Nacionales
“Costó 50 años de golpes entender que el pueblo decide su destino”
25 AÑOS DE DEMOCRACIA
Los argentinos llegamos a los primeros 25 años de vida en democracia: nunca antes atravesamos un período de imperio de la libertad, paz e institucionalidad tan extenso y, por ello, nunca antes habíamos tenido ocasión de aprehender con tanta intensidad los valores intrínsecos del orden democrático.
(Télam)- Sin lugar a dudas, en 1983 sentamos las bases de ese aprendizaje, iniciando la transición hacia la democracia. Cuando decíamos que “con la democracia se come, se cura y se educa”, estábamos diciéndole al país que mientras no se garantizaran los derechos sociales básicos –como el acceso al alimento, la salud y la educación–, la democracia que comenzábamos a construir hace 25 años no sería completa. Ése es nuestro horizonte: avanzar del estado que Robert Dahl denomina “poliarquía” hacia mayores grados de libertad e igualdad, lo que llamamos “Estado legítimo”. En este camino de transición hacia la democracia, estos 25 años han marcado avances y retrocesos, con momentos de esperanza y otros de zozobra. Sin embargo, en ese lapso el pueblo rechazó las aventuras alocadas de los que nos ofrecían volver al pasado de violencia y autoritarismo. El dolor de lo vivido nos hizo aprender ferozmente la diferencia entre la vida y la muerte, y felizmente, para las próximas generaciones, la diferencia entre la democracia y la dictadura. Parece poco, pero nos costó más de 50 años de alternancia cívico-militar entender que el pueblo, y sólo el pueblo, es capaz de decidir su destino y que, como sosteníamos en 1983, las grandes mayorías no tienen derecho a permanecer en silencio. Nos tocó encarar la reconstrucción del edificio republicano, dañado por las constantes y repetidas apariciones en escena del “partido militar”, restañar las heridas de un pueblo golpeado por la tragedia y la violencia, recrear el sentido de la justicia y la memoria, recuperar la vocación del consenso pisoteada por la costumbre de la patota, reinstaurarnos en un mundo dividido y tensionado por la guerra fría, tender una mano solidaria y reparadora hacia los cada vez más argentinos expulsados por el neoconservadurismo importado en los tristes años que precedieron nuestra gestión, en la convicción de que –como sostuvimos ante las Naciones Unidas– no hay paz sin pan, como tampoco hay pan sin paz. Encaramos, los argentinos todos, la ciclópea tarea de reinventar una cultura democrática en la Argentina. Con esas premisas, desarrollamos el gobierno de la transición. Pusimos en marcha diversas iniciativas en todos los campos para empezar a poner en movimiento esos objetivos fundantes, algunas implementadas en su totalidad, otras de forma parcial y algunas truncadas por una oposición que creyó que así debilitaba a un partido y terminó debilitando a la transición: la primera ley de la democracia –la 23.040– derogó la autoamnistía militar que respaldaba el actual oficialismo; creamos la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y en una decisión inédita en la humanidad, nuestra Justicia juzgó y condenó a las cúpulas militares, según las responsabilidades diferenciales que habíamos planteado en nuestra campaña. Impulsamos el crédito hipotecario como nunca antes; otorgamos el Plan Alimentario Nacional a 1.500.000 familias, que no sólo recibieron alimento sino que pudieron acceder a servicios básicos a través de programas como el ProAgua; llevamos adelante programas educativos de reconocimiento internacional como el Plan Nacional de Alfabetización y el Programa ABC; desarrollamos la producción científica y la investigación; construimos hospitales y propusimos un seguro de salud para todos los argentinos rechazado por la oposición; democratizamos las universidades. Impulsamos la producción y el asociativismo (más de 8.000 nuevas cooperativas se crearon en nuestro gobierno); convocamos a todas las fuerzas políticas al Consejo para la Consolidación de la Democracia; pusimos definitivo punto a la visión de nuestros vecinos americanos como enemigos; suscribimos la paz con Chile, refrendada por la mayoría del pueblo y creamos lo que hoy es el Mercosur junto al presidente Sarney, de Brasil; dirigimos nuestra política exterior hacia la amistad con todos los pueblos, el respeto hacia su autodeterminación y la cooperación Sur-Sur… Nos tocó gobernar en uno de los peores contextos internacionales, con una sociedad que estaba despertando de las peores pesadillas y con un aparato corporativo que se resistía a la idea de que el poder reside en el pueblo, oposición y sindicatos que actuaron en forma de ariete para recuperar el poder. También, y sería deshonesto negarlo, con nuestras propias flaquezas y debilidades. Sin embargo, gobernamos la transición con honradez y con sentido nacional, en paz y libertad y con el claro rumbo de la democracia social hacia un Estado legítimo. En 1989, cuando debimos entregar el gobierno de forma anticipada, existía un recalentamiento de la situación política artificialmente producido. Visto ahora, desde la distancia que nos otorga el tiempo, confirmamos lo que creíamos en aquel entonces: con un siete por ciento de desocupación, con libertades individuales plenamente garantizadas, con una infatigable voluntad de diálogo hacia todos los partidos de la oposición y con la firme decisión de entregar el gobierno a mi sucesor con el mayor espíritu de colaboración, en esas condiciones se produjo un estallido que no dejó otro camino que acelerar el traspaso del poder. Asaltos a supermercados, paros parciales cotidianos, huelgas generales, violencia callejera, pedidos del justicialismo para que yo renunciara y discursos que originaban corridas bancarias fueron el detonante. El hambre y la desocupación eran los principales argumentos. Pocos años después, la administración que me sucedió llevó la desocupación al veinte por ciento, cerraron cientos de fábricas, la marginalidad se extendió como una epidemia social, más de la mitad de la población quedó por debajo de la línea de pobreza y se instaló una grave corrupción. Todo eso sin que se produjera estallido alguno. En este contexto, 25 años después estamos conformes con lo hecho. Seguimos caminando hacia una democracia plena con los mismos valores que enunciamos y practicamos, satisfechos de saber –como sostiene Santiago Kovadloff– que el logro radical no fue que la transición se haya dado en los términos anhelados sino, llanamente, en que se haya dado. Conscientes de las enormes deudas que aún tenemos, pero orgullosos de haber puesto la piedra basal de la democracia para siempre en la Argentina. (*) Por Raúl Alfonsín
El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.