Nacionales
El ex presidente que puede caminar tranquilo por la calle
RAÚL ALFONSÍN (*)
El martes pasado, la presidenta Cristina Kirchner lo visitó en su departamento de la avenida Santa Fe: el ex presidente se recupera de un tratamiento oncológico. Dice que hablaron durante una hora, pero no de política, y agradece el gesto. Sin embargo, señala que eso no alcanza para crear el necesario clima de diálogo en el país. De la crisis con el campo rescata la recuperación de ciertos valores históricamente radicales que parecían perdidos en la sociedad.
El tratamiento oncológico ha sido severo y todo revela que muy exitoso, pero Raúl Alfonsín convalece con las restricciones típicas de su edad y de la enfermedad que combate con su ánimo de siempre. Habla con precisión y lucidez, pero con extrema austeridad de palabras. Componedor y tajante, claro y a la vez capaz de sutilezas, me recibe en su departamento de Santa Fe y Rodríguez Peña, un espacio tranquilo y sereno. Soy yo el que no quiere fotos: odio el periodismo supuestamente compasivo que exalta las bajas pasiones. Sólo hay entre él y yo un grabador más pequeño que una caja de fósforos. —Usted viene insistiendo en la necesidad de diálogo político hace ya varios años, sobre todo desde que empezó el gobierno de Néstor Kirchner. Le mandó, incluso, una carta a la Presidenta durante el conflicto con el campo, ratificando que el país necesitaba dialogar. ¿Tiene la impresión de que, finalmente, las autoridades admiten que es necesario legitimar a los partidos y a los referentes políticos y dialogar con ellos en serio? —Algún comentario he leído en relación a la visita que me hizo la señora Presidenta, de que habría alguna posibilidad para el diálogo. Yo no creo que se pueda tener esa ilusión. No conversamos de política, no creo que sea para tanto. Lo importante es que fue un buen gesto, me parece. Yo lo tuve con Menem y Menem lo tuvo conmigo cuando fue mi accidente en Río Negro. Con la Presidenta tuvimos una conversación amable, sin apuro, larga, de casi una hora. Con ella estábamos en el Senado y recordamos cuando, banca de por medio, estábamos juntos. Ella tiene una facilidad de palabra extraordinaria, pero, de repente, hacía un clic y ¡se enojaba! —¿Con usted? —No, conmigo no. Ella dice que el que se enojaba era yo. Pero no creo que se pueda decir que se abre el diálogo todavía. Hay una carga fuerte, tanto del secretario de Agricultura como del jefe de Gabinete, contra el secretario de Comercio Interior, que acaba de tomar medidas contra las exportaciones que son un disparate. Le están pidiendo que no se inmiscuya más en el INDEC, ni en otras cosas, como en el ONCCA. Eso puede significar cambios, porque (el Gobierno) pacta muy poco. No sé si soy un iluso, pero no deseo que le vaya mal. Si le va mal al Gobierno, le va mal al país y puede ser un desastre hasta institucional. Estamos festejando los 25 años de democracia y esto tiene que seguir muchos años más. Pero es evidente que la sociedad está encrespada y que dentro del justicialismo también hay crispación. Es evidente que los pronósticos de los economistas son en general malos. Incluso se habla de otro posible default, aunque lo considero un disparate… —¿Encuentra algún paralelismo con lo que le tocó vivir a la Alianza en 2000? —(Silencio largo, significativo) ¿Quién sabe? Era distinta la situación, porque el apoyo más grande que tenía la Alianza era precisamente el que Wall Street le daba a (Domingo) Cavallo. Yo no podría asimilar ambos casos, porque ahora Wall Street lanza todas estas versiones un tanto extrañas, como el aumento del riesgo argentino, algo que también está manejado… —Por su experiencia, ¿diría que el problema argentino es político o económico? Le pregunto, porque los números fundamentales son teóricamente robustos… —Macroeconómicamente son positivos. Tenemos, sí, grandes riesgos para 2009. Yo lo tomaría por el lado político: si solucionamos el tema del diálogo y nos ponemos a trabajar en serio, también arrancamos económicamente. Es decir, nuestro problema es económico, pero lo solucionamos políticamente. —¿Cuál sería ese problema? Esa indisposición a dialogar y esa actitud intemperante del Gobierno, ¿a qué obedecen? —En general, a través del tiempo, el peronismo ha sido siempre muy verticalista. Hay una cultura peronista distinta a la nuestra. Nosotros (los radicales) tenemos otros errores. La personalidad del matrimonio gobernante es que no les gusta perder. ¡A nadie le gusta perder, pero hay que saber perder! —¿Los Kirchner no saben perder? —No. Yo me hago la ilusión, no de que se produzca un diálogo, pero de que haya un cambio de estilo en ellos… —Describió a la Presidenta y a su marido como el “matrimonio gobernante”. ¿Hace cinco años que esas dos mismas personas gobiernan a la par? —No, éste es un mandato diferente. De ningún modo pienso que ella no sea lo suficientemente fuerte en lo espiritual, como para no imponer su criterio. Pero, por la experiencia de los cuatro años anteriores, el marido sabe más del gobierno, entonces aconseja. A veces lo hará bien y otras mal… (Alfonsín me mira fijo, con brillo de picardía en los ojos…) —Me parece que el marido, si hubiera sido presidente al caer usted enfermo, no lo hubiera venido a visitar como acaba de hacer ella… —Tal vez. —Ese diálogo que usted pide hace cinco años, ¿puede llegar a tener características institucionales? El Gobierno elige individualmente a personas del radicalismo y del Partido Socialista, pero como quien recluta individualmente, no en acuerdo con partidos como… —Pero eso no es diálogo. Habría dos tipos de diálogo a realizar rápidamente: uno con los partidos políticos, indispensable y otro en un Consejo Económico y Social. —Otra vieja idea suya… —Una idea que manejo permanentemente, para que se digan las cosas también, porque hay contradicciones permanentes. ¿Qué pasa en la UIA? ¿Hay o no inflación? ¿Qué pasa con la CGT y las imputaciones entre los dirigentes? ¿Qué ocurre en el campo corporativo? Es necesario que el país sepa. La democracia, para mí, se traduce mucho en conocimiento. El reverso de la medalla de libertad de prensa es la correcta información: cualquier ciudadano debe estar informado. —Pero hoy tenemos un déficit evidente, no se le brinda al pueblo información precisa, los números de las estadísticas están maquillados. —¡Por supuesto! ¡Esto del INDEC es un papelón! Sacar a (Guillermo) Moreno es lo más sencillo, pero ¿cómo se le explica después al mundo el cambio que se va a producir y que significa que, en definitiva, nos hemos quedado con dinero de los deudores de bonos? —Claro, porque la manipulación que hizo y hace el INDEC estaba dirigida básicamente a reducir el costo de los intereses de los bonos soberanos… —Los bonos, los salarios, los haberes jubilatorios… —¿Esto es producto de la ignorancia de los gobernantes? —No, está hecho a propósito. —¿Cómo califica a este procedimiento? —Absolutamente inmoral. (Nos miramos y durante varios segundos nos mantenemos la mirada sin hablarnos. Alfonsín dice a menudo más con sus ojos y sus aparentemente escuetas palabras que con la facundia del lenguaje que supo cultivar). —Es la pretensión de que se le puede decir a la gente que el costo de vida no es lo que vive en su bolsillo todos los días, sino lo que dice el Gobierno… —Hay que dar una discusión al respecto, porque éstas también son cosas para discutir y debatir. El único debate que ha habido es el del campo. —Y la solución llegó cuando el Gobierno advirtió que no tuvo más remedio que pelear la ley en el Congreso, y perdió. —Hay versiones distintas. Hay quien dice que la Corte Suprema ya había hablado con la señora (de Kirchner) y hay quienes dicen que esto no es cierto. De todos modos, ella envió el proyecto al Congreso y fue una solución. Si la ley hubiera sido aprobada, hubiera seguido el problema. —¿Esta Corte está actuando con independencia? —Actúa con la distancia que corresponde que actúen las cortes supremas de justicia con relación al Poder Ejecutivo en todos los países, procurando actuar, en primer lugar, de acuerdo al derecho y con justicia, pero siempre teniendo en cuenta también la necesidad del Estado. —¿Pero esa “necesidad del Estado” no implica aceptar que el poder político se inmiscuya en la Justicia? —No, a no ser que se actúe mal. Eso ocurre en todos los países. Hemos tenido otras cortes. No podemos comparar la Corte anterior con ésta, donde hay gente de primera. Actúa con independencia y con esa tendencia que debe tener la Corte Suprema, de resolver los problemas, tratar de que no se transformen en graves conflictos y mucho menos en conflictos de poder. —Mucha gente que llega al país y los periodistas extranjeros dicen sentirse impresionados por cómo el Gobierno perdió terreno político y eso no fue capitalizado por la oposición. ¿Las fuerzas opositoras no han capitalizado la situación? —Nosotros hemos capitalizado, porque la gente ha advertido que el radicalismo se ha puesto a la cabeza de una lucha importante y ha hablado de Justicia, de instituciones, de Constitución, todos viejos valores del radicalismo que habían dejado de tenerse en cuenta. Preocupada por problemas de carácter económico y social, comienza a advertir que se vinculan con las instituciones. —¿Le parece que la sociedad, al advertir eso, lo vincula de inmediato con la prédica de la Unión Cívica Radical? —Sí. Vuelven a tenerse en cuenta esos valores. —¿Qué opina de la actitud que tuvo Julio Cobos? ¿Le da proyección política? —Para eso hay que esperar. No me atrevería a decir nada. Hablando en términos futboleros, diría que hay que pisar la pelota y ver cómo se actúa para adelante. —¿Quién tiene que pisar la pelota ahora? —El partido (la UCR). Tenemos que ver cómo actúa el ingeniero Cobos para adelante. En su grupo hay divisiones, distintas posiciones también. Vamos a ver qué pasa. Estamos en un país que todavía es muy complejo. —¿Ve alguna alternativa de retorno de Cobos y de esa corriente al partido? —Puede haber. Yo no la niego totalmente. —¿Usted no se siente agraviado por el hecho de que el ingeniero Cobos y su corriente acompañaron a los Kirchner? —Bueno, no hablemos de eso ahora (se ríe). —Al comienzo hablamos de la falta de diálogo, pero ¿qué es lo que pasa en la Argentina que hay una fuerza política a la cual hay que rogarle que dialogue, cosa que en cualquier otro país del mundo es absolutamente normal y rutinaria? ¿A qué lo atribuye, más allá del verticalismo del peronismo? —A una predisposición a sentirse más fuerte que todos los demás, una deformación del funcionamiento democrático. Creen que la ley de la mayoría rige absolutamente. Pero eso debe ser hasta cierto punto, porque tienen que respetarse los derechos de la minoría. Creo que esto es una deformación seria, de la que hay experiencias también. Hitler llegó al poder en Alemania con la mayoría y Mussolini en Italia, también. (Estas palabras de Alfonsín fueron dichas antes de conocerse la comparación que horas más tarde hizo Eduardo Duhalde). —Todos esos proyectos iniciales de transversalidad y concertación, ¿adónde fueron a parar? Se lo ve al presidente del PJ con las manos y el corazón en el aparato de su partido… —Está más débil. Se está mostrando una cosa más seria en el peronismo opositor a Kirchner. —¿Se refiere a ex presidentes, como Rodríguez Saá, Duhalde, Menem, o a otros? —Me refiero a (José Manuel) De la Sota, a los peronismos provinciales. —¿Ese peronismo tiene diferencias sustanciales con el kirchnerismo? —El kirchnerismo actúa en distintas condiciones y circunstancias para servir a una seudo revolución que no conocemos… —¿Por qué habla de “seudo revolución”? —Porque es una revolución que no está determinada, prefijada. ¡Entonces no hay revolución! ¡Eso no es revolución! (El Alfonsín proverbial, levanta un poco la voz, afirma con vigor). —¿Cree que este gobierno ha tenido “la” política de derechos humanos? ¿Qué opina de esa idea de que fue a partir de Kirchner que en la Argentina terminó la impunidad? —Cada uno hizo lo que pudo. Yo no podía pensar en tener 1.000 juicios a militares. ¡Ni loco! Iba a destruir de esa manera la democracia. El ahora tiene otras posibilidades; de algunas me alegro, de otras no… —¿De cuáles no se alegra? —De que hayan procesado muchachos que eran subtenientes en esa época, donde todos pensaban que se jugaba el país, de un lado y del otro. Pero me alegro del juicio y condena a Etchecolatz. La ley de obediencia debida tenía una cláusula de excepción, que exceptuaba de sus beneficios a quienes tenían poder de decisión y él tenía poder de decisión. —El presidente Lula acaba de resolver que su gobierno no declarará inválida la amnistía que favoreció a los militares brasileños de la época de la dictadura. ¿Se puede negar que Lula es progresista? —Cada uno tiene que actuar de acuerdo al propio reclamo de la sociedad. Yo no observo ni observé un gran reclamo de la sociedad en Brasil. Se firmó una amnistía mutua. —Lo de Brasil se parece a lo que sucedió en Sudáfrica, mientras que la Argentina ha sido un caso muy excepcional. Se juzgó a las juntas, se las condenó y ahora se han reabierto las causas, con más de 1.000 imputados y 235 procesos abiertos, ¡25 años después! En Sudáfrica se formó la llamada Comisión de Verdad y Reconciliación… —Lo de Sudáfrica es un caso más extraño todavía: bastaba confesar el delito para quedar en libertad… —¿Cómo ve a la UCR? —Mejorando. Vamos a tener problemas, porque tenemos problemas internos, pero sería una chiquilinada ponerlos de manifiesto ahora. —¿A qué se refiere? —Siempre hay problemas internos de toda naturaleza. Entonces, pongamos compresas, trabajemos juntos lo más unificados que sea posible y eso va a dar una imagen muy distinta del radicalismo en el país. —¿Es verdad que han vuelto a aparecer antiguos colaboradores suyos, como Enrique Nosiglia, dialogando con Cobos y otras figuras? —Nosiglia no ha desaparecido nunca. Yo no sé, pero es capaz de haber hablado (con Cobos). —¿En qué sentido Nosiglia habría hablado con Cobos? —Para lograr que vuelva al partido. —¿Y le parece una idea buena que Cobos vuelva a la UCR? —El diálogo es bueno, después veremos. —¿Qué cree usted que, en definitiva, la sociedad le reconoce al matrimonio Kirchner? —La situación económica, no hay duda. Si yo hubiera tenido estos precios internacionales, hubiese sido otra cosa. Yo tuve un muy trágico deterioro de los términos del intercambio comercial y ahora es al revés, hay unos superávits extraordinarios. Dios quiera siga, Dios quiera siga… —Reapareció Fernando de la Rúa junto a Cavallo. Y volvió a decir que hubo una conspiración dentro del radicalismo contra él. ¿La hubo? —No la he observado. Al contrario. Yo era el presidente del partido y en todas las reuniones tenía que defenderlo a De la Rúa de los presidentes de bloque que venían del Interior. No, no creo que hubiera ninguna conspiración contra él dentro de la UCR. —¿La historia va a ser más generosa con De la Rúa de lo que ha sido hasta ahora? —La historia es más generosa siempre. —Usted es el único ex presidente de estos 25 años de democracia que puede caminar por la calle sin problemas. ¿Por qué será? —Le voy a decir una tontería: será porque la gente piensa probablemente que soy un buen tipo (Alfonsín posa de nuevo sus ojos, mansos y vitales, sobre los míos). Piensan que hice lo que pude, bien o mal, y en definitiva salimos adelante, con tantos problemas como tuvimos. En esa época yo tenía en contra a la dirección de la Iglesia por la ley de divorcio y demás; a los militares desde luego; a la CGT… ¡Hicieron trece paros generales! La situación era un desastre. Recibí el gobierno en default. Y pudimos salir adelante. Algunos no me daban ni un mes y salimos y pudimos hacer un traspaso del gobierno…. —Dice que la gente lo percibe como un buen tipo. ¿Lo reconforta esa impresión? —Me gustaría que vieran algún valor también, pero estoy reconfortado con que sea así. —Usted decía que la democracia educa, cura y alimenta. ¿Cambiaría esa frase de su campaña respecto de lo que verdaderamente la democracia puede hacer por los argentinos? —No la cambiaría. No olvide que en esa época los militares decían que la democracia demoraba mucho las decisiones a través de todos sus mecanismos, y que una ejecución más rápida se hacía sin democracia. Yo contestaba, entonces, diciendo: no señor, con la democracia se educa, con la democracia se come, aunque demore un poco más las decisiones. Y es así. —Insiste, aunque 25 años después haya argentinos que todavía no pueden… —(Encrespado) ¡Pero si los números de la época militar eran peores! Acá y en todo el mundo. (*) Por Pepe Eliaschev. Entrevista publicada en Edición impresa de Diario PERFIL

El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.