Opinión
El desmantelamiento naval y la grave afectación de los derechos argentinos
ALBERTO F. ROBREDO (*)
El año pasado el país se conmocionó. El rompehielos Almirante Irízar parecía irse a pique, y con él sus tripulantes y pasajeros. Pero finalmente el Irízar llegó a puerto y antes arribaron ilesas las 240 vidas humanas que llevaba a bordo.
Las condiciones del Irízar deplorables. Tanto que posiblemente deba pasar por un reemplazo definitivo pues los costos anunciados de su reparación son tan elevados que quizá valga mas la compra de uno nuevo que su restauración mas allá de los presupuestos que en Argentina se suelen realizar para duplicar o triplicar las ganancias. La tragedia que pudo acarrear el Irízar sirvió para mostrar que el desmantenimiento del material naval permite avizorar como posible otro accidente y que ese sea acompañado por el luto y la pérdida sin atenuante. Es más: eso también sucedió pero en el ámbito de la aviación naval en que la caída de una aeronave de solo una aeronave, implicó la pérdida de aproximadamente el 20% de la aviación naval. Por cierto que la muerte acompañó al precipitado a tierra: catastrofe sin atenuantes pero con rápido olvido o presto silencio para ser mas veraces. Según la ley respectiva el funcionamiento del sistema de Defensa Nacional que es derecho y deber debe orientarse a las necesidades del País y su permanente actualización y abarca al continente, Islas Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur, y sus espacios marítimos y aéreos. En contra de las leyes, desde el tándem Menem – Cavallo hasta hoy, ha sido política de Estado la pauperización presupuestaria para el mantenimiento de las FFAA. En lo que toca a la Armada no resulta exagerado afirmar que su desmantelamiento es tal que permite ver al colapso como lo más destacado del horizonte. EL ESPACIO MARÍTIMO El territorio sobre el Océano Atlántico en que Argentina ejerce jurisdicción o soberanía es gigantesco y se extiende con inmensas riquezas, desde la desembocadura del Plata hasta los confines australes. Con recursos vivos de gran valor económico y humano, en él se distinguen el mar territorial y la zona económica exclusiva (ZEE). Aquél extendido hasta las 12 millas marinas a contar desde las líneas de base de la costa continental argentina, y ésta que llega hasta las 200. En esos espacios que parecen infinitos la presencia activa y dominante de la Armada resulta vital como defensa y como garante del desarrollo ya que no existe explotación sin aptitud para su preservación. No se es dueño de lo que no se puede cuidar. Esas aguas bañan la plataforma continental, con lecho y subsuelo plenos de riquezas minerales y de recursos no vivos. Baste con subrayar que se supone que el 90% de los hidrocarburos de los fondos marinos está en las plataformas continentales (conf. Davérède, Alberto Luis, La Plataforma Continental, Eudeba, pág. 26). El territorio marino está internacionalmente regulado por la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar y sus normas derivadas, ratificada por Argentina el 1.12.1995, que considera que los recursos vivos son reserva de la humanidad y obliga a los Estados costeros a explotarlos para su desarrollo, para satisfacer sus necesidades propias y para contribuir con los sobrantes a paliar el hambre y las desigualdades que afectan a los países en desarrollo. El Estado costero tiene una misión primordial con responsabilidad internacional en caso de incumplimiento: preservación y protección del medio marino, que también se extiende respecto de buques extranjeros que operen en el mar territorial y en la ZEE, y de actividades en el espacio aéreo. O sea que la presencia eficiente de la Armada resulta imprescindible para preservar las riquezas de propiedad argentina la Administración argentina; Para disfrutar de su explotación, para impedir su depredación y que extranjeros extraigan nuestras riquezas sin control, sin participación al erario argentino y para evitar responsabilidad de la República por incumplimiento de las obligaciones asumidas con la comunidad internacional. LA ANTÁRTIDA Más allá de su pretensión soberana, el país tiene derecho y responsabilidad en todo el territorio antártico como efecto del Tratado Antártico que Argentina ratificó el 23.6.1961. El Tratado y las normas derivadas nos ponen en obligaciones que afirman los derechos argentinos en la Antártida cuyo vigor está dado por la intensidad con que Argentina cumpla con sus obligaciones y más allá de ellas, con sus aspiraciones ya que éstas son principio de medida del derecho. Sin aspiraciónes no hay derechos y sin ejercicio de potestades y de esfuerzos no hay exteriorización de aspiraciones, ni de aptitudes ni de competencias. En la Antártida los derechos se afirman en la presencia científica pero ella requiere de la colaboración estrecha de las FFAA entre las cuales la Armada juega un rol eminente que no resulta viable si está desmantelada. No puede hablarse de la Antártida sin señalar como una rémora mas de la actual política de Estado la función directriz en el tema de la Dirección Nacional del Antártico ocupada desde agosto de 2003 por un lego designado transitoriamente por 180 días, prorrogados de vez en vez hasta hoy para eludir el concurso de rigor que eliminaría la dádiva sin mérito y en detrimento del país. EL DESGUACE NAVAL ¿Y que pasa con la Armada? La aviación naval desapareció porque un puñado de unidades aéreas, antiguas y desmantenidas, no constituye una aviación naval. Por cierto que la totalidad de esas unidades empalidece frente a la flotilla de uso personal del o de la Presidente. Los pocos buques que operan en número asombrosamente insuficiente, en gran parte están excedidos en su tiempo útil y requieren de reemplazo, o remozamiento y modernización, a mas de una urgente ampliación. Zarpan con sus sistemas en deficientes condiciones. Los buques y tripulaciones registran un promedio de 20 días anuales de navegación siendo que 150 ó mas días son los mínimos requeridos en cualquier país, y ni qué hablar cuando se cuenta con un gigantesco litoral marítimo como el argentino. Ni el personal ni el material están en condiciones de cumplir con las exigencias que hacen a la vitalidad y a la subsistencia del país. Valga como ejemplo que la Flota de Mar tiene 14 buques de los que solo 3 están en adecuadas condiciones. Chile cuenta con ¡64 buques! en perfecto estado. Ni hablar de Brasil, que hasta dos portaaviones tiene. Para que no hayan dudas: Argentina llegó a una crisis naval severa con el riesgo que ello supone para la integridad, el desarrollo, la exploración y la explotación de una porción tan importante de su patrimonio como lo es el gigantesco territorio marítimo, a mas de lo atinente al antártico. Esta crisis es la resultante de una política que considera a las FFAA como ajenas al Estado y hasta antagónicas con él siendo que constituyen parte del Estado manifestándose dentro del ámbito de su competencia. Esto dicho sin mengua de la responsabilidad que les cabe en la destrucción de las FFAA a quienes inicuamente condujeron el último gobierno militar. Los instrumentos jurídicos, organigramas y planes que toman estado público en la realidad de los hechos no van mas allá de la regulación y el planeamiento para carcazas semi vacías, con pretensión de ser continuadas en su desmantelamiento. Esto incluye a las informaciones o desinformaciones brindadas por el Ministerio de Defensa en laque se adulteran cifras, hechos y situaciones que inclusive, de no haberse adulterado tampoco constituirían siquiera mero paliativo. La Armada está en virtual colapso y ningún anuncio o informe de los proporcionados es inicio mínimo de reversión. ¿Odio? ¿Ineptitud? ¿Proyecto en ciernes de tercerización bolivariana de nuestra defensa? ¿Odio, mas ineptitud, mas proyecto de tercerización en marcha? Cualquiera sea la causa eficiente solo hay un final predecible: el absoluto daño patrimonial y político para la República, a soportar por nosotros y por las generaciones futuras. (*) Especial para Redacción Corrientes al Día desde Buenos Aires
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.