El Instituto Correntino del Agua y del Ambiente fue creado por Decreto Ley 212/01, el 6 de diciembre de 2001 para cumplir dos premisas fundamentales: tener una única autoridad de agua y jerarquizar la gestión ambiental en la provincia.

Esta trascendente decisión política, es consecuente con la vital importancia que reviste la cuestión del agua en la Provincia de Corrientes, donde dos tercios de su territorio se ven afectados por problemas hídricos, donde la fluctuación de las condiciones de anegamiento-sequías, es el común denominador que determina una fuerte incidencia en los sistemas de producción e infraestructura de servicios conexa. De allí la conformación del ICAA, que ha contribuido a ordenar normativa e institucionalmente la cuestión de las aguas y la gestión del ambiente, o por lo menos empezar a ordenar. Es un organismo autárquico, con personería jurídica propia del derecho público; el Administrador General es su máxima autoridad, y las áreas de trabajo la conforman la Gerencia de Ingeniería (recursos hídricos), la Gerencia de Gestión Ambiental (medio ambiente) y la Gerencia de Tierras Fiscales, Suelos y Minería. Dicha normativa se adoptó teniendo en cuenta los varios y valiosos aportes de los profesionales nacionales del PROSAP, quienes, en la década del “90, ya aconsejaban un organismo similar al creado. Por ejemplo se hablaba del Servicio de Manejo de Suelo y Agua (SEMSA); del Instituto Correntino del Agua, del Suelo y del Ambiente (INCASA), etc. ANTECEDENTES PARA SU CONFORMACIÓN Las acciones inherentes a los recursos hídricos se encontraban hasta el año 2001 fragmentadas en varios organismos provinciales, que funcionaban como compartimentos estancos en la mayoría de los casos, a saber: Subsecretaría de Recursos Hídricos, Dirección de Hidráulica, Oficina Coordinadora Yacyretá, Instituto Correntino del Agua, y hasta la Dirección de Vialidad también se ocupaba de obras de saneamiento hídrico; de allí que el principal objetivo fue centralizar las actividades en un solo organismo. Con respecto al medio ambiente, en ese entonces existía un organismo llamado Subdirección de Medio Ambiente -poco conocido o casi desconocido-, autoridad de aplicación de la Ley 5067 de Evaluación de Impacto Ambiental. La mayoría de sus evaluaciones estaba orientado a los emprendimientos forestales, beneficiados con la ley de promoción forestal que exige a los productores obtener la Declaración de Impacto Ambiental. Dicho organismo no tenía incumbencias sobre los recursos naturales (fauna, flora, bosques nativos, bosques implantados, áreas protegidas, etc.), a pesar de llamarse “medio ambiente”. Las tareas restantes del organismo están relacionadas con la minería, las tierras fiscales y por primera vez las islas fiscales, al no haber ninguna sanción al respecto hasta la sanción del Decreto Ley 212/01. Luego de cuatro de gestión se puede decir que el espíritu de la ley de creación fue buena, pero no perfecta, o por lo menos, merece un debate, en cuanto a si deben incorporarse áreas de la administración central que no fueron tenidos en cuenta al momento de la sanción de la ley de creación del Instituto Correntino del Agua y del Ambiente. No obstante ello, hoy es una realidad que gran parte de la población e instituciones reconocen las siglas ICAA, como marca registrada. Saben dónde recurrir por los temas de agua, ambiente, minería, tierras e islas fiscales. La tarea siguiente debe ser fortalecerlo institucionalmente con recursos humanos capacitados (“profesionalizar la administración pública”), con condiciones labores acordes para que los profesionales no vean compelidos a emigrar a la actividad privada, luego que el estado lo formó. DESARROLLO SUSTENTABLE El principal desafío que enfrentan los gobiernos es el saber cómo diseñar y aplicar sistemas de gestión capaces de fomentar y conciliar tres grandes objetivos que en teoría llevarían al desarrollo sustentable: el crecimiento económico, la equidad (social, económica y ambiental) y la sustentabilidad ambiental. Hay una búsqueda para lograr metas cada vez más integrales u holísticas, para la gestión no sólo del agua, sino de todo el medio ambiente. Los deseos de alcanzar objetivos integrales u holísticos, participativos, interdisciplinarios y democráticos, sin embargo, sólo se logran en base a diseñar y aplicar estrategias consistentes de largo plazo. Se puede afirmar que gradualmente esta ocurriendo un cambio de paradigma en los enfoques, con un cambio de enfoque fragmentado por sectores usuarios, hacia un enfoque más integrado. No hay que olvidar que la gestión de los recursos hídricos ocupa un lugar preponderante en la gestión ambiental. Entre muchas de las personas que debaten el tema del agua y del medio ambiente hay una serie de intereses creados y grupos que tienen muy claros sus objetivos particulares sobre cómo aprovechar el agua para cierto proceso productivo. Otras personas, con un carácter más ecologista y social, presionan para que las leyes y las organizaciones se orienten más a aspectos de preservación, recuperación y conservación de los recursos hídricos en particular y gestión ambiental en general. Según la Asociación Mundial para el Agua, la gestión integrada del agua es un proceso que promueve la gestión y el aprovechamiento coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico de manera equitativa sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales. CUENCA HIDROGRÁFICA Y MEDIO AMBIENTE El problema ambiental hídrico ha sido estudiado en forma interdisciplinaria por numerosos científicos y técnicos, pero los resultados de esos estudios y también de las propuestas tecnológicas hidráulicas y agropecuarias no han sido valoradas suficientemente en la gestión político-ambiental cuando se toman las decisiones en cada desastre o posteriormente a ellos. Cuenca hidrográfica y medio ambiente están relacionados físicamente, sólo parecen estar divorciados en su tratamiento temático por quien es su principal operador, el hombre. Así como la ordenación del territorio es la mejor herramienta para el cumplimiento de la política ambiental, la gestión del agua es la mejor auxiliar para lograrla. Diversos foros han encarado expresamente esta problemática hidro-ambiental, entre los que se encuentra la Conferencia de Río de Janeiro, cuyo documento principal es la llamada Agenda 21, y en su Capítulo 18, se analiza en detalle los cuidados y políticas ambientales asociadas al agua. El cuidado y la conservación de los recursos naturales, en especial, el agua, el aire y el suelo, constituyen el punto nodal para la toma de conciencia, no sólo de especialistas y empresarios sino del público en general, ya que el ambiente forma parte de nuestras vidas y debemos protegerlo por el bien de todos. El ambiente no sólo debe ser un tema de información sino de educación y formación de conductas orientadas a la preservación de los recursos disponibles. Cómo podemos llegar a diagnosticar los problemas que tiene nuestro ambiente y cuáles son las distintas metodologías que están a disposición para remediarlos y hallar la solución más efectiva, son objetivos dentro del marco de lo que se da en llamar el desarrollo sostenible, es decir, lograr una metodología de desarrollo que no perjudique ni complique a las futuras generaciones. Existe un ámbito físico que asociado al agua, tiene relevancia diariamente en la conformación del ambiente y principalmente de todo desarrollo viviente, esta es la cuenca hidrográfica. El manejo de cuencas hidrográficas constituye la acción capital de la administración de gestión de las aguas. Es un proceso complejo que tiene que ir de la mano con la ordenación del territorio y la ocupación que de él ocurra y con la garantía de que las actividades socioeconómicas que allí se materialicen, lo hagan de manera que garantice la contribución a la producción y consecuentemente a la generación de riqueza de la cual se obtendrán los fondos para la protección de los recursos. Ambiente y desarrollo van junto en la gestión de las cuencas hidrográficas, por ello la gestión de cuencas tiene que abordarse como un gran ejercicio de educación ambiental, que haga comprender a los usuarios del recurso y del territorio su participación en la conservación de un bien, de cuyo uso racional depende su propia actividad económica. Lo principal es comenzar a cambiar la educación de la gente, porque no es consciente aquel que no tiene educación y la educación es un cambio de conducta. PRINCIPIOS RECTORES DE POLÍTICA HÍDRICA El modelo impulsado por la Provincia de Corrientes a través del ICAA, se halla en plena compatibilidad con lo establecido en los Principios Rectores de Política Hídrica de la República Argentina, documento aprobado por todas las provincias argentinas en un Acuerdo Federal de Agua -en septiembre de 2003-, a fin de impulsar las acciones necesarias para la protección y el aprovechamiento sustentable de los recursos hídricos. En el capítulo “El agua y las instituciones”, por ejemplo, aconseja que las provincias tengan una única autoridad de agua y allí Corrientes fue pionera en instrumentar dicho principio, aunque falten algunas áreas. Esta comunión en la gestión, es otro logro a destacar, por cuanto -como ya se dijo antes-, en una provincia donde dos terceras partes de su territorio se encuentran conformada por sistemas hídricos de gran envergadura y particularidad, con procesos de anegamientos recurrentes que provocan importantes afectaciones al sistema productivo, no resulta conveniente -en cuanto a estrategia de intervención en el territorio- gestionar separadamente el agua del ambiente. Merece destacarse, que pese a que en la mayoría de los estados provinciales, las actividades del agua y del ambiente son sectoriales -igual que en la nación-, cuatro gobiernos provinciales han tomado la decisión, a igual que Corrientes, de la unificación en secretarías, subsecretarías, administraciones provinciales, etc., de las áreas de medio ambiente y recursos hídricos, y en algunos hasta incluye a la minería. La experiencia de una única autoridad de agua y ambiente en la Provincia de Corrientes fue expuesta -como modelo-, en el último Congreso Nacional del Agua, realizado en Mendoza. El otro Principio Rector a destacar, que trata al agua y el ambiente, se aconseja articular la gestión hídrica con la gestión ambiental. Para concluir se resalta el Principio que menciona que el aprovechamiento de los recursos hídricos debe realizarse armonizando los aspectos “sociales”, “económicos” y “ambientales” con que nuestra sociedad identifica al agua y hacia esa dirección está enfocada la política provincial. Se reconoce que la única forma de lograr utilizar sustentablemente el agua en beneficio de toda la sociedad, provendrá de encontrar el balance justo en la aplicación de estos tres faros que deben guiar la política hídrica.