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Opinión

El enigma Firmenich ¿Montonero y doble agente?

FERNANDO PAOLELLA (*)

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Hace un par de años, el ex dirigente montonero Mario Eduardo Firmenich huyó de España con paradero desconocido. Una vuelta más de tuerca en la controvertida existencia de este personaje, que evidentemente esconde más de lo que parece.


Pero a pesar de ese manto enigmático, siempre de sospechó que este personaje jugaba a dos puntas. El periodista y escritor estadounidense Martin Andersen, autor de Dossier Secreto, lo califica sin ambages como “un flautista de Hamelin contemporáneo que condujo a la muerte a una generación”. En el citado libro, Andersen le da con un palo a la reputación revolucionaria de Firmenich: “La sospecha de que Firmenich podría hacer sido un agente de inteligencia data desde el secuestro-asesinato de Aramburu. La confirmación definitiva de su actividad como agente doble, sin embargo, proviene de un diplomático retirado de los EE.UU. que vivió en la Argentina durante toda la década del 70. La fuente a la que la embajador Robert Hill había encomendado la tarea de vigilar la amenaza de la guerrilla, tenía acceso directo a los oficiales superiores del Ejército argentino. El norteamericano dijo que Alberto Valín, un coronel que trabajaba para el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército en Buenos Aires le contó que era el que trataba con Firmenich. Valín, considerado por la embajada ‘definitivamente creíble’, había dado a los norteamericanos abundantes datos de inteligencia invalorables. El diplomático dijo que Firmenich empezó a cooperar con la unidad 601 a principios de la década del 70, cuando los Montoneros pasaron abiertamente a la izquierda. Su ayuda fue “ideológica al principio, y luego por la excitación que le provocaba” según el norteamericano. El Ejército lo trató con “mucha inteligencia”. El diplomático, que dijo haber mandado extensos despachos a Washington sobre el tema, afirmó que una de las primeras tareas encomendadas a Firmenich fue la de ayudar a desacreditar a los Montoneros. Como los peronistas de izquierda habían en gran medida abandonado la política armada a mediados de 1973, era necesario apartarlos del reformismo de izquierda y llevarlos a actividades o presuntas acciones que los convirtieran en parias políticos. Así pues, a través del propio Firmenich o por medio de “tabicados” (emisarios que cumplían sus órdenes manteniéndose ellos mismos y sus acciones desconectados de él, hizo que los Montoneros recibieran el crédito de una serie de espectaculares, pero políticamente costosos, asesinatos que no habían cometido. Uno fue el asesinato de Rucci; otro el de Mor Roig. “Los Montoneros declararon que habían estado implicados en los asesinatos de Rucci y otros para parecer más poderosos. Lo hicimos para mostrar que “eso es lo que yo (Firmenich) estoy haciendo como dirigente”. El diplomático dijo que sabía que varios otros asesinatos políticamente explosivos, como el de Mor Roig, del que López Rega o el Ejército eran responsables, pero del que los Montoneros recibieron el oprobio. Firmenich también suministraba a la unidad 601 montoneros que podían estar “dados vuelta”, dispuestos a trabajar como agentes dobles. Clave para la actuación revolucionaria de Firmenich, dijo el diplomático, era la estructura clandestina compartimentada de los Montoneros. Aunque esta red permitía que algunas células, particularmente en Córdoba, escaparan al control de Firmenich, la estructura jerárquica a su vez permitía ofrecer a los auténticos guerrilleros tan poca información como fuera preciso, recurriendo al criterio de “conocer sólo lo necesario”. La estructura celular era un mito y Firmenich reforzaba ese mito en cada oportunidad diciendo: “Miren lo que hicimos. Esta es la razón por la que tenemos que mantener nuestra estructura celular”. Más adelante, Andersen lo despedaza con la precisión de un cirujano: “La cooperación de Firmenich con el Ejército, bien conocida por la comunidad de inteligencia de los EE.UU. ayudó a los militares a justificar el terrorismo de Estado y la toma ilegal del poder.” Aunque ninguno de los casos de infiltración conocidos iguala en cinismo y en derrame de sangre a la cooperación brindada por Firmenich a la inteligencia del Ejército, como ocurre en el caso de las infiltraciones en grupos extremista italianos, surgen preguntas importantes sobre la autenticidad de la autoría, los motivos y los propósitos de gran parte de la violencia de izquierda en América Latina durante más de una década y, en menor grado, en Europa. ¿Cuál era el límite -si es que lo había- entre infiltración e instigación? ¿Quién se benefició con la violencia? ¿Hasta que punto estos falsos flautistas de Hamelin de la revolución ayudaron a que toda una generación ocasionalmente radicalizada pero fundamentalmente pacífica de estudiantes, intelectuales, líderes religiosos y trabajadores se consumiera en las cámaras de tortura y en los campos de exterminio?” Realmente lapidario. Pero hay más. ANCLADOS EN PARÍS El 8 de agosto de 1985, durante el juicio a las juntas militares del Proceso le tocó el turno de declarar a Eugenio Holmberg, hermano de la desaparecida y asesinada diplomática Elena Holmberg quien brindó un jugoso testimonio acerca de las relaciones clandestinas entre Massera y Firmenich. Afirmó que su hermana “se había informado de los viajes (de Massera), no siempre comunicados a la embajada que se habían producido inclusive en forma semisecreta y que había existido una gran actividad de los marinos que estaban asignados al Centro Piloto”. También estaba al tanto de algunos de los nombres de las personas que mantenían entrevistas con Massera. Entre los que Elena mencionó se encontraban Firmenich y Héctor Villalón, el futuro mediador entre Carter y Khomeini en el caso de los rehenes estadounidenses. Al día siguiente, le tocaría el turno a Gregorio Dupont, íntimo amigo de la diplomática asesinada por los sicarios del GT 3 Enrique Donda Tigel y Jorge Radice: “Elena volvió de Europa, creo que en septiembre del 78, y nos vimos varias veces. Un día estuvimos en un bar de la Recoleta, le conté lo de mi cesantía y aquella comida. Hablamos del almirante Massera y del Centro Piloto de París. Le pregunté si era verdad lo que había visto en el diario Le Monde sobre una reunión de Massera con los Montoneros y Firmenich. Me dijo: “No sólo es verdad, sino que se les entregó una suma, un millón doscientos… un millón trescientos”. No recuerdo bien, pero me habló de una cantidad superior al millón de dólares, y me dijo que lo podía probar. Estaba bastante exaltada. Le dije: “Por favor, Elena, no hablés más; vos venís de afuera. En este país están sucediendo cosas muy raras, hay gente que desaparece. No te das cuenta; pero por mucho menos que eso hay gente desaparecida. No se dan explicaciones, no sale en los diarios; pero es muy grave lo que está pasando. Por favor no me cuentes más, no hables más de este asunto, es peligrosísimo”. Más adelante, Dupont continúa desgranando este amor imposible entre el almirante carnicero y el supuesto líder revolucionario: “En el expediente del caso Holmberg, está la declaración de un diplomático al cual Elena se refiere, a quien ella le había confirmado que había visto y tenido fotografías de Massera reunido con Firmenich. Y está el testimonio de Máximo Gainza, director de La Prensa, quien se entrevistó con el almirante Massera en La Terraza, al otro lado de Punta del Este en enero de 1979 en una reunión donde le dice que se había visto con montoneros “perejiles”, aunque no con Firmenich. En enero del 83 pasé por EE.UU. y seguí a París. Un periodista italiano que trabajaba en Brasil me había dicho que la secretaria de Licio Gelli, cuando éste había sido aprehendido en la frontera de Italia, la policía le había secuestrado una agenda donde figuraba una entrevista entre Gelli, Massera y Firmenich. Desde EE.UU. yo iba a Francia e Italia para hablar con la Comisión Interparlamentaria que investiga el caso de la P-2. Ya en EE.UU. me contacté con Héctor Villalón, quien había actuado de intermediario entre Carter y Khomeini en el caso de los rehenes. Villalón me dijo que mis declaraciones sobre el caso Holmberg habían provocado hilaridad entre los exiliados argentinos: todo el mundo conocía estos hechos. Villalón mismo había presenciado varias reuniones de Massera con montoneros. Además, Casildo Herreras le contó a Villalón que, cuando concurrió a una reunión a donde Massera lo citó, encontró al almirante junto con varios montoneros. El motivo de todo eso, según Villalón, era que Massera estaba negociando, en nombre de la Junta, una tregua para el Mundial de Fútbol del 78. Y Villalón agregó que tanto Elena Holmberg como yo, no sabíamos el tema que habíamos levantado: que habíamos metido el dedo en la llaga, era un asunto gravísimo. Según él, Montoneros, desde su inicio, es decir, Firmenich y la cúpula montonera, estaban en combinación con las Fuerzas Armadas. Que eso era un tema que nunca iba a salir, que siempre se iba a tapar, porque estaban involucrados, desde el comienzo sectores de las Fuerzas Armadas con la cúpula montonera”. Una compleja madeja que todavía permanece en las sombras, aumentadas estas por la constante negativa de los nombrados o por un silencio que estremece. (*) Recibido por Corrientes al Día con pedido de publicación.

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Opinión

Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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