El futbolista de Quilmes, acusado de “racista” por Grafite, delantero de San Pablo, ya está de regreso en la Argentina luego de haber recuperado la libertad.

El ex zaguero de Estudiantes y Olimpo llegó poco después de las 22.30 a la Argentina, luego de permanecer detenido durante más de 36 horas acusado de racismo por Grafite, delantero de raza negra que integra las filas del San Pablo. El defensor, quien quedó en libertad en horas del mediodía luego de pagar una fianza de 10 mil reales (3.900 dólares estadounidenses), se encontraba mal anímicamente por al arribar al aeropuerto internacional de Ezeiza en un vuelo de la compañía brasileña TAM. Familiares y algunos simpatizantes de Quilmes aguardaron la llegada del jugador en el aeropuerto Ministro Pistarini para brindarle todo su apoyo. El defensor arribó junto a otros jugadores del plantel, entre ellos los defensores Nelson Vivas y Agustín Alayes, y el arquero Marcelo Pontiroli, mientras que el resto de la delegación tenía previsto hacerlo pasada la medianoche. Una vez en Ezeiza, Desábato y el entrenador Gustavo Alfaro se retiraron por otro sector del aeropuerto -un túnel que comunica con el espigón de Aerolíneas Argentinas-, para evitar todo contacto con los medios de prensa. Uno de los pocos que se detuvo a conversar con la prensa fue Pontiroli. “Vivimos una película de terror y no tengo dudas de que lo de Desábato fue algo premeditado. Por suerte le cambiaron la causa a la carátula inicial que era de racismo, pero al no poderse comprobar, le pusieron injurias e insulto”, afirmó el guardavallas. Desábato fue detenido al término del partido que San Pablo le ganó a Quilmes por 3-1 en un choque válido por la Copa Libertadores disputado en el estadio Morumbí, tras ser acusado de haber cometido un “delito de injuria calificada con agravante de racismo”, delito que prevé una pena que va de uno a tres años de prisión. El futbolista cervecero fue autorizado a salir de Brasil luego de firmar un documento en el que se compromete a regresar cada vez que la justicia brasileña se lo solicite, según informó Ansa. Desábato abandonó la comisaría donde estaba detenido poco después del mediodía vestido con la camiseta de entrenamiento azul de Quilmes, y fue insultado por una decena de simpatizantes de San Pablo, quienes aguardaron su liberación. Luego de haber efectivizado el pago de la fianza, los letrados del argentino subrayaron que la prisión del atleta “fue un abuso”. “No había necesidad de detenerlo en público, en el medio del estadio y de haberlo mantenido dos días en prisión”, sostuvo el abogado Carlos Méndez. Los abogados de Desábato habían intentado pagar la fianza el jueves14 , pero no consiguieron reunir el total del dinero antes del horario del cierre judicial. El defensor debe responder por “injuria calificada con agravante de racismo”, delito que prevé prisión de entre uno a tres años. La detención del futbolista provocó hoy que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, aclarara que el jugador estaba detenido acusado de “delito de injuria calificada con agravante de racismo” y no por “racismo” ya que hubo un cambio de carátula. Aclaró también que su interés por el caso se debe “a que siendo el titular del Ministerio del Interior y teniendo migraciones a mi cargo, la nueva ley de migraciones nos confiere la tarea del seguimiento de los argentinos en el exterior”. Por su parte, el canciller brasileño, Celso Amorim, negó hoy que la prisión del argentino por haber insultado a Grafite pueda afectar las relaciones diplomáticas entre Brasil y Argentina. “Ese es un problema de la Justicia y debe quedar en la Justicia”, afirmó y se mostró de acuerdo con las declaraciones del embajador argentino en Brasil, Juan Pablo Lohlé, quien dijo que, a su juicio, Desábato debería pedir disculpas por lo que hizo. “Me parece muy que (Lohlé) haya dicho eso. Yo pienso lo mismo”, finalizó Amorim. El diario Folha de San Paulo, el más vendido de Brasil, advirtió hoy que el argentino puede haberse convertido en “chivo expiatorio” de la rivalidad futbolística entre ambos países. “Desábato obviamente cometió un delito (injuria agravada por racismo), pero parece estar pagando sólo por las rivalidades de varias generaciones de jugadores argentinos y brasileños”, dijo hoy Folha en su principal editorial, según un despacho de Ansa. Para el medio brasileño, “salta a los ojos el celo con que las autoridades están cumpliendo las determinaciones legales. No hay partido de fútbol en que jugadores no intercambien insultos, frecuentemente de carácter prejuicioso”. Y agrega: “Ningún caso que se sepa resultó en una queja y una prisión en flagrante. Al aplicar la ley con tanta diligencia contra un argentino, se puede estar incurriendo en el mismo tipo de prejuicio que la legislación apunta a cohibir”. (Fuente: TyC Sports)