“Todos hemos pensado hacer un trío y el que diga que no, miente”. Conrad Son coproduce y dirige las escenas eróticas de “Entre pocs i massa”, en el teatro Capitol.

(lavanguardia.es) Conrad Son es uno de los directores de películas eróticas más populares de nuestro país, siendo, de hecho, el más internacional, pero su popularidad se debe a que es el único que ha hecho películas eróticas en catalán, como Les excursionistes calentes o películas pensadas para mujeres, Laura está sola, además de participar en ferias eróticas, publicar un libro (Catalanes Calentes) o tener sus propios espacios en televisión. Ahora, su nuevo proyecto fuera de las pantallas es Entre pocs i massa, una comedia teatral que ha coproducido y en la que ha participado en la dirección erótica de algunas escenas. El montaje dirigido por Jordi del Río, estrenado oficialmente hoy, estará en el teatro Capitol hasta finales de mes y volverá después del verano. Capitol, Jordi, Laura, Girona, Bruce Willis, Barcelona, Bruce Lee, Carrefour, Eso -¿Entre pocs i massa es la típica comedia de enredos? -Sí, es una comedia de enredos pero aquí las puertas se sustituyen por escenarios y lo cómico sale sobre todo de lo inteligente de los diálogos, de las confusiones y los malentendidos, algo usual en el mundo de la pareja. -¿Qué papel juega el vídeo? -Es como los bocadillos de los cómics, alguien piensa “este tío está muy bueno” y aparece en vídeo. Se ven los sueños, las imaginaciones o sirven para dar aceleración y distintos planos a una escena de sexo. En el teatro tienes un único plano general y frontal y un momento de sexo visto así es muy aburrido. De modo que fusiona un poco los dos géneros, por eso me hacía ilusión el proyecto, no aparecen imágenes rodadas para mi lucimiento personal, sino que cazan muy bien con el montaje. -¿Cómo ha ido a parar un director de películas eróticas y porno a una obra de teatro? -Bueno, de hecho yo empecé así con una obra llamada Algil, pero hablamos de hace muchos años, cuando aún me peinaba. Igual que con el porno, yo lo hacía todo, dirigía, producía, actuaba… Aquí tenía la oportunidad de participar en un proyecto medio montado y de volver a los escenarios. En definitiva, con la obra tratamos de transmitir emociones abordando un tema común: hacer un trío, algo que todos hemos pensado alguna vez y el que diga que no, miente. Pero hay quien se atreve a llevarlo a la práctica. -¿Cómo ha sido trabajar con actores que no vienen del mundo erótico? -No ha sido fácil porque hay cierto estigma, dicen “a ver si voy a parecer un actor porno”… En cambio, nadie diría, “¡a ver si pareceré Bruce Lee en una película de acción!” Encasillarse les da mucho miedo. Además, en un escenario te desnudas y estás ante más de 300 personas, la intimidad de un rodaje es distinta, no hay ni 10 personas viéndote. Es complicado estar desnudo casi sin distancias con el otro, tienes que acostumbrarte a su piel, a su cuerpo. En el fondo el sexo no es distinto para un actor porno que para un oficinista de banco, la única diferencia es que a uno lo graban y al otro no, pero como aquel que dice, en el sexo, todos lo hacemos igual. -Según decís, la obra busca que se pueda hablar de la sexualidad más libremente, rompiendo tabúes, ¿aún existen muchos? -Sí, sólo hay que ver que el cásting fue complicado y eso que el mundo artístico es bastante más libre. Estamos en una situación de fuertes contrastes, hay toda una parte de gente que casi no tiene tabúes y otra que va 500 años atrasada. Por eso, cada vez más, sólo tienes que irte a una playa y ver que hemos pasado de gente que va desnuda a gente que no se quita el burka. -¿Y hasta qué punto el mundo del audiovisual erótico puede ser instructivo y ayudar a romperlos? -Depende de cómo lo hagas, puedes hacerlo más educativo o no. Lo que no me gusta es que exijan al sector que sea pedagógico. Tenemos que enseñar cómo se pone un preservativo, pero nadie le exige a Bruce Willis que muestre cómo carga un arma. Es como la obra de teatro, no es pedagógica, es entretenimiento y eso es lo que el espectador viene a buscar y, si además, encuentra el mensaje, mejor. -Aunque las películas porno son una escuela de formación y una manera de iniciarse en el sexo para mucha gente… -Sí pero eso no es nuestra culpa. Yo por ideario personal me gusta que sea pedagógico, que aparezcan preservativos y cosas por el estilo, pero no se debería obligar. ¿Acaso hay algún musical educativo? Bailan, pero no te enseñan cómo hacerlo. -¿Las mujeres hablan más de sexo? -Las mujeres comparten espacios de intimidad que los hombres no. Van al lavabo juntas, duermen juntas (a mí eso con un hombre no se me ocurriría), se dejan un tampón… esas “cosas nuestras” que dicen. Pero es todo lo relacionado con la sexualidad menos erótica. Los hombres no hablamos de problemas sexuales, ¡como no tenemos…! Decimos “me he tirado a cuatro”, pero no vamos más allá. -¿Pero consumen más productos eróticos? -Eso es complicado todavía, la mujer hay muchos temas que aún no toca. Pero, en cambio, con el Tapper Sex es más fácil, porque mediante el humor consigues que se dejen ir y que una mujer se deje ir cuesta, pero cuando lo hace… El porno no gusta a las mujeres, como mucho lo soportan, como el fútbol. Habrá un sector moderno, con estudios, que sí le guste pero si sales de Barcelona o Girona, no. De hecho, que les guste el fútbol o el porno no tiene que significar que sean más modernas, en absoluto, ni que no les guste más el sexo. El porno y el sexo no tienen relación. -¿Qué tiene que tener una película erótica o porno para que guste a las mujeres? -Argumento, número uno, emoción y sentimientos. La atmósfera también es importante, un hombre tendría relaciones en el Carrefour, una mujer no. Eso no significa que no puedan hacer un “aquí te pillo aquí te mato”, pero el lugar y todo lo que rodea es importante. Como tampoco cogerían a un chico en la carretera por bueno que esté. Nosotros follamos y ellas se relacionan. -¿Todo esto no es un poco tópico? -No. Un hombre en una conversación de mujeres aún molesta y yo aún no he visto una mesa de matrimonios, hombres y mujeres, hablando de sexo. -¿Que a las mujeres no les guste el porno tiene que ver con cómo está hecho? -Sí, para mi la mayor parte del que se hace es horroroso y está hecho para los hombres. Un tanto por ciento altísimo tienen cero argumento y se basa en comportamientos o actitudes de maltrato a la mujer, a mi eso no me gusta, no me pone. A mi me gusta el sexo como concepto, el lenguaje corporal, el sentir… Haciendo el libro (Catalanes Calentes) he hablado con muchas mujeres y me he dado cuenta que pocas tienen sexo por sexo y que si lo hacen a los 40 se sienten vacías y buscan el amor de su vida, que quizá les quedó en una de esas noches locas. Una mujer rondando los 40 soltera es una fracasada y un hombre con la misma edad, bien situado, es un triunfador, todo el mundo dice “mira que bien vive”. Para nosotros es más fácil ligar a los 40 que a los 20 y para las mujeres al revés. Nosotros nos hacemos interesantes y ellas envejecen. -¿Por qué hacen falta películas eróticas en catalán? -Porque hace falta que la gente entienda que la normalización de una lengua pasa por todo. El problema es que creemos que el catalán está ligado a la cultura y el erotismo se excluye de la cultura ya que, tradicionalmente, se ha vinculado el sexo o bien a una cuestión reproductiva o el vicio y eso no es así.