Espectáculos
El hip hop tiene coronita
FERGIE
La cantante de los Black Eyed Peas, en una entrevista que recorre su vida antes de ser parte del grupo que llegará a la Argentina el próximo viernes.
Las dos de la tarde de un viernes y Fergie está en Pastis, un bistró francés de moda en el Meatpacking District de Manhattan. Está sentada afuera, lo que es un poco riesgoso en ese barrio porque siempre hay famosos dando vueltas –hace un rato pasó Penélope Cruz, con una extraordinaria cantidad de maquillaje en la cara, miró y se fue–, lo cual implica que siempre hay paparazzi al acecho. Rubia, sexy y con un single caliente, “London Bridge”, es la cuarta parte de uno de los grupos de hip hop más importantes del mundo, Black Eyed Peas y, además, está de novia con el actor Josh Duhamel… todo eso resulta miel para las abejas. Incluso ahora, en la vereda de enfrente, hay alguien sacándole fotos a Fergie con un teleobjetivo. Pero Fergie no lo nota. Está demasiado ocupada inventando palabras. “Me encanta imitar los instrumentos”, dice Fergie sobre su estilo vocal. “A veces no se entiende lo que digo porque estoy buscando un sonido instrumental. Y si pronunciara correctamente ese sonido se arruinaría.” Fergie favorece los mash-ups lingüísticos, como esa unión portmanteau [la fusión de dos palabras en una] de “enunciara” y “pronunciara”. Antes había revelado su preferida: “enfermículo”. “Cuando es muy pero muy enfermo es enfermículo”, dice. “Es enfermo y ridículo: enfermículo. Ves, tengo mi propio diccionario.” Cuando le pregunto si es una marimacho, ella dice: “No soy tan categorizable, si ésa es la palabra”. No lo es. “Pero está en mi diccionario, ¿ok? A veces puedo ser masculina, y a veces puedo ser femenina. Depende del estado de ánimo en que esté. A mí me gusta el equilibrio. Toda esa cosa de mujer/niña, me gusta ser las dos.” La imposibilidad de categorización de Fergie, de 31 años, es la razón por la que a veces es la chica masculina con pantalones cargo y Adidas, bailando como uno más de los chicos, y después es una dama con tacos, coqueteando à la Betty Boop y haciendo guiños seductores, mandando besos y diciendo con voz suave: “Adiós…”. Creció en los suburbios del sur de California, en las afueras de Los Angeles, y tenía algunos amigos que iban a la playa y escuchaban Guns N’ Roses, y otros amigos chicanos que escuchaban temas clásicos y salían a navegar. “Siempre fui bastante ecléctica en mis gustos”, dice. Fergie es pura contradicción y pequeños enigmas. Era una buena chica, con buenas calificaciones en la escuela, una autoproclamada complaciente de la gente, que creció y se volvió adicta a la metadona cristal. (El aro que usa en la ceja derecha es un regalo que se hizo a sí misma hace cinco años cuando dejó la metadona.) Su single debut, “London Bridge”, está construido en torno de una oscura metáfora. Cuando ella dice: “How come every time you come around my London, London Bridge wanna go down” [cómo puede ser que cada vez que te acercás a mi Londres, el puente de Londres quiere caerse], ¿qué significa exactamente “London Bridge”? ¿La bombacha? ¿Una parte de su cuerpo? Ella se resiste a dar una respuesta concreta: “Es ambiguo”. Pero aun así, uno capta el sentido: es un eufemismo sexual. No está claro, pero tampoco es complicado. Más contradicciones: está en un grupo de rap y rapea en “London Bridge”, pero su álbum debut, The Dutchess, ciertamente no es un álbum de rap, y ella no se dice una rapera. The Dutchess incluye un amplio rango de sabores, desde el gracioso no rap de “London Bridge” y “Fergalicious”, inspirado en “Supersonic” de J.J. Fad, hasta las baladas r&b confesionales y los temas de rock o con onda reggae. Fergie rima, canta, conversa, y luego se detiene en medio de “Clumsy” para dar un discurso. Hace lo que se le canta, porque es incategorizable. “No estoy tratando de ser una mc combativa”, dice. “No es ése el lugar al que estoy llevando esto. Esto es sólo un homenaje a artistas como Roxanne Shanté, Monie Love, Salt-N-Pepa, J.J. Fad… mujeres a las que admiro.” Fergie ama el hip hop, pero siempre supo que era una outsider. “En la secundaria me fascinaba el gangota rap”, dice, mientras bebe caipirinha. “Era una chica suburbana, pero desde donde vivía podía ver algo. Escuchaba muchas historias sobre lo que pasaba en el este de Los Angeles y en South Central, siempre mirando todo desde afuera. Creo que vengo de una generación que es así. Por eso un montón de gente puede identificarse conmigo, porque también vivió eso. Verlo pero no vivirlo realmente. Entonces no tuvimos todas esas consecuencias malas con las armas y eso. Era sólo interesante y sexy.” Hoy, Fergie tiene puestos unos enormes anteojos negros tipo mosca, una remerita corta gris, shorts apretados y un collar con una réplica en miniatura de un puño. Su largo cabello rubio le cuelga sobre los hombros con un moderno rebajado, en un estilo hoy-nome-peiné. Mira el menú de Pastis y posa los ojos sobre los ravioles caseros de hongos con salvia, avellanas y manteca negra. Es una chica menuda, de talle small, que hace ejercicio a diario y recibe una dieta a domicilio para no tener que pensar en qué va a comer. Aun así, lucha por mantener su régimen y a menudo hace trampa. Pasa la lengua por sus labios y como relamiéndose dice: “manteca negra”. Luego, un rato después, se dice a sí misma: “Ferguson, comportate”. Pide un pollo a la plancha, sin manteca negra. Stacy Ferguson nació y creció en Whittier, California, y ya a los 4 o 5 años adoraba actuar frente al espejo. “Siempre estaba bailando para todo el mundo”, cuenta su mamá, Terri Jackson. “Ibamos a las ferias del condado y ella no estaba en los shows ni nada, pero se trepaba al escenario y cantaba y bailaba.” Hasta el día de hoy sigue cantando frente al espejo. Taboo, de Black Eyed Peas dice: “En el hotel ella baila sola. Yo la llamo y me dice: «Ey, ¡estoy bailando!». «¿Con quién?» «¡Conmigo!» Se mira en el espejo y lo hace”. A los 6 años descubrió los recitales. “Vi a Tina Turner desde la segunda fila, con mi padre. Ella me señaló. Eso fue lo más. Me encanta cómo era de energética y cruda. Esas primeras impresiones te dicen cómo tienen que ser las cosas. Tomé mucho de eso para mí.” A los 7 decidió qué era lo que más quería en la vida. “Quería sacar un disco y eso era todo”, dice. “Le dije a mi mamá que eso era lo que quería hacer. Ella dijo: «ok. Mientras sigas con las buenas notas».” Sus dos padres son maestros. “Mi padre era profesor de secundaria: fútbol americano, geografía, vicedirector. Mi madre realiza terapias de lenguaje y enseña en escuelas especiales.” Cuando era chica, Stacy hizo publicidades, fue la voz de Rally y, luego, la de Lucy en varios especiales de Charlie Brown; apareció en la versión original de Married with Children, y a los 8 entró, por cinco años, al programa de variedades Kids Incorporated. “Kids Incorporated… Recuerdo estar en un estudio a los 8 años, detrás de un micrófono, aprendiendo técnicas. Era un adulto pequeño. En el set tenía que ser profesional: no podés hacer un berrinche, entonces aprendí. Yo siempre quise complacer y poner un rostro duro para que nadie notara si algo me molestaba.” A los veintipico, ella y dos chicas de Kids Incorporated formaron una banda llamada Wild Orchid y lanzaron dos álbumes por RCA que no llegaron a ninguna parte. Ella quería renunciar y grabar un álbum solista pero no sabía cómo decírselo a las chicas porque el complacer a los demás ya estaba forjado en su personalidad. En uno de los últimos shows de Wild Orchid, fueron teloneras de los Peas. “Yo hice lo mío en el pasillo”, dice. “Me acerqué a Will.i.am y le dije: «Voy a a dejar este grupo y voy a hacer un disco solista».” La semilla estaba plantada, pero mientras Wild Orchid moría lentamente, ella se deprimía y buscaba refugio en la escena club. Tomó un poco de éxtasis, y después tomó mucho. Empecé los fines de semana, pero después era todos los días”, dice. “Mis amigas y yo nos preparábamos, íbamos al club, volvíamos a casa, nos cambiábamos y nos poníamos sacos de piel sintética y anteojos negros y alquilábamos una limusina –gastando todo el dinero que había ganado cuando era chiquita– e íbamos al club Garage que empezaba a las 6 am y bailábamos hasta las 12 del mediodía. Después pasé a la metadona cristal, y empezó más a ser una cosa de ir a Home Depot a las 4 de la mañana y quedarme en casa. Se convirtió más en un hábito que en algo divertido.” Entonces su madre vio que estaba cada día más delgada mientras la adicción avanzaba. “Noté que estaba perdiendo mucho peso”, dice su madre. “Yo pensaba: «Qué bueno, ojalá yo pudiera». Y después era cada vez más y más flaca, y le pregunté: «¿Estás bien?».” Una noche Fergie paró el auto al costado de la calle y en unos pocos minutos escribió una canción llamada “Losing My Ground”: “I woke up short of breath but I’ve still got a long day ahead of me/ I dont know what day it is but tell me ’cause I gotta know who to be/ Is this me up in the mirror?” [me desperté sin aliento pero tengo un largo día por delante/ no sé qué día es pero decime porque tengo que saber quién ser/ ¿soy yo la que está en el espejo?]. Se la llevó a las chicas de Wild Orchid. Le echaron una mirada y convinieron una intervención. “Mentí”, dice. “Di la primera explicación que se me ocurrió: bulimia. Todo el mundo a mi alrededor sabía, y a mí no me importaba. Sólo quería que no me hicieran preguntas. Me quedé más y más sola, y todo era cada vez más oscuro. Un día empecé a perder noción de quién era, y adentro de mí había una vocecita –Dios o mi conciencia– y tuve una conversación conmigo misma: «O vas por ese camino o vas por éste. ¿Qué camino querés elegir?».” Llamó a su madre y le dijo: “Tengo un problema, y necesito salir de este lugar”. Durante dos semanas vivió con un ex novio que la ayudó a desintoxicarse y luego, a los 25 años, se mudó con sus padres. “Me confesé con todo el mundo y comencé mi nueva vida”, dice. Hoy en día no toma drogas pero todavía bebe. (Culpa al alcohol por un infame accidente en el que se hizo pis encima el año pasado en un concierto en San Diego. En la fiesta de lanzamiento de su álbum en septiembre en Nueva York se la veía tambaleando sobre los tacos.) Tras un año de abuso de drogas y decadencia, tenía cientos de acreedores tras ella. “Todo el dinero que había ahorrado trabajando de niña tuve que usarlo para cancelar las deudas de la tarjeta de crédito. Decenas de miles de dólares.” Tuvo que arañar como nunca antes. “Empecé a vivir del subsidio de desempleo y de lo que fuera, haciéndome camino, viendo si había algún compositor con quien pudiera trabajar, algún estudio en el que pudiera entrar.” Después de un año, se conectó con los Black Eyed Peas. El tercer álbum de los Peas, Elephunk, estaba casi listo. El cerebro del grupo, Will.i.am, solo tenía que terminar una canción llamada “Shut Up”. “Yo dije: «Necesito una chica que cante fuerte para esta canción»”, recuerda él, “«que no sea aniñada sino cruda. No cruda como de gueto, sino algo más Pat Benatar»”. Un amigo sugirió a Stacy Ferguson. Will recordó cuando le comentó lo de su álbum solista y la convocó al estudio. “Ella cantó y yo pensé: «Guau, eso fue como una droga. ¿Querés ponerle armonía?»”, dice él. “Ella me dijo: «¿Querés una tercera o una quinta?». Y yo pensé: «¡Guau, sabés todas esas cosas! ¿Por qué no le ponés una tercera y después le ponemos una quinta?, así lo hacemos sonar disonante». Ella dijo: «Bueno, podría poner la quinta en la segunda barra, y en la tercera podría ir al unísono». Yo estaba: «¡Guau! ¡Siento como si estuviérmos cogiendo!».” Lentamente, se convirtió en amiga de los Peas. “Estábamos en el estudio hasta cualquier hora –cuenta ella– y después íbamos a bailar y empezamos a convertirnos en una familia.” El momento no pudo haber sido mejor. Elephunk –impulsado por el single “Where Is the Love?”– vendió más de ocho millones de copias, y los Peas llegaron a la cima varias veces antes de cortar el aun más exitoso Monkey Business. Ahora, es uno de los grupos de hip hop más famosos del mundo –este verano tocaron en la Plaza Roja de Moscú frente a 150 mil personas–, pero en los Estados Unidos su mezcla de moda y romanticismo los hace ser amados por algunos y detestados por otros. Todos en el grupo tuvieron algún problema y malos momentos en sus vidas (Apl.de.ap pasó una infancia muy pobre en las Filipinas y llegó a los Estados Unidos sin hablar inglés; Will luchó por sacar a su familia de los planes sociales cuando era adolescente; Taboo tuvo su primer hijo a los 17), pero su música no trata de las luchas o de vivir al borde. En cambio, abraza el pop. Will sabe que a causa de ello la gente cuestiona su dignidad como negro. Cuando conoció a The Game, quien creció entre las pandillas en Compton, Game creyó que Will era de Londres. Fergie se niega a prestarle mucha atención a aquellos que la difaman. “En el álbum hay una canción llamada «Pedestal» –cuenta– que es mi respuesta a la gente que no hace nada de sus vidas pero se pasan horas en internet hablando mal de mí. Simplemente se sientan ahí y me destrozan, pero apuesto a que no saben que fui y volví del infierno. Apuesto a que no lo saben. Yo les hago esa pregunta: «¿Qué hacen ustedes de sus vidas?».” Fergie y Will finalmente se pusieron a hacer el álbum solista de ella en 2005. La mayor parte de The Dutchess fue grabada durante una gira, en el estudio montado en el micro, porque a Will le encanta dejar el escenario y ponerse a trabajar enseguida en las canciones, mientras la energía de la multitud sigue en él. Antes, este año, el grupo se tomó dos meses sin girar, algo extraño para los Peas, y alquiló una casa con estudio en Malibú. “Había caballos”, cuenta Fergie. “Es muy distinto de la vida de gira. Es serena y apacible, y yo podía estar sola y conectarme con los sentimientos íntimos que quería expresar en el disco.” Se aferró a “Losing My Ground”, le dio unas vueltas y la incluyó en The Dutchess. Cuando el álbum solista estaba casi terminado y “London Bridge” alcanzó la cima de los charts, el peso de todo lo que le pasó –el sueño de su infancia casi perdido y luego recuperado, la banda que se derrumbó y la banda que la ayudó a lograr su éxito, todo el trabajo y las lágrimas de ser una estrella infantil convertida en adulta fracasada y luego en una adulta exitosa–, todo cayó sobre Fergie de golpe. “Estaba en California en la casa de Josh –dice– y miré mi beeper y decía: «Sos la número 1 en el Hot 100 de Billboard»”. Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar el momento. “Llegar al número 1 en Billboard fue un sueño durante mucho tiempo. Me puse a llorar, a moquear de verdad. Era un llanto de felicidad pero… Sentía como si tuviera 7 años otra vez. Empecé a repasar mi vida, todo subidas y bajadas, todo por lo que trabajé. Y finalmente esto.” Se seca una lágrima. “Es enfermículo.” Por Toure / Autor: Gentileza UniversalSon
Geraldine Bello nació en CABA, un 18 de abril bajo el signo de aries. Es una modelo muy apasionada y perseverante. Comenzó su carrera como modelo realizando su primer desfile a los 5 años de edad, para el prestigioso diseñador Ricardo "Hermenegildo" Zampar.
Al margen de que su mamá es modista, desde muy chica le encantaba probarse ropa, zapatos, accesorios, peinados y también jugar con las muñecas cambiandoles los looks. La modelo nos cuenta también que siempre tuvo una conexión especial con los niños, ya que le gustaba ayudar y transmitir conocimientos. Así nace su amor por la moda y la docencia.
La bella modelo, considera que la verdadera belleza se encuentra en el alma, focalizando también el esfuerzo por lograr sus sueños. Geraldine nos afirma que la humildad y el profesionalismo son pilares para ella.
Se destacó en su carrera como modelo recibiendose en las agencias "Plusdolls" y "Visage Models". Siguió sus estudios perfeccionándose en la prestigiosa escuela de "Roberto Piazza", también realizó dos Master class intensivas en modelaje dictadas por Claudio Cossano, Fabián Medina Flores, Mariano Caprarola, Virginia Elizalde y Bruno Salas. También realizó otra master class de pasarela con Matilda Blanco y un curso de Automaquillaje brindado por Mary Kay.
Geraldine tiene amplia experiencia en producciones fotográficas realizadas en estudios y exteriores con diferentes marcas de indumentaria y maquillajes. También en desfiles y proyectos fotográficos independientes. Participó en "duelos de looks" y desfiles en el programa televisivo "La Jaula de la Moda" conducido por Horacio Cabak.
La modelo Geraldine Bello nos cuenta que su frase inspiradora es "No es por lo que eres, es por lo que transmites, ahí está tu magia"
Actualmente se convirtió en una de las modelos favoritas, de la prestigiosa diseñadora de moda, Johanna Pass que la convocó para finalizar su pasada en el próximo desfile de Innovation Marketing, donde será dirigida por la contadora y modelo Daniela Sivikofsky Franco.
Cada vez falta menos para una nueva edición del Taragüí Rock, organizado por el Gobierno de Corrientes, a través del Instituto de Cultura, con el apoyo del CFI. Esta será fiesta especial porque se cumplen 10 años ininterrumpidos, apoyando y haciendo crecer al género en la región.
Una de las bandas nacionales que estará el sábado 14 de septiembre en el corsódromo Nolo Alías será Malón. En esta oportunidad saldrán a escena con un tributo a una icónica formación del metal argentino como Hermética.
Malón se formó en 1995, después de la separación de Hermética. Claudio O'Connor, Antonio Romano y Claudio Strunz continuaron como grupo bajo el nombre de Malón, y como bajista llamaron a Karlos Cuadrado, que ya había acompañado a Antonio Romano en el grupo Cerbero.
El primer disco, Espíritu Combativo, incluyó un video clip de la canción "Síntoma de la Infección" y otro de "Castigador por Herencia", algo que nunca habían hecho en Hermética. Esto permitió a la banda alcanzar proyección internacional para ser difundida por el programa HeadbangersBall de MTV, que también los incluyó en un CD compilado.
También participaron en la segunda fecha del festival Monsters Of Rock en Argentina en 1995, con OzzyOsbourne, Faith No More, Paradise Lost y White Rat.
El grupo se separó a principios de 1998. Claudio O'Connor comenzó un proyecto en solitario (aunque inicialmente tenía la intención de mantener un proyecto paralelo a Malon), y Claudio Strunz formó el grupo Simbiosis, mientras que Antonio Romano y Carlos Kuadrado reunieron a Cerbero junto a Willy Caballero, aunque bajo el nombre de Visceral. Malón se reunió en 1999, con todos sus miembros, para un recital de beneficio.
En 2011, Malón se encuentra con su formación original y vuelve a ofrecer conciertos en Argentina, América del Sur, América Central y América del Norte. La banda es una de las más importantes de Latinoamérica, con miles de fanáticos en los países de Centroamérica y el Caribe, siendo una de las bandas que cantan Metal en español más importante del mundo.
Las entradas siguen a la venta en el Teatro Vera (de martes a sábado de 17 a 21) y a través de fulltickets.com, y las mismas tienen un costo de 250 pesos por día y 400 para las dos jornadas, además de un ticket de estacionamiento a 100 pesos. Y se suman como puntos de comercialización el Instituto de Cultura (San Juan 546), y el local Que Sea Rock, de lunes a viernes, de 8 a 12, y en la ciudad de Resistencia, en Opui, de lunes a viernes de 9 a 12, y de 17 a 21. Vale recordar que habrán colectivos gratuitos tanto sábado como domingo desde las 16 hs, partiendo desde la plaza Cabral.
La cantante argentina, Martina Stoessel, se presenta en Corrientes el próximo martes 25 de mayo en el Playón HANGAR. La alta demanda de entradas por internet del primer día a la venta demuestra que la actuación de la artista será un éxito sin precedentes en la ciudad.
Tini, llega con su Quiero Volver Tour. Luego de hacer un Luna Park explotado a fines del 2018, presentó durante el verano su nuevo show en Pinamar, Mar del Plata y el Festival de Villa María. Con este espectáculo, en el que se destaca su puesta en escena, luces, pantallas, bailarinas, Tini hará bailar y emocionar al público del Nordeste.
La cantante adelantó que también interpretará todos los hits de su primer álbum solista “TINI” y de su reciente disco “Quiero Volver”. Este álbum fue lanzado en octubre del año pasado e incluye colaboraciones con artistas latinos de primer nivel como Nacho, Karol G, Morat, Sebastian Yatra y Cali y el Dandee.
Los ticketts tienen el costo para el sector PREMIUM $2200 (+ $100 service charge); VIP: $1700 (+ $100 service charge), el sector de platea $1200 (+ $100 service charge y el campo de pie $700 (+ $100 service charge).
Las entradas se pueden adquirir en las oficinas Hangar, en Costanera Sur y La Madrid, donde solo se podrá comprar en efectivo de 8 a 21 horas, en el Bar PIETON, ubicado en las calles San Lorenzo y Junín solo con pagos en efectivo de 10 a 13 y 18 a 22:00. Para compras con tarjeta de crédito, se podrán adquirir las entradas a través de www.fullticket.com. Las entradas también se venden en Que Sea Rock (Carlos Pellegrini 1427) y en OPUI Resistencia (Mitre 225) donde solo acepta efectivo. Los menores a partir de 2 años abonan ingreso.