Se trata de cuatro maestros que hace tres años trabajan en la institución educativa. El 28 de abril del 2008 se hicieron los reclamos, uno a la Dirección General de Enseñanza Privada (DIGEP) y otro al actual Ministerio de Educación de Corrientes, ambos respondieron que analizarían el tema, pero hasta el momento la entidad no recibe solución alguna. Lo lamentable también es que, no recibieron la copa de leche.

En tiempos en que los docentes reclaman el pago de sus haberes, que se respeten sus derechos laborales y se reconozca el esfuerzo que día a día hacen para estar al frente de las aulas, a pocos kilómetros de la capital correntina existen cuatro docentes que trabajan sin cobrar por sus servicios. Este es el caso del pequeño poblado de San Miguel, ubicado a 160 kilómetros de Capital, lugar donde, desde el año 1993, se instaló el IP 65 Instituto Betania. El instituto, que comenzó como un pequeño jardín con 23 alumnos, hoy cuenta con una matrícula de 120 alumnos. Al frente de la dirección, hay una maestra llamada Karina Erika Martina y una maestra jardinera, Vanina Farran. Sólo estas dos personas cobran por tener a su cargo a los chicos. Pero lo lamentable es que, a fin de atender la creciente demanda educativa, cuatro docentes trabajan sin cobrar un sueldo por su trabajo, algunos desde hace tres años. “Hay dos maestros especiales, el profesor de Educación Física, Javier Franco; la profesora de Plásticas y Música, Mariela Arriola; y dos maestros de grado, Ángel Rodríguez y Cinthia Blanco” dijo el representante legal del instituto, Justo José Rodríguez. Por parte de la institución se hicieron cerca de tres reclamos, uno a la Dirección General de Enseñanza Privada (DIGEP) y otro al actual Ministerio de Educación de Corrientes, ambos respondieron que analizarían el tema, pero hasta el momento la entidad no recibe solución alguna. “El 28 de abril del 2008 se presentó una nota para el Expediente 327-18-04-0877/0 en el que se reiteraba el pedido de plazas para el IP 65 Instituto Betania. En esta nota se insiste en el pago al personal docente bajo la reglamentación de la Ley 3.582” explicó José Rodríguez. Mientras tanto, Angel Rodríguez, quien presta servicios en la escuela desde hace tres años, señaló que “la situación es apremiante porque se suman cada años más chicos y no damos abasto, no se puede enseñar por parte a todos los alumnos y nosotros no nos podemos partir en dos” sentenció. LOS INICIOS DE LA ESCUELA El instituto se inició en el año 1993 como jardín maternal. Después, los mismos tutores pidieron la apertura de más salas y así surgió la sala verde, la sala rosa, hasta llegar a sexto grado. “Yo me desesperé, ya que teníamos una asistencia masiva y pedí al DIGEP para que, por medio de esta Dirección, se oficialice el instituto. En el año 2000, por disposición, el Instituto IP 65 Betania pasó a depender del DIGEP” dijo José Rodríguez. El paso siguiente fue el pago a los docentes que prestarían servicio en la institución. “Después de varias gestiones, nos pagaron a dos docentes, quienes ahora se desempeñan una como directora y otra como maestra jardinera” rescató. Para la creación y concreción del establecimiento, el pequeño pueblo recibió ayuda de una Iglesia Adventista Sueca con el programa implementado por este país denominado PMU, siglas de lo que, traducido de dicho idioma, significaría: “una ayuda para el chico que está a punto de caer del sistema”. Pero con la donación de Per Ake Enström, quien vino directamente desde Suecia por pedido de Silvia A’xell de Ezlajchotta de la Iglesia de Betania Nyhem (quien se ofreció como mediadora), no se pudo hacer todo. Si bien la entidad benéfica se hizo cargo de la construcción, no puede hacerse cargo del pago a los docentes. Es por ello, y teniendo en cuenta que la entidad creció para educar a más niños, que el representante legal de la institución pidió ayuda al Ministerio de Educación de la Provincia. “Yo me saco el sombrero ante los docentes que están trabajando gratis. La verdad es que deben amar mucho su profesión para todos los días venir sin ver, a fin de mes, ninguna retribución a su trabajo” dijo José Rodríguez. “La única retribución que te empuja a seguir, por ahora, es ver que los alumnos se instruyen y asisten a la escuela en tiempos en que es muy difícil contener a un niño en un banco” mencionó Ángel Rodríguez. Con la ilusión de que se encontrará una respuesta viable, más que nada para y por los niños, el representante legal comentó: “Mi intención es que la escuela se construya más, hacia arriba, donde podemos instalar un salón de usos múltiples y así tener una escuela de artes y oficios, porque acá en este pueblo, por ejemplo, hay mucha demanda de electricistas pero no hay tantos y tenemos que esperar meses si se nos rompe algo y así con otros oficios”. UNA GOTA MÁS PARA EL VASO Este mes los chicos no recibieron la copa de leche, sólo toman mate cocido. Los alumnos asisten al centro educativo desde distintos lugares y algunos salen muy temprano sin desayunar. Según los docentes, “la institución recibió siempre la partida de alimentos que la Provincia distribuye a través de la Secretaría de Desarrollo Humano, por medio de la Subsecretaría de Acción Social, pero este mes no llegó”. Los reclamos se hicieron, pero hasta ahora no se obtienen respuestas. A pesar de ello, alumnos y docentes asisten a la escuela con muchas ganas de cultivar y cultivarse.