Se pueden atravesar los nueve meses sin quedar atrapada en el intento. La idea es estar preparada y atacar cada uno de los cambios físicos y estéticos que sufren las mujeres durante el embarazo. Un dermatólogo, un flebólogo, una especialista en gimnasia para embarazadas y una cosmiatra dan una batería de consejos para atravesar con éxito esta etapa

Dicen que el embarazo es el estado que mejor les sienta a las mujeres, ya que en ellas aflora una belleza que más que regirse por cánones estéticos tradicionales se identifica con la posibilidad de dar vida. Pero no solo da cuenta de lo que ven los demás. También es importante que la embarazada se sienta bien. Y esto es más que una cuestión de frivolidad, pues la imagen agradable que le devuelve el espejo mantiene en alto su autoestima y le permite una mejor adaptación a este período de cambios. A nivel físico y estético aparecen, durante el periodo de embarazo, cambios que hay que aprender a sobrellevar, sobre todo los hormonales. Para eso, resultan imprescindibles las recomendaciones que otorgan un dermatólogo, una cosmiatra, un flebólogo, una médica especialista en nutrición y una profesora de gimnasia acuática, quienes dan las mejores herramientas para hacer frente a la revolución de los nueve meses de gestación. NUTRICIÓN La alimentación es un pilar fundamental durante el embarazo y no debe estar enfocada hacia la idea de mantener las formas esculturales sino a proteger el bienestar del bebé, lo que no significa que ha de convertirse en una excusa para arrasar con la heladera. El aumento de peso promedio durante el embarazo es de alrededor de 12 kilos. “La mala alimentación durante el embarazo influye en lo estético de diversas maneras. La falta de calcio genera alteraciones en la dentadura que pueden llevar a pérdida de piezas dentarias. La ausencia de vitamina C, ocasiona sangrado de las encías y los problemas en el tejido colágeno, favorece la formación de estrías. Incluso, puede haber lesiones en la piel y en los ojos por falta de vitamina A. Además, la falta de proteínas genera una mayor flaccidez”, explica Teresa Mazzoccone, médica especialista en nutrición. Según Mazzoccone, no hay alimentos que deban evitarse, excepto en el caso de que la embarazada padezca una enfermedad preexistente como por ejemplo diabetes. Por eso, la nutricionista recomienda una dieta variada basada en lineamientos generales como: *Ingerir cinco porciones diarias entre vegetales y frutas, que aportan vitaminas y fibras. *Consumir carne, huevo y leche. *Evitar el alcohol y las golosinas, porque son calorías vacías y provocan aumento de peso sin aportar nutrientes. Y por supuesto, hay que olvidarse del cigarrillo y las drogas recreativas. En cuanto al post parto, Mazzoccone aclara que si la madre amamanta al bebé no hay que hacer dieta porque se altera la lactancia. Si, en cambio, la mujer no está dando de mamar se encuentra en condiciones de sobrellevar una dieta hipocalórica, semejante a la que haría cualquier persona que quiere bajar de peso, aunque debe acompañarla de suplementos vitamínicos, para compensar el desgaste del embarazo sobre el organismo, y de actividad física, para contribuir a que los tejidos vuelvan a su lugar. Piel Entre los cambios típicos que provoca el embarazo en la piel, los más comunes son los melasmas, el empeoramiento de acné, la aparición de lunares, y las estrías. También hay repercusiones en el pelo y en las uñas. Los melasmas son manchas amarronadas que aparecen en la frente y en las mejillas. “Para no agravarlas, y aunque sea invierno, las embarazadas deben usar protector solar (Factor 15 o más). El tratamiento para eliminarlas se realiza post parto y nunca en verano”, sostiene el dermatólogo Horacio Costa Córdova, dermatólogo y director del Curso de Cirugía dermatológica de la Sociedad Argentina de Dermatología. Lidia Sánchez, cosmiatra y asesora del Exel Institute (integrante de la Cámara Empresarial de Cosmética y Estética Profesional), sostiene que esta hiperpigmentación suele atenuarse en el post parto y que en el caso de que esto no ocurra, la mujer puede recurrir a un tratamiento, con cremas especiales que actúan como despigmentantes cosmetológicos. También existen peelings blanqueadores efectivos, que se hacen luego del periodo de gestación. (Ver nota relacionada: “¡Chau manchas!”) “En aquellas personas que tienen predisposición (cutis graso, ingesta de ciertos medicamentos) puede ocurrir un empeoramiento del acné”, explica Costa Córdova. El especialista aclara que los tratamientos tradicionales para eliminarlo no pueden realizarse durante el embarazo. “Todo lo que se pone en la piel pasa a la sangre, así que siempre es recomendable consultar primero con el obstetra”, advierte el dermatólogo. En cambio, asegura que una solución para aplicar en algún momento de los 9 meses consiste en las máscaras secativas y de nieve carbónica. Los bruscos cambios de peso o estiramiento de la piel crean las condiciones ideales para que se produzca la ruptura del tejido fibroso y aparezcan las estrías, que se presentan en el ombligo, glúteos, caderas, muslos y mamas, como cicatrices de color rojo y luego toman un aspecto nacarado. “Para evitarlas hay que mantenerse en peso y no subir más de lo que indique el obstetra. Se puede usar cremas con vitamina A y E y aceites de rosa mosqueta”, señala Costa Córdova. “La aplicación de vitaminas A y E junto a ADN vegetal (hidratante y reparador de tejidos) devolverá elasticidad a ese tejido. El gel para estrías es de uso diario”, explica Sánchez. Soluciones como el ácido tricloracético y el retinoico, los láseres y las microdermoabrasiones deberán “siempre” esperar a que se realice el parto. Otro problema que puede acarrear a la mujer es la aparición de lunares, dado por el aumento de la pigmentación en la piel. Estos lunares suelen ser benignos, aunque se aconseja no desatenderlos y hacerle una visita al dermatólogo. Incluso hay que preparar a la piel del pezón, para la etapa del amamantamiento, ya que es una zona de alta sensibilidad. Se puede proteger con vitaminas y aceites de jojoba, de acción hidratante. Se debe colocarla, masajearla y tirar el pezón hacia fuera, imitando la succión; para que la piel sea más gruesa y menos sensible. “El pelo y las uñas mejoran durante el embarazo pero entre el primero y el tercer mes después del parto puede registrarse una alopecía (caída del pelo), que puede extenderse hasta por seis meses, pero en general se soluciona solo”, asegura Costa Córdova. Y Sánchez agrega que en algunos casos, durante el embarazo el pelo se vuelve más graso. Esto puede corregirse con el uso de un shampú especial para cabellos grasos. LAS PIERNAS Es altamente frecuente que durante el embarazo aparezcan várices (venas visibles y palpables), varicosis subdérmicas (venas pequeñas precapilares) y telangiectasias (arañitas vasculares). En sus 40 años que lleva como jefe del Instituto de Flebología y Linfología del Hospital Italiano, Antonio Pietravallo constató que 8 de cada 10 embarazadas desarrollan “algún tipo de dilatación venosa o capilar regional o sectorial”. El flebólogo asegura que la prevención es relativa porque aunque es eficaz no es posible asegurar que se puede evitar el desarrollo de várices o telangiectasias durante el embarazo. Algunas medidas preventivas que suele recomendar el flebólogo son: *Usar medias elásticas con la presión que indique el especialista. *Someterse a un programa de gimnasia terapéutica, que procura crear un mejor tono muscular, y luego aplicarse masajes ascendentes con geles criógenos (fríos) que descongestionan las piernas. *Reposo postural nocturno con pie de cama elevado, que facilita el flujo ascendente de la sangre hacia el corazón. *No es recomendable tomar fármacos flebotónicos durante el embarazo, porque sus efectos se compensan con las medidas anteriores a las cuales se agrega una más: las caminatas. Eso sí, la marcha debe ser rítmica, pareja y sin sobre esfuerzo. Pietravallo descarta todo tipo de tratamiento directo sobre várices y telangiectasias durante el embarazo por tres razones. “Primero porque muchas de ellas desaparecen solas o se reducen después del post-parto (con más razón si en ese momento se realizan tratamientos activantes de la circulación: gimnasia terapéutica, medias elásticas, masajes, caminatas, reposo nocturno con elevación de pie de cama 15 cm). En segundo lugar, porque tratarlas directamente durante el embarazo (salvo casos de indicación absoluta),implica un alto porcentaje de hematomas post-tratamientos generados por la misma hipertensión. Estos, aunque se reducen por reabsorción, llevan implícita la posibilidad de pigmentaciones indeseables. Y por último, porque una vez que se han reducido várices y telangiectasias en el post-parto, quedará expuesto lo que el flebólogo deberá quitar con cirugía, microcirugía o escleroterapia en espuma, según el sector del sistema venoso o capilar que quede afectado”. EL ESCOTE Con respecto a la red venosa superficial que se hace visible en los senos durante el embarazo, se trata de una circunstancia meramente funcional: se debe al aumento del metabolismo lácteo de las mamas, que significa un incremento funcional de la glándula que va preparando su actividad para la lactancia, lo cual requiere mayor irrigación arterial y en consecuencia, mayor retorno venoso. Luego de la lactancia esta situación decae y las venas congestivas van desapareciendo gradualmente.