la cultura de la deuda y del endeudamiento sigue gozando de muy buena salud y continúa su práctica irresponsable. De ahí deriva la significativa importancia docente y educativa que asigno a la presente solicitud, que apunta a la toma de conciencia del argentino común, para que finalmente conozca con claridad, del mismo modo que se preocupa diariamente por sus cuestiones personales y familiares, lo cual se traduce en conocer, simplemente: cuánto recibió el país en préstamos, cuánto pagó, y cuánto debe todavía. Si la Señora Presidente accediera a instrumentar la información solicitada y adoptara las medidas orgánico-funcionales que estime corresponder para la obtención de la misma, estaría llenando un inexplicable gran vacío, que durante 40 años parecería que nadie tuvo el coraje para realizarlo, a pesar de que ello constituye una obligación administrativa elemental de cualquier gobernante. Las consecuencias del endeudamiento permanente o eterno es el camino más seguro hacia la esclavitud de un pueblo. En el Año del Bicentenario de la Revolución de Mayo, a cuya significación y fastos se refiere continuamente la Señora Presidente. Los argentinos deberíamos recordar lo que fue advertido en la antigüedad, a través de la sabiduría eminentemente práctica contenida en el libro de “Los Proverbios” (casi 1000 años AC), lamentablemente despreciada por el hombre moderno: “El rico domina a los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta” (22.7) Aprecio que en el caso de nuestra Patria, es contradictorio y poco prudente festejar una “libertad” meramente nominal y retórica, cuando de hecho somos vasallos y tributarios del poder de la usura internacional, tal vez en peores condiciones de cuando dependíamos de la Corona Española. Informo a usted que la presente nota será difundida en el modesto y cuantitativamente casi inexistente periódico bajo mi dirección. Sin otro particular, saludo a la Señora Presidente muy atentamente. (*) Recibido por Corrientes al Día de Santiago Roque Alonso. Director del periódico Patria Argentina. DNI 7.585.612 PD: El propósito es dirigir la presente nota (adaptada) a los miembros del Poder Legislativo, en la medida de que se dispongan de los recursos económicos, a fin de que nadie pueda alegar desconocimiento o ampararse en la ignorancia de la cuestión, para eludir su responsabilidad en la obligación de informar los actos de gobierno y en lo que hace a su competencia directa respecto a la “Deuda Pública o del Estado Nacional”.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.