Opinión
Dos deudas con muchas similitudes y llenas de contradicciones…
LA DEUDA EXTERNA Y LA “DEUDA AMBIENTAL” (*)
La dictadura militar y los posteriores gobiernos democráticos comprometieron el futuro de 36.000.000 de argentinos convalidando una deuda con mucha ilegitimidad.
Gran parte de la deuda externa argentina fue deuda privada “estatizada”, una deuda que le correspondía afrontar a numerosos bancos e importantes empresas, que desde luego consideraron privadas sus ganancias y socializaron las pérdidas, un negocio perfecto. Y con el corralito del 2002 volvieron a cometer una acto de injusticia similar… provocaron una fuga de capitales para asegurar sus ganancias y las consecuencias las pagaron los ahorristas. La ilegitimidad a la que se hace referencia tiene múltiples argumentos muy sólidos: la deuda adquirida por un gobierno ilegítimo como fue la dictadura militar no puede ser considerada válida, porque quienes la tomaron no eran legítimos representantes de la sociedad; la deuda privada es privada y no de todos los argentinos ¿o a caso una maestra de frontera, un médico rural, un mecánico en su taller de barrio, etc. hizo uso de ese crédito?; y peor aún, cuando gran parte de la deuda externa no representaron pérdidas para los bancos y las empresas que las adquirieron sino considerables ganancias en muchos casos entre las casas matrices de los bancos y sus filiares en el país, y que para colmo con la complicidad y corrupción de los funcionarios de turno la estatizaron. La ilegitimidad de la deuda podría contar con argumentos mucho más sólidos aún si esos integrantes de dictaduras militares y funcionarios corruptos que trabajaron para los intereses extranjeros o de unos pocos con el voto de los argentinos, hubieran sido correctamente procesados en tiempo y forma. Hay antecedentes internacionales donde deudas tomadas en situaciones ilegítimas, fueron consecuentemente consideradas ilegítimas y por ende declaradas como nulas o al menos se mantuvieron en su estatus de “privadas”. La deuda legítima de la Argentina es una deuda interna, con la niñez, con los sin techo, con los desempleados, con los pueblos originarios, con la salud, con la educación, con la ciencia y la tecnología, con las pymes… Esa es la verdadera y más importante deuda que tiene el país. En los `90 los mismos grupos hicieron esta vez a la inversa, se quedaron mediante las privatizaciones con lo que podían ser del patrimonio estatal grandes negocios y dejaron para el estado aquello que representaba deuda “social”. Hace por lo menos tres décadas que estos grupos vienen haciendo negocios sin riesgo a costa de todos los argentinos y con la complicidad de funcionarios corruptos. Siempre se quedan con el negocio “a medida”. Ahora bien, del deterioro y la contaminación del ambiente tenemos un “grado” de responsabilidad todos los seres humanos que habitamos sobre el Planeta, pero indudablemente ese grado de responsabilidad es muy desigual. Y nuevamente en lo que podríamos llamar “deuda ambiental” vuelve a suceder lo mismo que con la deuda externa. Las ganancias de las empresas que impactan en el ambiente son privadas, y los desechos que dejan en nuestro aire, en nuestra agua y en nuestro suelo son “socializados”. Veamos lo que sucede por ejemplo con la limpieza de ríos, una buena parte de la contaminación tiene nombre y apellido, empresas responsables, sin embargo los gobiernos comúnmente toman para sí la responsabilidad de efectuar el saneamiento con arcas de estado o aún tomando préstamos a costa de nuevos endeudamientos. ¿Porqué todos los ciudadanos tienen que pagar con sus impuestos o endeudarse para tomar las medidas de remediación? ¿no correspondería que lo paguen con sus ganancias quienes contaminaron? Y otra vez, nadie consultó a los ciudadanos para ver si querían que les contaminaran su agua, aire o suelo, no vieron ninguna ganancia, pero heredaron por supuesto los desechos… Las empresas no deberían impactar en el ambiente o al menos deberían disminuir al mínimo posible el impacto si no hay al presente una tecnología más apropiada; ante ese mínimo impacto afrontar las medidas de remediación y hasta se les podría llegar a considerar como servicios ambientales el uso del agua de un río por ejemplo, por lo que deberían pagar su derecho de uso al estado. En una escala ya global, grupos económicos de los países “del primer mundo” saquean las recursos naturales de los países “del tercer mundo” con la complicidad de sus gobiernos, disfrutan de sus beneficios y nos dejan sumergidos en una mayor pobreza y contaminación. Los beneficios a una calidad de vida buena y sana, con aire puro, con agua potable, suelos descontaminados… son Derechos Humanos básicos. ¿Alguna vez la historia podrá ser distinta? Nuestra sociedad ya no merece heredar deudas y desechos… Cada uno de los involucrados en estos ilegítimos negocios a costa de toda la sociedad son y serán responsables de miles de chicos desnutridos, de miles de analfabetos, de la mala atención hospitalaria de millones de argentinos, de miles de damnificados por inundaciones que podrían evitarse con esas obras que nunca se hicieron, etc. Y desde luego esta situación se repite en casi todos los países de América Latina. Que contradicción… como gobiernos de países que llevan a delante hoy guerras para “liberar” a los pueblos de “autoritarismos opresivos e ilegítimos” hace unas décadas atrás no opinaban lo mismo y convalidaban dictaduras militares y deudas ilegítimas a costa de los pueblos. ¿A caso tendrán discursos a medida? ¿a caso aprovecharán una aparente buena causa de grandes valores con verdades a medias para hacer una gran negocio? Pero que nos puede sorprender si por un instante reparamos en que grupos económicos de esos propios países con la complicidad también de sus gobiernos y la manipulación de la opinión pública llevan a sus propios países a la guerra para alcanzar negocios “privados” a costa de la vida y seguridad de sus conciudadanos. Lo privado es claramente privado y resguarda sus intereses mientras que lo estatal es de todos, y como se suele decir… a su vez “de nadie”. Para colmo muchos funcionarios han estado más interesados en defender los intereses privados, que los de todos. En la medida de que la ciudadanía abandone la indiferencia, esté atenta y elija mejor a sus representantes, que sean hombres y mujeres de grandes valores deseosos de quedar en la historia por sus obras, por crear escuelas, hospitales, universidades, programas efectivos de reinserción laboral, etc., la historia tendrá un final distinto… El sector privado merece contar con todas las garantías, tiene derechos y deberes, pero también el estado, que debe garantizar con total igualdad los derechos y deberes de todos los ciudadanos que habitan este rico y extenso territorio argentino. No debería verse mal que el país busque una inserción en un mundo cada vez más globalizado, con capitales extranjeros, empresas multinacionales, etc. pero procuremos hacerlo con dignidad y altura, defendiendo siempre los intereses de nuestra gente. No comprometamos nunca más nuestro futuro y el de nuestras generaciones venideras. Tengamos un futuro digno y con mayores posibilidades de progreso para los sectores postergados. (*) Recibido por Corrientes al Día por Adrián Giacchino Director de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (Bs. As.)
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.