Opinión
Decepcionante discurso de Cristina: para no retroceder en las retenciones, legitima una sórdida “caja política” que disfraza de “social”
EDGAR MAINHARD y CLAUDIO CHIARUTTINI (*)
Luego de provocar enormes expectativas en la sociedad acerca de su discurso por cadena nacional, Cristina de Kirchner, con la planificada ausencia de Néstor Kirchner, realizó una decepcionante presentación que sólo permitió corroborar que la crisis que corroe a la política económica es más grave de lo que los Kirchner se encuentran dispuestos a reconocer.
Cristina de Kirchner habló por la cadena nacional de radio y televisión pero las expectativas previas acerca del posible contenido de su discurso fueron muy superiores a las conclusiones que promueve el resultado de su pieza oratoria, Otra vez Cristina de Kirchner ha perdido una oportunidad para retomar la iniciativa en el extenuante conflicto agropecuario. Además de victimizarse, la Presidenta de la Nación tuvo la necesidad de explicar que “en estos 6 meses hemos hecho mucho”. Fue una indeleble señal de que en las encuestas de opinión pública los consultados consideran que Cristina de Kirchner no se caracteriza por sus obras. Luego, la Presidenta difundió un Programa de Redistribución Social consistente en la futura construcción de hospitales, centros de salud, escuelas y caminos rurales, que se financiará con los ingresos impositivos extraordinarios a recaudar por las exportaciones agrícolas. Semejante anuncio quiere decir que, hasta que el campo no protestó por el incremento en la carga impositiva, la Presidenta no tenía ningún Programa de Redistribución Social, y se necesitaron 90 días de arduo conflicto para que el Ejecutivo Nacional “soltara” el diferencial de 6 puntos de alícuota que hoy existen entre el 35% de “piso” y el 41% en que hoy se encuentran las retenciones, a precios de mercado. Sin duda, todos los argentinos deberían agradecerle al campo haber presionado al gobierno de Cristina de Kirchner hasta obligarle a desprenderse de ese diferencial de renta agrícola. Hay un Programa de Redistribución Social gracias al campo. LA POLÍTICA Cristina de Kirchner afirmó que ese Programa de Redistribución consiste en construir 30 hospitales, 300 centros de salud, “soluciones habitacionales” (viviendas populares) y mejorar caminos rurales. Si esa iniciativa hubiera ocurrido hace 90 días, cuando el campo reclamaba que la recaudación de impuestos a la exportación emigraba desde el interior hacia la Nación, gran parte del conflicto podría haberse negociado en un escenario más benigno. El interior siempre explicó que padece de graves déficits en la infraestructura y que la Nación no los resuelve. Pero es imprescindible detenerse en algunos aspectos del anuncio presidencial. Cristina de Kirchner, quien dijo no sentirse o no interesarle asumirse como “estadista”, bien podría tener un gesto que la comunidad interpretaría como surgido de una estadista: Que toda esa obra pública se realice a precios de mercado, no con los sobrecostos que se ha denunciado en sede judicial que han ocurrido (y no solamente en el denominado “caso Skanska”). El malgasto de recursos a través de los sobrecostos, predispone al rechazo de toda la operatoria de parte de los contribuyentes, en este caso los hacedores de la riqueza agropecuaria. Luego, Cristina de Kirchner explicó que el Programa de Redistribución se financiará con el diferencial de 6 puntos porcentuales de diferencia entre 35% y 41% de retenciones, pero ¿qué ocurrirá con ese 35% que sí se lo seguirá quedando el Gobierno nacional para un uso discrecional? Con mucha razón los productores agropecuarios pueden denunciar que ese 35% financia una “caja política” que ahora será legitimada por un decreto del Ejecutivo Nacional que establecerá que gobernadores e intendentes municipales participarán de la asignación de ese dinero. Es lamentable que, necesitados de disciplinar a la “tropa política”, los Kirchner anuncien un decreto que prostituye aún más la asignación del gasto, que incrementa el clientelismo y que no asegura una eficiente distribución sino que prioriza otros “enfoques”, a menudo caprichosos cuando no mezquinos. Por cierto que ese decreto, cuando se publique en el Boletín Oficial, será redundante, porque no establecerá ningún comportamiento diferente a la forma de gestión presente. Pero explicitará el enorme desprecio que Cristina de Kirchner parece sentir por el Congreso de la Nación que ella integró como diputada nacional y senadora nacional. Los impuestos a la exportación deberían ingresar a los recursos presupuestarios y el Congreso de la Nación definir su asignación a través de la herramienta denominada Presupuesto Nacional de Gastos y Recursos. Sin embargo, desconociendo la autoridad del Legislativo, Cristina de Kirchner le concede a otras instancias la decisión del gasto en nombre de la “redistribución social”. Resulta insólita la confusión que tiene la Presidenta de la Nación acerca de qué significa “redistribución social”. Al respecto caben 3 preguntas y sus correspondientes respuestas: ¿LA OBRA PÚBLICA REDISTRIBUYE RIQUEZA? No, la obra pública hace ricos a algunos empresarios privilegiados, pero no supone un cambio en el flujo ni en el stock de riqueza. ¿Más y mejores hospitales redistribuyen riqueza? No, eso podría garantizar, en el caso de que la atención hospitalaria fuese la adecuada, una comunidad con mejor atención sanitaria en las áreas de influencia de esos centros de salud, pero no cambia la distribución de riqueza. ¿Más escuelas de enseñanza pública redistribuye riqueza? No, en caso de que brindaran una educación mejor que la que reciben hoy los alumnos de las escuelas públicas -que es muy deficiente-, ayudaría a obtener alumnos más capacitados pero ni siquiera se garantizaría su salida laboral. En definitiva, el modelo de poder de los Kirchner es tan conservador que no pueden explicar cómo redistribuirían riqueza y, sin embargo, reivindican para sí el mote de “progresistas” que, al menos evaluando estos acontecimientos, resulta un concepto hueco y hasta frívolo. DE NÉSTOR A YASKY Es interesante recordar a “los Kirchner” y no solamente a Cristina de Kirchner. Ocurre que Néstor Kirchner estuvo ausente de la Casa Rosada. Las columnas políticas dominicales y las encuestas de opinión han establecido que cuando Néstor Kirchner irrumpe en escena, devalúa la imagen de la Presidenta, y entonces el titular del partido gobernante fue dejado afuera del Salón Blanco. Cabe preguntarse si el discurso fue destinado a los productores agropecuarios o intentó anticiparse a un análisis próximo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de los impuestos a la exportación agrícola. Si la Corte Suprema fallara que es inconstitucional toda presión tributaria superior al 33% o al 35%, resulta que ahora sería una Corte “insensible” que deja sin financiamiento a un Programa de Redistribución Social. Esa es la trampa que ubican los Kirchner al vincular el incremento en las retenciones a la denominada “deuda social”. Una última reflexión: Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos, se encontraba presente en la Casa Rosada. Desde hace algunos días, apelando en forma desconsiderada a una cita de Agustín Tosco, cuando reivindicaba a la CGT de los Argentinos, en la Casa Rosada se promueve la inclusión de la CTA en la CGT. Pero hasta ahora gran parte de la CTA no parece de acuerdo aún cuando Yasky recibe presiones insistentes desde la Casa Rosada. Entonces, Yasky, quien no consigue la personería jurídica para la CTA se presta al papelón de bufón estable de la corte kirchnerista. Lamentable. Los Kirchner festejan, con alborozo, su nuevo gambito al campo. Pero no pueden evitar que la incertidumbre siga atenazando a la economía que ellos recibieron, en 2003 en expansión, y ante el primer inconveniente, resulta que no pueden sostener el rumbo. Una sociedad pujante no se construye con gambitos sino con estrategias, que es significado bien diferente. El discurso no aporta optimismo. Apenas es el preludio del próximo movimiento del campo. (*) Recibido por Corrientes al Día
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.